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Enamórame por Fullbuster

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Natsu Dragneel POV


Cuando me desperté, tenía a Gray profundamente dormido entre mis brazos, me dolía el cuello de la mala postura del sofá y había un cuenco lleno de agua encima de la mesa, supuse que del hielo derretido que trajo anoche mi pequeño pervertido para jugar. Sonreí y es que se le veía tan tranquilo durmiendo ¿Quién diría lo que ocurrió anoche viéndole así? Hasta parecía un inocente niño que nunca había roto un plato, yo creo que anoche… rompimos la vajilla entera. ¡Ahora que recordaba… ya era un hombre libre! Había firmado hacía unas horas el divorcio.


Me levanté con cuidado de no despertarle y cogí el teléfono marchándome hacia la cocina para no molestar a Gray. Cerré la puerta corredera un poco y llamé a la casa de Loke, porque después de enterarnos de lo de la madre de Jellal, estábamos todos un poco preocupados por él.


Fue Loke quien contestó ¡Como últimamente hacía! Porque a Jellal no le había escuchado ni visto desde el suceso. Se alegró de mi llamada y le pregunté por el estado de su chico, aunque sus palabras fueron que había estado mejor en otras ocasiones. Supongo que era duro perder a una madre, aunque intentó animarme diciéndome que estaba mejor, ya había vuelto a comer, tenía mejor ánimo e incluso había salido de la cama a llevar a Wendy a su primer día en el colegio nuevo, menos mal que iba con Romeo, al menos conocía a alguien ya.


~ ¿Crees que Jellal estará para una celebración? – le pregunté.


~ Depende ¿qué celebramos?


Le expliqué todo lo que quería montar para esta noche, porque si Gray era capaz de sorprenderme, yo le iba a sorprender más, iba a montarle la mejor fiesta sorpresa que había tenido en su vida, claro… que yo tenía que ocuparme de sacarle de casa y entretenerle para que no se diera cuenta de nada.


Loke dijo que avisaría él a todos y organizaría las cosas, así que me dijo el lugar donde tenía que llevarle tras la cena y me dispuse a reservar en algún lugar elegante. Esperaba que no se diera cuenta de lo que intentaba.


Gray se despertó y tras reservar en el restaurante, colgué el teléfono mientras le veía acercarse hacia mí restregándose los ojos por el sueño. Me besó y le cogí de la cintura para acercarle más hacia mí. Le besé con pasión metiendo mi lengua en su boca de forma posesiva.


~ ¿Qué te pasa esta mañana? – me preguntó sonriendo – pareces… muy animado – me dijo.


~ Es que ya eres un hombre libre – le dije.


~ Anoche no pareció importante mucho follarte a uno casado – me dijo


~ Fue porque me provocaste – le dije intentando excusarme.


~ Si claro… ahora tendré yo la culpa – me dijo sonriendo – jadeabas mucho para estar obligado.


~ Quizá me excitaba un poco eso de que estuvieras casado


~ Ya, claro – me dijo sonriendo.


~ Por cierto, no hagas planes para esta noche, te invito a cenar fuera – le comenté sonriendo.


~ ¿Y ese gesto de buena voluntad? ¿Quieres que te perdone por tu numerito de anoche? – me preguntó.


~ Algo así – le dije – tú no hagas planes.


~ Vale


Salí de casa casi a la hora de comer para ayudar un poco a Loke antes de que tuviera que entretener a Gray, por lo menos sabía que estaba en casa estudiando, porque tenía un examen a no mucho tardar, así que le tocaba estudiar hasta la noche. Acabamos decidiendo el lugar donde nos reuniríamos todos y por fin, conseguí ver a Jellal, quien me acompañó a comprar y elegir lo más importante de la noche ¡Al menos lo saqué un poco de casa y se distrajo!


A las seis de la tarde decidí volver por casa y como no…Gray estaba estudiando. Maldije el momento en que decidí mirar por encima de su hombro ¡Que nombres más raros! De verdad que medicina sería una de las cosas que yo no estudiaría jamás, me daba algo si tenía que aprenderme eso, pero si Gray era feliz así, yo no le decía nada, para él todos esos nombres raros.


~ ¿Ya nos vamos?


~ En un rato, sí, prepárate, he reservado en un buen lugar.


~ ¿Un buen lugar es el McDonald de al lado? – me preguntó burlón


~ Noooo – le dije poniendo un puchero – De verdad que tú si sabes cómo desanimar a la gente. Es un lugar elegante. – Gray empezó a reírse y se levantó para ir a cambiarse.


Conduje yo hasta el restaurante y di mi nombre de reserva. La mesa que nos asignaron tenía un elegante mantel granate con una vela en el centro. Por lo menos me habían hecho caso y nos sacaron a la terraza, prácticamente estábamos solos en aquella inmensa terraza acristalada, porque el tiempo no era muy bueno estos días.


Trajeron la carta y elegí yo todos los platos y hasta el vino, ganándome un puchero de Gray por no haberle dejado elegir a él, aunque sinceramente… acabó confesándome que iba a pedir lo que yo le había elegido y es que… ya le conocía demasiado bien, podía elegir por él perfectamente.


Comimos mientras tuvimos una agradable conversación, por suerte no me habló de sus estudios, al menos no hoy, creo que no vio que fuera el momento. Hablamos sobre todo un poco, el pasado, sobre su familia y lo contento que estaba de tenerla cerca ahora, de la empresa y lo que se supone que deberíamos hacer con ella y acabamos hablando sobre el futuro justo cuando llegábamos al postre.


~ El futuro… - le dije – yo tenía pensado que cuando llegues a viejecito cambiarte por uno más joven –le dije bromeando y empezó a reírse.


~ Yo había pensado que cuando llegase a cirujano te cambiaría por un enfermero sexy


~ ¿Enserio? – le pregunté – voy a tener que empezar a marcar mi territorio cuando trabajes en un hospital – le comenté divertido.


~ ¿Con que derecho te crees para marcarme como algo tuyo? – me preguntó mientras se comía el postre y yo le observaba.


~ Pues… con ese derecho – le dije cuando le vi poner una cara extraña y supe que se había topado con mi sorpresa – mastica con cuidado – le dije sonriendo.


Gray se sacó de la boca el trozo que le molestaba del postre y comprobó que era un anillo. Se quedó con una cara de sorpresa y luego limpió el anillo con la servilleta para verlo mejor, creo que para intentar asimilar que le estaba pidiendo matrimonio, porque me levanté a lo cutre y le puse la rodilla en el suelo cogiéndole la mano. Se puso rojo como un tomate mientras la gente nos miraba y es que sinceramente… a mí también me estaba dando la vergüenza, pero una vez empezado, tenía que acabar.


~ Cásate conmigo Gray – le pedí – me harías el hombre más feliz del mundo si lo hicieras, quiero pasar el resto de mi vida contigo y prometo aguantarme cuando seas viejecito – le bromeé con lo último y se empezó a reír antes de levantarse de la silla y enrollar sus brazos a mi cuello diciéndome que aceptaba.


Desde luego, ambos reímos y es que creo… que yo no podía ser más feliz que en este momento, porque Gray era todo lo que necesitaba en mi vida.


Acabé pagando la cuenta y le comenté que aún quedaba algo, así que fuimos hacia un hotel del centro y pedí la suite que tenía reservada. Creo que Gray se intuía a qué íbamos ¡Sexo salvaje toda la noche! Porque en el ascensor ya estaba besándome el cuello de forma posesiva mientras yo intentaba pararle sin mucho éxito y es que como siguiera así, no sé si llegábamos a la habitación, porque me estaba excitando.


Llegamos prácticamente entre risas y choques contra la pared a la puerta de la habitación y me costó acertar la tarjeta para abrir la puerta con sus besos y sus manos empezando a meterse por mi pantalón.


~ Gray para –le dije –va enserio – le comenté cuando abrí la puerta


~ ¿Por qué? – me preguntó metiéndome mano justo cuando todos encendieron la luz diciendo un “felicidades”.


La cara de Gray fue un poema, pero yo estaba rojo completo sintiendo la mano de Gray en mi miembro encima del pantalón. Todos se quedaron con la misma cara que yo, de sorpresa y boquiabiertos mientras Gray se paralizaba por la metida de pata.


~ Por eso – le dije


~ Oh joder ¿ni en una fiesta podéis estaros con las manos quietas? - rompió Jellal el atronador silencio que se había producido – Venga, entrad de una vez, que la fiesta es para vosotros – nos dijo mientras todo parecía volver a la normalidad.


Aquella noche lo pasamos muy bien celebrando nuestro compromiso con todos nuestros amigos y Jellal pareció animarse bastante. Hasta acabamos confesándole a Gray que el anillo prácticamente lo había escogido Jellal, porque yo tenía un gusto pésimo para esas cosas. Aún así, le hizo el doble de ilusión porque había elegido a su hermano para aconsejarme, así que todo quedaba en familia.


Cuando la fiesta acabó, eché a todos a sus casas, para poder esta vez sin mirones y sin sorpresas, acabar lo que habíamos empezado en el ascensor.


 


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