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Gil de la selva por minima

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XI

El padre esperaba a su hijo y perro, no esperaba que otra cabeza rubia llegara con ellos.

-Johnny, ¿Dónde estabas? ¿Y quién es ese joven?-

-Solo salí de la casa a observar quien se había mudado a la casa de al lado papá, este es Gil, Gil, el de las noticias, el que encontré en la selva-

-¿…l se mudara al lado?-

-Si, al parecer se le hace difícil el mundo moderno o algo así, según sus padres se le haría más sencillo acostumbrarse en un lugar más simple-

Gil se mantenía en silencio escuchando y observando la conversación, aun se le hacía muy difícil seguir lo que las demás personas hablaban en este lenguaje pero ya estaba mejorando con el tiempo. Así que llego a la conclusión que el hombre delante de ellos era el progenitor del de cabeza de llama, no se parecía mucho al menor más que en el color de ojos y quizás la forma de las cejas, y es que para suerte de Johnny y las gemelas habían sacado más parecido a la familia de su madre.

-Oh, ¿Y ese quien es entonces?-

Ambos adolecentes y el perro castaño giraron la cabeza para divisar a el guardaespaldas del adolecente mayor acercarse a la casa.

-El guardaespaldas de Gil- respondió el menor no dándole mucha importancia.

-¿Guardaespaldas?- el sr. Test miro con incredulidad a su hijo, tal vez sería una broma de su hijo.

-¡Hola vecino!- el hombre llego ante ellos, era alto, era musculoso y tenía una cara cuadrada muy varonil, parecía tener algún porte militar, quizás perteneció a la marina.

-Hola?-

-Vine a saludarlo en representación de la familia Perrish, soy Arnold Kisler-

-¿Dijo Killer?!-

-No, Kisler, a veces no se entiende a la primera por mi acento, como iba diciendo vengo en representación de la familia Perrish. Los padres de Gil no pueden brindar sus saludos en persona estos momentos, pero desean que sepa que esperan ser buenos vecinos-

-De acuerdo…- era la primera vez que al señor Test lo venía a saludar un ¿representante? Por parte de sus nuevos vecinos, bueno, siendo sinceros había vivido cosas mucho más raras.

-Papá ¿puede Gil pasar el rato conmigo y Duke?-

Hugh Test se quedó un poco sorprendido, era muy rara la ocasión en que su hijo menor invitara a alguien a la casa.

-Está bien, jueguen en el jardín trasero con Duke, recuerda que aun sigues castigado, nada de videojuegos-

-Ok papá, ven Gil- antes de que se diera cuenta Johnny había tomado de la mano al rubio mayor y se adentró a la casa.

-Mmm entonces sr. Killes-

-Kisler, pero puede llamarme Arnold-

-Entonces ¿le gustaría tomar una taza de café mientras tenemos una pequeña platica?-

-Claro-

Y mientras los adultos charlan, los muchachos y Duke ya habían pasado al jardín trasero.

-Duke hablar ¿no?- Gil palmeo un par de veces su propia garganta y luego señalo el perro a su lado, desde que llego no había visto hablar al can, ¿acaso se imaginó que hablaba en la selva? O ¿solo fue un fenómeno que ocurrió en ese lugar?

-Estoy bien muchacho, solo que no hablo enfrente de desconocidos o los papás de Johnny, se pondrían un poquitín nerviosos si se enteran que la mascota de la familia habla-

-¿Eh?-

-Está bien muchacho, cuando aprendas un poco mejor el ingles te lo explicare-

Gil parpadeo un par de veces y luego asintió con la cabeza, aun se le dificultaba entender las conversaciones si le hablaban rápido o decían palabras desconocidas, pero por lo que había entendido es que Duke si podía hablar y no se lo había imaginado, y que al parecer a veces no le gustaba hablar.

-¿Y cómo has estado?- le pregunto Johnny mientras se sentaban bajo un árbol en el jardín.

-Feliz encontrar a papá y mamá, no sueños, pero mucha otra gente, y solo sentir- la vida en la mansión había sido muy diferente a la selva, todo era tan diferente y muy lejanamente familiar.

Los primeros días sus padres no se le separaron ellos temiendo que todo había sido un sueño y que su hijo pudiera desaparecer en cualquier momento, pero su trabajo les llamaba atención después de una semana, especialmente cuando estaban por cerrar un trato con una importante empresa en Japón, por lo que empezaron a tratar de turnarse para ir a la empresa o dedicar horas en la oficina de la mansión para adelantar y resolver detalles de dicho negocio.

Gil había pensado que en tan grande lugar viviría más gente, quizás una tribu entera, pero en realidad vivían pocas personas, hasta que conoció a esas otras personas con ropa de blanco y negro, “sirvientes” o/y “mayordomo”.

Parecían buena gente, pero también muy seria, ayudaban a mantener la enorme casa limpia y preparar comidas entre otras cosas, pero no se sentían como amigos o familia, además que gritaban mucho cuando se subía a un lugar muy alto o aparentemente hacia algo peligroso.

Incluso un par de las mujeres más jóvenes de vestimenta de blanco y negro se volvieron un poco como las mujeres de su antigua aldea, antes de que se marchara de ella, acercándosele demasiado, tocándole los músculos, una incluso una noche se presentó a la que era su habitación con una tela transparente cubriéndole el cuerpo, ¿no se supone que en este lugar las personas trataban de evitar andar desnudas? Por eso lo empezaron a instruir a andar con más ropa, la cual en su opinión era cómoda.

Bueno, como a dicha hembra la encontró en su cama, supuso que tenía sueño, y como tenia tanto sueño como para ir a su propia habitación, hace unos días se había enterado que algunos de los sirvientes tenían habitaciones en una parte alejada a esta de la gran mansión, la dejaría dormir ahí, después de todo su cama era muy cómoda y suave, por lo cual salió del cuarto y se buscó otra cama, había muchas habitaciones desocupadas, dormiría en alguna de ellas, dejando a una mujer frustrada con su plan de seducir al hijo de sus muy ricos jefes.

Decir que los intentos, coquetería o acercamientos cesaron aquella noche seria mentir, pero Gil estaba muy lejos de estar interesado o darse cuenta de ello en esos días, estaba alegre de estar con sus padres de nuevo, pero también echaba de menos la selva, el mundo que había conocido durante la mayor parte de su vida, los jardines y los lugares altos por escalar lo ayudaban a lidiar con ese sentimiento de nostalgia, y luego pensaba en Johnny y se preguntaba dónde estaba.

Luego llegaron Simón y Arnold, eran agradables aunque Simón lo tuviera horas repasando palabras y otras cosas, y Arnold parecía tener el ceño fruncido muy frecuentemente.

Parecían buenas personas, y se sentía un poco como los mentores que tuvo en la tribu, solo un poco de apariencia más joven.

Sus padres debieron atender sus negocios y su tiempo de convivencia aunque les pesara se tuvo que acortar.

Gil se consideraba desde hace años un adulto independiente, después de todo había sobrevivido años en la selva solo, por lo que si sus padres tenían tareas que hacer afuera de esa enorme casa no los detendría, no era ningún cachorro, pero cuando se iban no negaba que los extrañaba y cierta parte de él se preguntaba si desvanecerían en cualquier momento como en sus sueños, cuando se sentía de ese humor recordaba a Johnny, a pesar de que solo habían compartido un día su compañía había sido muy grata y alejo ese sentimiento de soledad en la selva.

Luego otras cosas pasaron, salió de la gran casa, vio que este mundo se extendía mucho con grandes construcciones de roca sólida y poca vegetación, y había mucha pero mucha gente, pero todos se trataban y veían como desconocidos, y eso era tan raro. Parecía un mundo triste.

-Bueno chico, supongo que tener caras conocidas alrededor ayudaran con eso- dijo el can señalándose a él y a Johnny.

-Sí, aquí nos tienes como amigos-

Sí, eso le agradaba, como había sospechado se sentía realmente bien estar de nuevo cerca del muchacho cabeza de llama.

Susan y Mary habían estado en su cuarto tratando de entretenerse, esos días habían sido una tortura, sin desarrollar debidamente su intelecto se sentían tan… “promedio”, esa sería una palabra para describirlo.

Podrían estar inventando, experimentando o mejorando sus creaciones, quizás encontrar la solución a problemas que aquejan a la humanidad o creando algo completamente novedoso que en opinión de ellas adolecentes a su edad necesitaban, como un shapoo y acondicionador, dos en uno, con una fragancia única y con la capacidad de que tu cabello creciera en minutos, para aquellas chicas que gustaban de cambiar de cortes de cabello con frecuencia o para aquellas que deseaba remediar un mal corte de cabello haciéndolo crecer.

Aunque eso último es lo que las había metido en este castigo.

Habían estado pasado la ultima hora observando algunas de sus revistas de adolescentes, bien, eran unas genios, pero también en plena pubertad, nadie las podía culpar por estar fascinadas (cofembobadascoff) observando las fotos de sus hermosos modelos y actores en cada página de un número especial que explicaba cómo estos guapos sujetos protagonizarían una película romántica, con una trama simple, algo absurda, llena de cliches, pero con muchos, muchos chicos guapos.

Oh, si tan solo hubiera chicos guapos en su escuela, pero era una escuela de jóvenes nerds, literalmente, escuela de jóvenes genios, significaba que todos eran genios, eran competitivos, ellas superaban por mucho a varios de ahí, por lo cual en un ambiente competitivo eso las volvía un poco popular, pero también eran odiadas por ser tan buenas genios por la demás competencia, además que realmente las edades variaban mucho en su salón, ellas tenían unos quince, pero también tenían compañeros de diez, trece como su hermano, algunos de dieciséis años, y ninguno reunía las características de chicos guapos de las revistas, la mayoría como tipos dedicados al estudio y la ciencia descuidaban su aspecto, eran o debiluchos o gordos porque ni siquiera les importaba hacer ejercicio, y con una epidemia aparentemente permanente de acné en la mayoría de los rostros de los chicos.

Podrían decir que las gemelas eran algo superficiales, pero en realidad anhelaban lo que la mayoría de las adolescentes de su edad deseaban, tener un chico guapo, sino podían tenerlo como novio, al menos podía ser su amor platónico y admirarlo en toda su gloria, eso pasaba en las escuelas normales, o al menos eso parecía pasar en los dramas que veían en la TV.

Si al menos habría un chico bonito en la escuela y con buen carácter, tal vez podrían interesarse, pero ni eso tenían.

Salieron de su habitación para, no se lo digan a nadie, robarle algunos alimentos chatarra a su hermano y perro, el niño y can cuidaban celosamente su pequeño botín escondido de nachos, chocolates y gaseosa entre otras cosas, y a veces aprovechaban esta ración de alimentos de su hermano cuando tenían un antojo, no es que se los robaran todos, solo lo suficiente como para que no se diera cuenta, una bolsa de nachos, un par de chocolates de vez en cuando, un paquete de galletas por aquí, una botella de gaseosa de cereza por allá, eran cuidadosas en este arte de agarrar unas cuantas cosas sin que Johnny o Duke se dieran cuenta.

No agarraban una cantidad significativa como para que se notara que se notara que faltaba algo, agarraban lo que normalmente se encontraban en el fondo del montón del botín de su hermano y perro, así era menos probable que se dieran cuenta que algo faltaba, ese par no era conocido por ser muy minuciosos o atentos, pero eso no dejaba la posibilidad de que se dieran cuenta de sus pequeñas fechorías.

Pero antes de que cometieran el delito en cuestión, se dieron cuenta de un par de voces adultas sonando en la casa, se notaba que una procedía de su padre y la otra era completamente desconocida, atraídas por la curiosidad se acercaron a la cocina, de donde salían las voces, para encontrar a su padre con dos tazas de café hablando con un desconocido.

-Entonces ¿tú crees que un poco de canela mejore el sabor del pastel de carne?-

-Si lo combinas con algo de puré de papas también-

-Mmm suena muy buena idea-

-¿Papá?-

-Oh, hey chicas, vengan, déjenme presentarles al señor Arnold, será uno de nuestros nuevos vecinos-

-¿Vecinos?- las chicas miraron sorprendidas al gran sujeto, de complexión musculosa que resaltaba en su cocina, ¿él sería su vecino?

-Un gusto en conocerlas jovencitas, soy el guardaespaldas de la familia Perrish-

-Momento, Perrish, ¿Cómo la familia del chico…?- comenzó Susan.

-¿…que Johnny encontró en la selva?- termino Mary, el peso de esa noticia estaba empezando a caer en sus mentes.

-Exacto, de ahora en adelante la familia vivirá en la casa de al lado de su propiedad-

-¡¿En serio?!-

Eso significaba que…

-De hecho Johnny ahora está en el patio con Gil, ¿se llamaba Gil verdad?- le pregunto Huhg al guardaespaldas, aun no se aprendía de memoria el nombre del muchacho.

-Sí-

-Gusto en conocerlo señor Arnold-

-Si nos disculpan-

Y antes de que el guarda espaldas pudiera devolver el saludo el par de cabezas rojas desaparecen para ir al patio trasero.

Lo que encontraron atrás fue como una visión para ellas.

Ignoraban completamente la existencia de su hermanito y can, y se concentraban en ese joven alto, rubio, guapo ¡sin camisa! Jugando a escalar el árbol de su patio cual primate, sus músculos se marcaban magníficamente con cada movimiento que aquel cuerpo realizaba.

Dios, si es que realmente existía, no eran completamente ateas, pero no creían mucho en él o que una entidad omnipotente cumpliría plegarias de individuos virtualmente inferiores a ella, pero tal vez, solo tal vez Dios las hubiera escuchado y les había cumplido su sueño.

Un joven guapo para deleite de sus ojos.

-Creo que ya estoy entendiendo el truco para escalar rápido un árbol- comento Johnny sentado en una rama, Duke estaba en el suelo observando, escalar arboles era para gatos y niños, no perros como él.

-Johnny bueno en aprender- elogio el rubio mayor en una rama más alta colgado de cabeza sostenido por sus piernas.

En la selva escalar árboles se volvía un arte y oficio, había diferentes técnicas que ponían en prueba las habilidades de los hombres, y Gil considero que sería buena idea enseñarle algunas técnicas a Johnny.

-Aunque no lo hare descalzo, ¿en serio no se te entierran astillas en los pies?-

-Gil fuerte, pies fuertes-

-Hey Johnny, ¿esas no son tus hermanas?- Duke llamo a su amigo al percatarse que ya no estaban solos en el jardín.

-¿Dónde?-

-Babeando frente a la casa-

-¿Qué?-

Johnny volteo para ver en efecto a sus hermanas con la boca abierta y una mirada boba, y ciertamente una de ellas le escurría unas gotas de baba en la comisura.

-Creo que el castigo ya les rompió el cerebro al no hacer experimentos-

-Yo diría que otra cosa les rompió el cerebro jejeje desearía tener una cámara, podríamos chantajear con esta imagen a tus hermanas-

-Johnny, nido pájaro- llamo el rubio mayor ignorando por completo a las pelirrojas, uno no sabría decir si realmente no se había dado cuenta de la gemelas o si lo había hecho para él ninguna importancia tenia.

-¿En serio? ¿Dónde?-

-Arriba árbol-

Gil ofreció su mano y ayudo con facilidad a Johnny a escalar a la rama donde él estaba para observar un pájaro azul en su pequeño nido, para Gil este día había terminado siendo muy bueno.
Notas finales: Me derrito derretidamente en verano… ¿alguien más le pasa eso?

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