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Enamórame por Fullbuster

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Natsu Dragneel POV


 


Gray ya se había mudado prácticamente a mi casa y me encantaba, sobre todo eso de dormir todos los días con él, que estuviera en mi cama y poder dormirme abrazándole. Sentirle a mi lado era la mejor sensación del mundo, me hacía estar completo ¡no podía pedir nada mejor!


Me quedé tumbado en la cama, apoyando el codo en la almohada y mi cabeza sobre mi mano mirando a Gray dormir. Estaba boca abajo con el rostro girado hacia mi lado y no pude evitar mirar la sábana revuelta, tapando sólo sus piernas y su trasero, dejando toda aquella espalda al descubierto. No pude evitar acariciarla con las yemas de mis dedos, desde donde se perdía la espalda hacia su nuca.


Odiaba aquellas marcas que tenía, no porque fueran horribles, si no por lo que significaban, todo lo que había sufrido en su vida hasta llegar aquí, hasta llegar a estar en mi cama durmiendo plácidamente sin preocuparse de nada ni de que nadie le hiciera daño, porque yo no permitiría que le hicieran daño.


Cada vez que dejaba de acariciarle, se movía involuntariamente buscando mi mano para que siguiera y me sonreí, porque realmente era muy tierno y muy dulce, sólo querían que le acariciasen. Seguí en ello, acariciando su espalda, sus brazos, sus manos, incluso su cabello hasta que empezó a abrir sus ojos mirándome, aquellos espectaculares ojos azules que tenía y tanto me gustaban.


Me sonrió y eso era lo más perfecto que podía ver por la mañana, sus ojos azules y su sonrisa. Cogió mi mano mirando el tatuaje de mi muñeca y lo besó mientras enredaba sus dedos entre los míos.


~ ¿Estás bien? – le pregunté sonriéndole mientras miraba nuestras manos enlazadas


~ Sí – me dijo - ¿Qué vamos a hacer hoy? – me preguntaba ahora.


~ Había pensado… preparar algo, coger la moto y conducir hasta la costa para hacer un picnic en la playa – le dije sonriendo


~ Eso suena bien, me gusta el mar.


Le besé de nuevo profundizando el beso ¡le había echado mucho de menos! Hacía noches que soñaba con tenerle de nuevo así, en mi cama medio desnudo mirándome con aquellos ojos tan hipnotizantes que tenía. Intenté levantarme para preparar lo que nos llevaríamos a la playa, pero Gray me retuvo el brazo volviendo a tirarme en la cama con él para abrazarme sin dejar moverme.


~ Espera unos minutos – me dijo sonriendo sin soltarme – sólo quiero estar un rato más contigo – me reí.


~ Pero si vas a estar todo el día conmigo – le dije besando su frente mientras recostaba su rostro en mi pecho.


La pasé el brazo por la espalda y le acaricié hasta que me soltase. Me gustaba su cabello, era muy liso y suave, además, parecía relajarse en cuanto le tocabas, tanto… que incluso creí que se quedaría dormido allí mismo.


Viéndole allí tumbado tan tranquilo recostado sobre mí mientras le acariciaba, no podía dejar de pensar en que casi le habían violado en nuestra propia base, en que si no hubiera sido por Jellal que entró a por él, ahora sería un chico completamente diferente, pero eso, me hacía preguntarme por qué Jellal había entrado tan impulsivo al verle en peligro, por qué se había lanzado a ayudarle sin preocuparse por él mismo, porque sino hubiéramos entrado en aquel momento, Jellal ahora no sé si estaría con nosotros. Aquellos tipos iban enserio y les daba igual a quien llevarse por delante con tal de salirse con la suya.


Dejé de pensar cuando escuché el rugido de las tripas de Gray y empecé a reírme. Gray también empezó a reírse aunque intentaba disimularlo escondiendo su rostro en mi pecho.


~ ¿Desayunamos? – le pregunté a Gray y éste asintió


Me incorporé y decidí salir de la habitación para ir preparando los desayunos mientras Gray se ponía algo de ropa. Me entretuve colocando la leche en el vaso y mientras se calentaba, Gray ya estaba detrás de mí besándome el cuello ¡y me encantaba sentir sus brazos alrededor de mi cintura! Sonreí y él también lo hizo mientras se separaba de mí para preparar unas tostadas.


Le miré extrañado, porque aunque era verdad que el influjo occidental había llegado a Japón y algunos desayunaban tostadas, beicon,  huevos o café, yo seguía prefiriendo mi arroz, mi sopa de miso y mi pescado al grill. No pude evitar sonreír, pero no dije nada, preferí que siguiera preparando las tostadas y me las comería sin decirle nada ¡Debería acostumbrarme a que él no era japonés! No comía lo mismo que yo, en algo tenía que ceder yo… y el desayuno me pareció algo por dónde empezar.


~ ¿De qué te ríes? – me preguntó Gray.


~ De nada – le dije


~ ¿Qué es lo que pasa? – me preguntó ahora serio sacando las tostadas.


~ Es que no suelo desayunar tostadas – le dije – pero no pasa nada, puedo acostumbrarme – le dije con una sonrisa.


~ Oh… lo siento – se disculpó y no pude evitar acercarme a besarle.


~ Tostadas está bien – le dije – siempre que desayunes conmigo, me da igual lo que comamos. Vamos, siéntate conmigo en la mesa – le dije colocando ahora otro vaso de leche a calentar ¡porque sólo le había preparado uno a Gray! Yo no desayunaba leche.


Nos sentamos en la mesa y por primera vez… desayunaba leche y tostadas. Gray no paraba de mirarme como si fuera un bicho raro por no haber desayunado nunca nada tan simple como esto. No podía parar de sonreír, porque su cara de niño bueno mirándome sin cesar como aquel chiquillo con preguntas sin atreverse a hablar me hacía gracia.


~ Pregunta – le dije sonriendo sin poder evitarle más.


~ Si no desayunas nunca café o leche o tostadas… ¿Qué desayunas entonces? – me preguntó Gray


~ Arroz y sopa de miso – le dije muy seguro.


~ ¿Y eso está bueno? – me preguntó con cara casi de asco.


~ A mí me gusta – le sonreí – pero las tostadas están mejor – le dije para que no intentase prepararme mañana sopa de miso.


La verdad es que no me importaba nada amoldarme a un par de costumbres suyas, no veía impedimento, supongo que aquí se acababa mi desayuno de sopa de miso por leche y tostadas, pero valía la pena siempre y cuando Gray estuviera a mi lado.


Cuando terminamos de desayunar, recogí un par de cosas para llevarnos y le dejé una de mis chaquetas antiguas de la moto a Gray ¡Incluso le ayudé a subirse la cremallera de la chaqueta! Aunque sinceramente… yo prefería bajar cremalleras a subirlas, pero no tenía tiempo para eso si quería llevarle a la costa, supongo que tendría que dejar mis impulsos para cuando regresáramos a casa.


Esta vez, Gray ya no necesitó ayuda con su casco y en parte, me apenaba un poco que se valiese por sí mismo, porque me encantaba ponerle el casco, pero era bueno también que empezara a valerse por sí mismo, ahora tenía más confianza en sí misma de cuando le conocí.


Lo que más me gustaba de ir en moto acompañado, era… en primer lugar… hacerlo con Gray y en segundo… que se cogiera a mí, porque me encantaba cuando lo hacía, sentir sus brazos entorno a mí, sentir su pecho presionando mi espalda o su cabeza pegada a mi hombro.


Conduje hasta la playa y detuve la moto en el aparcamiento dejando bajar primero a Gray y apagando la moto para estacionarla correctamente después. Cuando bajé de la moto y me quité el casco, podía sentir la humedad, la brisa del mar y hacía años que no la había sentido… porque la última vez que vine aquí, fue con mi padre, desde entonces no había vuelto a pisar la playa.


Caminé hasta la arena y me descalcé hundiendo mis pies allí y la verdad… es que la arena quemaba bastante, supongo que porque hoy hacía un sol radiante. Gray se descalzó también y me siguió llevando la mochila con las cosas. Le intenté convencer de que llevaría yo la mochila, pero él se negó diciendo que no estaba inválido, que podía llevarla y no pesaba tanto. No creo que pesase… porque llevábamos comida principalmente, pero aún así, sólo quería tener con él un detalle de amabilidad.


Gray empezó a caminar hacia el agua y por su expresión, supuse que igual que yo… hacía mucho tiempo que no venía por la playa. Me aproximé hasta él y le pasé el brazo por encima de sus hombros mientras miraba las olas llegar y marcharse. Gray no dijo nada, había mirado mi brazo sobre él cuando lo coloqué, pero después… se limitó a mirarme mientras cerraba los ojos y aspiraba el aire tan limpio que había aquí.


Me senté en la arena mirando aún las olas y Gray se sentó delante de mí recostando su espalda sobre mi pecho mientras le abrazaba. Estaba tan a gusto en este momento, que me habría gustado estar siempre así, con esta paz y tranquilidad mirando el mar mientras abrazaba al amor de mi vida.


Pensaba en todo lo que había tenido que soportar estando con Lyon, en cómo me había comportado yo con él creyendo todas aquellas mentiras, en cómo me desesperaba ver la forma en que le perdía y Loke me lo arrebataba y ahora resultaba, que estaba aquí conmigo, que me quería a mí, me había elegido a mí y eso… era lo que realmente importaba, porque no iba a volver a decepcionarle, ahora mismo, me habría creído incluso si me dijera que había ido a Plutón y había vuelto, porque no iba a volver a dudar de él.


~ ¿Jellal te ha contado que conoce a mi padre? – preguntó Gray y me sorprendí de que hiciera aquella pregunta.


~ Jellal me dijo que creía saberlo y que tenías suerte si no le conocías.


~ ¿De qué conoce él a mi padre?


~ No lo sé – le dije – pero él nunca ha salido del país.


Gray pareció caer en algo, algo que a mí ahora mismo se me escapaba. Su cara era de preocupación y buscó en su mochila algo a la desesperada. Rebuscó en todos los bolsillos y entonces lo encontró, la foto que yo cogí aquella vez sobre sus auténticos padres y al verla de nuevo, reconocí a su padre ¡Era el que estaba atacando a Jellal la última vez en las duchas!


~ Ahora lo entiendo – me dijo Gray casi en susurro


~ ¿Qué entiendes?


~ Jellal me dijo… que su padre era estadounidense y que le abandonó cuando tenía diez años por una mujer de allí, era mi madre – me dijo muy seguro - ¿Cómo no me di cuenta antes? Casi tenemos los mismos ojos, a él se le notan menos porque tiene rasgos de su madre que era oriental, pero tiene mis ojos – me aclaró – por eso me resultaba tan agradable estar con él, por eso vino corriendo cuando estuve en peligro a ayudarme – intentó explicarme.


~ ¿Estás seguro de eso? – le pregunté.


~ No lo sé, pero tiene que serlo, no hay otra explicación.


 


 


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