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THIS IS WAR por minima

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Notas del capitulo: Hola damas y caballeros, aquí un nuevo capítulo, =D advierto que en este capítulo habrá lenguaje algo fuerte, groserías y escena de violencia en este capítulo, no digo más para no spoilar. Siento la demora, últimamente en mi casa no ha habido muy buenas noticias, una sugerencia, quieran a sus familias con todo y sus “achaques” o peculiaridades porque nunca sabes cuándo es la última vez que los vez, un tío se fue.
5.- Pedes in terra ad sidera visus

Se había alejado lo más rápido posible de aquel chico de ojos verdes que le libero, la confusión y la sorpresa gobernaban su mente, ese acto lo había dejado desconcertado, aun no terminaba de creer lo que había pasado.

Ya que en esta época que alguien ayudara a un… monstruo, era impensable.

Sabe que para muchos, humanos y demás creaturas por igual él es considerado un monstruo, no solo por sus actos que distaban desde hace mucho tiempo de ser nobles, sino también por su aspecto y el hecho de ser un dragón.

En estos tiempos ser miembros de esta especie era sinónimo de ser rechazado y temido, lo que a estas alturas para él era lo mismo, la principal razón era por La Muerte Verde, el dragón que gobernaba un imperio y que poseía un hambre de poder que parecía insaciable, esta misma hambre era causante de mil y un tragedias desde hace generaciones, entre ellas, la perdida de sus padres, y que ahora en la actualidad la mayoría de las especies y seres no confiaran en una de las razas más antiquísimas de la existencia de la tierra, los dragones.

…l mismo a veces creía que esos mitos y leyendas que contaban sobre este maligno ser llegaban a ser verdad, que era la reencarnación del mismo mal o el demonio que devoro a mil demonios en el inframundo para llegar a la tierra y plagarla con sus males, con esos presagios tan negativos era difícil desde que Muerte Verde había aparecido que cualquiera no relacionara estos males con los miembros de su especie, era capaz de afirmarlo por experiencia propia cabe decir.

Y ahora ese niño, había realizado un acto de ¿bondad? ¿Podía usar tan siquiera esa palabra para con él? ¿Podía alguien tan siquiera atreverse a realizar esa clase de actos para con los de su especie?

Increíble, pero el hecho de que lo hubiera liberado era una verdad tan tangible como el dolor de su cuerpo, y hablando de este en esos momentos tenía un horrible ardor en la punta de su cola.

Cuando volteo a examinar su extremidad sus pensamientos plagados de aquel chico de ojos verdes desaparecen para atender a otros más preocupantes, gotas de sangre se pierden entre sus escamas para luego caer en gotas espesas al suelo manchándolo con su rojo oscuro, donde debería haber dos de sus aletas posteriores ahora hay solo una, y sabe que esto es para nada bueno.

Sus aletas en la punta de su cola aunque pequeñas son parte fundamental de sus alas, y el hecho de perder, que se fracture o dañe cualquier parte de las alas de un dragón para mucho es sentencia de muerte, o que jamás podrá volver a volar, lo cual para el caso es lo mismo.

El chico de ojos verdes lo habrá liberado de sus ataduras pero no quito su sentencia de muerte sobre su persona, solo la pospuso.

No, basta de esos pensamientos, al menos tiene que intentar tratar de volar de esta manera.

Extiende sus alas y aletea, en un principio todo parece ir normal, se separa del suelo, sus alas son fuertes y esta tarea no es difícil, lo difícil es mantenerse en el aire, el equilibrio y la dirección no podía manejarlas como quisiera, es más difícil de controlar y antes de que pudiera hacer algo volvía a golpear el suelo.

¡Rayos! ¡Anguilas y serpientes marinas! Esto era tan malo y frustrante, no se le ocurría nada para solucionar este percance, en realidad no había nada que pudiera hacer para remediar una aleta perdida, no es como si volvería a crecer o si pudiera pegar el miembro perdido a su cuerpo de nuevo, había magia en su especie pero nada parecido como para que un miembro perdido de su cuerpo volviera, o al menos él no la poseía.

Ahora está en cierta desventaja, cerca de ahí hay un pequeño ejército de La Muerte Verde y no puede volar, y si lo encuentran ahora si es su fin, por el momento debe encontrar un lugar estratégico en el cual pudiera estar seguro y pensar la mejor manera de proceder en esta situación.

Es cuando empieza a caminar que vuelve a pensar en el chico de ojos verdes.

Hiccup ha recuperado por fin la movilidad de sus extremidades y las ha vuelto a poner en funcionamiento, hace un par de minutos creyó escuchar el ruido del agua correr y se ha decidido seguir la dirección de ese sonido, mientras lo hace trata de recordar todas las enseñanzas que su padre y tío Gobber le han inculcado a lo largo de estos años, que no sea calificado para ser un fiero guerrero como la mayoría de su gente no lo descalifica de haber aprendido ciertos conocimientos generales de supervivencia, no es que alguna vez se hubiera imaginado poner a prueba estos mismos conocimientos en este tipo de situación, pero uno no siempre puede escoger las situaciones que puede enfrentar en la vida, pero si la manera de cómo enfrentarlas.

En su tierna infancia recuerda a su padre y madre llevarlo a los bosques de su isla, su padre le explicaba como podía crear armas con lo que se tenía al alcance, troncos, ramas y rocas, si es que tenías algo de imaginación y habilidad, y su madre le recordaba que siempre era bueno tener los sentidos abiertos por que eso no era lo único que la naturaleza podía brindarle, ella misma le enseño las propiedades de varias plantas, hierbas y vallas, tanto medicinales como venenosas, como distinguirlas y aprovecharlas, siempre parecía que ella sabía tanto, incluso su padre algunas veces le sorprendía los conocimientos de su esposa y le agradecía por que le inculcara esa clase de conocimientos a su hijo, así estaría más preparado, el mismo se lo agradecía en estos momentos ya que gracias a estas enseñanzas reconoció cierto musgo que crecía en un árbol cercano.

Al parecer este bosque no era tan estéril como parecía en un principio, tomo un poco de este musgo y volvió a dirigirse a la fuente de agua que escuchaba, no tardo mucho para descubrir de que se trataba de un rio no muy grande, perfecto ya que tenía mucha sed.

Cuando se encontraba trabajando en su cañón nuevamente le habían dado un poco de provisiones, otro pedazo de pan duro y más agua que había parecido sacada de un charco en la tierra, y de eso hace horas, el mismo se sorprendía de cuanta energía había sido capaz de sacar con tan poca comida y agua que le habían bridado, y ahora que había encontrado este rio por fin saciaría esta sed y si tenía suerte pudiera encontrar peces, y si, había varios de ellos nadando dentro de este.

Después de apaciguar su sed con unos buenos tragos se procedió a sentarse en una roca y desamarrarse su pie de metal, soltó las correas y movió su prótesis al lado de él, lo siguiente era remangarse el pantalón y exponer su muñón, que efectivamente como sospechaba ya tenía más de un par de ampollas dolorosas por el constante roce descuidado de su prótesis contra su pierna, algunas incluso habían reventado y exponían algo de carne rosa brillante, piel viva, y otras incluso ya goteaban algunas gotas de sangre, no era una vista muy agradable, tampoco era una sensación muy cómoda, al menos no era como aquellos primeros días en que había perdido su pie izquierdo.

Deslizándose de la roca y arrastrándose a la orilla del rio procedió a sumergir su muñón en las frías aguas recorriéndole una sensación agradable al sentirla al contacto de su piel maltrecha, eso realmente se sentía mucho mejor, cuando pensó que su magullado miembro se había sumergido lo suficiente en el agua lo saco y volvió a sentar en la roca y tomar el pedazo de musgo que había conseguido con anterioridad entre sus manos, muchas veces se utilizaba esta clase de planta como aislante para mantener alimentos secos o para la comodidad de los animales en algunos establos, pero también tenía ciertas propiedades medicinales si sabias que tipo de musgo usar, en este caso este lo podría usar para cubrir su herido muñón y evitar que se infectara.

Coloco el pedazo de musgo sobre su muñón y procedió a cubrirlo con la tela de su pantalón para mantenerlo mejor sujeto en su lugar, esto serviría para evitar futuros inconvenientes o eso esperaba.

Volteo al cielo, era azul aquí como en cualquier otro lugar, solo que este lugar no era su hogar.

¿Cuántos días habían pasado desde que lo secuestraron? Ser puesto en un saco no ayudaba mucho para medir el tiempo, quizás habían transcurrido un par de semanas más o menos, lo que le decía dos cosas en ese momento, una que la distancia que recorrieron era considerablemente larga, y la segunda, que había pasado demasiado tiempo.

Su padre ha de estar muy preocupado, pero Gobber sabría cómo controlarlo si se descontrolaba, a menos que los dos se descontrolen y enloquezcan de la preocupación, esperaba que ese escenario jamás suceda, seguro ahí la isla conociera su perdición con este par enloquecido.

Debe de idear la forma de regresar pronto, haber escapado es apenas el principio de su retorno, y no puede decir que haya tenido por completo éxito hasta que pise tierras más amistosas, o que lo separe una buena cantidad de millas de agua de sus secuestradores.

Recuerda que tío Gob le enseño que los ríos normalmente desembocan en cuerpos de agua más grande como lagos o mares, si tiene suerte y sigue el flujo del rio tal vez llegue a encontrar el mar, y si no bien podría esperar a la noche nuevamente y leer las estrellas para encontrar el norte o hacer una brújula improvisada, realmente como se alegraba en esos momentos de haber memorizado todas las enseñanzas de sus padres y tío aunque sean aplicados en esta clase de momentos.

Procura volver a colocarse nuevamente su pie falso de tal manera que este mejor acomodado que anteriormente para que ya no le roce y dañe su muñón, lo último que quería era que estas heridas se infectaran.

Ahora el asunto del hambre, ciertamente no era el mejor cazador pero como chico crecido en una isla rodeada de mar ya tenía experiencia con la pesca y no se le daba tan mal que cazar. Encontró una buena vara, lo suficientemente larga, gruesa y recta como servirle de lanza o más bien arpón en este caso, corto un pedazo de tela de sus ropas y la utilizo como cuerda improvisada para atar su única arma que poseía, el pedazo de fierro filoso que apenas podía considerarse un cuchillo.

Hace tiempo que no pesca, un par de años quizás, ha estado demasiado ocupado este tiempo como para ello, pero son cosas que nunca se olvidan por completo ¿verdad?, como saber nadar o algo así.

Se posiciona al lado del rio viendo a los peces pasar, unos tras otros contra corriente y algunos otros siguiéndola, el truco es la paciencia y ver los patrones al nadar de los peces, cree que ha estudiado lo suficiente sus movimientos como para realizar su primer intento, falla, no es como que creía que lo lograría a la primera.

-Solo uno, no importa si es pequeño-

Intenta otro par de veces y falla, si pudiera iría a buscar frutos, semillas o nueces comestibles, pero lo que le rodea en este bosque parece que tiene poco que ofrecer con respecto a ese tipo de alimentos, un pez tiene que ser, pero de nuevo, esto no es tan sencillo como pescar con anzuelo o redes, tiene que tener un poco más de paciencia.

Mientras Hiccup estaba concentrado en pescar su desayuno él también estaba siendo vigilado como presa.

Hasta la liebre más astuta se llega a descuidar cuando se siente libre de los depredadores.

Hay que recordar que los depredadores son sigilosos y mortales.

En su cuarto intento Hiccup no tuvo oportunidad de observar si por fin había acertado a alguno de los peces ya que escucho unas ramas secas en el suelo romperse lo que hiso que rápidamente girara para observar que era lo que había causado ese sonido, ahí estaba, a unos cuantos pasos de distancia el depredador del que había tratado de escapar tan ansiosamente.

-Ahora pagaras maldito bastardo-

Ahí estaba el general, jadeaba y gruñía como un animal que había recorrido kilómetros tras su presa, y así era, el sudor y la suciedad se pegaba a su piel como una sucia y brillante capa sobre esta, aun se podía visualizar los cortes y algo de sangre húmeda por el sudor del resultado de que su cañón le hubiera explotado justo enfrente de su cara, sus facciones eran fiereza y rabia combinada y sus ojos parecían carbones ardiendo en el fuego de su furia.

Era una de las coas más aterradoras que había visto en su vida, literalmente se congelo del miedo y no alcanzo por ello a esquivar la repentina embestida del cuerpo más grande.

Ambos cayeron al agua poco profunda del rio, el agarre de su atacante se aflojo por ello y fue capaz de escabullirse de entre ese par de brazos que lo habían aprisionado antes de caer, su cuerpo estaba adolorido no solo por haber caído sobre el suelo rocoso del lecho del rio sino también por la descomunal fuerza de aquellos brazos, se le había lanzado con intenciones homicidas literalmente.

Nado y arrastro lo más lejos posible del general hasta terminar en la otra orilla, justo a tiempo para observar como el general salía del agua con un rugido, más que nunca se preguntaba si este no era humano sino un verdadero monstruo.

-¡Cuando acabe contigo los mismos demonios del averno tendrán lastima de cómo te deje!-

Oh si, esa clase de amenazas nunca auguraban nada bueno, con su valor estratégico como rehén o no este sujeto se desquitaría con su persona hasta dejarlo muerto o casi muerto.

Cuando él ya se encontraba en tierra y tratando de pararse, el general con el agua hasta poco más arriba de la cintura estaba dando zancadas para alcanzarlo, la pesada armadura, espada y pieles no ayudaban mucho a su movilidad en este elemento, por lo que cuando toco por fin la orilla Hiccup ya se encontraba parado dando sus primeros pasos hacia el bosque.

Antes de que diera un paso más el general saco su espada y se la lanzo, Hiccup inmediatamente detuvo su andar, la espada no le atravesó o corto gracias a un par de centímetros de diferencia, en su lugar esta se clavó fuertemente contra un árbol delante de él, con sus ojos abiertos a no más no poder observo que la punta de la espada había quedado tan bien incrustada en la madera, lo cual era un buen indicio de la fuerza de ese hombre, una que no quería experimentar en carne propia.

Miro sobre su hombro y vio que aquel hombre ya está fuera del agua, hiso lo primero que se le ocurrió.

-Cuando acabe contigo sabrás lo que es un hombre de verdad pedazo de mierda-

Al terminar de rugir sus amenazas se abalanza nuevamente sobre el pobre muchacho, esta vez no se le escaparía el maldito mocoso, tan segado estaba por su propia ira que subestimo a su oponente y no se fijó lo que estaba haciendo.

La espada atraviesa la piel con una facilidad casi insultante, como burlándose de los frágiles que son los cuerpos humanos, la sangre empieza a deslizarse por el filo de la hoja hasta el mango, y antes de que se pueda dar cuenta la sangre que escurre llega a la empuñadura, aún conserva su tibieza cuando la siente sobre su piel. Aun siente la vida que emana en ella.

Hiccup está temblando tan fuerte que sus propios dientes castañean, había logrado desencajar la espada del árbol en el último segundo y posicionarla frente a él como su último recurso de defensa, no se había esperado que el mismo general se terminara enterrando la espada con la fuerza de su embestida.

Cuando ve el brillo de aquellos ojos desaparecer y cerrarse a la vida por última vez es cuando empieza a reaccionar y suelta el mango de la espada que había tomado con tanta fuerza que las marcas de su empuñadura se quedan grabadas en las palmas de sus manos.

Esta muerto, y todo su peso cae sobre él ahora, no sabe si es por el horror de este hecho o por el que su peso le esté impidiendo respirar adecuadamente ahora ya que está encima de él que siente que no tiene aliento, aún está temblando y no puede terminar de creer lo que acaba de pasar.

A matado a alguien.

Con sus fuerzas que flaquean a cada segundo se arrastra bajo el cuerpo del corpulento general, ya libre de ese asfixiante peso se atrevió a observar su obra.

El cuerpo yacía inerte, no percibía movimiento alguno de respiración o cualquier otro que indicaba que ese hombre seguía con vida, un charco de espeso liquido rojo empezaba a formarse debajo de este, el mismo se encontraba manchado por esta misma sangre, rojas estaban sus manos y parte de su ropa, ni siquiera el agua que aún le empapaba parecía capaz de diluir ese rojo intenso, quizás lo que más le estremecía era la punta de la espada que sobresalía de la espalda del general, realmente este había arremetido tan fuerte contra él como para hacer que el afilado objeto le atravesará por completo, seguramente paso entre las costillas, por eso no hubo nada que se resistiera a su filo.

La punta sobresale bañada de la sangre de su dueño, tantos cuerpos y enemigos habían probado su filo, tantas veces empapada de sangre de diversos adversarios, pero jamás la de su amo, pero este es su última víctima, la última vida que arrebata, seguramente el general pensó mil veces en campos de batalla que su vida acabaría por el filo de una espada, pero jamás por la suya propia, ¿cruel ironía o justicia?

Sigue temblando, aun no puede creer que es lo que acaba de pasar, de repente siente arqueadas, unas horribles nauseas le atacan y en el mismo lugar donde está a un lado de él vomita bilis y lo poco que ha comido en esos días.

Se trata de limpiar la boca, craso error, se mancha la cara con la sangre ya que sus manos aún siguen empapadas de este líquido vital e incluso las mangas de su ropa en vez de la verde tela hay un color rojo saturado que la oscurece, vuelve a sentir asco y miedo y a gatas se acerca de nuevo al rio donde empieza a limpiarse tan rápidamente como puede.

Talla sus manos, sus mangas, su cara, la cristalina agua rápidamente se tiñe de los colores de la sangre diluida y el barro incrustado en esas ropas y manos, es un trabajo que empieza a tornarse desesperado, por más que trata no siente que este limpiando la sangre.

Mira sus manos, están aún rojizas y temblorosas, estas mismas manos que crearon cientos de armas y herramientas, escudos y juguetes, han tomado una espada y han llegado a matar a un hombre, a pesar de que haya sido por defensa propia, cuestión de vida o muerte, no se siente bien.

Se levanta tambaleante, si el general lo pudo encontrar sus hombres no han de estar lejos, debe seguir huyendo.

Efectivamente algo estaba cerca, pero no precisamente los soldados del general.

Movido por cierta curiosidad ha seguido el rastro del muchacho que lo libero hasta este punto, aún no se explica cuáles fueron los actos de ese muchacho al liberarlo, pero si estaba en esos bosques el también corría peligro si llegaba a encontrarse con aquellos soldados que obedecían el imperio de Muerte Verde.

Sinceramente no se esperaba encontrar lo que encontró.

Un hombre asesinado por su propia espada a las orillas de un rio frente a él.

Con suma cautela se acercó al cuerpo a estudiarlo más detenidamente, por sus ropas y armadura podía decir que era un general, el líder del ejercito al que ataco la noche anterior, ¿Pero quién lo había matado? ¿Quizás uno de sus propios hombres?

No sería de extrañar, con los años había visto que dentro del mismo ejercito de aquel tirano que tanto odiaba la traición era una forma de vida entre sus hombres, una forma de escalar posiciones y conseguir el bienestar propio, incluso el mismo tirano alentaba este tipo de comportamientos, si sus hombres eran tan tontos para caer en las traiciones de sus camaradas se merecían lo que les pasara al no darse cuenta de ellas, o al menos es lo que él decía y enseñaba.

A veces se sorprendía como es que con este tipo de comportamientos estos mismos ejércitos hubieran llegado tan lejos en sus conquistas.

Pero no debía de olvidar que rastro era el que había estado siguiendo para llegar al muchacho de ojos verdes, quien quizás no estaba ahí en esos momentos pero en cierto momento si lo estuvo.

Sintió cierta incomodidad al pensar en ello llegándole pensamientos desagradables de lo que sería el destino de ese joven si aquel ejército lo tenía entre sus manos.

Estudio más detalladamente la escena frente a él, no había más huellas que las del propio general y otras un poco extrañas, ya que eran de un pie y otra cosa que no lo era, recordó vagamente al muchacho, tan concentrado estaba en mantenerle la mirada a ese chico que le pasaron desapercibidas algunas características suyas, como el hecho de que le faltaba un pie o no.

Estas son las huellas del muchacho en el barro a la orilla del rio sino se equivoca, hubo un enfrentamiento entre esos dos, el hecho de que no haya encontrado más huellas en ese lugar no excluye la posibilidad de que alguien más este siguiendo al muchacho o no, que lo hayan logrado atrapar o no.

Hubo un enfrentamiento entre general y muchacho, y por lo que puede ver quizás él mismo muchacho logro matar a tal adversario, increíble, pero posible, aun así ¿fue capaz de matar a este hombre con tanto en su contra y a él prácticamente indefenso en el bosque lo dejo vivir?

Debe encontrarlo.

Está cansado, tan cansado, en esos momentos quería tan desesperadamente volver a casa pero se encontraba tan lejos, le daba tanta impotencia, se sentía tan solo, perdido, asustado, todas las emociones que trato de controlar desde su secuestro estaban explotando en su joven mente siendo como una tortura.

¿Cómo es que los guerreros podían lidiar con todo este estrés, todo ese tipo de situaciones? Ya sabía él que no servía para material de guerrero, pero aun así que este hecho le golpeara en la vida real era demasiado duro.

-Lo siento papá, jamás podre ser un fuerte guerrero como tú- extrañaba mucho a su padre y tío, a veces no veía en días a su padre por sus viajes, pero siempre tenía la certeza que regresaría a su isla, a su hogar.

…l no tenía la completa certeza de podría regresar a ese mismo hogar en estos momentos.

Se sentó recargado en un enorme árbol seco, todo ese lugar era tan diferente a sus tierras, aun no estaban en invierno para que cualquier paisaje se asemejara a este, parecía que la misma tierra había dejado de luchar para brindarle vida a ese bosque, le daba un sentimiento de tristeza y melancolía, ¿sería que la misma Tierra estaba de luto por tanta guerra?

Sabía que no era el peor de los panoramas, había escuchado historias de lugares que se habían visto peores, los antiguos y nuevos refugiados en su isla compartían historias de las tierras que dejaron atrás, de los lugares que tuvieron que huir, antes sus hogares, ahora campos de guerra, campos de muerte, imágenes de pesadilla y muerte.

Miro al cielo y trato de despejar los pensamientos negativos, el que más le molestaba fue aquel momento en que vio esos ojos perder la vida, carbones apagándose por que el fuego de la vida se extingue en ellos.

No fue la primera vez que vio algo similar, no, los primeros ojos que vio extinguirse a la vida fueron los de su madre.

Como la extrañaba en esos momentos, sus sonrisas, sus abrazos, sus palabras de aliento, todo de ella.

El día que la perdió estaban en casa, buscando refugio del ataque enemigo, antes habían ido a traerle comida a su padre quien fue a trabajar en la aldea, pero su madre al ver el ataque de los invasores regreso a su hogar corriendo y cargándolo inmediatamente, el fuego, el fuego no recuerda muy bien en que momento comenzó, todo fue tan rápido que ya estaban completamente rodeados antes de poder hacer algo para evitarlo.

Su madre lo cubrió con varias telas y le abrazo tan fuerte como nunca queriéndolo soltar, tenía mucho miedo en ese entonces, pero con solo una sonrisa de su madre los miedos parecían ser menos lográndolo tranquilizar.

Cuando el techo colapso y quedaron atrapados su madre nunca lo soltó y protegió hasta sus últimas fuerzas.

El vio la dulce luz de su mirar apagarse, luego el humo y el calor lo sofocaron en ese momento hasta desmayarlo, pensó en su joven mente que ese sería su final junto a su madre, lo siguiente que supo fue que estaba en una cama y su padre y tío cuidaban de él, no era necesario que se lo dijeran, con solo mirar el rostro de su padre supo lo obvio, su madre había muerto.

Esas memorias eran las que más le dolían.

Cerro los ojos, realmente se sentía tan cansado.

Este parecía ser un buen lugar para descansar como cualquier otro.

No por mucho tiempo.

-Valla, valla, ¿Qué tenemos aquí?-

Abre los ojos inmediatamente para encontrar a un grupo de tres hombres delante de él, por las ropas los reconoce como miembros de aquel ejército que lo mantuvo cautivo.

¿Qué es que no podía estar tranquilo en un lugar sin de repente estar en peligro al minuto siguiente en ese bosque?

No, al parecer no.

-El general se encontrara muy satisfecho cuando te llevemos con él-

-Jajajaja las cosas que seguro te hará, me das lastima niño- empezó a burlarse uno de ellos, más que feliz en su expresión al mencionar aquellas cosas, ese enfermo humor pareció contagiar a sus compañeros con sus sonrisas retorcidas.

¿Y si les decía que él mismo había matado a su general para infundirles algo de miedo a su persona? Dudaba mucho que le creyeran, o si le creyeran eso les infundiría miedo, una oveja mal trasquilada daría más miedo que él.

-No le arruines la sorpresa al niño, que el general se lo demuestre en persona-

Trato de pararse al ver como empezaron a acercarse ese trio pero no pudo, estaba tan cansado, sus piernas ya no podían más, no podía huir.

A veces la liebre no importa cuántas veces escape, al final es capturada por su depredador.

¿Y si utilizaba su fierro? Oh pero claro, lo dejo olvidado en el rio junto al general muerto, al menos hubiera buscado una daga o puñal del cadáver del hombre para su autodefensa o no dejar su pedazo de fierro filoso, pero no pensaba coherentemente en esos momentos, solo quería huir, ahora en esos momentos no podía.

Estaban más cerca y ya no podía hacer nada para evitarlo.

¿Qué sería de él siendo que el general estaba muerto? ¿Sufriría la ira de todos sus hombres?

No tiene tiempo de pensar en ello ya que una bola de fuego cae en uno de los hombres.

-¡Dragón!- los hombres inmediatamente voltean a la dirección de dónde provino la bola de fuego encontrándose con uno de sus peores temores.

Furia Nocturna se encuentra sobre unas rocas mirándoles tan amenazadoramente con aquellos ojos que parecen penetrar hasta el alma, se hacen llamar valientes guerreros pero no dudan en correr al escuchar el primer gruñido de aquel temible demonio, incluso el hombre que sufrió su fuego desatiende sus heridas para seguir a sus compañeros.

Hiccup lo mira sorprendido, no esperaba ver de nuevo al dragón.

Furia Nocturna baja de las rocas de un salto en un movimiento elegante casi felino, sus escamar negras brillan con cada movimiento de sus músculos bajo la luz del sol, es un movimiento que sigue con su mirada hasta que se posiciona frente a él.

Nuevamente dos pares de ojos verdes se conectan, Hiccup realmente no se siente tan asustado como con los tipos del ejército que lo tenían acorralado, tal vez debería tener mucho más miedo al tener al dragón de escamas negras a escasos centímetro frente a él pero no lo tiene.

-G… Gracias- parece lo correcto de decir en estos momentos, después de todo fue este quien evito que aquellos hombres lo atraparan.

Por un momento el dragón parece sorprendido, casi confundido, para luego soltar un leve gruñido.

De nuevo la sensación de cansancio le embarga totalmente, ¿Qué será lo que pasara? ¿Qué es lo que querrá hacer ahora el dragón con él?

Debe mantenerse despierto, quiere mantenerse despierto, pero ya no tiene fuerzas.

Bajo la mirada sorprendida del dragón el muchacho de ojos verdes deja caer sus parpados, se ha desmayado.

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