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Amo a un dragón por minima

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Notas del capitulo:

Bien, aquí otro extra, repito, no quiero ofender a nadie con lo que puedan a llega a encontrar, pero este me recuerda a alguna situación típica, tal vez a alguien más le ha pasado


“CUCHICHEOS…”
Ó
“Cuando se unen las mujeres puede ser peligroso… y traumático”

Un pueblo unido es un pueblo fuerte, y de eso Berck está seguro, aunque hay algunas veces que la unión de unos y otros puede llegar a ser… fastidiosa.

Como un grupo de chicos y sus bromas, los cuales por cierto ya no las han practicado desde su castigo, o al menos no tan elaboradas o peligrosas, pero no estamos refiriéndonos a ellos, sino a otro grupo más conocido en Berck, quizás desde que la misma aldea se fundó, y también quizás también temido.

No, tampoco son los dragones, ellos ya son parte de la gran familia que es la aldea, aunque aún hay varios que aún se sienten un poco reticentes a la idea de convivir con sus antiguos enemigos, es extraño como este cambio tan radical se ha dado y aceptado, como si esto hubiera predestinado a ser, todo gracias a un chico y su dragón, pero no se quejan, ya que en el fondo saben que esto es para mejor.

Ahora, a quien nos referimos, pues a aquellas damas que son uno de los eslabones vitales de cualquier sociedad, madres y señoras de casa, y también guerreras, pero que no olvidaban su lado maternal.

Ellas crían a los futuros guerreros, son el lugar cálido donde los esposos saben que les espera al regresar de un largo viaje o batalla y donde los niños buscan consuelo, pero no todo es dulzor y cariño, también son ellas quienes ponen en orden la casa y utilizan armas tan sofisticadas que los hombres apenas pueden comprender, lo que científicos llamarían más adelante como chantaje emocional, intuición femenina, o incluso psicología inversa.

Oh, cuando se juntan, pueden ser una fuerza que jamás quisieras enfrentar, y es algo que ocurre en casi todas las sociedades.

Las mujeres se juntan, amigas y a veces no tan amigas, hablando por hablar o contando anécdotas para reír y burlarse un poco entre ellas o personas fuera de ellas, es divertido y de cierta forma sienten que les da cierto poder, ningún hombre desea saber a ciencia cierta de que hablan algunas veces, tal vez demasiado complicado para ellos, pero saben que en el fondo les da curiosidad y hasta ansiedad.

El mundo de las mujeres podría llegar a ser peligroso para ellos, quienes utilizan puños y espadas para atacar, y escudos para defenderse, pero las mujeres pueden utilizar suficiente ingenio para dañarse de forma más sutil pero algunas veces mucho más dolorosa que un cuchillo, sus palabras pueden ser como dagas invisibles, que cuando se encajan no sabes cómo desacerté de ellas por que no vez el arma o la herida para curarla.

Por eso es que los hombres normalmente evitan a las mujeres cuando andan en ese ambiente de grupo, y por eso se sorprendió más de uno cuando cierto grupo de mujeres, mas halla de la curandera, la costurera y la anciana sabía que visitaban a Hiccup en la casa de Stoick con naturalidad para sus revisiones y compra de prendas, decidió instalarse en el comedor y despachar con total naturalidad al dragón en algún mandado y jalar al anfitrión, Hiccup, a sentarse junto a ellas.

¿Qué rayos estaba pasando ahí?, nadie afuera de la casa lo sabía, y era lo que Hiccup trataba de resolver en su cabeza mientras sonreía nerviosamente a sus autoproclamadas invitadas, lo único que sabía era que estaba terminando de desayunar, despidió a su padre y tío, luego pensó en pasar un rato con Praxedes descansando en cualquier lugar apartado, donde nadie pudiera verlo en esos vestidos que ya empezaba a usar por su abultado vientre, pero antes de tan siquiera sugerir la idea, la puerta sonó, y ellas entraron adueñándose con naturalidad de su hogar.

-Oh Hiccup, veo que estas utilizando la ropa que me compraste- esa había sido la costurera que sonreía abiertamente ante el aspecto del muchacho.

Los vestidos eran sencillos, largos y sin muchos detalles, como estaban entrando a invierno eran de manga larga y de tela gruesa, no todos, algunos eran de tela fresca, la costurera alego que probablemente podría experimentar unos cambios de temperatura llamados “bochornos” debido al embarazo, y no había nada más desesperante sentir calor y tener ropa que se lo aumentara.

-Si- apenas es capaz de decir, esa situación es incomoda, realmente incomoda, a donde rayos fue Praxedes.

Hablando de él, una de las extrañas señoras le sugirió traer moras silvestres, y no había en el marcado, moras frescas del bosque, muy buenas para Hiccup y sus nauseas matutinas y el cachorro que esperaban, solo con esas palabras se fue a buscarlas, solo que no era época de muchas moras, y en el bosque parecía no haber muchas, y si no había en los bosques de Berck se iría a buscar a otra isla lo más rápido posible para regresar junto a su Hiccup.

Y regresando con el joven domador de dragones y héroes de Berck.

-Ya se empieza a notar el embarazo-

-Con la forma que se empieza a notar yo digo que será niña-

-Que dices mujer, se nota a leguas que será niño-

-Eso mismo decía yo y tuve gemelos, a un par de tempestades para ser exacta, a mi Tuff y Ruff-

-Jajaja te sacaste el gran premio con esos dos-

-Un doble premio de dolor de cabeza-

Y todas empezaron a reír e Hiccup aún no comprendía que rayos estaba pasando ahí.

Tock tock

¡Oh genial!, tal vez Odín había escuchado sus plegarias y ahora Praxedes estaba de regreso o tal vez era su padre o tío y de alguna forma podría escabullirse de esa situación tan extraña.

-Ah ha Hiccup, yo atenderé, como un panecillo que trajo Helga- y una morena, que conocía como una panadera del mercado, tomo un pan con miel y vallas incluidas y se lo metió prácticamente a la boca antes de que se pudiera negar.

La mujer fue a la puerta encontrándose con un par más de mujeres, ¡su tía y la madre de Astrid!, de acuerdo, algo le decía en su interior que se pondría muy incómoda la situación.

-Hola Hiccup- saludaron al unísono ambas mujeres, y algo en ese tono hiso estremecer al pequeño y joven vikingo, que se sintió de repente más pequeño y sin ninguna escapatoria posible en esos momentos.

Mientras, afuera de la casa de Stoick, varios vikingos observaban la casa como si de repente esa casa hubiera obtenido una atmósfera escalofriante y peligrosa, que a sus ojos así era.

-Crees… ¿crees que deberíamos de informar de esto a Stoick?- comento uno a otro, el otro trago duro.

-No… no lo sé, mi esposa fue una de las que entraron-

De repente, sintieron como si miles de ojos los observarán, y en realidad era así, bueno, no eran miles de ojos, si eran muchos pares de ellos, y de nuevo, no, no eran los dragones, eran ELLAS.

ELLAS los observaron inmediatamente cuando hicieron esa sugerencia, y comprendieron, que todas ELLAS, estaban de acuerdo en algo, no permitirían que esa peculiar reunión fuera interrumpida, por nada del mundo.

Tragaron duro y le desearon la mejor de las suertes a Hiccup en sus adentros, esperando que su suerte y experiencia con luchar con un dragón del tamaño de una montaña lo lograra sacar de esta, aunque luchar con dragones era muy diferente que tratar con mujeres.

-Oh pequeño, supongo que has experimentado algunos síntomas del embarazo, mareo, nauseas… entre otras cosas-

-Eh… si-

-Recuerdo mi primer embarazo, toda una tortura los mareos, bochornos y nauseas, jajajaja pensé por un largo rato que no podría comer alimento por el resto de mi vida… hasta que vinieron los antojos-

-Oh si, los antojos, ¿Quién diría que carne semi cruda y unas vallas silvestres trituradas sabrían tan bien en el embarazo?-

-Eso no es nada, a mí una vez se me antojo comer un estofado con leche de oveja y cabezas de pescado-

-Es raro lo que come una cuando está esperando jajaja y luego tener a los maridos de un lado para otro tratando de satisfacer nuestros antojos-

¿Fue su imaginación o ese último comentario había sonado… sospechoso?

-Lo sé, lo sé, oh y cuando dan los bochornos hay veces que dan ganas de mandarlos a dormir afuera para no sentir tanto calor jajajaja-

-Si jajajaja… y otras en que no quieres que se paren de la cama en todo el día si saben a lo que me refiero-

Y de nuevo empezaron a reír, no con ese tono amistoso, sino con uno más de secretismo, cosa que aumento la incomodidad de Hiccup, le pidió a su cerebro en sus adentros que se pusiera a trabajar en una manera de escapar de ahí, oh poderoso Thor, oh por el padre de todo, ¿Cómo podría salir de esta?, simple, no podría.

Hay veces en que una conversación entre amigos llega a cierto punto sensible, siendo hombre o mujeres, son pláticas que por la confianza y fraternidad se dan el lujo de darse, esos puntos sensibles pueden ser divertidos y picante, quizá demasiado picante para alguien no acostumbrado a esas platicas, no contaba que a su padre se les soltara la lengua cuando llegaban borrachos a la casa ya que él las trataba de evitar encerrando en su cuarto y los pocos fragmentos que captaba los olvidaba en un rincón de su mente.

Las mujeres parecieron intercambiar miradas, intercambiando mensajes en una especie de lenguaje sin palabras, otra cosa por la que las mujeres en grupo daban miedo.

-Hiccup- dijo con una voz suave pero sin dejar de ser animada su tía, este al ser llamado sintió algo de miedo –has estado muy callado, cuéntanos un poco de tu embarazo-

-Eh ha este… pues, creo que… ha ido bien-

Las mujeres sentadas sobre la mesa se le quedaron mirando sin pestañear, instándolo a que continuara, oh, ese extraño don que tenían las mujeres de decir algo sin realmente decirlo.

-Pues emmm… si he llegado a experimentar náuseas y mareos los primeros meses-

-Si eso es muy común, bueno, tú eres un chico, pero suponemos que el embarazo no será tan diferente al de una mujer-

-Con la excepción que lo tuyo fue con un extraño dragón y que fue bueno… por la puerta de atrás, por decirlo de alguna manera-

De repente sintió las mejillas y orejas arder, ¿se suponía que las mujeres platicaban de estas cosas entre ellas? ¿Era normal que el estuviera ahí? ¿Cómo rayos había llegado a eso?

-La anciana dijo que era algo de la magia que tenía el dragón o algo así para que quedaras en cinta-

-Por lo que lo demás suponemos que será lo más normal en un embarazo-

-Mareos, náuseas y… antojos-

-Y como suponemos que Stoick y Gobber son demasiado cabezotas como para tener la plática contigo-

-Emms pero eh esa “platica” ya la tuvieron conmigo- sí, la dichosa “platica” que todo padre le debe dar a su hijo ya la experimento, hace un par de años, y fue realmente incomoda y en algunos aspectos poco clara por el nerviosismo de su padre y por la falta de conocimientos que tenía él en ese entonces, y ahora ellas querían dársela, no, no gracias.

-Pero nunca te dieron la versión femenina, y como tu madre no está aquí para darte consejo, Odín la tenga en su gloria, para eso estamos nosotras-

Oh Odín, ¿en qué se había metido?

Cuatro horas después, cuatro largas e interminables horas después, el grupo de mujeres salía de la casa, sonrientes, alegres, y despidiéndolas en la puerta, siendo cortes a pesar de todo, un Hiccup rojo hasta la medula incapaz de ver a los ojos a ninguna de las mujeres que salían de su casa, los hombres cerca al ver esta escena parecían haber contenido el aliento un momento, Hiccup parecía haber salido entero.

-Nos vemos otro día Hiccup, si aún tienes dudas puedes consultar a cualquiera de nosotras, estamos para apoyarte-

Hiccup solo fue capaz de asentir sin ser capaz de articular palabra alguna.

Habían platicado de TODO, desde que remedios caseros eran mejores para las náuseas, hasta llegar un punto en que le cuestionaron de cómo había sido engendrado su bebé, léase, como habían sido sus primeras relaciones sexuales, y rayos, esas mujeres aunque la voz se le cortaba, lograron de alguna forma sacarle la información, no había sido muy descriptivo pero si lo suficiente para que les diera una idea, y ELLAS sonrieron con sus palabras, y realmente no quería saber porque lo hacían.

Las últimas horas había sido una plática de cómo hacer el sexo durante el embarazo y que los “antojos” serían más intensos llegado a cierto punto, al parecer había formas para continuar con sus… encuentros íntimos con Praxedes a pesar de que su movilidad y tamaño de barriga se lo dificultaran en los últimos meses, incluso habían preguntado sobre el tamaño, no el de él, sino el del furia nocturna, y eso era una pequeña parte de lo que habían platicado, las mujeres daban miedo.

Hiccup es un héroe, no solo fue el primero en montar un dragón, en enfrentarse a uno del tamaño de una montaña y vencer y hacer que hubiera paz entre ambas especies enemigas sobreviviendo en el intento… también a sobrevivido a una reunión de mujeres que dan y consultan demasiadas cosas personales, Hiccup en verdad es un héroe al sobrevivir aquello.

Mientras las mujeres se alejaban un furia nocturna bajaba al lado de la casa y se transformaba, poniéndole poca, por no decir nula atención a las féminas humanas que se alejaban del hogar, las cuales sonrientes y radiantes se dirigían a sus propios hogares con sus propias familias y hacer sus propios deberes.

-Hiccup traje las moras- escucho una voz a su lado que percibió algo lejana, apenas procesando lo que acababa de vivir -¿Hiccup... estas bien?-

-¿He?-

Praxedes se percató del color rojo de su todo, ¿estaba enfermo?, no veía otra razón por la que estuviera en ese estado, no habían estado en unos de sus encuentros íntimos ese día.

Volteo a ver a Praxedes y se sintió incómodo y aliviado al mismo tiempo, aliviado de que por fin había regresado, incomodo por la reciente platica con esas mujeres.

-Te extrañe- alzando los brazos abraso a Praxedes ignorando el saco de tamaño considerable lleno de las dichosas moras y el hecho de que estuviera desnudo, necesitaba un abrazo para sentirse mejor.

-¿he?... yo también te extrañe- devolvió el abraso un poco extrañado pero con mucho afecto como siempre.

Praxedes no lo sabía, pero Hiccup había salido con vida de otra gran batalla, y sin su ayuda, Hiccup se merecía ese abrazo.

Stoick trato de preguntar por lo sucedido esta mañana en la noche, e Hiccup solo dijo que no quería hablar de eso, hay cosas que definitivamente no quieres saber.


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