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El Probador por Fullbuster

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Sasuke Uchiha

 

Dejé mi equipaje en la habitación que me habían ofrecido para quedarme y en cuanto Konan desapareció, aproveché para encerrarme en el cuarto de baño y ducharme, estaba cansado y sudado de todas esas horas de vuelo, sólo quería relajarme un poco antes de ponerme a trabajar de nuevo.

 

Todo mi equipo estaría ya trabajando o preparando el operativo de vigilancia que íbamos a llevar a cabo, creo que Naruto estaría esta noche en el bar que le había montado el ejército para su nueva identidad. Naruto tenía que aparentar haber recibido una herencia de sus abuelos y con ese dinero, decidió abrir un bar en Baltimore, sólo otra mentira más para controlar el bar de enfrente donde tenían su tapadera la familia de Konan. Esta noche me pasaría por allí para ver si Naruto había visto algo ya que Konan había salido de la casa y yo la había perdido de vista.

 

Me duché enjabonándome bien, pasando mis manos por mi cuerpo para quitarme toda la suciedad cuando me pareció escuchar la puerta pero al girarme… no vi nada, quizá había sido mi imaginación de que alguien podría haber estado allí. Estaba muy cansado del viaje y es posible que mi mente jugase malas pasadas a estas horas. Cogí una de las toallas que me habían dejado y me enrollé una a la cintura mientras cogía una segunda para secarme un poco el pelo.

 

Salí tal cual por el pasillo para ir a mi habitación cuando Itachi me interceptó hablándome sobre el tatuaje. Eso era raro ¿Cómo sabía que aún lo tenía? No le di mayor importancia y traté de marcharme cuando él enfadado me aprisionó contra la pared quedando inevitablemente su rostro muy cerca del mío, pero yo no retrocedí, ya no era aquel chiquillo con el que mi hermano hacía lo que quería, había crecido, tenía fuerza y ya no me intimidaba. Siempre sentí que él era mejor que yo, pero ahora no era así, mi autoestima había aumentado gracias al ejército, ellos me demostraron que podía hacer cosas que otros no podrían, me habían machacado hasta que me demostraron que podía hacer lo que me propusiera, yo no era inferior a nadie, ni siquiera a mi hermano.

 

Sin pensarlo cogí su mano y la llevé hasta mi miembro para que lo tocase. Le reté con la finalidad de demostrarle que yo había cambiado, con el objetivo de dejarle claro que no iba a dominarme nunca más, él no me daba miedo. Itachi cogió mi miembro entre sus dedos y aunque sentí esa corriente de placer atravesar mi espina dorsal no se lo demostré, intenté centrarme y mentalizarme de que yo ya no sentía nada por él.

 

- Eres un mentiroso Itachi. ¿Le has contado a tu novia la época en la que tanto te gustaba esto? – le dije retándole – No se lo has dicho, eres un cobarde mentiroso. Tranquilo, no le diré nada, sigue fingiendo que la quieres, pero ambos sabemos que a ti te excitan los hombres. Ahora déjame tranquilo Itachi, sólo quiero dormir.

 

Aparté su mano de mi miembro y me encerré en la habitación. Esperé unos segundos con la espalda contra la puerta y cuando estuve seguro de que no me seguiría para discutir conmigo subí la bolsa a la cama y abriéndola empecé a sacar algo de ropa para ver al fondo las armas. Itachi había tratado un par de veces de coger la bolsa, pero yo se lo había impedido por una sencilla razón, se suponía que yo no era militar, así que no sabría cómo explicarle que llevase armas en la bolsa si no lo era.

 

Cogí una pistola del calibre nueve milímetros y la dejé encima de la cama mientras empezaba a sacar los cargadores del resto de armas. Las escondí por toda la habitación en lugares seguros donde no creí que pudieran encontrarlas aunque entrasen y revisasen mi cuarto. No tenían motivos para revisarlo, pero por si acaso prefería esconderlas. La carpeta con mi misión la escondí bajo el somier de la cama pegándola con celo para evitar que la descubrieran.

 

Me vestí y aunque aún tenía el pelo mojado me dio igual. Guardé mi arma en la parte trasera del pantalón escondiéndola bajo la camiseta y salí de allí tras echar un vistazo rápido para comprobar que no se veía ningún arma. Caminé por el pasillo tras cerrar la puerta de mi habitación y me encontré en el salón a Itachi que estaba preparando la cena pero yo pasé directamente hacia la puerta.

 

- ¿Dónde vas? – me preguntó.

 

- A donde no te importa – le dije sonriendo con prepotencia.

 

- Estás en mi casa Sasuke y vamos a cenar.

 

- Itachi… me alegro de que me hayas acogido en tu casa, supongo que porque te sientes culpable de lo inútil que fuiste cuando me echó de casa tu padre, pero… ya soy mayor de edad y me voy un rato por ahí.

 

- Sasuke maldita sea, hay normas en esta casa y vamos a cenar.

 

- Que aproveche entonces, hasta luego – le dije cerrando la puerta tras de mí mientras él gritaba aún mi nombre. La puerta se abrió de golpe.

 

- ¿Te vas a ver a Naruto verdad? – me preguntó de golpe y me detuve.

 

- Pues sí, ha abierto un bar y quiero echar un vistazo ¿Qué te pasa?

 

- ¿Tienes algo con él?

 

- ¿Pero qué? – pregunté extrañado – ya te he dicho que me lo encontré en el aeropuerto, no lo he visto en años, pero mira… está muy guapo, si me interesase  o no… no es asunto tuyo, ya tienes a tu novia y te dejo la casa libre para que hagas lo que quieras, no me esperes despierto.

 

Seguí caminando y me marché del lugar. Si mi hermano se creía que iba a ser fácil la convivencia… no sabía lo que le esperaba. Él ya no podía controlarme, había perdido ese derecho hace mucho y aunque muy dentro de mí sabía que aún podía sentir algo por él, traté de eliminar todo sentimiento que podía tener. Estaba saliendo con una chica y trataba de dominarme de nuevo como hacía cuando era más joven, no lo iba a permitir, tenía que centrarme en lo que importaba, me abandonó, jugó conmigo y con lo que yo sentía por él, me controlaba… pero ahora todo había cambiado, yo ya no era ese chiquillo que le admiraba, era un hombre independiente que podía tomar mis propias decisiones.

 

Llegué hasta el bar de Naruto y entré, no había mucha gente y miré hacia la barra donde estaba Naruto, quien al verme sonrió. Me acerqué a él sentándome en la barra y le pedí un whisky doble que me sirvió al momento.

 

- ¿Cómo te ha ido? – me preguntó susurrando aunque no había mucha gente.

 

- Estoy dentro – le dije sonriendo – el muy idiota no sospecha nada.

 

- Mejor así.

 

- Perdí a Konan hace unas horas. ¿La habéis localizado?

 

- Temari chocó “Accidentalmente” con ella y le puso un localizador. Yo la vi entrar en el bar hace un rato – me dijo indicándome con la cabeza a la ventana por donde se veía el bar de la familia de Konan – aún no ha salido.

 

- ¿Algo sospechoso?

 

- De momento nada – me dijo mientras limpiaba unos vasos y los colocaba – oye… no bebas mucho ¿Quieres? – me dijo sonriendo mientras me guiñaba un ojo y yo sonreí.

 

- Vale.

 

Me tomé esa copa y luego le pedí una botella de cerveza. El bar estaba ya vacío así que nos dedicamos a jugar un par de partidas al billar. Era nuestro juego favorito cuando visitábamos los bares de la base y nos reíamos mucho los dos. Dejé mi cerveza encima del borde de la mesa y de repente sentí como Naruto se acercaba a mí haciendo que yo tirase mi trasero hasta que golpeé la mesa de billar.

 

- Quieto – me dijo Naruto mirando hacia la puerta acercándose a mí - ¿Qué crees que puede hacer tu hermano aquí? – me preguntó.

 

- ¿Está aquí? – le pregunté mientras Naruto seguía muy cerca de mí.

 

- Viene hacia aquí ¿Llevas el arma?

 

- Detrás – le dije y sentí las manos de Naruto acercarse a mi trasero levantándome un poco la camiseta y quitándome el arma con disimulo mientras se la guardaba él.

 

Creo que desde donde podía estar Itachi parecería que Naruto y yo estaríamos haciendo otra cosa, quizá que él intentaba besarme o meterme mano. Quizá mi hermano pensaba que yo le estaba dejando y sonreí, la verdad es que era mejor que pensase algo así a que descubriera el arma.

 

Sentí cómo alguien empujaba a Naruto y éste levantaba las manos como si tratase de demostrarle que él las tenía bien quietecitas y no me estaba tocando, pero sonreía y yo sonreí también.

 

- No toques a mi hermano – le amenazó Itachi a Naruto y él sonrió.

 

- Era tu hermano quien ha venido buscando marcha – dijo Naruto de forma prepotente y me hizo sonreír, de verdad que sabía meterse en su papel de chico conflictivo de bar – yo sólo le daba lo que estaba pidiendo a gritos. Ya sabes donde estoy si quieres pasar la noche de tu vida – me dijo guiñándome un ojo.

 

- Serás… - intentó Itachi ir a golpearle pero yo le detuve antes de que lo hiciera mientras Naruto seguía sonriendo.

 

- ¿Qué haces? – le pregunté a Itachi al girarme.

 

- ¿Te has vuelto una zorra o qué? – me preguntó – te estaba metiendo mano.

 

- ¿Y qué? – le pregunté - ¿Es que acaso eres tú el único que se puede acostar con quien quiera? Ya te he dicho que soy mayorcito, no necesito un niñero y si me quiero acostar con Naruto es mi decisión, no la tuya – le dije.

 

- Nos vamos a casa ahora mismo – me dijo cogiendo mi muñeca y arrastrándome tras él.

 

Seguía teniendo fuerza, creía que no había practicado deporte después de dejar el equipo pero seguía siendo fuerte. Veía su musculosa espalda y supe que me había confundido en algo. Mi hermano seguía imponiendo.

 

- Déjame – le grité soltándome cuando llegamos al pasillo lejos de la vista de Naruto – no tienes derecho a intentar controlar mi vida.

 

- Sigo siendo tu hermano – me dijo enfadado.

 

- No es cierto, tú ya no eres nada mío. Tú padre dejó bien claro que yo no pertenecía a esa familia.

 

- Me da igual lo que pensase el papá o lo que pienses tú, sigues siendo mi hermano y no dejaré que te restriegues con el primer tío que veas.

 

- ¿Es sólo eso o te preocupa algo más? ¿Haces esto para salvar mi integridad o es porque no querías que nadie me tocase porque sigues pensando que soy de tu propiedad por este absurdo tatuaje?

 

No escuché nada más de su parte, sólo sentí el empujón, cómo mi espalda golpeaba con fuerza la pared y su cuerpo se pegaba al mío con furia mientras sus labios atrapaban los míos. ¿Cómo era posible que no hubiera podido reaccionar a esto? Traté de forcejear contra él, tampoco quería hacerle daño pero acabé dejando que metiera su lengua y no me entendía, yo le odiaba, él me había traicionado y estaba aquí de nuevo dejándole apoderarse de mi boca como quería. Le aparté con un empujón cuando conseguí recobrar mi fuerza de voluntad y se quedó unos segundos sorprendido, él tampoco parecía creerse lo que había hecho.

 

- ¿Qué narices haces? – le pregunté enfadado – Te recuerdo que tienes una novia esperándote en casa para hacer estas cosas porque a mí me acabas de arruinar pasar un buen rato por… no sé, es que ni siquiera sé por qué me has impedido tener una noche de placer.

 

- Sube al coche, ya – me ordenó enfadado y al final, me dio algo de miedo el tono en el que lo dijo.

 

Él salió delante de mí y cuando iba hacia la salida, Naruto se cruzó conmigo devolviéndome el arma, gesto que agradecí con una leve sonrisa y él me tocó el hombro intentando darme ánimos mientras se metía para dentro de la barra de nuevo y yo seguía a mi hermano hacia el coche. Aún no entendía cómo me había dejado besar por mi hermano.

 

 


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