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Enamórame por Fullbuster

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Silver Fullbuster POV


 


Salí del tribunal con una sonrisa triunfante, sobre todo al escuchar como mi hijo daba por finalizada su relación con aquel niño rico y es que así eran los ricos, fue perfecto que saliera con uno, porque ellos no entendían la vida de los demás, solían ser egoístas y lo estaba demostrando. La verdad es que el padre de Loke hizo un gran trabajo dando esa documentación al abogado de la otra parte, porque acababa de hundir la reputación de mi hijo tanto en el trabajo, como con su novio. Sabía que él haría un buen trabajo, sacando esa información en el  momento preciso y lo había hecho.


El único problema que tuve, es que no sé donde fue mi hijo después de salir del tribunal y encima, había apagado su móvil, así que no podía localizarle. Ahora que mi hijo estaba destrozado, ahora que le partían el corazón con esa frialdad, no podía aprovecharme de su debilidad ¡maldito crío intentando  huir de mí! Como si eso fuera posible… le iba a encontrar, estuviera donde estuviera y volvería suplicándome, volvería como un corderito a hacer todo lo que yo quisiera con tal de que ayudase a su familia. ¡Sólo tenía que encontrarle!


Llamé a Daphne, porque había una cosa segura en este mundo y es que los Yakuza podían encontrarme a cualquiera, incluido a mi hijo. Estaba deseando tenerle frente a mí, destruido, sin nada, porque ya no tenía nada, ahora era el mejor momento para manipularle.


Mientras esperaba a que le encontrasen, me fui a casa a descansar, ni siquiera recuerdo cuando me quedé dormido, pero el móvil sonando y vibrando sobre la mesa de cristal me despertó y sonreí ¡Ahí estaba mi hijo! Contesté y era Jackal, ¡Desde luego a quien no encontrase él no lo encontraba nadie!


~ Tu hijo está en Gokayama – me explicó y aluciné


~ ¿Enserio? – le pregunté - ¿No había un sitio más lejos para irse en esta isla?


~ Son sólo… unas cinco horas – me dijo Jackal riéndose – aún podía haberse ido más lejos.


~ ¿Qué tiene ese crío en Gokayama? ¿Hablamos de la ciudad de Nanto, verdad? – me aseguré con Jackal que era de aquí de Japón.


~ Sí – me dijo – ahí está


~ No lo entiendo.


~ Tendrá familia allí, lo único que sé, es que está allí.


~ Pues voy a ir a hacerle una visita


~ ¿Crees que podría acompañarte? – me preguntó sonriendo y supuse que quería también algo con mi hijo.


~ De acuerdo, te recojo en una hora.


Preparé una maleta pequeña y salí de casa para ir a recoger a Jackal. Pasé por su casa y no tardó en salir con una pequeña mochila a hombros. Se subió de copiloto y pusimos rumbo a Gokayama. Yo nunca había estado allí, pero creo que era algún lugar cultural o algo así.


~ ¿Qué hay en Gokayama? – le pregunté a Jackal.


~ Mucho campo de arroz – me dijo sonriendo


~ ¿No es un lugar cultural?


~ Bueno sus casas son famosas, tiene casas tradicionales, de estas con el tejado triangular.


~ Oh – exclamé.


Jackal se cambió conmigo a mitad del camino, cogiendo un rato el coche mientras yo descansaba de copiloto. Desde luego Jackal iba muy contento, no paró de repetirme en el viaje, las ganas que tenía de llegar y es que creo… que algo le gustaba mi hijo ¡Era todo un caso este chico! Cuando se encaprichaba de algo o de alguien, no paraba hasta que conseguía lo que quiería.


~ ¿Crees que estaba pensando en trabajar en una plantación de arroz? – le pregunté.


~ No lo sé, pero necesita dinero, de eso estoy seguro.


~ Hombre… entre sexo con nosotros y trabajar en un campo de arroz, creo que elegiría el arroz – me dijo Jackal serio.


~ No siempre y cuando, nosotros paguemos mejor.


~ ¿Sólo tengo que pagarle una cantidad suficientemente alta como para que quiera sexo conmigo? – me preguntó y yo asentí


~ Así es Jellal cuando necesita el dinero para su familia. Hace cualquier cosa – le dije sonriendo.


Cuando llegamos bajamos del vehículo y preguntamos a un par de personas por si le habían visto. A la conclusión que llegué es que no debía salir mucho de donde se suponga que estaba, porque la gente no tenía muy claro quien era ese chico que le mostrábamos en fotografía.


Tras estar toda la mañana en su incesante búsqueda, por fin una chica nos indicó que le había visto por la farmacia precisamente ayer. Sonreí, ¿Cómo no se me había ocurrido antes preguntar allí? Él tenía un brazo herido, necesitaba medicación y creo recordar, que cuando me fui su madre cayó enferma, por una razón o por otra, tenía que pasar por una farmacia.


Cuando pregunté en la farmacia, a él no le conocían directamente, pero por la medicación tan rara que compró, sólo había una persona en el pueblo que la utilizaba y era la madre de Jellal, así que me dieron su dirección y me explicaron como llegar a su casa. Ni siquiera sabía que su madre se había mudado aquí, pero era bueno saberlo ahora, ya tenía claro porque había salido corriendo, había vuelto a su casa.


Jackal prefirió quedarse en el hotel y dejarme a mí la negociación con Jellal, así que fui yo solo. Le encontré en el tejado de una de las casas arreglándolo. La verdad es que estaba un poco destartalada la casa, necesitaba más que arreglarle el tejado, supongo que había preferido empezar por ahí para evitar goteras. Levantó la cabeza y me vio, le sonreí y no tardó en bajar acercándose a mí.


~ ¿Qué quieres ahora Silver? – me preguntó.


~ Lo sabes muy bien


~ Quieres que vuelva


~ Que vuelvas al negocio para ser concretos – él sonrió.


~ Ya, eso lo imaginaba. ¿Tantos tratos tienes que cerrar que necesitas que me folle a tus clientes para que queden satisfechos?


~ Tengo unos cuantos, sí – le comenté – te pagaré bien si lo haces


~ No quiero que me pagues – me dijo


~ ¿Qué quieres?


Jellal me señaló la casa y creo que entendí a lo que se refería. Su familia, quería que me ocupase de su familia.


~ Vale – le dije – no les faltará nada, el dinero que ganes tú, se lo daré a ellos ¿Volverás?


~ ¿Tengo otro remedio?


~ Muchos de ellos serán sólo criminales que quieren metérsela a un policía –le sonreí y él sonrió conmigo - ¿Está bien con tu ética tirarte a un criminal?


~ Me da igual quien sea – fue su contestación – ya no soy policía – me dijo muy seguro – también me quitaste eso, así que si tengo que dejar que me toquen los criminales con tal de que pagues a mi familia, está todo bien.


~ Cuando acabes con el tejado… pásate por el hotel, ya tienes a uno esperando – le comenté dándole un papel con el nombre del hotel apuntado.


Al llegar al hotel lo primero que me preguntó Jackal y si lo había conseguido. Por la sonrisa que le ofrecí, intuyó claramente, que le teníamos de nuevo bajo control.


~ ¿Qué te ha pedido? – me preguntó.


~ ¿Tú que crees?


~ ¿Dinero?


~ Dinero para su familia


~ ¿Y vas a dárselo?


~ Un trato es un trato. Luego vendrá a ocuparse de ti – le dije con una sonrisa – cuando lo haga, me pasaré por el banco a cargar el dinero en la cuenta de su familia.


Aproveché en descansar un rato hasta que tuviera que venir Jellal, supuse que aún tardaría un rato y es que el tejado no se arreglaba en un momento. Jackal estuvo toda la tarde nervioso perdido con ganas de encontrarse a Jellal, pero a mí me emocionaba intentar averiguar si Jackal le diría a ese chaval que fue él quien le disparó, que fue él quien le destrozó el brazo y por lo que tuvo que dejar su trabajo. Si Jellal se enteraba, lo mataba él mismo.


~ ¿Vas a decírselo? – pregunté.


~ ¿El qué?


~ Que tú le destrozaste el brazo, que no puede volver al trabajo por culpa de tu disparo – Jackal sonrió.


~ No, aún no – me dijo – hoy sólo quiero probarle, otro día quizá, depende de lo que me haga disfrutar hoy.


No quise preguntar nada más, me imaginaba perfectamente a Jackal, siempre probaba una vez con la gente que le interesaba y si le gustaba, repetía, si no… bueno… sufriría bastante, a mí mientras no lo matase, todo estaba perfecto, además conocía a mi hijo, mentiría, era capaz de engañar a cualquiera, de hacer cualquier cosa con tal de hacer sentir a la otra parte importante aunque él realmente no sintiera nada, era el mejor manipulador con el que me había encontrado jamás y seguramente… era capaz de intentar enamorar a alguno de sus clientes para que lo liberasen. Realmente fingía bien ese cabrón.


El teléfono de la habitación sonó y Jackal sonrió cuando lo cogí para escuchar la voz de la recepcionista indicando que había venido Jellal. Era perfecto. Yo ni bajé, fue Jackal quien fue en su búsqueda y escuché la puerta de la habitación de al lado cerrarse. Desde luego Jackal iba directo a lo que iba.


A los pocos minutos, ya podía oír la voz de Jackal, bueno… más que la voz, los gemidos que lanzaba y creo… que Jellal le había gustado, era cuestión de tiempo que me pidiera repetir con mi hijo y eso lo sabía incluso antes de que entrara en la habitación con él, conocía demasiado a Jellal, todos quedaban satisfechos con él. Supongo que lo prometido era deuda, esperaría a que viniera Jackal y me contara como se había dejado follar el policía por él para ir a ingresar el dinero a su familia.


 


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