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Amo a un dragón por minima

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Notas del capitulo: Feliz viernes 13!!!! del 2013
para algunos ya es la ultima semana de clase, para otros un día más:)
=Hasta los cuernos (de los cascos) de agua miel=

Los vikingos eran conocidos por ser unos fieros guerreros, barbaros les llamarían algunos, pero eso no era lo único que les caracterizaba, aunque su fuerza y fiereza era lo que más resaltaba, también eran listos, podían estar meses en el mar sin perderse por tener un buen estudio de las estrellas que siempre los guiaban de regreso a casa, también podían crear armas filosas y mortales, que junto a su fuerza, con un golpe era suficiente para derribar a su adversario al hacer contacto.

Y sabían festejar muy bien.

Si incluso sus leyendas hablaban que sus dioses festejaban a los guerreros caídos con grandes banquetes y dulce bebida, ellos no se quedaban atrás.

Por una pelea ganada, por una boda, un nacimiento o incluso para animar a un amigo, razones sobraban para sacar los barriles y hacer montañas de carne y comida para festejar hasta a veces más de un día seguido.

Oh, qué mejor motivo es el festejar la paz, el nacimiento del héroe de la aldea, el inicio de una nueva era, que a pesar de haber sido tan repentina e inimaginable, ya los aldeanos se estaban acostumbrando a la idea de que los dragones no eran enemigos, algunos se podían transformar, y que los héroes podían quedar en cinta.

Estaba el gran festejo en el gran salón, montañas de comida en diversas mesas y una dotación generosa de barriles y barriles de la bebida predilecta para estos festejos o cualquiera, aguamiel, calienta los corazones y alegra las almas, y hasta reconforta algunas veces a las mentes y corazones de algunos cuantos.

-¿Quién lo diría? Hiccup siendo el primero en ser padre- hablo uno de los gemelos desastre en el grupo de jóvenes en el salón, apartados en una esquina y disfrutando algo de aguamiel, que por ser una de sus primeras veces bebiéndola ya se les estaba subiendo rápido.

-Jajajaja Hiccup jajaja panza jajajaja- empezó a decir uno de los jóvenes, una chica que no paraba de reír y reír, y eso que solo había tomado un tarro de aguamiel.

-¡Por Hiccup! ¡Un héroe fuera de lo común! ¡El héroe de Berck!- alguien grito en el otro extremo del salón y todo el mundo levanto sus tarros gritando a coro el nombre del héroe y nuevo padre.

Había un pequeño grupo en el centro tocando algunos instrumentos, flautas de madera, tambores y mandolinas que animaban aún más el ambiente.

-Amigo… ¡Tienes dos cabezas!-

-No tonto, son los gemelos-

Era claramente notorio quienes eran los principiantes en este tipo de fiestas con bebida, léase la mesa de los jóvenes.

-Oigan… ¿Y el festejado?-

-Acaba de parir tonto, seguro ya este medio muerto-

-¡Hey! No digan esa clase de cosas, eso podría traer mala suerte- le riño una de las chicas al par que acababa de hablar, la mayoría estaba borrachos o medio borrachos y se les soltaba la lengua, pero aun había algunos que guardaban sensatez.

-Panzón jajajaja es la cosa más tierna jajajaja y rara del mundo jajajaja- y la chica se tiro al suelo a seguir riendo mientras que sus compañeros la miraban, algunos acompañándola en su risa, otros, pensando que ella era la más rara.

-Oigan… ¿nunca se han preguntado cómo… cómo… el bebé entro?-

-¿Qué tus padres nunca te dieron la charla?-

-No, digo si, digo… ambos son… ya saben, y ¿cómo?- hiso señales con los dedos con sus dedos índices y los chocaba una y otra vez, una y otra vez.

-Yo estoy más preocupado de saber cómo… salió-

-¿Cómo entro?- sugirió uno sin estar del todo seguro.

-Pero ni siquiera sabemos cómo entro-

Oh si, grandes incógnitas reveladas a la lengua floja por el aguamiel, si es que no lo olvidaban después de la resaca esas preguntas los perseguirían por semanas… o hasta el resto de sus vidas.

-Oigan, ¿notaron que… a Hiccup le quedaban muy bien los vestidos?-

-Si no supiera que es hombre diría que… hasta se veía… linda-

-Seee-

-Jajajaja y ellos tienen razón jajajaja-

-Astrid, ¿tú qué opinas de…?- una pelinegra le pregunto a la rubia, refiriéndose a la incógnita de entrada por salida.

-Bue… no se veía tan mal con el verde vestido-

-Yo iba a preguntar de las tonterías que dicen los muchachos-

-Yo, eh, emmm voy por una pierna de jabalí-

-Hey, Snotlout ¿Por qué tan callado? ¿No decías que la primera vez que festejáramos con aguamiel serias el alma de la fiesta?-

-Snotlout no es el único callado, Fish también lo está-

-Ese está dormido, y eso que bebió solo medio tarro-

-Ha…. Con razón no se ha movido durante más de dos horas-

-Entonces… ¿Por qué tan callado?-

-Nada chicos… solo-

-Ya se, estas incomodo porque Brad dijo que Hiccup se le notaba buen trasero con el vestido puesto-

-¡Eso lo dijiste tú!-

-¿Yo soy Brad?-

-No cabeza de balde, eres Alder-

-Oh, si ese soy yo-

-Creo que la mayoría de aquí ya ni sabe lo que dice- comento una de las chicas mientras se servía otro poco de aguamiel, al parecer era una de las pocas personas que se mostraba tolerante a la bebida, al día siguiente se regocijaría con todo lo visto aquella noche recordándoselo a los que no lo recordarían.

Sí, eso pasa cuando uno se mantiene sobrio o soporta más el alcohol que otros, regocijarse de aquellos momentos embarazosos de sus compañeros, estaban aprendiendo muy bien estos muchachos.

Snotlout miro el grupo, y ya había bebido tres tarros y medio, y el ambiente estaba muy alegre, pero él no se sentía del todo… alegre.

Tal vez era uno de los pocos que no se acostumbraba a la idea aun, un hombre, un debilucho, hecho héroe de la noche a la mañana, hecho “madre” de la noche a la mañana, bueno, nueve meses para ser exactos pero esa era la idea, y por alguna broma quizás del mismísimo Loki, todo gracias a un dragón.

-No deberíamos confiar en esos monstruos- y como suele ocurrir, el alcohol afloja la lengua, y a veces las ideas que no deseamos que los demás escuchen, pero ocurre.

-¿Hablas de los dragones?-

-Viejo, sé que es extraño, un día entrenando para matarlos… al otro resulta que no son tan malos, y es genial la sensación de volar, es de locos viejo-

-Creo que es la primera vez que concordamos hermano-

-Incluso Astrid ya tiene un dragón-

-Incluso tú Snotlout, aunque claro, terminaste con el trasero quemado jajajajajaja-

Todos recordaban ese día, en que Hiccup, antes de que se hiciera pública la noticia de su embarazo y por la insistencia de varios jóvenes, niños, adultos e incluso ancianos, empezó a enseñar a los vikingos, sorprendentemente, a comportarse con respeto con los ahora aliados dragones, a algunos se les hiso más fácil que a otros olvidar de buenas a primeras las décadas de guerra y matanza, eso aplicado a ambos lados, a otros se les hiso mas difícil, y preferían hacerlo a la manera vikinga, y los dragones respondían también a su manera.

Ese día no hubo alguien herido de gravedad por suerte, y por suerte Praxedes estaba a lado de su compañero para apoyarlo en todo, en realidad, era muy raro ahora en la actualidad ver al dragón sin el jinete, o el jinete sin el dragón, aún más cuando a Hiccup se le empezó a notar el embarazo.

Eso a Snotlout le dejaba un mal sabor de boca.

Eran dragones, bestias salvajes, y ese furia nocturna era el más raro de todos.

-¿Creen que las llamas de ese furia nocturna quemen cuando se transforma?-

De repente, llega ese momento, entre tantas cosas dichas, hay al parecer algo que llama la atención de la mayoría y empiezan a pensar, y son jóvenes, y adolescentes, y el aguamiel no es buena consejera, y empiezan a decir cada cosa.

-Pues tal vez no si Hiccup se abrió de piernas para aparearse con él-

-Quien sabe, tal vez concibieron cuando este era un dragón-

-Tal vez solo así domo a la bestia-

-¡Qué vulgares!- comentaron las chicas que aún estaban medio consientes siguiendo la conversación de los muchachos, incluso la chica que se estaba riendo se calló y los miro mal, esa clase de cosas no deberían de ser dichas, menos en público, bueno, tal vez ellas también lo hubieran comentado entre ellas, pero jamás lo decían con ese tono sisañoso que se le notaba claramente a los chicos, además ellas a pesar de guerreras pensaban que había más romanticismo en la historia de jinete y dragón de lo que pasaba en esas mentes delante de ellas.

-Estoy seguro que esa bestia lo obligo a llevar su semilla- refuto Snotlout, con algo de coraje.

-Pues todos sabemos que Hiccup no es el más fuerte de todos- corroboro otro, y tal vez era por el aguamiel pero esa idea de repente le parecía muy lógica.

-Oigan, ¿habrá salido como un dragón?-

-¿El bebé?-

-Seguro se parece a esa bestia-

-Monstruo-

…silencio, demasiado silencio de la otra parte de la mesa…

-¿Chicas por qué tan calladas?-

-Hola Praxedes, felicidades por tu bebé- dijo una de ellas, sonriendo alegremente a la figura atrás de los muchachos que empezaron a decir todas esas tonterías.

Oh ho….

Praxedes realmente no tenía ganas de separarse de su recién nacido y su pareja, pero la insistencia de Gob y su suegro para que al menos mostrara su presencia un minuto en la fiesta en honor a los nuevos padres y el nuevo bebé de la aldea, Hiccup le había dicho que estaba bien, que era una tradición de la aldea, y tal vez se entretendría un poquito después de los nervios que sufrió al escucharlo gritar y quejarse en el parto.

Cuando entro al gran salón la gente estaba festejando a lo grande, como no estaba acostumbrado a ese ambiente le pareció incomodo, pero conforme iba pasado y la gente lo reconocía no hubo quien no lo felicitaba por el nuevo bebé, cosa que le hiso feliz, su hijo ya era aceptado por muchos aldeanos.

No tendría rechazo… al menos por parte de algunos.

Quizás por suerte o curiosidad llego a la mesa de los jóvenes, donde había muchas caras familiares de jóvenes que habían pasado tiempo con Hiccup durante su embarazo, algunos por curiosidad y otros por amistad como ese tal Fishleg y algunas chicas.

Fue cuando escucho algunos comentarios no muy agradables por parte de los muchachos, realmente… le hicieron enfadar.

Los muchachos se volvieron lentamente para encontrar a su verdugo invocado por su propia lengua insolente aquella noche, lo demás de esa noche quedo confuso entre recuerdos y lo que las chicas les dirían lo que paso realmente después de que se encontraron con la figura del dragón atrás de ellos.

Al día siguiente el grupo de jóvenes vikingos despertaron en diferentes partes del bosque, tuvieron suerte de que Praxedes estaban de buen humor por el nacimiento de su primogénito.

Aunque claro, no regresaron ilesos, o habían sido colgados en una rama alta, dejados en un risco difícil de bajar, o cerca de algún territorio de jabalís salvajes, de nuevo, era bueno que hayan agarrado al dragón de buenas, hubiera sido peor sino.

Y todos ellos recordaran su primera fiesta con aguamiel.

Recordaran evitar el exceso y todo con medida.


*
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=Criar un bebé dragón, adorablemente peligroso=

Praxedes e Hiccup eran padres primerizos, de un lindo bebé de cabellos negros como se padre y ojos verdes como su “madre” u otro padre, como quisieran llamarlo, preferiblemente de la segunda forma porque le resulta incómodo y hasta irritante que lo comparen tanto con una mujer, el sigue siendo un hombre al fin y al cabo.

Si, ambos eran padres primerizos, y no de un bebé cualquiera, sino el más hermoso ante sus ojos, mitad dragón y humano, y a pesar que no tenía alas u cola, algo le decía a Hiccup que le saldrían con el tiempo, no solo por lo que le había dicho el celta al nacer su bebé, “la mezcla de sus esencias en una”, no, sino que él lo sabía porque era su padre, además de los lunares que tenía en la espalda en las justas partes de su cuerpecito.

Su pequeño Asier era un bebé adorable, que chillaba cuando tenía hambre o estaba sucio como todos los bebes, y parecía completamente indefenso ante el mundo, pero para eso estaban sus padres, que lo alimentaban, Hiccup le daba pecho, si, increíblemente al parecer su cuerpo también podía hacer eso aparte de sostener una nueva vida en su interior, al menos su pecho había permanecido igual de plano y no había sufrido mayor cambio aparte de poder dar leche, o Praxedes le daba papillas molidas previamente por su todo, experiencia realmente gratificante, aunque lo de limpiarlo se lo dejaba exclusivamente a Hiccup, su pequeño a pesar de lo pequeñito que era y lo poco que expulsaba al hacer sus necesidades, lograba marearlo y hasta noquearlo casi casi por los aromas que tenía sus desechos, aun recordaba cuando intentó quitarle ese pañal de tela y cuanto quiso regurgitar involuntariamente de inmediato cuando percibió el aroma con su sensible olfato, mil veces peor que cualquier pestilente sulfuró y azufre de volcán o docenas de peces en descomposición, una razón más para admirar a su todo al poder soportar semejante faena al tratarse de limpiar al pequeño Asier.

Asier era muy pequeño y dependía de todo de sus padres, no como otros dragones recién nacidos, eso no molestaba a Praxedes, sabía que su cachorro no solo era dragón, sino también como su todo, por lo que ver a esa bolita pequeña que le regresaba la mirada curiosa lo llenaba de alegría y orgullo, aunque tampoco era como cualquier bebé humano, no solo por sus marcas de nacimiento en espalda y sus orejitas puntiagudas y oscuras, sino que también tenía su propio fuego interior, cosa que comprobaron un día cuando él después de instrucciones detalladas y verlo hacer con anterioridad a su todo le daba palmaditas suaves en su espalda para sacarle gases, solo tenía que esperar a que eructara o soltara otro gasecito, Hiccup estaba a su lado y lo miraba amorosamente atento a todo lo que hacía, nadie se esperó que al soltar el predicho eructo también soltara una pequeña bola de fuego no muy potente, pero que callo directo en la barba de su abuelo quemando una de sus trenzas.

Después de apagado el pequeño incendio y cortar la trenza quemada, Praxedes no podía sentirse más que orgulloso no porque haya asustado y fastidiado de paso a su abuelo, sino porque su cachorro a poco tiempo de nacer ya podía soltar fuego, involuntariamente pero a fin de cuentas lo podía soltar, cosa que la mayoría de los dragones recién nacidos no podían hacer, su pequeño era un prodigio, Hiccup también estaba asombrado y nada asustado por aquel pequeño hecho sorprendente, pero izo nota mental desde entonces que alejaría las cosas fácilmente inflamables de su pequeño a la hora de sacarle gases.

A los meses Asier demostraba un muy buen desarrollo y era la adoración de su familia y amigos de esta, y a los 8 meses aproximadamente de nacido dijo su primera palabra entendible, cosa que alegro a todos, era un bebé muy listo al decirlo tan pronto, solo había un pequeño e insignificante inconveniente.

-Mama- repetía él bebe sentado en la mullida cama mirando a su progenitor de ojos verdes.

Normalmente la primera palabra de los bebes es “mama”, eso todo el mundo lo sabe, ya que es con ella la que pasa la mayoría de su tiempo, solo que a la “mama” en este caso le gustaría un poco que le dijera “papa”, era feliz que su primera palabra fuera dedicada a él, pero era un papa ¿no?

-Papa, PA-PA, trata de decirlo cariño-

-MAMA-

No importaba cuanto intentara, al parecer le seguiría llamando de esa forma, esperaba que con el tiempo cambiara un poco su forma de llamarlo.

Un bebe puede ser muy activo, se arrastre, gatee o comience a dar sus primeros pasos, por lo que siempre se tiene que tenerlo vigilado, no importa lo quieto que parece que podría estar de un momento, al siguiente podría tratar de meterse algo a la boca o arrastrarse hasta al borde de la cama o gatear hasta la puerta, era increíblemente absurdo lo rápido que podía parecer un bebé si no le tenías el ojo encima, eso lo habían aprendido muy bien Praxedes e Hiccup que a pesar de lo pequeño que era su bebe, podía presentar una fuerza y determinación muy grande cuando algo le daba curiosidad, como el hacha de su abuelo, la cual quedo estrictamente prohibida la entrada a la casa a esa cosa por muy tesoro familiar que fuera, o la barba de su abuelo, era una de las cosas con que más se entretenía, viéndola o jalándola, cosa que al pobre de Stoick le ponía un poquitín nervioso, no quería que por uno de sus “gasecitos” terminara el trabajo de quemarle la barba, pero ver esos ojitos era imposible negarle jugar con ella un rato.

Un bebé no comprende de horarios, por lo que bien puede dormir en la tarde o querer atención de sus padres a la hora que se le antoje del día, sin importar la luz del sol o los suaves rayos de la luna, o que sus padres quisieran un ratito para ellos dos solos, por lo que hasta que el pequeño Asier se acostumbrara a los horarios, sus padres se tenían que acostumbrar a los cambiantes horarios de su bebé, que bien podía despertarse en la tarde después de su siesta, o chillarles a cualquier hora de la madrugada o noche y levantarlos después de un largo y cansado día.

Cuidar a un bebé podía presentar ser una gran aventura, mas siendo este el hijo de un dragón y humano, pero era una aventura que gustosos estaban ellos a enfrentar.

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