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THIS IS WAR por minima

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Notas del capitulo: Creo que el titulo explica bien lo que verán en este capítulo. Por cierto, todavía no he visto la nueva película de esta franquicia, por favor no me den spoiler en los comentarios aun.
4.- El sufrir de un padre

Hay cosas que un hombre puede enfrentar una vez y no desmoronarse, pero enfrentarlas de nuevo es igual a su rotunda caída.

Para Stoick esto era perder a su familia.

…l se consideraba un hombre fuerte, valiente, decidido, alguien en quien la gente de su pueblo podía confiar y no defraudarlos, esto se lo agradecía a varios años de trabajo duro y decidido, pero también, era algo que le agradecía a su familia.

Su padre le enseño los valores que representaban ser un vikingo, lo que le ayudo a ser el fiero guerrero que era hoy en día, pero solo cuando la conoció a ella, supo para que realmente servía toda esa fuerza y lo que era la verdadera valentía.

Valhallarama, el amor de su vida.

En esa época la amenaza de los ejércitos de la ya famosa Muerte Verde no se consideraba una amenaza real en los mares del norte, en realidad muchos de ellos dudaban que cualquiera de los hombres de las tierras del sur llegara tan lejos, aun así los emigrantes, los nómadas, aquellas personas que habían perdieron sus hogares por las guerras que se habían desatado en las tierras bajo el dominio del imperio de Muerte Verde, tentaba su suerte y decidían viajar a los lugares más inhóspitos para buscar un lugar seguro, un nuevo lugar para llamar refugio, un lugar al que podían llamar hogar.

Muchos de estos hombres y mujeres, familias incluso, pararon alguna vez cuando él apenas era un joven vikingo aprendiendo los deberes que debía atender el futuro heredero del título del líder de la aldea, en las costas de Berck.

Los mismos habitantes de Berck tenían sus opiniones divididas en este hecho, por una parte sentían que no podían confiar en los extranjeros, algunos decían que estos solo buscarían la mejor oportunidad de echarlos de su propio hogar, esa clase de pensamiento o argumento siempre era encabezado por Mildew, un anciano conocido especialmente por ser un amargado por toda la aldea, sus coles, y que todas sus esposas, tres de las mujeres más gruñonas y mandonas que había visto la aldea, habían muerto misteriosamente, y por un tiempo, cierta parte de él llego también a pensar que ese argumento tenía cierta validez y que podría pasar, y como futuro líder de la aldea debería tener en mente que tipo de represalias debería de tomar en caso de que esos escenarios tan negativos llegaran a pasar; la otra parte pensaba que era para mejor que llegaran más gente a la isla, ya que los barcos en que viajaban traían nuevas y exóticas cosas que beneficiaran a la población, tendrían más manos para ayudarse entre ellos, y muchos de los barcos comerciantes pasarían más seguido debido a que habría más gente en la isla dispuesta a pagar peaje para viajar con ellos.

Mientras el todavía no fuera el líder oficial de la aldea solo podía ver, observar y estudiar la situación y obedecer las órdenes de su padre para mantener seguro a su hogar.

Uno de esos días de su juventud, en uno de esos barcos que izaban una bandera blanca en el horizonte como signo de docilidad y que venían en paz, otra docena de nómadas llegaba a la isla, y aquella persona que voltearía su mundo de cabeza se encontraba en este.

Era un barco mercante, su dueño era un viejo conocido, Johan, alguien honrado, servicial y con curiosas historias para compartir de los objetos que llegaba a comerciar en la isla, esta vez había traído cerca de una docena de personas a bordo buscando como muchas un lugar seguro para vivir.

Se encontraba cerca del puerto, vigilando que no hubiera ningún contratiempo o altercado, vigilando el orden, y ahí fue cuando la vio.

No es que fuera la mujer más hermosa o voluptuosa que hubiera visto a primera vista, aunque si era linda, era más bien por su actitud, más específicamente su sonrisa la que atrajo su atención y le cautivo.

La mayoría de las personas al llegar a la isla tenían un semblante sombrío, amargo como la huella de lo que tuvieron que sufrir para llegar hasta aquí, reflejaban en sus semblantes la oscuridad de sus vidas, pero ella era diferente, desde que piso las tablas del muelle, incluso antes, mostro una gran y radiante sonrisa, en ese momento juraba que brillaba su expresión con ella puesta, y con ella contagiaba a sus compañeros de viaje, e incluso a los vikingos que venían a ayudar a desembarcar las provisiones.

Era alegría y vida lo que irradiaba, y de una forma era tan atrayente como la llama a la polilla.

Más tarde se enteró de cómo se llamaba, luego que vivía en una de las tantas posadas provisionales que se habían empezado a construir desde que empezaron a llegar tantos viajeros a la isla mientras se decidían en quedarse o no, también que su único pariente que le acompañaba era un tío abuelo que era todo lo contrario a ella, podía competir en lo cascarrabias con Mildew incluso, y sin darse cuenta estaba empezando a buscar más cosas de saber de ella, hasta que fue su mejor amigo Gobber quien lo empujo frente a ella, literalmente, para que por fin hablara con Val en persona y no siguiera como un acosador, una comparación demasiado injusta en su opinión, solo estaba preguntando algunas cosas ahí y allá, y no es que fuera que tomaba todo su tiempo libre para saber de ella y ese tipo de cosas, aunque le debía de agradecer a su amigo, que realmente era su mejor amigo, haberlo empujado ese día frente a ella, ya que así comenzó su relación y no lo cambiaría por nada.

Valhallarama no era como cualquier mujer que hubiera conocido, su sonrisa, su forma de mirar, su forma de hablar, para él le era tan único, tan ella, tan perfecta, y ahí supo cómo un golpe de hacha en el pecho que estaba perdidamente enamorado y no podía hacer nada para remediarlo, ni quería hacerlo.

Cuando sus sentimientos fueron aceptados fue uno de los días más felices de su vida, el que más rápido le siguió fue el día en que le pidió su mano en matrimonio a ella y acepto, aunque tuvo que lidiar con un sermón de cerca de tres horas de su tío de que debía amarla, respetarla, cuidarla, siendo el único familiar que le quedaba entendía su preocupación, aunque en algunas ocasiones le hablaba en un tono que daba a entender que su bienestar era como la seguridad del mundo entero, y en cierta forma lo era, ya que Val se había convertido en su mundo entero.

Los años junto a ella fueron los más felices y completos de su vida, y a pesar de que en el mundo cerca de ellos las cosas parecían empeorar y llegar a preocupar a su hogar, sabían que mientras estuvieran juntos podían hacer frente a ello.

Los pronósticos de las guerras en las tierras bajas empeoraron, y más y diversa gente empezaron a llegar a las tierras del norte y a las islas en los mares de esta, incluida alguna que otra tipo de creaturas que jamás había visto antes pero que igual que los humanos buscaban refugio, la diferencia entre estas y los humanos es que ellas preferían buscar las islas solitarias y desiertas de humanos para quedarse.

A pesar del nerviosismo de su gente con este hecho Val le hiso ver que no era tan malo, y como muchos otros antes que ellos, solo buscaban un lugar para llamar refugio, como ella, que lo encontró junto a su lado.

Ella era la voz de la razón que necesitaba en algunas ocasiones en su vida, quien podía tranquilizarlo en los momentos más preocupantes y estresantes, quien iluminaba sus días con sus sonrisas, le sorprendía con cada día que compartían.

Un día esa felicidad se multiplico al llegar la noticia que esperaban un bebé, un hijo o hija venia en camino y no podía esperar para tenerlo en sus brazos.

Se daba cuenta que su esposa y su futuro hijo, su familia, eran las cosas más valiosas que pudiera tener y se juró así mismo protegerlas con su vida si era necesario junto a su aldea.

El día en que Hiccup nació fue el día en que más asustado y nervioso había estado, Val estaba por otro lado de lo más tranquila en comparación con él, valiente y tranquila en este tipo de situaciones, y más siendo ella la que tendría al bebé dentro de poco la hacía amarla más y más si eso era posible.

Nació a las primeras horas de la madrugada, justo en la salida del sol, su llanto era fuerte para ser el de un ser tan pequeño y frágil.

Cuando lo vio en los brazos de Val le pareció la cosa más pequeña y frágil que jamás hubiera visto antes, era tan, tan… diferente.

No puede mentir, en ese momento se sentía algo decepcionado en la primera impresión de su primogénito, era tan pequeño, incluso para un bebé, la mayoría de los bebés vikingos eran más robustos por así decirlo, él lo sabía, había tenido que acompañar a su padre en docenas de las ceremonias de presentación de los nuevos bebés de la aldea a las personas de la tribu, y su primogénito era pequeño, muy pequeño.

Siendo sus pensamientos algo crueles pensó en compararlo con un renacuajo o pequeña lagartija, incluso temió que por su debilidad no llegara a sobrevivir el día o la noche.

Val viendo su semblante lo atrajo hacia ella para que viera mejor a la creatura entre sus brazos, pequeño y de aspecto delicado, pero con los rasgos de cada uno de ellos.

El bebé de mejillas rosadas y pequeña nariz salpicada con pecas tenía unos pequeños pelos que hacían un gracioso mechón en su coronilla, dependiendo de la luz parecían castaños, como los cabellos de Val, o rojizos como el cabello de Stoick, sus facciones aún eran pequeñas y jóvenes, pero ella decía que había heredado la nariz de Stoick y quizás la forma de la mandíbula, porque jamás le había visto la mandíbula a su esposo desde que lo conoció ya que desde que se vieron por primera vez este ya tenía una muy poblada barba en su rostro, tal vez era pequeño, pero eso no quería decir que era débil, que la mirara a ella como prueba de ello.

Esos eran argumentos muy fuertes, pero lo que termino de tranquilizarlo e inflarle el corazón fue cuando el pequeño Hiccup abrió sus ojos y miro a sus padres, en ese momento su hijo le había quitado el aliento y el corazón.

Dos enormes ojos verdes y brillantes, como jemas preciosas los observaban, llenas de vida y curiosidad, iguales a los de su madre, realmente hermosos ojos.

Fue ahí que decidieron un nombre adecuado para su pequeño, y decidieron ir por uno de los antepasados de Stoick al ser su primogénito, Hiccup, Hiccup Horrendous Haddock III, que era como un presagio de que le esperaban cosas grandiosas en su porvenir, y como parte de la superstición en sus tierras, entre más raro y extraño el nombre alejaba a la mala fortuna.

Hiccup con el pasar de los años creció y siguió demostrando ser tan único, diferente, y junto a su esposa lo aprendió a amar de esa manera.

Era un niño curioso, quizás no era el más fuerte, ni el más ágil, ni quizás tampoco el más valiente, pero si curioso, y de hecho también el niño más listo que hubiera visto en su vida, antes de cumplir el año sabia decir mamá, papá, Gob, y podía identificar a la mayoría de las personas que hubieran tenido contacto en su vida.

Con más años enzima su curiosidad a corta edad lo llevo a descubrir cómo funcionaban muchas cosas, las ruedas de las carretas, los barcos, catalejos, piedras de sol, la forja, era una esponja que absorbía conocimiento, y quizás no lo hacia el chico más popular entre los niños de su edad, aunque tenía amigos a su manera como Fishleg.

Así como había crecido su familia así lo había hecho su aldea.

Se volvió más prospera, pero a la vez se notaba que tan rápido se estaba propagando la guerra, desafortunadamente por cada persona que llegaba con ella traía las terribles historias de la guerra, de cómo esta afectaba a las tierras del sur, como la gente sufría, como cada batalla dejaba desolación y muerte, y como esto había durado generaciones y que rápidamente se expandía por los cuatro puntos cardinales como una mortal epidemia.

Los temores de la gente en la isla poco a poco se estaban confirmando, tarde o temprano esta guerra los afectaría también a ellos, pero eran vikingos, eran una tribu de fieros guerreros, no se dejarían caer ni vencer sin demostrar los fieros que podían ser.

Pero luego ocurrió lo impensable.

Traición.

Crecer en una pequeña comunidad te da cierto sentido de pertenencia, de confianza, de conocimiento, sabes quién es tu vecino, creciste viéndolos crecer a ellos y estos a ti, viste a sus hijos nacer y ellos también vieron a tus hijos nacer, incluso con los emigrantes que se quedaban con el tiempo a ellos también los conocías, ansiosos de adaptarse a su nuevo hogar se daban a conocer y querían conocer su alrededor, no es que expresaran todas las penurias que tuvieron que pasar para llegar hasta este punto, pero preferían buscar más la amistad con sus nuevos vecinos que enemigos entre ellos.

Lo cual te hace difícil pensar o tan siquiera imaginar que estas mismas personas llegaran tan siquiera a pensar en traicionarlos. Pero una de ellas lo hiso.

Fue un día como cualquier otro, ese día tenía que revisar la excavación de un nuevo poso para el pueblo, lo bueno es que había muchas manos voluntariosas para ayudar en beneficio de la tribu en ese día, pero también había un par dispuestas a darles la espalda.

Pensó que el mayor peligro en esa época seria que uno de esos días llegaran los ejércitos de las tierras del sur buscando batalla, no se imaginaba que un vecino más cercano podría ser la perdición de la tribu en esos días.

Como ya había dicho antes tenía que supervisar la construcción de un nuevo poso para la tribu, aun no se secaba el anterior pero como había más gente seria más cómodo para varios que existiera más de una fuente de suministros de agua dentro de la aldea.

Era pleno día, un día despejado, todo parecía ir bien, entonces empezó el ataque.

Atacaron por tierra y por mar, un barco robado de un mercante fue su disfraz en el mar, los bosques de la isla su refugio sin nadie saberlo, y cuando decidieron atacar fue una sorpresa total, vikingos como eran ellos no dudaron en regresar el ataque, no tardaron en identificar a sus agresores.

De la tribu de “Los Marginados”.

Aquellos hombres con los que no quisieras cruzarte o hacer tratos ya que eran viles tramposos, desalmados traicioneros y peligrosos como un saco lleno de víboras de mar, a la menor oportunidad tratarían de saquear cualquier aldea o barco que tuvieran cerca, por esta misma razón los barcos mercantes no viajaban a su isla y las demás tribus no tenían tratos con ellos, porque realmente eran gente de no confiar.

¿Pero cómo habían llegado tan lejos?

No podía concentrarse plenamente en esa cuestión, tenía que defender su aldea y eliminar a los intrusos, conforme la batalla continuaba se dio cuenta que varios de los ataques se concentraban en las posadas donde aún la mayoría de los nuevos residentes de la aldea se hospedaban.

Iban tras los refugiados, los extranjeros que buscaban un nuevo hogar.

Hombres y mujeres rápidamente contraatacaron las fuerzas invasoras, podían haber llegado de sorpresa y haberlos agarrados desprevenido, pero esta era su isla y no se dejarían vencer tan fácilmente, ninguno de ellos.

Cuando el sol callo ya habían ahuyentado a los marginados, hubo algunas bajas de parte de ellos como las propias, la mayoría de inocentes, los refugiados.

Con este hecho como un rayo le llego una revelación espantosa.

¡Valhallarama!

Corrió hacia su casa pero ya era demasiado tarde, entre los ataques los malditos marginados habían incendiados varias casas, entre ellas la suya, y al ver los restos calcinados de su hogar sintió su mundo caer.

Desesperado empujo los restos de madera aun ardiente queriendo y a la vez no queriendo encontrar algo, tenía que estar ahí, pero no quería que estuviera ahí, quizás había encontrado refugio en otro lugar, quizás había logrado escapar, ¿e Hiccup?, el niño casi nunca se separaba de su madre, ¡Por Odín! ¡Por los dioses! Esto nunca debió de pasar.

Sus camaradas trataron de apartarlo, pero es sabido que cuando un vikingo se enterca en algo hay poco poder sobre la tierra capaz de persuadirlo.

Y ahí la encontró, entre escombros y cenizas, a su amada abrazando a un bulto de telas, las marcas de las quemaduras sobre su piel se encontraban en gran parte de su espalda y torso, las vigas de madera cayeron sobre ella cuando se incendió la casa impidiéndole escapar si es que aún se encontraba viva cuando el incendio comenzó.

Una horrible muerte para cualquiera, una horrible muerte la que tuvo que sufrir su amada e hijo, porque aun sin verlo sabía que era lo que tan celosamente guardaban aquellos brazos que tantas veces lo habían abrazado a él, su hijo, su Hiccup.

Los vikingos no son conocidos por llorar, pero cuando lo hacen es por una buena razón.

Lloro, lloro por su amor perdido, por los días que pudo haber sido pero ya no serían, algo murió ese día dentro de él, Gobber estuvo a su lado en todo momento, como una presencia de apoyo, no dijo nada, no había nada que decir o que pudiera aliviar su dolor, pero Odín se compadeció de él, solo un poco.

Algo se movió entre los brazos de Val, por un momento pensó que lo había imaginado pero ocurrió inmediatamente de nuevo provocando un grito en su amigo, rápidamente recogió entre sus brazos a su amor y al hacerlo las gruesas mantas se movieron un poco revelando la ya conocida melena rebelde de su hijo, su hijo quien se encontraba moviendo y tosiendo.

¡Estaba vivo! ¡Oh por toda la bondad de los dioses! ¡Estaba vivo!

No ileso pero vivo, su hijo gracias a la valentía y fuerza de su madre había sobrevivido contra el atentado de los marginados, pero aún tenían que pasar varios días para que la seguridad de su hijo estuviera plena.

Como ya dijo su hijo no había salido intacto a pesar de la protección de su madre, había respirado humo, sufrido leves quemaduras, y lo peor, su pierna izquierda había sido la más perjudicada, las quemaduras eran tan graves que no había quedado de otra que amputarle parte de ella, había quedado inservible y si se quedaba la infección seria incontrolable hasta llegar a ser fatal, tomar esa decisión había sido dura y lo había dejado con un amargo sabor de boca y culpable a pesar que era para bien de su hijo.

En un día había perdido al amor de su vida y casi a su hijo también, mientras que su hijo luchaba en cama con fiebre y pesadillas dedico todas sus energías cuando no estaba a su lado para cuidarlo en encontrar al maldito quien ayudo a idear este plan en su isla, en su hogar, ya que esto solo pudo tener éxito con alguien de adentro, no tardó en encontrarlo.

A pesar de que ahora la mayoría aceptaba a los inmigrantes, los nómadas, aun había unos pocos que no aceptaban la idea, o más específicamente uno que siempre había detestado la idea de que estos hubieran venido a la isla y hubieran sido aceptados, y a la menor oportunidad sembraba la semilla de desconfianza hacia estas personas o encabezaba las protestas contra ellos.

Mildew, el maldito anciano que había preferido traicionar a su pueblo y aliarse con la peor calaña solo porque no aceptaba a unos extranjeros que no tenían la culpa de nada, solo la desdicha de haber perdido su hogar.

El juicio no tuvo piedad, como él no tuvo piedad con los suyos al traicionarlos, muchas veces en caso de traición se procederían a desterrarlo, y ponerle la marca de traidor, pero ese castigo sería demasiado benevolente para él, su castigo fue la muerte y arrojaron sus restos en las heladas aguas del mar, ni se merecía que procedieran correctamente con sus restos para un adecuado descanso.

Después de eso su mundo giro entre cuidar a su pueblo, crear alianzas con las demás islas para estar seguras, para cuidarse entre ellas, y a su hijo, la única familia que le quedaba, lo único que Val le había dejado, con la pérdida de su madre y su extremidad su hijo se volvió algo retraído y triste, y era comprensible.

Como padre temía por el futuro de su hijo, que es lo que sería de él si ahora tenía menos posibilidades de ser un vikingo, o por lo menos hacer cualquier cosa que una persona con todas las extremosidades podía hacer, sabia de hombres que habían perdido sus extremidades, su mejor amigo Gobber había perdido una mano y una pierna, pero ya las había perdido siendo un adulto, Hiccup aún era un niño y no tendría una infancia como la de cualquier niño normal y eso quizás lo podría afectar en un futuro.

Fue una tarde meses después que su mismo hijo lo sorprendió con su fortaleza.

Había estado fuera todo el día y estaba muy cansado cuando regreso a su nueva cabaña, pensó en ir mas al rato al gran comedor por algo de provisiones para él y su hijo si es que Gobber, que siempre le ayudaba a cuidarlo cuando él no estaba, no había traído algo de comer a Hiccup, y ahí lo vio frente al fuego con un caldero preparando guiso de yack con un bastón para apoyarse.

Con una sonrisa le dijo que no tenía que preocuparse, que ya se encontraba mejor y que ahora el también ayudaría en la casa, su hijo con todo lo que le había pasado no quería ser una carga para su padre, su buen y amado hijo, en ese momento supo que se había convertido en la nueva piedra que estabilizaba su vida.

Con el pasar del tiempo y con las nuevas alianzas y trabajo, Hiccup lo siguió sorprendiendo, a pesar que en el exterior no era como el estereotípico vikingo, en el interior había demostrado una fortaleza y seguridad que muchos envidiarían, era su orgullo, su hijo y de Val, en él podía verla a ella, y aunque a veces dolía le agradecía a los dioses por ello.

A temprana edad mostro su talento en la herrería, lugar donde pasaba mucho tiempo cuando él tenía que viajar a otras islas quedándose con Gobber, bajo la tutela de este había aprendido a manejar el metal y crear desde armas hasta una hoya, su curiosidad se expresó ahora con su inventiva, y de un día para otro empezó a crear más y más cosas para facilitar la vida de quienes lo rodeaban, por ejemplo mejores herramientas y armas, prótesis incluso, una de ellas de propia inventiva la usaba para caminar ya a diario, también llegaba a hacer juguetes para los más jóvenes, los niños lo amaban por ello, les daba ilusiones y risas para ellos, y los padres se lo agradecían.

Con el tiempo la aldea lo empezó a respetar y valorar por su valor propio, sintiéndose más orgulloso por ello como padre.

Y cuando la guerra estuvo más cerca nuevamente lo sorprendió creando nuevo tipo de armas, ballestas más grandes y precisas, arcos y flechas que podían ir más lejos que cualquiera, resistentes escudos, y otras armas y artefactos de su propia inventiva, todo para que los hombres y mujeres de su tribu regresaran sanos y con más posibilidades de victoria en sus viajes.

Su amado y valioso hijo, su orgullo y familia.

Ahora desaparecido.

Como ya se dijo con anterioridad, hay cosas que un hombre puede soportar una vez, pero si la enfrenta de nuevo esto puede llevar a su caída absoluta.

Cuando se enteró de que su hijo no se encontraba en la hoguera, o en su hogar, o en cualquier parte de la isla de Berck la cordura o lo poco que le quedaba se le estaba escapando de su ser sin piedad.

Si no fuera por su fiel amigo y sus hombres el mismo se embarcaría en un barco y partiría en cualquier dirección solo para encontrarlo, pero debía quedarse, pensar con la cabeza fría, no podía zarpar hasta el fin del mundo inmediatamente, aún tenía todo un pueblo que dependía de él, mismo que a Hiccup no gustaría ver desprotegido.

Se estaba muriendo por dentro por no saber dónde estaba, por no saber si estaba vivo o…. no, él estaba vivo, era su hijo, tan terco como cualquiera de los vikingos de esa isla o quizás un poco más, tan resistente y valiente, si se lo llevaron, lo encontraría, lo juraba como líder de Berck, lo juraba como padre, lo juraba por la memoria de su mujer.

Solo tenía que esperar un poco más, y rezar a todos los dioses que Hiccup se encontrara bien.

Y quien se hubiera atrevido a llevárselo, lo pagaría en carne propia y desearía jamás haber cometido esa osadía, como se llamaba Stoick el Vasto.

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