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Amo a un dragón por minima

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Notas del capitulo:

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“Nidos II…”

Es una gran labor y orgullo crear un espacio especial para que una pareja se sintiera a gusto, cómoda, protegida, y pudieran vivir y empezar una familia.

Aves, mamíferos, incluso peces hacen nidos, madrigueras, o puedes llamarlos hogares.

Los dragones no son la excepción, aunque tradicionalmente estos utilizan cuevas, zonas montañosas y altas para escoger un rinconcito para vivir en paz, este dragón en particular se estaba encargando de hacer un nido para la comodidad de su todo, y he ahí el detalle, su todo era un humano, y aunque era tolerante, comprensible y el mejor de todos, quería darle lo mejor, y si él estaba acostumbrado a vivir en esos nidos de madera llamados chozas, entonces le haría la mejor.

Claro, los dragones no tienen precisamente experiencia construyendo esa especie de nidos, como ya se comentó, las cuevas resultan ser cómodas, más si se encuentran cerca de lugares cálidos como volcanes, o del mar, para tener más cerca el alimento preferido que eran peces.

Ahora, ¿Cómo un dragón iba a crear una choza?, pues preguntando y observando, no iba a pedir ayuda, claro que no, él debía construir la choza él solo, su orgullo se lo impedía, cosas de machos dragones o algo así era lo que afectaba esa increbantable decisión.

Se guio con instrucciones y alguno que otro consejo que obtuvo del carpintero de la aldea, e incluso de Gobber, quien le proporciono algunas herramientas, resultaba una gran ventaja el poder adquirir esa forma humanoide y poder manipularlas, aunque muchas veces solo bastaba su fuerza y garras para cumplir las tareas.

Para asombro de muchos, vikingos y dragones por igual, mostro ser talentoso a la hora de cumplir su meta.

-Me tiene bastante sorprendido esa bestia, para creaturas acostumbradas a vivir a la intemperie o cuevas es muy bueno construyendo- Gob miraba interesado desde la casa de su amigo al dragón en su forma humanoide acarreando madera y con apenas unas cuantas herramientas se las ingeniaba para ir armando poco a poco su “nido”, todo lo demás era fuerza, pero bien calculada.

-Hmmm- Stoick también observaba, para que negarlo, desde la primera vez que derrumbo los cimientos él también había notado que ese dragón tenia talento.

No lo admitirá, pero como en la segunda o tercera vez se le hizo difícil derribar los cimientos y algunas columnas de madera, al parecer había aprendido a reforzarlos, de alguna manera habían traído algo bueno sus ejemp arranques ejemp atentados ejemp sugerencias practicas… según él.

-Y también es bueno ver que ya no saltaras a destruir su trabajo-

-No lo digas como si no tuviera nada que hacer Gob-

-Aunque era un buen pasatiempo ver como la derribabas-

-Jajajaja muy gracioso Gob, muy gracioso-

Ambos hombres seguían observando el trabajo del dragón de escamas negras, poco a poco este había formado en el terreno que había escogido junto a Hiccup los cimientos de su hogar, o nido como a este le gustaba llamar, poco a poco donde solo había tierra, maleza y algunas piedras pequeñas, cimientos se formaron, vigas de madera se alzaron, el esqueleto de una casa que poco a poco estaba siendo cubierta se había formado, un gran trabajo admitían ellos dos, uno más de manera más abierta y verbal que el otro con un gruñido ocasional.

Praxedes muy a pesar de Stoick, había hecho un gran trabajo, con todo y los atentados que este había tenido por sus arranques de furia.

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=El sabio y su aprendiz=

Si haber sido sorprendidos por la muestra de afecto entre el dragón y la “chica” los dejo estupefactos, esto se quedó corto cuando les informaron que la “chica” era la embarazada, y que el otro padre era el dragón, y para rematar, que la “chica” en realidad no era una “chica”.

Fue impactante, pero el anciano celta rápidamente se repuso y acepto este hecho como uno de los casos más singulares que hubiera llegado a tratar, su curiosidad y su juramento por ayudar al próximo cuando decidió dedicarte a su profesión le alentaban a seguir adelante, además vería a su vieja amiga y tal vez revivirían algunos de sus viejos días.

El aprendiz, bueno, era un muchachito que no había viajado mucho ni tenido experiencias semejantes a estas, por lo que para él le tomo algo de tiempo procesar todo aquello, no es que le desagradara la singular pareja o el estado del chico que había llegado a confundir con chica, es que fue demasiado impactante para él, como dirían algunos, estaba demasiado verde.

Solo, era demasiado extraño y sorprendente, no era fácil de creer aun cuando fuera testigo de todo aquello.

Los días empezaban a pasar estableciendo una rutina con algunas variables, la fecha del nacimiento estaba cada vez más cerca de acuerdo al par de curanderos, y los nervios de los padres, el suegro y el tío rubio estaban a flor de piel.

Y con ello, el sabio y su aprendiz, que terminaron instalados en la vivienda de la vieja amiga del celta, aprendían poco a poco sobre su nuevo paciente tan particular así como de la aldea en la que se hospedaban.

Para el muchacho de nombre Mervin ver como interactuaban humanos y dragones de manera tan pacifica, o al menos tan pacifica con los típicos roces que puede haber con dos seres tan distintas en una aldea, siempre lo dejaba con la boca abierta.

En su tierra natal, tambien había dragones, no tantos como ahí, pero los había, y casi siempre los encuentros entre humanos y estos terminaban en conflicto, ¿Cuál era el secreto para que esta tribu pudiera convivir asi con estas bestias?

Hiccup.

-Hey Mervin, ¿ocurre algo?-

-He no joven Had…-

-Hiccup, ya te he dicho que me llames solo Hiccup-

-Sí, digo no, no pasa nada Hiccup-

Para Mervin el castaño de ojos verdes era un ser más allá de lo fuera de lo usual, no solo por su estado actual, sino también porque podía comportarse de manera tan natural y tranquila rodeado de todos esos seres llenos de colmillos, garras y hasta cuernos y púas como si fueran perros o gatos inofensivos, los vikingos aun reaccionaban de manera algo brusca con respecto a aquellas creaturas si estas estaban demasiado cerca o si hacían una que otra travesura, incluso su sabio y poderoso maestro actuaba con cautela con estas creaturas tan impredecibles, pero Hiccup, este parecía desenvolverse tan bien entre ellas como uno más.

¿Era por qué estaba esperando a uno de los suyos? ¿Por qué estaba emparejado con el de escamas negras? ¿o algo más?

En esos momentos estaban en la casa del dragón y el humano que era el paciente de su maestro, más que la típica consulta era algo más social que consulta médica.

La curandera amiga de su maestro, la viejita algo espeluznante y bajita en su opinión, un amor ante los ojos de su maestro, al parecer había adquirido cierto cariño especial por Hiccup, lo cual significaba que lo visitaba muy seguido últimamente, y como su maestro no podía estar lejos de su querida, muy querida amiga, ahí estaban ellos, comiendo moras, cosa que al parecer abundaba mucho en la aldea o por lo menos en esa casa, y platicando.

Bueno en realidad solo su maestro y la anciana.

El dragón de escamas negras, de nombre Praxedes según tenía entendido, había salido a pescar o a cazar, alguna de esas dos, el líder de la aldea, progenitor de Hiccup y el amigo rubio de este, tan corpulento como el primero, se encontraban atendiendo a esas horas asuntos correspondientes a sus puestos en la aldea, Hiccup atendía a sus visitas y él, supuestamente estaba acompañando a su maestro, pero más sentía que estaba haciendo bulto.

Siendo francos esto le parecía de lo más aburrido, no se quejaba de las atenciones de Hiccup como buen anfitrión, aunque por otra parte, se sentía algo fuera de lugar.

-Yo hem voy a dar una vuelta, me retiro por el momento maestro, hasta luego Hiccup-

-De acuerdo muchacho, aprovecha y explora la isla-

-Claro maestro-

-Hasta luego Mervin-

-Hasta luego joven Hadc… digo, Hiccup-

Cuando salió por la puerta y la fría brisa le golpeo de lleno no sabía a donde ir, solo había querido salir.

Miro alrededor, no era una aldea muy grande, las casas eran diferentes a las de su tierra natal, la gente se paseaba de un lado a otro, y alguno que otro de los dragones también, la mayoría era de los pequeños, que bien parecían los menos peligrosos pero sí que podían causar mucho daño si se lo proponían, lo tubo bien claro cuando sin querer piso la cola de uno en la casa del castaño de ojos verdes y le destrozó en cuestión de segundo sus botas de gruesa piel, si no hubiera sido por Hiccup que reacciono al instante sus pierna hubieran sufrido el mismo destino que sus botas.

En serio, los dragones eran creaturas aterradoras.

Camino alejándose de la construcción, mirando el ir y venir de las personas, cada quien en sus propios asuntos, esto también aplicaba a los dragones, volando de un lugar a otro sobre el cielo de la aldea, o caminando si se les antojaba en las calles.

Ni en sus más locos sueños imagino esta clase de convivencia, en su tierra también había de estos seres, pero los enfrentamientos y leyendas de estos seres jamás los describían con esta “docilidad”, era absurdo de tan solo pensarlo, pero si un dragón se podía enamorar de un humano, ambos varones, esto tal vez no era tan desquiciado.

-¡Hey tú curandero!-

Alguien grito, y aunque aún era aprendiz, no pudo evitar girar la cabeza para ver quien gritaba, aun sin estar completamente seguro si era a él quien le llamaban.

-¡Aquí arriba!-

Volteo hacia los techos y luego arriba de su cabeza, no fue el único, algunas personas a su alrededor también lo hicieron curiosos más por responder el llamado.

Sobre su cabeza un dragón, uno de los más extraños en su opinión, uno de escamas verdes y dos cabezas gemelas que lo volteaban a ver con sus ojos amarillos.

¡Oh por todos los dioses!, ¿acaso el dragón había hablado?, ¡Cielos, ya se estaba volviendo loco y ni a los dieciocho veranos había llegado!, ¿Si se volvía completamente loco su maestro tendría que hacerle un hoyo en el cráneo para exorcizar los demonios de la locura en su cabeza?, ¡Que horro!

-¿Cómo se llamaba?-

-¿Menso?-

-¡Menso lo serás tú!-

-¿Qué? ¿Yo no me llamo menso?-

Y ahora parecían discutir las dos cabezas, tal vez si ocultaba este pequeño brote de locura tal vez su maestro no utilizaría el viejo método del clavo y martillo en su cabeza, solo tal vez solo sea una cosa causada por el estrés.

-Men… Mel… Merlín, si así se llama idiota-

-¡Eh tú, Merlín, aquí arriba!-

Y se había vuelto, loco, el dragón se le llamaba con otro nombre, pero le llamaba, curiosamente, ambas cabezas tenían diferente voz, y su locura era graba para pensar que una tenia voz de chica y otra de chico.

El dragón descendió más y aterrizo a su lado levantando algo de polvo y un poco de nieve fina, ya estaban en invierno y ya era época de que la nieve callera, quizás dentro de unas semanas comenzaría las peores ventiscas y el frio que congelaba los mares en esa época.

Para su alivio y asombro, sobre los largos cuellos del dragón había un par de rubios vikingos, así que no estaba loco, eso era genial, pero ¿Qué rayos hacia ese par sobre el dragón?

-Eres el ayudante del curandero, ¿no es así?- uno de los rubios le hablo, tenían unas caras y apariencias casi idénticas, gemelos, fue la chica quien le preguntaba.

El asintió, no había llegado hacia mucho, pero siendo un pueblo pequeño sería fácil de identificar a los nuevos visitantes.

-Te lo dije-

-Como sea, hey Merlín, ¿Cómo esta Hiccup?-

-Bi… Bien- respondió con cierta duda, casi lo que salió de sus labios había sonido como una pregunta, estaba seguro.

-Claro que está bien, si mamá lo fue a ver el otro día-

-¿Qué es lo que tanto habla ella con sus amigas cada vez que lo visitan?-

-Cosas, cosas de chicas-

-Ug casi siempre se me olvida que eres una-

PAZZzzz

-Y golpeas como chico auch ¿Por qué fue eso?- el gemelo se soba la mejilla después de un golpe que realmente se había escuchado fuerte, aunque parece estar ya acostumbrado a la fuerza de su hermana.

-Para que no se te olvide de nuevo-

-Auch, ¿para que veníamos?-

-Para llevarnos a Merlín-

-¡¿Yo?!-

-Si viejo, eres el único Merlin que conocemos… o no lo eres, ¿no?-

-Pero yo no me llam…-

Antes de que pudiera terminar de corregirlos uno de los gemelos, poco importaba si este era la chica o el chico, lo jalo en un rápido movimiento tironeándolo de sus ropas y atravesándolo entre uno de los cuellos del dragón de doble cabeza, y antes de que pudiera refutar este se alzó a la orden de sus jinetes.

Al parecer jamás se acostumbraría a la sensación de vértigo a la hora de volar, por algo los humanos no tenían alas, y ni podía quejarse, o refutar por las acciones de ese par, ya que lo que más le preocupaba era sostenerse de lo que fuera, si esto era la pierna del jinete o el cuello escamoso eso poco importaba, sino se aferraba de algo con todas sus fuerzas sentía que resbalaría con facilidad directo a una caída mortal.

Para su fortuna la situación no duro mucho, a lo máximo quizás un minuto, minuto que le causo una tortuosa eternidad, para encontrarse ahora con el aterrizaje del dragón en una colina no muy lejos del pueblo.

-¡Hey chicos ya lo encontramos!-

-Sí, nos dimos cuenta por los gritos, ¿con que lo torturaron?-

-No lo torturamos, ¿no verdad?-

-No hermano, tal vez solo le gusta gritar cuando vuela-

Ya encontrándose en suelo, literalmente dejándose caer de espaldas en este sintiendo que sus piernas no parecían querer recobrar su firmeza para sostenerlo y las rodillas parecían no dejar de temblar, se fijó un poco en las otras persona, los gemelos bajaron con más gracia que el del dragón de dos cabezas, y ahora se encontraban platicando con un chico corpulento y más atrás un pequeño grupo de chicos y chicas, todos ellos parecían rondar la misma edad.

Y oh sorpresa, mas dragones, coloridos, de diferentes formas y grandes, la palabra clave es grande, realmente no se siente a gusto aquí con esta tan cercana proximidad.

¿Por qué rayos está aquí?

-En nombre de mis compañeros Tuffnut y Ruffnut, a veces pueden tratar a la gente con demasiada brusquedad- el chico corpulento se inclinó y le tendió la mano.

Acepto la ayuda y a penas se podía mantener de pie, definitivamente odiaba volar.

-Soy Fishlegs, ya conociste a los gemelos Tuff y Ruff, y más haya están los demás chicos, y los dragones-

-Hey-

-¿Qué tal?-

Algunos de los demás jóvenes saludaron e hicieron gestos de presentación, ¿era su imaginación o los dragones también hicieron gesto de saludo?

-Yo… eh… ¿Qué hago aquí?-

-¿No le dijeron?- Fish se volvió a ver a los gemelos, aunque no estaba sorprendido, si no era algo que les interesaba su capacidad de atención era tan pequeña como un grano de arena.

-¿Qué cosa? Solo nos pediste traerlo, ¿Para qué era lo que lo querían?-

-Uff, chicos se los repetí como cinco veces, bueno, es que queríamos saber cómo estaba Hiccup y…-

-Preguntar muchas cosas en resumen, Fish deja de dar tantas vueltas y se más directo- una de las chicas del grupo se adelantó y se posiciono a su lado ya impacientada de tanta chachara sin ir a ningún lado.

-Algunos tratamos de ser educados-

-Al punto, que estos días ni nos han dejado acercarnos a su casa y parece que lo tienen en arresto domiciliario, ¿Cómo esta Hiccup?-

-B…Bien, mi maestro dice que goza de muy buena salud, también la br… digo, la curandera de su pueblo-

-¡¿Ven?! Les dije que estaría bien-

-Tú decías que seguro estaba en cama todo el día amiga por dolencias y pesares, fuiste la más negativa- otra chica se acercó, con sonrisa sarcástica le recordó lo que dijo su compañera los pasados días en que nadie tenía muchas novedades sobre el peli castaño.

-Yo no recuerdo-

-Para eso estamos para recordarte-

-¿Entonces el embarazo va bien?-

-Yo uh escuche a mi maestro decir que si-

-Yo digo que será niño-

-Niña-

Las personas delante empezaron a discutir, la mayoría de las mujeres del grupo en realidad, cosas que en realidad no eran del todo extrañas, cosas como discutir el sexo de un futuro bebé o a quien más se parecería, aunque este no fuera un bebé común y corriente y el padre/madre tampoco lo fuera, estas personas no parecían darle mucha importancia a esos detalles, era como cualquier grupo de conocidos chismeando sobre esta clase de asuntos.

Así que había gente que tomaba muy bien este asunto en la aldea, no es que hubiera salido mucho, pero algunas veces se encontró con algunas miradas y cuchicheos más afilados y hostiles que estos, dirigidos a la novedad más grande de ese pueblo, el mismo enfocado en el mismo hecho que enfocaba su atención de ese grupo, el embarazo del joven Haddock.

Eso era… bueno.

-Merlín ¿Tu qué opinas? Tienes experiencia en esto no ¿puedes predecir si será niño o niña?-

-¿Yo?-

-Sí, eres aprendiz de curandero ¿no?, debes saber de estas cosas-

-Bueno pues ummm yo creo… emmm, normalmente la forma del estómago indica un poco si será un niño o niña, aunque no he notado muy bien la forma con esas ropas-

-Esas ropas las hiso mamá, gruesos vestidos para el invierno, creo que le dio un par de los de temperatura caliente también- comento Tuff recordando el encargo que tuvo que hacer a la casa de Hiccup.

Oportunidad en que inicio una propuesta muy interesante para los gemelos.

-Entonces no sabremos hasta que nazca-

-Eso parece-

-Y Merlín, ¿sabes de partos?-

-¿Es doloroso?-

-Claro que es doloroso, ¿no recuerdas los gritos que dio tu madre cuando nació tu hermano?-

-Ella siempre grita, esta medio sorda ¿recuerdas?-

-Aun no entiendo bien cómo funciona eso-

-¿De cómo salen los bebés?-

-No, de que si esta algo sorda porque grita-

-Es, es… ¿para escuchar mejor?-

-Aun no entiendo-

-¿Entonces Merlín?-

-¿Qué?- Hablaban demasiado rápido, se estaba perdiendo en esta conversación.

-¿Duele?-

-Pues…-

-¿Para qué le preguntan a un hombre? Eso es cosa de mujeres-

-Es curandero, él sabe de esas cosas, además Hiccup es hombre, ¿recuerdas?-

-Yo realmente no quisiera saber esas cosas- uno de los chicos estaba más pálido de lo normal, no le gustaba realmente ese tipo de temas.

-Bueno, pues ummm las contracciones y los músculos acomodándose en el parto, es… si doloroso, pero ¿Por qué me hacen estas preguntas?, si soy aprendiz de curandero pero…-

-Nos gustaría preguntarle de estas cosas a Hiccup en persona, es el primero en nuestra generación en tener hijos y estamos algo emocionadas y emocionados-

-Pero últimamente no podemos, con eso de que esta algo sobreprotector Praxedes, y más cuando el cabeza hueca de Snotlout fue a hacer un encargo a su casa y quien sabe que hizo pero enojo mucho a Prax-

-Huy si, viejo, es la primera vez que veo a Snot correr tan rápido- eso si era de interés para los gemelos, Tuff recordaba el incidente con cierta alegría y gracia, cualquier cosas caótica como ese incidente tenía el pleno derecho de ser guardada en su mente.

-Fue asombroso viejo- Ruff secundo.

Empezó a retroceder poco a poco, esto era algo un poco demasiado abrumador, ellos bombardeándolo con preguntas, haciendo comentario de acá para allá que no podía comprender por completo, no iba a mentir, se sentía intimidado, y no solamente por la presencia de los dragones, tal vez debería trabajar más en su tolerancia en esta clase de situaciones con la gente, pero en estos momentos su meta era retirarse.

Dio unos pasos más hacia atrás, había una capa delgada de nieve, polvo blanco cubriendo la superficie de la tierra, por lo que no vio las delgadas tablas de madera que cubrían un poso de agua, hasta que escucho el crujir de la madera bajo su peso, y el estruendo de la madera rompiéndose bajo su peso.

Lo siguiente que supo era que su cuerpo estaba helado y mojado, y donde estaba era un lugar muy oscuro.

-¡Merlín se calló al pozo de agua!-

-¿El pozo estaba aquí?-

-Busquen ayuda, una cuerda o rama o algo-

-¿Sigue vivo?-

-Yo creo que con esa caída ya se murió-

-Cállense Ruff y Tuff y busquen ayuda-

Tal vez no fue la mejor idea pedirle a los gemelos que hicieran eso, no eran los más listos del grupo.

Quince minutos después, Mervin estaba de regreso en la casa de Hiccup, desnudo bajo una manta gruesa de piel de oso frente al fuego de la casa tratando de recuperar calor, a los gemelos no se les había ocurrido mejor idea que pedirle ayuda al castaño, pero esto a consecuencia de inmediato había traído consecuencias, o sea un lindo sermón de parte del líder de la aldea.

-¿Te sientes mejor?-

-Frio, mucho frio-

-Ten, esto ayudara a entrar en calor con mayor rapidez- Hiccup le extendió un cuenco con humeante caldo quien Mervin acepto sin dudar -tu maestro regreso hace unos momentos a la casa de la curandera, dijo que luego volverían, después de “revivir alguna anécdota”, sea lo que sea que eso signifique-

-Gracias-

Al final la decisión de los gemelos de buscar a Hiccup por ayuda en primer lugar no había sido la incorrecta, al menos para él, para el grupo de individuos que estuvieron presentes cuando callo por el pozo y que no tuvieron la suficiente agilidad mental para saber que hacer hasta que el castaño llego no tanto, podía escuchar desde dentro de la casa los gritos potentes del líder de la aldea reprimiéndolos, aunque no era del todo su culpa.

-A veces me pregunto si fue buena idea ayudarles a aprender a montar un dragón-

-¿Tú les enseñaste?-

Estaba sorprendido, pero si había alguien que podía hacer que un dragón y vikingo podrían congeniar lo suficiente como para volar juntos, no dudaba que este fuera Hiccup.

-Bueno, ellos tenían curiosidad, y fueron muy insistentes, Prax ya no los aguantaba dentro de la casa repitiendo una y otra vez que les ayudara, y era ayudarles o dejar que Prax se desquitara un poco con ellos-

-Entonces… ellos…- una pequeña duda surco su mente, tal vez era estar al borde de la hipotermia pero quizás, y si esos muchachos y dragones eran… ¿Cómo la pareja de esa casa?

-Fueron muy insistentes, y cuando quieren algo se esfuerzan en obtenerlo, además se llevan muy bien con sus compañeros dragones, se hicieron rápidamente en amigos, y para mi sorpresa sirvieron muy bien de ejemplo para los demás, mas sorprendentemente los gemelos-

-¿Qué?-

-Después de que algunas personas los vieron volar sobre el lomo del dragón varios vinieron a mi casa e igualmente insistieron en que les enseñara, la mayoría de ellos eran compañeros de entrenamiento, al parecer se convirtió en una moda para el pueblo, pero también son buenas noticias, aunque la mayoría de ellos, tanto dragones como vikingos lo ven como un juego, sirven como ejemplo para que vean las demás personas que nos podemos llevar bien-

-Oh… eso es genial-

-Sí, increíble que todo haya comenzado con los gemelos al traerme algo de ropa, fueron los primeros en insistir y en lograr hacer equipo con un dragón-

-¿Ellos?-

-Yo también me sorprendí cuando me lo pidieron, y más cuando lograron llevarse tan bien con su dragón, pero a fin de cuentas ellos ayudaron mucho a la aceptación de los dragones a la aldea-

Era difícil pensar que ese par desastroso pudiera si quiera mantener el mínimo de atención para aprender a convivir con un dragón, o que hubiera un maestro que enseñara tales cosas, pero si algo le había demostrado su estadía en esa isla era que había cosas imposibles que se podían hacer realidad.

O al menos en esa isla estaba Hiccup.

Volvió su atención al cuenco entre sus manos, aun había muchas cosas que no sabía, muchas cosas que aprender y similar, muchas cosas que cambian.

-Mervin-

-¿Si?-

-¿Te sientes bien?-

-Sí, ya estoy entrando en calor-

-No me refiero a eso, sé que no nos conocemos, pero he notado desde hace tiempo que pareces algo incómodo, ¿te sientes bien?-

Y además observador.

-Yo… es solo, siendo sincero aun no me acostumbro del todo a todo esto-

-Sí, comprendo, debe ser muy abrumador viajar de tu tierra natal hasta aquí y descubrir todas estas cosas-

-Aun me falta mucho para ser tan buen curandero como mi maestro-

-Yo creo que estás haciendo un buen trabajo, además la mejor de ir aprendiendo es ir descubriendo nuevas cosas, que tal vez en un principio nos puedan asustar, pero con el tiempo podemos ir recordando con nostalgia-

Le sonríe, y recuerda esos dichos y mitos de que las embarazadas parecen irradiar luz propia cuando están esperando, e Hiccup parece irradiar luz en ese momento, aunque en el fondo sospecha que embarazado o no el siempre irradiaría cierta luz propia, cálida y suave como la llama del fuego.

Y se da cuenta de que no es del todo malo estar en tierras lejanas dominadas por fieros barbaros y dragones de dientes y garras afiladas, al menos conoció a alguien tan sorprende como Hiccup en ese lugar.

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TESORO

Dolía, dolía horrores, se sentía morir, como si le rompieran los huesos desde adentro y le rasgaban la carne poco a poco en una agonía lenta e interminable. ¡Oh por los dioses! ¡Se sentía morir!

El cuerpo se ajusta, acomoda y reacomoda a un ritmo tortuoso, especialmente bajo su estómago, en las caderas y en la baja espalda, le dijeron que ese era un dolor común en las mujeres, le dijeron que era el cuerpo preparándose para dar a luz, pero él era HOMBRE, aunque también le explicaron que por la magia y conexión con Prax cosas cambiaron en su cuerpo, claro, si había quedado embarazado, lógico también de alguna manera mágica, no tan mágica, daría a luz.

El milagro de la vida.

Esta parte definitivamente no era la más bonita.

-¡Argh!-

-¡Hiccup!- Praxedes que estaba a su lado estaba de lo más preocupado, gemía y gruñía, se retorcía en la preocupación y por momentos parecía que quería salir de su piel al ser testigo del dolor de su todo.

-Estoy ugh… bien, son contracciones- le trato de sonreír al de escamas negras para tratar de tranquilizarlo, aunque al ver su falta de resultados supuso que su intento había salido a más bien un tipo de mueca que otra cosa.

-Praxedes, puedes salir y esperar afuera si quieres- el viejo curandero le sugirió, a veces para los padres era demasiada la emoción de un parto.

-Me quedo- se negó, tomando una de las manos de Hiccup apretándola, este le sonrió, agradecido por su compañía, esta vez sí había salido como una sonrisa, pero que rápidamente se deshizo en una mueca –ugh- ahora para él era el turno de quejarse un poco, el fuerte apretón de la mano de Hiccup le llego de sorpresa.

Quien imaginaria que el pequeño Hiccup tendría esa fuerza en su pequeño cuerpo.

-Aquí el agua caliente maestro y las hierbas… eso es… oh mi…- Mervin había llegado con lo que le había pedido su maestro y la curandera, ya acostumbrado a este tipo de cosas se había apurado a traer el mandado.

Pero no estaba acostumbrado a un parto de un hombre, por lo que cuando volteo a ver a la cama, viendo la parte inferior ya desnuda del cuerpo del embarazado en cuestión, y ver donde se supondría que saldría el bebé, tal vez fue demasiado para su joven mente.

-Yo ya había pensado que había superado esa etapa desde hace tiempo mmm supongo que esta es una de esas excepciones- el maestro vio a su pupilo tirado en el suelo, al menos no se había llevado con su caída lo que le había pedido llamar, el agua, telas limpias, hierbas y aceites especiales preparado exclusivamente para este parto, Hiccup tendría que tener más lubricación ya que originalmente su cuerpo no estaba concebido para este tipo de cosas.

-¿Se desmayó?- Hiccup no podía ver por su posición pero había escuchado el azote del cuerpo en el suelo, eso había sonado doloroso.

-Sí, sí, tu discípulo aun es algo verde amigo- la curandera estaba a su lado, preparándose al igual que su amigo para lo que vendría.

-A veces, otras veces sorprende, ahora concentrémonos en lo importante-

-¿Lo van a dejar ahí?-

-No estorba… ahora Hiccup, quiero que recuerdes ese ejercicio de respirar y pujar

**~}+{~**

-Cálmate Stoick, todo saldrá bien-

-No sé cómo puedes decir eso, ¿no escuchas los gritos?, ¡parece que se está muriendo!-

Pelirrojo y rubio estaban afuera de la casa, al futuro hubiera gustado estar al lado de su hijo en estos momentos, pero también estaba aterrado, y aunque le pesara admitir, en ese estado en nada le serviría de ayuda a su hijo.

-Si Stoick, escucho los gritos, no es la primera vez, es casi lo mismo que paso con Val-

-Ni me recuerdes… parecía que se levantaría de la cama y agarraría su hacha para castrarme-

Oh si, viejos tiempos, su amada y difunta esposa no estuvo de lo más contenta y cómoda en la hora del parto, pero todo resulto para bien cuando

Oh viejos tiempos, de la manera que jamás se lo hubiera imaginado los estaba reviviendo de cierta manera.

-¡ARG!-

-¡Hiccup!-

-Calma Stoick, es otra contracción de seguro-

-Pero, pero…-

-Tienes que recuperar la calma, el te necesitara sereno cuando todo pase-

-Pero, oh cielos, creo que me estoy volviendo décadas más viejo esta noche con todo esto-

-Eso mismo dijiste cuando nació Hiccup, los viejos tiempos-

Ahora los nuevos tiempos.

++*~*++

¿Cuánto podía durar un parto?

Demasiado para el gusto de Hiccup.

Milagro de la vida, con ese nombre pocos se podrían imaginar por los senderos infernales que tendría que transitar uno para llegar a ese punto.

Las explicaciones e historias aterradoras de las que fue testigo en las reuniones de las mujeres del pueblo en su casa para visitarlo se quedaban cortas, y una cosa era escucharlas y otra vivirlo, ¡por los dioses!

-Ya está coronando, casi… Hiccup, puja, poco a poco, ya casi-

Ese casi era otro lapso eterno, un momento que se traducía en infinito.

-Hiccup-

Prax a su lado, preocupado y procurando por su ser y el de su bebé.

Su bebé, pronto lo tendría en sus brazos, pronto lo conocería cara a cara, no había mejor motivación que esa.

Podía superar el dolor y concentrarse en su respiración, trabajar junto a sus propias contracciones y pujar, podía, y en realidad ya lo estaba haciendo.

Podría ser como un paseo en campos infernales este dolor, pero todo valía la pena.

Y escuchar ese llanto, ese quejido a todo pulmón, la primera vez que sus oídos captan el llanto de su bebé grabándose en su alma a hierro al rojo vivo, se lo confirma.

-Es un varón, felicidades-

Es pequeño, de apariencia más humana que dragón, una bola rosada y regordeta que chilla y llora mientras que los curanderos proceden a cortar el cordón umbilical y limpiarlo para entregarlo a la nueva madre, o padre, aun no piensa mucho en el título que le llamara su bebé.

-Aquí tienen, felicidades-

Está envuelto en sábanas blancas, limpio del exceso de sangre y placenta, como si fuera un encanto, al estar en los brazos de Hiccup deja de llorar.

Es una cosa tan pequeña, frágil, minúscula y hermosa.

En primeras apariencias parece solo un bebe humano, pero ya detallando sus características están las orejas, negras y ovaladas como Prax, tiene unos pocos cabellos, hebras de telaraña de color negra, delgados y pocos esparcidos en su redonda cabeza, y marcas negras en la espalda, podrían parecer moretones, o lunares si fueran mas pequeños, pero cubren gran parte de sus pequeños omoplatos y columna de su minúscula espalda, creando un curioso patrón, no hay cola o alas, pero algo le dice a Hiccup que eso no quiere decir que no los tendrá.

Es perfecto.

-Es… tan pequeño-

-Lo sé-

-Se parece a ti Hiccup, tan… tan… tú, es hermoso-

-Y a ti, también se parece a ti Prax, y si, es hermoso-

El pequeño bosteza mostrando sus encías rosadas y su pequeña lengua dentro su boquita, todo de él tan pequeño, un pequeño sin dientes ni garras indefenso y precioso, un pequeño que con cada gesto hace palpitar los corazones de su progenitores con todo el amor del mundo.

-¿Y cómo lo llamaran?-

-Asier- es Praxedes quien responde, sin apartar la mirada de su pequeño, la cosa más hermosa que tiene en el mundo junto a su todo.

-Sí, Asier lo llamaremos, es nuestro pequeño comienzo, nuestro tesoro-

Hiccup apoya la cabeza contra el pecho de Praxedes y ambos miran embelesados a su pequeño, quien decide abrir los ojos y con esto, increíble pero posible, hace que sus padres se enamoren más de esta creatura fruto de su amor.

Son verdes, verde brillante lleno de vida como los de Hiccup, limpios y puros y sin malicia, curiosos y ávidos, sosteniéndoles la mirada reconociéndolos.

Son una familia.

Son el tesoro más grande que se tienen.


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“UN MOMENTO EN EL TIEMPO”

Recuerda a Valhallarama, con sus largas trenzas castañas, su cálida sonrisa y su brillante mirada, y lo enamorado que estaba de ella, y aun lo estaba a pesar de todos esos años.

Amaba su sonrisa, su forma de lanzar un hacha y como podía sentir que pudiera escuchar su voz o su riza durante horas sin cansarse.

Cuando la perdió, perdió con ella muchas cosas, partes de él que nunca volverían, y un dolor que siempre lo acompañaría.

Tal vez por eso se enfrascaba tanto en su papel de líder de la aldea, tal vez por eso trataba de evitar tanto de ella, la pensaba, la soñaba y la imaginaba, pero había veces en que el recuerdo quemaba como el fuego y lo quería consumir.

Tal vez por eso no quería ver las buenas cualidades de su hijo cuando este anduvo creciendo.

Había veces en que Hiccup le parecía tan ajeno, tan diferente a él, y por el dolor de la perdida no se concentró en ver aquellas cualidades que le recordaban a ella.

Leal, amigable, a veces sarcástica, tolerante y comprensiva, aunque Hiccup era mucho más tolerante que ella, mucho en realidad, si a ella la hubieran estado atosigando a como a su hijo seguro hubiera lanzado sus hachas o cualquier objeto punzocortante a sus atosigadores… esperaba no ver a su hijo explotar de esa manera, aunque sería divertido, pero sería mejor no estar cerca si eso ocurría, aún tenía una linda cicatriz en el hombro de aquellos tiempos en que cortejo a su amada Val.

Se abstiene de comentar los arranques que tubo al estar esperando a su primogénito, o los primeros meses de este.

Era irónico que gracias a una de las creaturas que más había odiado en toda su vida le hubiera levantado la venda del dolor, para hacerlo ver que su hijo, tan diferente, era perfecto tal cual como era.

Perfecto a su manera tan Hiccup.

Ahora su familia va creciendo, y aunque su amada Val no está presente en cuerpo, sabe que desde el Valhala los observa y los cuida.

Ve a Hiccup con su bebé, su pequeño nieto, y al lado un muy alegre y a la vez nervioso Praxedes, padres primerizos.

Igual como alguna vez lo fue él con su esposa, ella maravillada y él preocupado porque esa cosa tan pequeña y frágil, una de las cosas más importantes en su vida, no se rompiera con su simple toque.

-Papá, ¿quieres cargarlo un momento?-

-Claro hijo-

Y a pesar de los años, el repite aquella sensación ahora con su nieto.

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