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Suplicando tu amor por Fullbuster

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Pain Kanemitsu POV


 


Aquella mañana no había visto a Deidara por la oficina y tampoco a Itachi, me daba mala impresión desde que vino con aquella excusa de la reunión urgente, que no decía que no fuera real, pero llevaba un día y casi dos desaparecidos juntos, así que no terminaba de fiarme, me gustaba Deidara y veía que si pasaba demasiado tiempo con Itachi, éste volvería a caer en sus manos, porque le amaba, todos lo sabíamos y desde luego, Itachi estaba jugando todas las cartas posibles para reconquistarle, no quería perder frente a él, aunque también era verdad, que deseaba ver a Dei feliz.


En la oficina me comentaron que Itachi tampoco había venido hoy a trabajar, así que seguían juntos a saber dónde. Qué poco me fiaba de Itachi, porque si se ponía serio, sé que volvería a conseguir a Deidara, más cuando supiera encima que Dei esperaba a su hijo, era un cabezón, no dejaría que nadie le arrebatase a su hijo.


Trabajé en la oficina hasta media mañana, cuando entonces mi secretaria me pasó una llamada de Fugaku, propietario absoluto de las empresas, así que como el jefazo quería hablar conmigo, me arreglé el traje y salí de la oficina comentándole a mi secretaria dónde iba para que no me pasase llamadas. Subí al último piso de la empresa donde estaba la oficina de Fugaku y tras llamar la secretaria para avisar de que había llegado, me hizo acompañarla, tocó la puerta y me dio permiso a entrar.


Agradecí a la secretaria su eficacia y cerró la puerta tras de mí volviendo a irse a su sitio. Saludé cordialmente a Fugaku y me acepté el asiento que me cedía amablemente. Me estuvo hablando de cosas sobre la empresa principalmente y agradeció mi gran trabajo, pero no fue todo eso lo que me sorprendió, sino el hecho de que me propusiera ser el jefe en la nueva oficina de Ohio, era una oportunidad única y agradecía la gran oportunidad que me brindaba, era estupendo, sólo que había un pequeño problema, Deidara.


Habría aceptado ese trabajo sin pensarlo ni dudarlo cuando no conocía al rubio, pero ahora mismo, era algo que necesitaba pensar seriamente, porque quería a Deidara y me habría gustado iniciar una nueva vida con él y ese niño que venía en camino, me daba igual si era aquí en New Jersey o debía trasladarme a Ohio, pero quería que Dei viniera conmigo, que estuviéramos juntos.


Volví a mi oficina sólo para comentarle a mi secretaría que me tomaría el resto del día libre, no tenía la mente ahora para el trabajo, sino más bien en qué hacer y qué decirle a Dei sobre esta gran oportunidad que me daban, era el trabajo de mi vida, dirigir las empresas de Ohio. Salí de la oficina en dirección al muelle, porque era mi lugar favorito, allí me senté en el paseo de la playa, ensuciándome con la arena, pero me daba igual, quería sentir la arena, quería ver las olas y pensar, sólo pensar.


Una mano a mi espalda captó mi atención y cuando me giré, me encontré con Sasori. La verdad es que no tenía nada en contra de él, incluso me parecía un chico muy atractivo y sensible, sólo que su relación con Deidara no había funcionado y es que… era muy joven para pensar en niños, ambos lo eran y él tenía una escapatoria de todo ese problema, sólo la había cogido, al fin y al cabo, tampoco podía culparle, no debía ser fácil convivir con una pareja por la que sólo tienes cariño y con un niño que ni siquiera era tuyo, lo mejor en estos casos era apartarse del medio, pero yo estaba tan empecinado en conquistar a Deidara, que me daba igual si el niño era de Itachi, yo podía convertirlo en mío, un niño no es para el que lo engendra, si no para el que está con él siempre, para el que lo cuida y lo consiente ¡Ese podía ser yo!


- ¿Qué haces por aquí? – le pregunté


- Trabajo por las mañanas en aquella tienda de allí – me señaló Sasori – y estudio por las tardes en la universidad ¿Qué haces tú por aquí? ¿No deberías estar trabajando?


- Debería – le dije – pero tenía muchas cosas en las que pensar y no me concentraba en el trabajo – le comenté - ¿Qué tal estás? ¿Recuperado de la borrachera?


- Ufff – exclamó sentándose a mi lado y sonriendo – aún me duele un poco la cabeza, pero sí, estoy mejor. ¿Has visto a Dei? – me preguntó.


- Sí, cuando te fuiste, luego ya no he vuelto a saber nada.


- Me siento un poco culpable de esto.


- No es tu culpa, las cosas suceden por algo. A veces, puedes querer mucho a una persona pero no es amor, en esos casos, es mejor que ambos lo dejen y puedan buscar su felicidad en vez de martirizarse los dos en algo… que realmente no funcionaría a la larga.


- Es posible, pero sigue doliéndome el haberle hecho daño.


- Os lo habéis hecho mutuamente, pero ya está, ahora puedes buscar otra forma de ser feliz.


- ¿Está con Itachi, verdad? – me preguntó – le quería, podía verlo en su mirada cuando estaba con él, era diferente cuando estaba a su lado, se le notaba que no sentía lo mismo por mí que por él.


- No voy a mentirte, desapareció ayer con Itachi y aún no sé nada, pero no creo que vaya a perdonarle todo lo que le hizo.


- No te confundas… Dei es demasiado bueno, a veces parece tonto, si de verdad cree que Itachi ha cambiado, volverá a él.


- No lo sé, por el momento, voy a intentarlo.


- ¿Estás seguro? – me preguntó – cómo tú has dicho… quizá confundas el amor con el aprecio.


- No lo sé, pero si no lo intento… no quiero tener que preguntarme en el futuro qué habría pasado si lo hubiera intentado – le sonreí.


Sasori sonrió y lo único que salió de sus labios fue “eres sorprendente”. La verdad es que él también me pareció un chico sorprendente, no era un mal chico, simplemente entre Dei y él no había amor, nada más, era una relación que debía terminar en algún momento, ambos lo sabían y habían estado rehuyendo ese problema todo lo que pudieron, estaban demasiado cómodos o quizá, incluso ambos tenían miedo de estar solos y por eso estaban juntos, no lo sabía, pero de lo que estaba completamente seguro, es de que Sasori, era un gran chico que encontraría a alguien enseguida, puede… que incluso al amor de su vida.


Por la noche me dirigí a la casa de Deidara y es que quería comentarle todo esto, todo lo de la empresa, quería pedirle que se viniera conmigo. Fue Naruto el que abrió la puerta, algo extraño porque solía ser siempre Deidara, pero tampoco le di importancia. Naruto me dejó pasar y busqué a Deidara por la casa hasta que le encontré en la cocina recogiendo las cosas de la mesa.


- Dei – le llamé - ¿sabes que te quiero, verdad? – empecé a lo bruto.


- Sí, pero es que…


- Quiero que vengas conmigo – le dije.


- ¿Ir dónde?


- A Ohio, me han ofrecido un gran trabajo allí, vamos, vente conmigo, podemos empezar una nueva vida tú y yo juntos, con ese niño.


- Pain… para un segundo – me dijo – es que no vivo solo, está también Naruto y él tiene su vida aquí.


- Podemos arreglarlo, puedo pagarle un piso aquí, que siga estudiando, pero no me digas que no por favor, quiero estar contigo, quiero formar una familia, nuestra familia.


- Necesito pensar en todo esto Pain – me dijo – te agradezco mucho la oferta de verdad, pero necesito pensarlo con calma.


- Vale. Me voy en dos semanas, por si decides venir. De momento… ¿Qué te parece salir a cenar conmigo? – me preguntó.


- Pero Pain… yo ya he cenado – me dijo sonriendo y miré de nuevo los platos.


- Pues a tomar algo, yo puedo tomarme una copa y tu no sé… un zumo – me dijo sonriendo – vamos, por favor.


- Está bien – le dije – te acompañaré, pero sólo un rato, mañana tengo que trabajar.


Salimos de la casa y cuando llegué al porche, me di cuenta de que venía un todo terreno por la calle, creo que si no me fallaba la memoria, era el coche de Itachi, así que decidí por hacer algo, porque esta vez no quería que me viniera con otra excusa y se llevara a Deidara.


Detuve a Deidara del brazo y le besé. Realmente se había quedado paralizado en el sitio, creo que no se esperaba aquel beso, pero es que ni yo lo tenía planeado hasta que vi a Itachi y no dejé de mirarle.


Ni siquiera quiso bajar del coche, se había quedado helado allí mirándonos, aunque sabía que tenía la ventanilla bajada y podía oírnos.


- Dei… quiero ser el padre de ese niño – le dije – yo no te dejaré solo, estaré siempre contigo, me encanta la idea de ser padre contigo, porque te quiero.


- Pain… ya sabes que agradezco mucho que estés aquí y que me apoyes, pero conoces mis sentimientos.


- Lo sé y no me importa, podemos ser felices juntos, estoy seguro de eso. ¿Podrías perdonarle alguna vez a Itachi?


- No lo sé – me dijo – ahora mismo no sé nada excepto que quiero tener a este niño y me da igual si estoy solo o acompañado, sólo me importa mi familia. Quiero pensar bien las cosas antes de volver a meter la pata.


- ¿Lo dices por Sasori?


- No, Sasori es una gran persona, pero era algo lógico lo que pasaría, él es muy joven, tiene prácticamente mi edad y el niño encima no es suyo, es demasiada responsabilidad y sé, que incluso si tuviera problemas él vendría a ayudarme, porque es una buena persona, sólo que no funcionamos como pareja, no es mi pareja perfecta, no estamos hechos el uno para el otro.


- No puedo creerlo – le dije sonriendo – me he cruzado con Sasori esta misma mañana y tampoco está enfadado contigo.


- ¿Por qué íbamos a estar enfadados? – me preguntó – no ha hecho nada malo, es la mejor persona que he conocido en mi vida, pero yo no puedo atarle a esta carga, no puedo hacerle esto, no quiere decir que no le ayude cuando lo necesite o a la inversa, podemos ser buenos amigos, sólo necesitamos un poco de tiempo para curar las heridas que nos hemos hecho, nada más, sigue siendo alguien muy importante para mí y que no quiero sacar de mi vida. Podrá ser… el tío Sasori – me sonrió – claro que para eso tendría que aceptar él.


Me reí con Deidara y miré hacia el coche donde estaba antes Itachi, pero se había marchado, supongo que vernos bien a los dos, hizo que prefiriese irse antes que entrar en un ataque de celos. Tomé algo con Deidara en un bar del muelle y luego le devolví a casa.


Al día siguiente por la oficina… fue algo peor, porque tuve la mayor discusión que había tenido en mi vida con Itachi, algo de que dejase de ponerme en medio, porque él no iba a renunciar a su hijo y que yo… no era el padre, así que debía apartarme. En parte tenía razón, sabía que ambos estaban hechos el uno para el otro y sinceramente… las palabras de Sasori también hacían algo de confusión en mi interior.


Itachi se marchó de mi oficina hecho una furia cuando le dije que no renunciaba a Deidara, pero lo que me sorprendió, es que me llamase mi secretaria y me comentase, que alguien me esperaba abajo para comer, aunque no tenía cita previa. Pregunté quién era y cuando me dijo que se llamaba Sasori, me alegró, ni siquiera sé por qué se me puso aquella sonrisa tonta en la boca, pero me apetecía verle desde que le vi ayer en la playa, así que le dije que bajaba enseguida. Ya de paso, le contaría lo de Deidara y ese niño del que podía ser… ¡Tío!


 


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