VIII
Los agentes White y Black ya tenían mucha experiencia en ejercicios de campo, obviamente clasificados e importantes, por lo que para ellos no era tan difícil pasearse por la selva amazónica.
Habían llegado a recorrer mucho trecho a un buen ritmo, no tenían pista o idea de lo que dirección habían tomado Johnny y su perro parlante pero estaban casi seguros que llegarían a encontrarlos, después de todo conocían a ese par y era absurdamente asombroso la suerte que podía llegar a acompañarles.
-No hay nada como un paseo en la naturaleza, aunque creo que esas gemelas genios si se pasaron esta vez con su hermano-
-Tienes razón White, me sorprende la manera de pensar de los genios-
-Más bien de las hermanas mayores-
-Jajajaja buena esa-
-¿Crees que no encontremos con cazadores de cabeza?-
-Según tengo entendido ya no practican esa tradición, aunque… quien sabe-
Siguieron caminando hasta que se encontraron con un rio, que si seguían con la vista se dividía en varios más.
-¿Y ahora…?-
-¿Cuál escojmos?-
-…-
-De tin marin de…-
*+*+*
-¿Cómo es eso de insectos gigantes?-
-Yo que se viejo, un momento estaba en esta selva buscándote y al siguiente unos hombres con tapa rabo me hacen ofrenda comestible para ellos, esta selva es escalofriante-
-Ni que lo digas-
A Gil aun le seguía sorprendiendo como ese animal pudiera hablar tan bien con el chico de cabellos de fuego e igualmente le sorprendía el lugar en que se habían encontrado, a pesar de que habían salido ya del territorio de las bestias gigantes eso no quería decir que estaban a salvo de ellas, algunas veces estas se aventuraban más allá de sus dominios en busca de presas, es por eso que algunas aldeas ofrecían un tributo para evitar que se llevaran a alguno de los suyos, y había aprendido eso a la mala, cuando fue engañado para participar en un banquete de una de las dichosas aldeas para al final enterarse que a él lo servirían como plato principal, por poco y ese día hubiera acabado como alimento de esas cosas que habitaban en la parte más profunda y espesa del mundo.
Solo los más valientes y experimentados guerreros se atrevían a aventurarse a esas tierras plagadas de peligros de pesadilla, algunos para cazar, otros solo para probar su valor u honor, incluso había quienes lo hacían para buscar una prueba de amor.
En la parte más profunda y peligrosa de esos dominios existían flores tan hermosas que decían que los antiguos dioses que crearon al mundo la habían colocado en ese lugar como prueba de amor de sus amantes mortales, obtener una y entregársela a su amada significaba una prueba de fidelidad y amor tan grande para muchas de las tribus del mundo.
Admirable y a la vez tan descabellado, alguna vez se preguntó si alguna vez sentiría algo tan intenso como tan siquiera pensar en atreverse a ir por una flor para un ser amado, tal vez algún día, lejano o cercano.
-Así que Gil… no parece realmente un hombre típico de la selva, es más rubio que tú, parece más bien un surfista californiano-
-Si, quien sabe, tal vez uno de sus padres sea americano o ingles, aunque no habla mucho ingles-
-Como que esto me empieza a sonar a una de las tramas de esas películas que le gustan a tus hermanas, mmm no me acuerdo del nombre-
-¿De qué hablas?-
-Los protagonistas se pierden, peligros, y de repente un chipo que obviamente no es de la selva pero vive en la selva los salva y se enamoran los protagonistas y blablablá-
-Esa es película de chicas- dijo con reproche el joven Test, era tonto comparar este tipo de cosas con esas totas películas que veían sus hermanas.
-Solo decía, tal vez el realmente no es un aborigen-
-Quien sabe-
Johnny miro a Gil de reojo, tal vez esa teoría no era tan loca.
Siguieron caminando sin mirar atrás hasta que vieron algo frente a ellos que resaltaba por su color monocromático tan atípico en la selva, blanco y negro, sobre dos cabezas de dos hombres con gafas negros demasiado familiares para perro y niño cabeza de llama.
*+*+*
Las gemelas estaban ansiosas, esto podía tardar días, semanas, incluso había la posibilidad de jamás llegar a encontrarlos, de repente bajo sus hombros caía el peso de sus acciones, ese momento de lucidez moral que todo científico pasa, normalmente después de haber cometido algún desastre, un error que parece irreparable.
Caminan de un lado a otro, pensando en el que dirán sus padres, en lo que pasara si fracasan, en conservar ese cachito de esperanza nada racional para un científico pero necesario para conservar la cordura.
Revisan sus radios, las pantallas, tratan de trabajar en otros pequeños proyectos pero el nerviosismo las agota.
Cuántas veces ha pasado esto en sus vidas, cuantas veces han utilizado a su hermano menor como un conejillo de indias en cosas tan peligrosas que seguramente en más de una ocasión hubiera sido arriesgado para su vida.
¿Cuántas veces lo seguirán haciendo?
Quizás pasaron horas, no saben cuántas, cuando de repente escuchan unos golpes en la puerta de su nave.
Tock tock tock
Es Mary quien prende una cámara para visualizar que hay afuera, no vaya a ser un animal peligroso como un jaguar o algo por el estilo y abran sin más a su peligro, pero al ver la pantalla no ve ningún animal.
Ve a dos agentes sonrientes y una cabellera de color tan único que seguro hay solo una como ella en el mundo de forma natural.
-¡Están aquí!-
-¿Qué? ¿Quiénes?-
-Los agentes White y Black, ¡Con Johnny!, ¡Abre la puerta!-
Susan acciona un botón y la puerta se abre automáticamente, y efectivamente, son los agentes y su hermanito cabeza de llama.
-¡Johnny!-
-¡Gracias a Dios estas vivo!-
Si, estaba vivo, se notaban raspones, manchones, la ropa estaba arruinada por el lodo, ni decir sus tenis, pero estaba vivo, su hermanito estaba vivo y con ellas.
-¿Y yo que? ¿Estoy pintado? O claro, la mascota de la familia no importa-
-Por supuesto que también estamos alegre de verte Duke-
-Estamos felices que ambos estén bien-
-Sí, no gracias a ustedes, ¿no se supone que investigaron antes de enviarnos a esta misión por una florecilla?-
-Por cierto… de casualidad no habrán encontrado la muestra, ¿o sí?-
-¡Susan!-
-Admítelo Mary, cierta parte de ti también se preocupaba por esa parte además de la seguridad de Johnny y Duke-
-Eso… bueno si-
Con hermanas como esas ¿para qué uno necesita enemigos?
-Johnny, recuérdame al regresar a casa enterrarles todos sus zapatos en el patio- susurro el perro a su amigo.
-Yo te ayudo en eso viejo- confirmo el niño.
Tock tock tock
-¿Qué es eso?- Mary pregunto al escuchar de nuevo golpes contra su nave, lo cual era raro si ya todos estaban prácticamente adentro de la nave.
-Oh, debe ser Gil, se veía muy sorprendido al ver la nave- comento Johnny asomándose por la puerta seguido por sus hermanas.
El niño salió junto al perro y las gemelas observaban a quien fuera de quien se acercaban.
Fue cuando se percataron de la presencia del chico rubio alto al lado de su hermanito.
Al ver tal ejemplar de Adonis el cerebro del par de genios hiso cortó circuito con sus hormonas adolecentes y todo lo demás pareció dejar de existir.
Algunos dirían que fue amor a primera vista, pero esto era más bien la emoción desatada de un par de chicas hormonales reaccionando ante un claro ejemplo de belleza masculina, como cualquier chica de su edad que ve chicos guapos.
Prácticamente ya estaban babeando al ver esas abdominales bien tonificadas y ese rostro que no le tenía nada de envidiar a los modelos masculinos o a una estrella de cine.
El pensamiento de que habían estado preocupadas hace no más de un par de minutos atrás por si encontraban vivo o muerto a su hermano y su perro parecía tan lejano en esos momentos como si hubiera ocurrido en otra vida, ahora estaban deslumbradas y embobadas por el chico frente a ellas.
-¿Y a ellas que les pasa?-
-Están peor que cuando ven sus películas cursis-
-Creo que están poniendo nervioso al muchacho-
Gil le había sorprendido mucho ver más gente extraña en el mundo cuando avanzaron por el río, un hombre tan blanco como las nubes y otro oscuro como la tierra, por un momento pensó que serían demonios, pero nuevamente disiparía esa duda con la reacción de Johnny al reaccionar demasiado alegre al ver al par de sujetos extraños.
Dichos sujetos, los agentes White y Black, también se sorprendieron al ver a este rubio acompañando al niño y perro amigo suyo, una breve explicación de Johnny les dio a entender que era amigable ese chico con taparrabo, y que gracias a él había sobrevivido el niño cabello de flama en ese inhóspito lugar.
Así fue que regresaron al lugar donde había aterrizado la nave junto a un Gil más que curioso.
-Es… es…-
-Tan guapo-
-Creo que las estamos perdiendo amigo-
-Chicas, niñas… ¡GUAU GUAU!-
-¿Eh?-
-¿Qué?-
-Se quedaron hipnotizadas por la belleza de este aborigen- comento White.
-Sí, fue como las adolescentes viendo a Justino Biber sin camisa en sus conciertos- dijo Black.
-En estos momentos me alegra que Gil no comprenda el ingles, podría ofenderse por este comentario- Johnny recordó al dichoso cantante pop, con sus letras bobas y repetitivas obviamente su éxito se debía a su físico.
Gil miraba con incomodidad al par de féminas con el cabello rojo como rana venenosa, podía ser un color bonito, pero las miradas que lanzaban le recordaban muy vívidamente a las féminas de su antigua aldea.
-Ejemp discúlpenos… y se podría saber ¿Quién es él?-
-Gil, él me ayudo a sobrevivir en la selva, Gil, ellas son mis hermanas Susan y Mary-
-Sinceramente no parece para nada un chico de la selva-
-Sí, ya varios lo han dicho-
-Oh Gil, ¿acaso no tendrás novia?-
-No entiende el ingles Susan-
-Chicas no me obliguen a rociarles la cara con agua de rio amazonas, déjenme decirles que puede ser más lodo que agua-
-Hey, solo es curiosidad por el héroe que salvo a nuestro hermanito-
-Estoy a punto de ir por esa agua-
-Pero ya en serio, no parece de por aquí-
-Tal vez sea otro chico perdido, uno que ha vivido mucho tiempo en la selva-
-Quizás, si es así alguien debe haberlo reportado, quizás incluso tenga algún familiar buscándolo-
-Con nuestras computadoras podríamos hacer una identificación de rasgos faciales, si hay alguna foto que coincida con los suyos sabremos si alguien lo busca-
-Inténtelo entonces chicas-
-Ven Gil, mis hermanas no son malas, bueno, la mayoría del tiempo, estoy seguro que te parecerá más interesante la parte de adentro de la nave que la parte de afuera- invito el niño cabeza de llama extendiendo su mano al rubio mayor quien acepto estrechar su mano y dejarse guiar adentro de esa cosa.
Adentro de esa cosa era más extraña que afuera, había cosas que parpadeaban y brillaban como fuego pero algo le decía que esa cosa no se estaba incendiando o toda esa gente no estaría tan calmada dentro de esta cosa, había cosas que hacían sonidos, luego un relámpago lo ensego de repente, pero en realidad una de las gemelas le había tomado una foto.
Rápidamente las gemelas se pusieron a trabajar con sus computadoras buscando algún indicio de ese rubio en cualquier base de datos del mundo, no tardaron en encontrar resultados.
-Oh por… no van a creer esto-
En la pantalla de la nave apareció una foto de un niño de unos cinco o seis años, de ojos grandes y expresivos, su cara era redondeada y sus rasgos aun eran de bebé, pero se pueden ver esos rasgos que diferencian al Gil adulto que se encuentra ahí mismo en la cabina.
Al lado de la foto aparece un nombre, edad y fecha de desaparición. Gil Perrish, 5 años de edad (cuando desapareció hace 14 años de acuerdo a la fecha de desaparición), primogénito de Samantha Eve y Elias G. Perrish, empresarios y multimillonarios exitosos de E.U., dueños de varias empresas por todo el mundo.
El infante Gil había desaparecido después de un accidente aéreo de una avioneta en una zona cercana de la selva en donde su niñera lo estaba cuidando, el copiloto y uno de los guardaespaldas del niño había fallecido pero el piloto sobrevivió al igual que la niñera y habían testificado que el niño se encontraba vivo antes de su desaparición.
Los padres de Gil habían puesto una jugosa recompensa a cualquiera que lo encontrara o diera información de su paradero.
Gil tenía un lugar donde regresar, sus padres lo buscaban.
-En serio, esto cada vez parece a una de esas tramas tontas de las pelis cursis de tus hermanas Johnny-
-¡Oye!-
Johnny miro la foto y luego a Gil quien también se encontraba observando la foto, había brillo de cierto reconocimiento en su mirada e igualmente confusión e incluso miedo, se preguntaba si era buena idea sacarlo de la selva en la que al parecer había vivido esos 14 años, era su hogar, pero había unos padres, sus padres, quienes lo estaban buscando, al menos eso decía en ese letrero en la computadora.
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