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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Haku Momochi POV


 


Hoy sería un gran día, desde que había visto a Sasuke cruzar la gran avenida en dirección al metro, supe que mi día cambiaría y para bien. Mentiría si dijera que no echaba de menos a Sasuke, fue la mayor estupidez que hice el dejarle, el humillarle frente a su equipo.


Había conseguido de todo aquello lo que me propuse, quedarme con su equipo, quedarme con el puesto de capitán y que él lo dejase, pero no esperé enamorarme de él, me gustaba Sasuke y le había perdido por mi culpa, yo hice que se alejase de mí, pero volvería a ser mío, ese rubio de pacotilla no me lo iba a arrebatar.


No pude evitar seguir a Sasuke, sé que había ido al metro así que fui allí y le vi en la estación esperando. Entré un par de vagones más atrás que él pero no le perdí de vista, quería saber donde iba y bajé cuando le vi hacerlo. De verdad que era divertido seguirle, ese chaval acabaría de nuevo conmigo, nadie iba a quitármelo.


Le vi entrar en la estación de autobuses y llamé a su padre para avisarle de dónde estaba su hijo y lo que pretendía, porque estaba claro lo que quería hacer cuando le vi con aquella mochila y con su odioso novio rubio enseñándole un par de billetes.


Por suerte, Fugaku no tenía su empresa muy lejos de allí y vino enseguida. Sonreí cuando le vi llegar y reí más cuando le vi pegarle la bofetada a Sasuke frente a todos. Aunque Naruto se puso en medio para que no siguiera, sé que su padre no estaba dispuesto a que se llevara a su hijo pequeño.


Tener a Sasuke para mí iba a ser tan fácil, su padre tenía grandes negocios con el mío, así que no me sería complicado acceder a él, todo era cuestión de hacer un buen trato y no sería difícil convencer a Fugaku, hasta donde yo tenía entendido, no le gustaba ese asunto de los gays, pero conmigo haría una gran excepción, porque tenía una deuda pendiente con mi padre y yo era una buena opción para su hijo, fuera gay, heterosexual o lo que fuese, a Fugaku le daría igual siempre que pudiera saldar la deuda. Su hijo… sería su mejor negocio, al menos con mi familia.


Mi padre, Zabuza Momochi era el director de uno de los bancos más importantes de la ciudad y había concedido una importante suma de dinero en un préstamo a las empresas Uchihas, bueno… en realidad había dado préstamos a casi toda la gente de esta ciudad.


Fue un espectáculo memorable de recordar viendo como el pobretón ese intentaba hacer entender a Fugaku que amaba a su hijo. No lo conseguiría y menos cuando yo interviniera en el asunto, el pobretón no tenía posibilidades contra mí, yo venía de una de las familias más ricas de la ciudad, estaba claro que Fugaku me daría a su hijo en bandeja de plata, sobre todo si conseguía que mi padre me hiciera el favor de quitarle la deuda.


Fugaku se llevó a Sasuke y me quedé allí un poco más de tiempo viendo como Naruto hablaba con su amiguito Gaara. No pude remediar acercarme a él, más que nada por tocarle un poco las narices, supongo que los de baloncesto y los de hockey de nuestro instituto… no nos llevábamos ni nos llevaríamos bien.


- Pobre Naruto ¿Crees que puedes convencer a Fugaku así? – le pregunté sonriendo


- Lárgate – me dijo Naruto.


- ¿De verdad creías que podías llevarte así de fácil a mi chico?


- ¿Fuiste tú? – me preguntó – serás cabrón – me gritó antes de pegarme un puñetazo que me tiró al suelo y subirse encima de mí cogiéndome por el cuello de la camiseta – no es tu chico, deja de meterte en medio, tú le alejaste de ti, déjale en paz.


- No quiero hacerlo – le dije sonriendo – es mío, siempre lo será.


- ¿De verdad crees que volverá contigo? Sasuke es demasiado orgulloso, no volverá después de lo que le hiciste.


- Sí lo hará, sólo tendrás que esperar un poco y estar atento.


- No te dejaré tenerle – me gritó justo cuando Gaara lo separaba de mí - ¿Me has oído? Él no es nada tuyo


Sonreí y me levanté del suelo limpiándome unas gotas de sangre de la nariz, porque menudo puñetazo me había metido el chaval, pero había sido divertido. Creo que podía aficionarme a esto de provocar a Naruto, era demasiado impulsivo, aunque tenía razón en algo, Sasuke era demasiado orgulloso para volver conmigo, no me perdonaría jamás lo que le hice, pero para algo existen los trucos sucios y de esos, tenía unos cuantos baja la manga.


Salí de la estación de autobuses con la nariz hinchada por el puñetazo y me fui a ver a mi padre al banco. Hoy había mucha gente, como casi todos los días, pero como mi padre era el director, solía estar libre en su despacho. Entré a él y se extrañó un poco de verme por allí.


- ¿Qué haces aquí Haku? – me preguntó.


- Pasaba por aquí y venía a verte.


- Pues ya ves, esto está como todos los días – me comentó sonriendo.


- ¿Cómo iba lo de la deuda de los Uchiha?


- Van pagando las cuotas todos los meses ¿Por qué lo preguntas?


- Recuerdas a Sasuke


- El pequeño de los Uchiha, el antiguo capitán de tu equipo ¿No intentabas llevártelo a la cama? – me preguntó con una sonrisa.


- Sí, ese. Si hubiera aguantado un poco más conmigo, habría caído seguro.


- ¿Qué pasa con el chico? – me preguntó.


- Digamos que quiero que vuelva conmigo.


- Lo vas a tener difícil, los Uchiha son muy orgullosos y su padre no aguanta eso de las relaciones homosexuales – me dijo mi padre


- Sí ya lo sé, pero ¿Si le perdonamos la deuda, crees que me daría a Sasuke? – le pregunté


- Es mucho dinero ¿Estás comprando a su hijo?


- Algo así, sería todo mío ¿No?


- Es ilegal comprar a una persona.


- Eso no lo sabrá nadie, bueno… Sasuke que es el que tendrá que estar conmigo ¿Crees que su padre aceptaría?


- No lo sé, ya te he dicho que su padre es muy estricto para eso de las relaciones homosexuales, pero por tanto dinero… sigue siendo un hombre de negocios, es posible que aceptase, pero no creo que Sasuke sea muy fácil de dominar.


- Lo sé, eso es lo que más me gusta de él. – le sonreí.


- No te prometo nada, pero hablaré con su padre – me sonrió con malicia – si a Sasuke quieres, Sasuke será tuyo hijo.


Esto es una de las cosas que más me gustaba de mi padre, que siempre me tenía malcriado, lo que quería, me lo conseguía, me encantaba salirme con la mía. Mi padre podía bañarse en dinero si quería, esa cantidad no sería nada con tal de tenerme feliz a mí, me compraría a ese chaval y aunque sabía, que Sasuke se revolvería contra su padre y no aceptaría, no le quedaba de otra, porque hasta los dieciocho años, su padre mandaba, así que no tenía más narices que obedecer.


Por las buenas o por las malas… pero estaba decidido a que Sasuke volviera conmigo, a mí nadie me dejaba y sé que Sasuke lo iba a hacer cuando dejó el equipo. Creo que intentar dominarle sería divertido, porque Sasuke era demasiado orgulloso, demasiado incontrolable, suponía un reto para mí, caería, acabaría obedeciéndome en todo, le apartaría de ese rubio como fuera, haría que Naruto acabase odiando a Sasuke hasta tal punto, que le abandonase, que me lo dejara en bandeja de plata, no sería yo quien doblegaría ese carácter fuerte de Sasuke, sería Naruto quien le hundiría facilitándome a mí controlarle.


Aquel día cuando llegó mi padre a casa, con la sonrisa que colocó, supe perfectamente que mi padre había convencido a Fugaku. Por lo que me comentó, le costó mucho tiempo hacerle ver lo beneficioso del trato, e incluso le pagó algo más de lo que suponía perdonarle la deuda por su hijo. Puede que no le gustasen las relaciones homosexuales, pero sí le encantaba el dinero, ese hombre era capaz de vender a su propio hijo por la suma adecuada y mi padre… era el mejor para cerrar tratos ¡Sasuke era mío! Y creo que me daría una vuelta por su casa a verle, porque ya le habrían contado la novedad.


Cuando llegué por su casa, Fugaku no parecía muy contento de verme, claro… era un chico pero me soportaba pensando en la enorme cantidad de dinero que le íbamos a dar por quitarle de encima a su hijo más rebelde.


- Alegra esa cara Fugaku – le dije sonriendo – soy mejor candidato que el pobretón – le dije y él me puso mala cara, de verdad que no le gustaba eso de que su hijo fuera homosexual y yo me divertía, porque les tenía comiendo de la palma de mi mano.


Sasuke estaba sentado en el sofá enfadado, supongo que le habían contado la noticia y no quería saber nada, no estaba para nada de acuerdo. Me acerqué hacia él saludándole y me lanzó su típico gruñido con una sonrisa de medio lado ¡Era tan cotidiano en él esos gestos! Los recordaba perfectamente, siempre que se enfadaba o se creía superior a alguien, hacía esos gestos, mirar de reojo… lanzarte un gruñido como respuesta o sonreír de medio lado y debía reconocer… que los tres gestos me parecían excitantes, ese chaval entero era excitante, me iba a divertir mucho destrozando su orgullo.


Se levantó y comentó que se largaba a su habitación y aunque Fugaku intentó sermonearle diciéndole que se quedase porque yo estaba aquí, él no hizo ni caso y siguió caminando hacia las escaleras, aunque yo le intercepté en el camino cogiéndole el brazo.


- Suéltame – me dijo con un tono serio que le habría dado miedo a cualquiera.


- No Sasuke, tú eres mío ahora – le dije y sonrió de medio lado ¡Ahí estaba de nuevo su orgullo!


- ¿Ves eso que estás tocando? – me dijo refiriéndose al brazo – es de Naruto igual que todo lo demás, así que no me toques.


Sonreí porque de verdad que tenía genio el chico, me encantaba lo duro que era, lo fuerte que parecía aunque sé que por dentro, estaba aterrado sin la fuerza de Naruto, le hacía falta su novio y aquí no estaba. Me lancé a besarle y alcancé sin problemas sus labios aunque él se resistió en cuanto lo notó. Supongo que el mordisco no lo vi venir, pero al no poder soltarse, acabó mordiéndome con tanta fuerza, que hizo que mi labio sangrase.


- He dicho, que no me toques, yo no soy nada tuyo.


- La deuda está pagada.


- Porque habéis querido – me dijo – por mí podéis llevaros a mi padre cuando queráis, total… la deuda era de él, no mía, así que no vuelvas a hacerlo. Quizá te creas con derecho a comprarme, pero yo no me siento tuyo, sigo siendo de Naruto. Ahora… lárgate de mi casa – me dijo enfadado mientras subía las escaleras hacia su cuarto.


Quizá sería un poco complicado conseguir que obedeciera ese chaval, pero lo conseguiría, hoy sólo era el principio, ese chico acabaría en mi cama, acabaría queriéndome de nuevo, Naruto sólo era un amor pasajero, iba a conquistarlo y si eso no funcionaba… lo haría a la fuerza, porque me daba igual cómo conseguirle mientras fuera mío.


 


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