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THIS IS WAR por minima

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Notas del capitulo: Aquí les dejo un pensamiento:
“En algún lugar, en algún momento, habrá personas que necesitemos, al igual que habrá gente que necesite de nosotros pero todavía no lo sabemos, ni ellas tampoco, lo malo es que somos humanos y a veces podemos tardar en recorrer las distancias, esperar con paciencia, o percibirlas cuando la tenemos al lado, es por eso que hay que ser pacientes, perseverantes y atentos, no perder la esperanza, porque no estamos solos.”
6.- Hola

No podía dejarlo ahí solo en medio del bosque desmayado, y a pesar de que había logrado espantar con facilidad a esos soldados no quería decir que no podrían volver y encontrar al muchacho inconsciente e indefenso.

Se acercó al muchacho y ahí fue cuando vio lo empapado que estaba y las manchas oscuras sobre la ropa temió por la salud de este pequeño, ¿Estaba herido? ¿Había llegado demasiado tarde?

La salud de los humanos podía ser algo muy frágil.

Debe llevarlo a un lugar seguro, mantenerlo escondido, para eso tiene que moverlo y esta forma no es la más conveniente para ello, hace tiempo que no lo hace pero esta parece ser una situación que lo amerita.

La magia de los dragones son un misterio para muchos incluso para unos y otros las habilidades de unos eran extrañas para otros, pero había habilidades que como especie podían compartir como el fuego y las alas.

Fuego envuelve su cuerpo, llamas de colores tan vividos danzan por todo su ser, la magia de sus ancestros en todo su esplendor, rojo brillante, blanco y amarillo en cegador, incluso destellos de purpura y azul y algunas chispas en verde, poco a poco el cuerpo largo y robusto de lagarto fue disminuyendo de volumen, las llamas parecen devorarlo y cenizas empiezan a caer para revelar poco a poco la nueva figura, sus extremidades, patas delanteras y traseras ahora son más delgadas y largas, su torso es más delgado y se diferencia una nueva musculatura, su cabeza ahora es más pequeña y una larga y poblada melena le cubre, ahora parece más un humanoide que al enorme lagarto que era hace unos escasos segundos, pero no deja aun atrás aquellas características de dragón que lo diferencian, sus enormes alas, su larga y poderosa cola aun con la punta escasa de un aleta, sus uñas son negras y afiladas cual garras, su dentadura aun es fuerte y afilada, sus ojos son los mismos de color verde toxico y mirada afilada, y sus apéndices auditivos sobresalen a ambos lados de su cabeza y cabellera.

Con esto sería suficiente, un punto intermedio entre su orgullosa figura dragonil y aquel aspecto humanoide muy predominante entre muchas de las especies en esta tierra. Puede llegar a un aspecto mucho más humanoide pero no le ve necesario.

Se acerca y se arrodilla frente al chico, empieza a inspeccionarlo para verlo si tiene heridas graves, nada a la vista, algunos raspones y moretones, pero nada que explique la sangre sobre sus ropas, quizás bajo ellas, remueve la camisa que trae puesta hasta subirla hasta la clavícula para revelar un delgado torso con delgados músculos, es más si no lo viera de cerca diría que es puro piel y hueso pero nota los delgados músculos.

Pasa sus manos sintiendo la suave piel en busca de cualquier tipo de herida que escape a su vista, hay algunas cicatrices pero viejas, no hay heridas, pero si una preocupante temperatura baja.

Agarra el pequeño cuerpo entre sus brazos para cargarlo, ahí nota lo ligero que es, sabe que su aspecto da a entender que no pesa mucho pero de verdad que lo siente muy ligero, cadáveres pesan más, su propia cola es más pesada que este chico, sino sintiera el mismo que está respirando lo daría por muerto.

No tarda mucho en encontrar una formación rocosa no muy alta, en su punta las rocas crean una cueva, le servirá, escala con facilidad la formación y se adentra a su nuevo escondite para luego depositar el cuerpo del chico en un área libre de piedras, tiene que hacer algo con esa temperatura baja del chico, la ropa húmeda que lleva puesta no ayuda mucho tampoco.

Así que la mejor opción que se le ocurre era librarlo de aquellas prendas y crear una fogata que ayudara a brindarle calor, primero procedió a desvestirlo por aquella camisa manchada de sangre, era de telas un poco más gruesas a las que había visto antes, quizás era originario de tierras más frías, ¿del norte quizás?, cuando la piel es por fin expuesta busca nuevamente alguna herida pero no encuentra ninguna tan grave que explique el sangrado pero si nota algunas heridas preocupantes, raspones y moretones que no había notado antes, especialmente en los brazos.

Nota unas marcas en las muñecas que fácilmente puede identificar por ataduras, se notan muy recientes, también algunos moretones en los brazos que asemejan a marcas de dedos, unas manos grandes, estos también tienen un aspecto muy reciente, con este aspecto le parece mucho más pequeño que con la ropa puesta, más frágil e indefenso, ¿Por qué un chico como este estaría en el bosque? La única respuesta lógica que se le ocurre es que la vida es injusta, así de simple.

Cuando llego a las prendas inferiores se detuvo dudando un poco, no estaba seguro que fue todo lo que tuvo que enfrentar el muchacho en ese tiempo pero tal vez despertar desnudo con otra “persona” desnuda en el mismo espacio de la cueva no sería una agradable sorpresa, le dejaría los pantalones puestos por el momento, en cuanto llego a la bota, porque solo había una, se quedó observando el otro pie, o lo que sustituía a este, era la primera vez que veía este tipo de prótesis, por lo general cuando se encontraba con algún humano o creatura bípeda que había perdido alguna extremidad inferior, o usaba muletas o se colocaba una prótesis de madera, no de este tipo, era de metal pero no era simplemente un palo.

Quito la bota de piel y decidió dejar esa pie-prótesis no estando seguro de quitarlo, ahora tenía que encargarse de la fogata, para eso salió rápidamente de su escondite por pedazos de madera seca, cosa que no fue difícil de encontrar en ese bosque, y regreso lo más rápido posible.

Para encender la leña solo fue cuestión de una exhalación y listo, ahora debía pensar en lo siguiente que haría.

No se consideraba un alma generosa o noble, pero le debía a este chico y no podía simplemente dejarlo a su suerte ahora, aunque ya se puede imaginar cómo reaccionar al tener a un “monstruo” tan cerca de él.

Ahora debe decidir que hará a continuación ya que un refugio temporal, seco y cálido no es todo lo que necesitan ahora, a pesar de que prefiere su forma draconiana a la de este aspecto es más fácil comunicarse con esta, y la desnudes como ya menciono antes puede cohibir a algunos humanos en algunas situaciones, necesitara algo de ropa para él, y para el muchacho si es que cuando despierte aún sigue húmeda la suya, también algo de comida, el problema es como hacerse de estos elementos.

La comida no será tan difícil, el rio y el bosque puede proveerle de ello, lo otro no es tan fácil, pero para su suerte hay todavía un campamento, o lo que queda de este, de hombres que pueden facilitarle estas cosas, además de que aún tiene que atender asuntos con ellos.

Dándole un último vistazo al joven procede a salir de la pequeña cueva y cubrir lo mejor que puede la entrada con algunas ramas secas para que no sea fácil encontrarla a la vista.

En los restos del campamento los hombres están nerviosos y hay tensión entre ellos, más ahora que un grupo de ellos encontró el cuerpo de su general atravesado por su propia espada y lo trajeron al campamento.

-Es el demonio, el general se enfrentó a él y ahora…-

-¡Cállate! ¡Solo estas poniendo nerviosos a todos!-

Los hombres tenían miedo y con razón, su general yacía muerto ante ellos, un hombre que había visto ciento de batallas y miles de muerte, que se decía orgulloso asesino de la mayoría de ellas, que incluso había sido vencedor de barias batallas contra las creaturas más poderosas de los ejércitos de creaturas que tenía a disposición la gran Muerte Verde, entre ellos minotauros, centauros e incluso algunos soldados dragón del ejercito personal de su gobernante, y ahí muerto, si este hombre no fue capaz de vender al temido Furia Nocturna, ellos no tenían ninguna suerte contra este.

Quizás solo un verdadero demonio es capaz de matar a otro.

-Pero tiene razón, esa bestia seguramente lo arrincono en el bosque y le mato-

-Nadie está a salvo con ese tipo de demonios sueltos-

Antes de que pudieran seguir discutiendo el asunto gritos que provenían del bosque se empezaron a acercar, era un grupo de tres de sus propios hombres corriendo despavoridos hacia ellos.

-¡El demonio! ¡El demonio!-

-¡La bestia está en el bosque!-

Gritaban sin cesar confirmando las sospechas de sus compañeros así como incrementando sus temores el grupo que llegaba.

-¿Qué fue lo que vieron? ¿Qué fue lo que paso?-

-Estábamos en el bosque buscando al niño herrero como ordeno el general, y lo encontramos…-

-¿Lo encontraron? ¿Y dónde está?-

-Seguramente se lo habrá comido el demonio del furia nocturna, justo cuando estábamos por agarrar al niño ese demonio apareció y nos atacó, no pudimos hacer nada, tuvimos que hacer una retirada estratégica- falso, habían huido como unos viles cobardes pero sus compañeros no tenían que saber esa pequeña parte.

-¡Demonios!, primero el general y ahora esto-

-¿Qué paso con nuestro general?-

-Está muerto, ustedes tuvieron suerte pero nuestro general no- uno de los hombres señalo el cuerpo sin vida a un lado del campamento a sus compañeros recién llegados.

Siendo sinceros unos con otros ninguno extrañaría a ese tirano hombre, estaban hasta cierto punto aliviados que este hubiera muerto, incluso algunos de ellos se habían planteado la idea de ellos mismos matarlo pero ninguno se atrevía, lo que si les preocupaba era la muerte del herrero quien era el objetivo de su misión, sin él regresarían con las manos vacías y ello tendría graves consecuencias sobre cada uno de ellos.

-¿Y ahora qué podemos hacer?- pregunto uno de ellos exponiendo la duda que todos tenían en mente pero ninguno tenía una respuesta.

Habían sido un pequeño pelotón desde el principio, después de los ataques del demonio Furia Nocturna habían sido debilitados y mermado en número, muchas de sus provisiones habían sido calcinadas, comida, ropa y armas, el mismo final lo habían sufrido varios de sus compañeros, y los que habían sufrido graves quemaduras y sobrevivido era muy probable que murieran en algunas semanas o días si no cuidaban sus heridas, podían caer enfermos de fiebre y morir por las heridas purulentas, tenían mucho en desventaja en esos momentos.

Mientras que ellos discutían su actual estado cierto dragón aprovechándose de las sombras del bosque los observaba con su mirada de depredador, que no pudiera volar no quería decir que estaba completamente indefenso, solo debía ser mucho más cuidadoso que cuando tenía la ventaja del vuelo.

Una inhalación profunda que llena sus pulmones y luego suelta un fuerte rugido provocando el efecto deseado, los soldados inmediatamente se pusieron alarmados ante escuchar su voz, miraban a todas partes, el cielo, el bosque y a sus alrededores temiendo que apareciera en cualquier momento.

Estaban agotados desde el último enfrentamiento y no habían podido descansar adecuadamente desde que su general les ordeno buscar al joven herrero en ese bosque, mucho de ellos se encontraban mal heridos, en realidad se consideraban en desventaja y nerviosos al enfrentarse nuevamente a ese demonio.

En estos momentos la decisión de los hombres es cuando flaquea más y muestran su verdadera naturaleza, si son realmente capaces de superar sus miedos o subyugar a ellos, para este caso este ejercito siempre había sido sometido por el miedo, miedo a su general, a sus superiores, a un dominio que no escogieron pero no hacían nada para remediarlo.

Las bolas de plasma impactaron donde ellos estaban explotando y aturdiéndoles al momento, era quedarse a luchar muriendo en el intento o huir salvando sus patéticas vidas.

Un nuevo rugido, más cerca que el anterior, más potente y atroz.

Ahí es cuando deciden huir, no se creen capaces de vencer al monstruo y enfrentar una dolorosa muerte, toman lo que pueden y empiezan a correr, son ahora desertores, su misión a resultado en fracaso y enfrentar las consecuencias es posiblemente su muerte, son desertores y una vida de huir los espera, todo eso a enfrentar la muerte a manos de un despiadado demonio, sea de escamas negras o sea llamado Muerte Verde.

No planean regresar a donde supuestamente los suyos se encuentran ya que saben cuál es el castigo que les espera, muerte por su fracaso o cruel tortura hasta dejarlos deseando la piadosa muerte, su gobernante y superiores no perdonan el fracaso.

Quizás ahora con una vida por delante como desertores podrían conocer el significado de la libertad, o morir frente a otro enemigo más benevolente que su antiguo gobierno.

Eso había sido sencillo, hubiera esperado un poco más de resistencia o dificultades, al parecer su trabajo de intimidación en sus ataques pasados había sido tan efectivo como para terminar de romperle los nervios a esos “fieros guerreros”. Espero unos momentos más hasta que el silencio gobernó esa parte del bosque para acercarse al campamento, realmente había causado un gran desastre en este, esperaba no tanto como para no encontrar algo de ropa o provisiones.

Una vez satisfecho con lo que encontró fue a pescar unos cuantos peses del rio y regreso a su improvisado escondite donde encontró al muchacho aun dormido.

Cuando sus sentidos salen de la inconciencia lo que percibe es la calidez que lo rodea lo cual es muy grata en esos momentos, los aromas son una combinación un poco extraña y a la vez familiar, humedad y ¿pescado?, escucha el crujir de la madera de una fogata, ¿Dónde está? Sabe aún con el velo de la confusión de estar aun dormitando y despertando que este no puede ser su hogar, pero tampoco el campamento de sus captores ya que no siente ningún tipo de ataduras.

Al abrir los ojos ve un cielo de roca iluminado por tonos amarillos y naranjas del fuego, de nuevo se pregunta ¿Dónde está?

Ahora que se da cuenta tiene una manta sobre él, sobre la piel de su pecho desnudo, ¿Qué?

Mira a su alrededor, al lado de él hay una pequeña fogata encendida con varios pescados empalados cocinándose en ella, al final se da cuenta que el lugar donde se encuentra es una cueva no muy grande, y no se encuentra solo.

En la entrada de la cueva hay alguien sentado, en un principio tarda en enfocarlo y solo nota una silueta negra, es cuestión de unos parpadeos para distinguir mejor a aquel hombre que la acompaña.

Es un hombre de facciones jóvenes, de piel pálida y una larga cabellera negra, parece que trae una capa negra, pero algo es diferente, es cuestión de un par de nuevos parpadeos para notar esas singularidades que le extrañan, hay cosas que salen al lado de la cabeza de ese hombre que se confunden con su cabello por su color negro, esa capa lo envuelve de manera extraña, también hay otra cosa que no sabe que es pero es gruesa, larga y se encuentra al lado del sujeto, pero lo que llama más su atención son sus ojos que ahora ve con más claridad, esos ojos de un verde toxico, ojos que ya ha visto antes.

Pero eso era imposible ¿verdad?

Se sentó lentamente sin apartar la vista de los ojos verde toxico, ninguno de ellos dijo palabra alguna por un buen rato.

El de escamas negras esperaba pacientemente la reacción del muchacho, gritos, temblor, temor, enojo incluso, pero las facciones del chico no estaban ni de cerca a esas reacciones, era más bien una combinación de asombro e incredulidad.

La mente de Hiccup estaba procesando lo más rápido que podía la información que tenía en esos momentos, antes de caer inconsciente lo último que vio fue al susodicho dragón que el ejército había llamado “Furia Nocturna”, ahora despertaba en esta cueva, con una cobija, fuego, un hombre desconocido con rasgos por alguna manera decir singulares, aun no podía decir si su situación había mejorado o no.

Y esos ojos.

-Acaso… tú eres ¿el dragón?- era de una idea de lo más loca, pero la magia de muchas de las dichosas especies mágicas ancestrales podía ser impredecible.

Sus pupilas se afilan por aquella pregunta, no hubiera esperado que llegara tan pronto a esa conclusión, muchos otros hubieran sacado otras menos acertadas en un principio, al parecer este muchacho es más inteligente y observador que la mayoría de las personas si no es que su conclusión había sido una de suerte.

-Si- no lo niega, entre más rápido lo sepa se ahorra más molestas explicaciones o la manera de que él tenga que convencerlo de que en realidad es un dragón.

Su voz es grave y profunda, denota fuerza y carácter, dista mucho de aquel rugir del dragón después de todo es una voz la que escucha ahora, aun así se puede hallar cierto carácter de este en su voz.

Se pone nervioso al saber que su conclusión es acertada, pero luego se tranquiliza al ver de nuevo a su alrededor, si hubiera querido lastimarlo desde un principio no se hubiera molestado en ninguna de esas atenciones que percibe, simplemente lo hubiera dejado en el bosque a su suerte o eliminado el mismo cuando se encontraba completamente indefenso.

Se acomoda y se sienta de mejor manera para mirarlo adecuadamente cara a cara, al hacerlo también se da cuenta que le han quitado su bota, se envuelve con aquella manta con la que despertó y se plantea que es lo que puede decir ahora con varias dudas en su mente.

-Yo… eh, gracias, por salvarme de esos soldados en el bosque… y traerme hasta aquí, donde sea que estemos, y no dejarme morir en el bosque, supongo-

De nuevo se sorprende con las palabras de ese chico, primero le había agradecido en el bosque, aquella vez pensó que el pobre muchacho estaba alucinando o se había equivocado al decirle aquello, ahora parece reafirmar esas palabras, es extraño escuchar esas palabras de humilde gratitud dirigida hacia su persona, ha pasado mucho tiempo desde que cualquiera tan siquiera le hubiera dicho algo amable, y ahora aparece este chico y considera agradecerle por sus actos.

¿Qué era lo que se decía en estos casos?

-De nada-

Después de haber dicho eso un silencio algo incómodo inundo la cueva, ninguno sabía que hacer o decir ahora, después de todo para ambos eran situaciones increíbles que jamás se hubieran imaginado enfrentar, pero así era la vida, situaciones una de tras de otra que uno no pide, que no siempre son favorables, a veces aterradoras por que no tienes conocimientos para mejor sobrellevarlas.

Hiccup decidió romper el silencio, tenía dudas y nerviosismo pero no miedo, porque sabe de alguna manera que este… ser, sujeto, no le hará daño, realmente no percibe ninguna desagradable sensación con respecto a este dragón de aspecto humano como con aquellos soldados y general.

-Yo… Yo me llamo Hiccup- se presentó, solo su primer nombre, a pesar de que no sentía que este sujeto le fuera a causar algún mal no tenía la suficiente confianza como para brindarle la información de su nombre completo.

-Puedes llamarme Furia Nocturna- el igual se presenta, no con su nombre verdadero sino con aquel con el que le temen y más lo conocen.

Hiccup recuerda como los hombres en el campamento gritaban ese nombre al ver surcar en el cielo al dragón de escamas negras, es un nombre que hace temblar a los enemigos seguramente, pero no cree que ese sea su verdadero nombre, aun así no se atreve a preguntarle por el verdadero, el merece su propia privacidad como él tampoco le dijo su nombre completo.

-¿Qué hacías en el bosque?- es una duda que no se puede quitar de su mente el de escamas negras desde que vio al chico por primera vez.

-Un ejército, el mismo que atacaste anoche, me tenía secuestrado-

¿Había estado ahí? ¿Se encontraba en el mismo momento en que ataco a esos hombres? Eso había sido muy descuidado de su parte, normalmente cuando había humanos civiles o esclavos en los campamentos o ejércitos que atacaba procuraba asustarlos los suficientes para que escaparan primero o evitar que no salieran tan afectados con sus ataques, este chico hubiera podido haber muerto por sus ataques la noche anterior, no por sus secuestradores sino por sus propios ataques.

Si es cierto lo que el muchacho dice este fue testigo de su legendaria ferocidad a la hora de atacar y aun así se atrevió a ayudarlo cuando se lo encontró en el bosque atrapado y lesionado, es un chico… extraño.

-¿Por qué te secuestraron?-

-Soy alguien hábil en lo que se refiere a la herrería, necesitaban a alguien con esas habilidades-

-¿No eres demasiado… joven para eso?-

-Tengo catorce, pronto cumpliré los quince- respondió un poco ofendido, hasta este dragón lo veía demasiado joven por no decir como un niño, ya tenía suficiente recordando las burlas de ese general, aunque la última parte que dijo fue mentira, en realidad aún faltaba mucho para su cumpleaños quinceavo, no fue hace unos meses que había cumplido los catorce –la edad no siempre tiene que ver con lo bueno que puede ser alguien con sus habilidades-

-Pues debes de ser alguien muy bueno como para que te hubieran secuestrado-

-Algo así-

-¿Hace cuánto que te tenían cautivo?-

-No estoy seguro, un grupo de ellos me secuestro en mi pueblo y luego me llevaron a ese acampamento, en realidad ni un día había estado en él cuando atacaste el otro día-

-¿Tu pueblo?-

-Berk, se encuentra en una pequeña isla de los mares del norte, de nombre Mema-

No recordaba haber escuchado de esas tierras, pero si lo que decía el muchacho era verdad este se encontraba muy lejos de su hogar.

-Come, el pescado ya debe estar listo, también hay algo de ropas secas a tu lado, iré a explorar el bosque-

Dicho esto el Furia Nocturna se incorporó extendiendo sus alas dejando ver un cuerpo bien tonificado con algunas cicatrices en él, como única prenda de vestir llevaba unos pantalones de tela oscura sobre sus extremidades inferiores los cuales tuvo que rasgar el mismo de la parte posterior para que no molestaran a su cola, dio media vuelta y salió de aquel lugar dejando a un joven muy sorprendido por su aspecto y acciones.

Tiene que cerciorarse que no haya ningún soldado cerca ahora, aunque lo duda con el último susto que les brindo, aun así no pierde nada con ser precavido y también tiene que pensar.

Encontrándose solo Hiccup soltó un suspiro, sabía que los dragones eran creaturas misteriosas y poseedoras de gran fuerza y magia, pero jamás pensó que ellos, o al menos algunos de ellos tuvieran la capacidad de cambiar de forma, bueno, cada día se aprende algo nuevo, y este dragón Furia Nocturna no parecía presentar ningún interés en hacerle ningún daño, es más lo había ayudado y salvado, sino hubiera sido por él quien sabe que destino tendría en esos momentos, le aterraba tan siquiera imaginar las posibilidades.

Regresando al presente el aroma a pescado no le había parecido tan apetitoso en su vida como en esos momentos, realmente eran unas buenas piezas las que había atrapado el de escamas negras, de buen tamaño y parecía que ya habían terminado su cocción en el fuego en esos momentos, haría caso a la sugerencia del dragón y comería un poco.

*+*+*

En otro lugar a cientos de kilómetros y leguas de distancia en el mar, en cierta isla vikinga cierto rubio termino de convencer a su amigo pelirrojo para ver a la anciana sabia del pueblo.

-Vamos amigo, es para mantenerte más tranquilo-

-No lo sé Gob-

-Tú sabes que sus predicciones siempre son muy acertadas-

-Eso es a lo que le temo-

Estos últimos días habían sido una tortura para el pelirrojo vikingo, pasando por la etapa inicial del enojo y la furia ciega de los primeros días que se enteró de la desaparición de su primogénito y único vástago, ahora había una preocupación asfixiante que aumentaba con cada día, esta no le permitía descanso en ningún momento del día, había dejado de comer, de dormir, sus amigos y subordinados notaban como la preocupación lo iba consumiendo poco a poco, ya no parecía el temido y admirado vikingo como comúnmente conocían, ahora se veía a un padre preocupado por su hijo que se iba demacrando con cada día que pasaba que no tenía noticias de este.

Habían mandado grupos de búsqueda a otras islas y en al mar, reforzaron la seguridad de Berck así como empezaron a investigar los hechos que rodeaban la desaparición del joven descendiente de Stoick el vikingo, el joven Hiccup no era un vikingo común o típico, pero ciertamente se había ganado su lugar al colaborar y apoyar siempre a los suyos con sus obras y acciones, como el padre de este muchos en la isla estaban preocupados por la suerte del joven de ojos verdes.

En un intento de aliviar un poco la preocupación de su estimado amigo Gob se le ocurrió la genial idea de consultar con Gothi, una vieja y anciana mujer que tenía amplios conocimientos medicinales y espirituales, era tanto la más vieja de las curanderas de aquella población como la chaman de esta, muchos en la isla iban por consejos a la mujer, el padre del mismo Stoick la considero gran consejera para algunos asuntos y también una gran adivinadora.

Ambos hombre llegaron a la casa de la anciana ubicada en uno de los puntos más altos de la aldea, la anciana se encontraba ya afuera como esperándolos y quizás así era, después de todo tenía fama de vidente, aunque tenía que ver como por la posición de su hogar le permitía saber si había visitas cerca.

-Buenas tardes Gothi- saludo el líder vikingo a lo que recibió como respuesta un asentimiento de cabeza, otra de las cosas por la que era conocida esa anciana era por no hablar mucho o más de lo necesario.

-Venimos a pedir consulta, saber si pudieras ver donde esta Hiccup o su suerte- le explico el rubio a la anciana teniendo la esperanza que esto ayudara a encontrar a su joven aprendiz o tan siquiera a calmar las preocupaciones de su amigo.

La pequeña anciana volvió a asentir en respuesta y se metió dentro del hogar dejando la puerta abierta como invitación, el fuego estaba encendido en su hoguera iluminado el modesto hogar, ambos hombres tomaron asiento frente al fuego y esperaron a la anciana que llego con un pañuelo en sus manos.

-Oh, así que usaras los huesos- comento Gob al ver que era lo que envolvía aquel pañuelo.

Era sabido que Gothi tenía varios métodos de consultar a los espíritus y dioses para saber la suerte de los mortales, entre ellos la lectura de huesos, algunos decían que eran huesos de yack u oveja, otros más aventureros se atrevían a pensar que eran de dragón o de monstruos que los ancestros de la isla habían derrotado, otros con mente más retorcida llegaban a creer en el rumor que aquellos huesos eran restos humanos, aunque nadie se había atrevido a preguntar a ciencia cierta de que eran los huesos lo cierto era que cuando los usaba Gothi sus predicciones siempre eran acertadas, en lo personal Gob creía que eran de gallina.

Tomando entre sus manos los huesos los alzo sobre arriba de su cabeza bajo la atenta mirada de sus invitados, luego los dejo caer sobre la ceniza al lado de su hoguera dejándolos mover y rodar sin tocarlos, cuando los huesos dejaron de moverse en el suelo la anciana poso su mirada sobre ellos estudiándolos detenidamente.

Stoick prácticamente podía escuchar el latir de su propio corazón en sus oídos, juraba que prácticamente lo tenía en la garganta listo para salir por la ansiedad que estaba viviendo, no desestimaba las habilidades de aquella mujer, eran muy útiles y en más de una ocasión él al igual le llego a pedir consejo o predicción, pero esto se trataba de su hijo y no estaba seguro de querer escuchar lo que dijera si llegaba a ocurrir que la suerte de Hiccup llegaba a ser tan desfavorable como en las pesadillas que había llegado a tener las pocas veces que había conciliado el sueño en esos días.

-¿Y bien Gothi? ¿Qué dicen los huesos?- pregunto Gob sabiendo que Stoick no quería preguntar.

La anciana alzo la mirada azul claro que poseía y la poso sobre el gran líder de su aldea y luego a los huesos, de nuevo al pelirrojo, esto solo puso más nervioso a Stoick.

-Está vivo- dijo con una pequeña sonrisa.

Vivo, bien, eso era un gran alivio y aliviaba uno de los grandes temores del pelirrojo que soltó un sonoro suspiro al escucharlo, aunque también era una respuesta algo corta para este tipo de predicción.

-¿Eso es todo?- pregunto el pelirrojo para luego ver que la sonrisa de la anciana había desaparecido y negara con la cabeza, la preocupación había regresado.

-Tú hijo ha pasado por gran peligro Stoick, han sido tiempos difíciles para él, la codicia de nuestros enemigos ha llegado a él así como una oscura sombra-

Esa es una predicción que ninguno de los dos vikingos se animaba al escuchar lo cual reflejaban claramente en sus expresiones, pero antes de que pudieran decir algo o tan siquiera gruñir Gothi alzo una mano indicando que no había terminado de hablar.

-Tú hijo aunque joven tiene un espíritu fuerte y valiente así como noble, digno hijo de sus padres, aunque pase por tiempos difíciles esto no lo quebrantara, como el metal con el que trabaja cada golpe lo moldea para volverse una pieza fuerte y resistente, así como su espíritu puede descontentar a sus enemigos llegara a atraer una gran fuerza, aquella sombra enemiga de sus enemigos se volverá su aliada-

-Así que… Hiccup está vivo, no la está pasando muy bien ¿pero tendrá un aliado?- trato de traducir lo que dijo la anciana Gob, a veces lo que decía Gothi no les quedaba muy claro.

-Pero ¿volverá a casa? ¿Encontrare a mi hijo?-

-Tiempo, espera al tiempo, que tu hijo así como tú no te rindes en su búsqueda él tampoco se rendirá para regresar con los suyos, a su casa, a su padre, aquí-

Ante aquellas palabras Stoick sintió alivio, claro, su hijo no se rinde tan fácilmente, claramente podía ser tan terco como él o su madre o quizás más, si se lo proponía no se detendría hasta regresar a Berck, así como él no descansaría hasta encontrarlo, tenía que tener fé en su muchacho y conservar las esperanzas.

-Gracias Gothi, eso me alivia un poco-

La anciana le sonrió y asintió, había visto muchas cosas en la lectura de los huesos, más de lo que dijo pero por la paz mental de Stoick no se las conto, el muchacho las había visto difíciles y aun no estaba fuera de peligro, ella también estimaba al muchacho, había conocido a la madre de este, una mujer realmente especial, así como tan especial había sido ella así lo era su hijo, ¿pero quién diría que podría hacerse aliado con algo tan poderoso?

Los huesos no mentían y a ella aun no le fallaba la vista como para errar en sus predicciones, había visto una fuerza oscura y peligrosa, poderosa y salvaje, cuando la vio temió por Hiccup para luego sorprenderse que esta sombra no estaba tras del muchacho con agresividad o con malas intenciones, más todo lo contrario y parecía como sus caminos se cruzaron así lo habían hecho sus destinos.

Solo el tiempo diría que es lo que saldría de este encuentro y prefería esperar para verlo ella misma con sus propios ojos.

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