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El Sendero de la vida por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Aviso: Este es el último capítulo que se actualizará hasta el jueves día 6 ya que tengo que irme de viaje y no tendré internet. Intentaré actualizar entre hoy y mañana el capítulo de "La Estafa", "El probador" y "Excitarse... Un juego de niños", aunque depende de si me da tiempo a escribirlos o no. Lamento las molestias y el jueves nos vemos. Un saludo.


Atte: Fullbuster

Sasuke Uchiha


 


Abrí los ojos por la intensa luz que entraba por la ventana. Aquello me resultó completamente extraño y es que yo siempre me despertaba antes de que saliera el sol. Tenía mi rutina, ducharme, vestirme, desayunar y salir de casa hasta el garaje a coger el coche para ir a trabajar. Ponía siempre el mismo canal de radio y escuchaba las noticias en el trayecto al trabajo ya que nunca me daba tiempo a leer tranquilamente un periódico y cuando llegaba a la oficina me sentaba, colocaba las cosas en su perfecto orden y lugar y ya podía empezar a tener trato con mis clientes. Me pagaban mucho por llevar sus casos, casos complicados de verdad y no la chorrada de Naruto, aún así ahí tenía su caso y estaba preocupado, quería sacar a Naruto de ese problema en el que se encontraba. Pero hoy no fue así.


No sonó el despertador, mire hacia la mesilla para ver que había sucedido y es que el segundero se había detenido. Cogí el reloj en mis manos y lo zarandee maldiciéndolo. Cuando fui a lanzarlo contra la pared del otro lado de la habitación me encontré una cabellera rubia a mi lado que descansaba sobre la almohada. Me quedé unos instantes estático mirando fijamente a Naruto dormir plácidamente desnudo en mi cama tapado simplemente con una fina sábana. No pude evitar sonrojarme y eché un vistazo al despertador que tenía en la mano listo para ser lanzado, al final lo dejé en la mesilla de nuevo y aparté con delicadeza el poco flequillo que Naruto tenía para verle mejor.


Pareció hacerle cosquillas aquello porque apartó mi mano de golpe y sonreí al verlo. Su rostro tan tranquilo me encantaba, era casi como un niño pequeño, un rostro dulce, amable, tierno, era difícil no enamorarse de un chico así pero yo no podía permitirme esto. Lo pensé durante varios segundos al verle desnudo, había sido culpa mía en parte haber terminado de nuevo en esta situación, era la segunda vez que me acostaba con él y aún no había podido localizar a mi novia. ¿Tenía que romper con ella? Seguramente sería la mejor opción porque estaba dudando. No quería hacerles daño a ninguno de los dos pero lo haría, sino arreglaba esto acabarían sufriendo y no quería que eso pasase.


Cogí el teléfono de mi mesilla y traté de localizar a mi novia pero como los anteriores días, tenía su teléfono apagado. ¿Por qué lo tenía apagado? Seguramente estaba ocupada trabajando y es que había semanas en las que ni nos podíamos comunicar. Supongo que Naruto tenía razón en algo… ¿Qué clase de relación mantenía con ella? Apenas nos veíamos, sólo trabajábamos y aunque estábamos bien juntos supongo que era porque apenas nos conocíamos, ella tenía su vida y su trabajo, yo el mío y para ambos lo más importante era el trabajo. Apenas hablábamos, no hacíamos cosas juntos ni teníamos nada en común excepto esta maldita afición por el trabajo y ganar dinero.


Colgué el teléfono y Naruto se desperezó abriendo con sutileza los ojos para encontrarse conmigo. Al menos hoy no gritó ni montó un escándalo como el que me había ofrecido en Alaska, porque toda la familia debió enterarse de nuestros gritos aquel día.


- Buenos días – me dijo con una dulce sonrisa.


- Buenos días Naruto – le comenté cogiendo de la mesilla mi reloj.


- ¿Ya te vas? – me preguntó al ver que no le miraba.


- Sí, llego muy tarde a trabajar. El despertador no ha sonado.


- Lamento oír eso, creí que aún podría tenerte un rato más.


- Lo siento Naruto, enserio tengo que irme a trabajar. Vendré tarde esta noche así que no me esperes despierto.


- ¿Reunión?


- Sí, unos clientes. Nos vemos – le dije terminando de vestirme y saliendo de allí.


Sabía que Naruto querría hablar de lo que había ocurrido pero yo no quería hacerlo, no en este momento con tantas dudas. Ni siquiera entendía por qué seguía lanzándome a sus brazos, besándole en cuanto tenía la más mínima oportunidad, no sabía ya qué más hacer con ese chico. Me repetía que todo era un error, que no debía pensar en Naruto como una relación estable, que no debía enamorarme, que era imposible que me hubiera enamorado…


Salí corriendo de casa y me marché a trabajar aunque estuve toda la tarde dándole vueltas al tema de Naruto. ¡Me había acostado con él y sin bebida de por medio! Me acosté con él por propia voluntad y eso me preocupaba. Ahora ni yo mismo conocía mis sentimientos y eso me frustraba.


Cuando ya estaba a punto de salir del trabajo para meterme en un bar a ahogar mis penas y mis pensamientos, Neji tocó a la puerta entrando con una gran sonrisa y diciéndome que había conseguido un importante caso con el que ganaría mucho dinero. Sonreí al escucharle y se sentó en la silla frente a mi mesa tras cerrar la puerta. imaginé que me había visto algo preocupado.


- ¿Qué te ocurre? ¿Ese chico te trae de cabeza o qué?


- Que va… bueno sí, pero no en el sentido que piensas. Es un buen chico.


- ¿Enserio? – me preguntó incrédulo – No te he visto en todo el fin de semana y no había forma de localizarte. ¿Dónde te metiste?


- En Alaska – le comenté – mi abuela celebraba su cumpleaños y toda la familia decidió ir a verle para celebrar juntos el acontecimiento.


- ¿También fue el chico?


- Naruto – le corregí ya que tenía nombre.


- Vaya si que te afecta. Antes le llamabas chico tú mismo, ahora hasta te sabes su nombre.


- Pues ya no. Le he conocido mejor y es un buen chico.


- Cómo cambian las cosas. ¿Y tú novia sabe lo bien que te llevas ahora con ese… Naruto? – me preguntó como si le costase un gran esfuerzo decir su nombre.


- No. No he conseguido contactar con ella.


- ¿Y qué harás Sasuke? ¿Decirle a tu novia de montar un trío? ¿No te habrás acostado con él, verdad? – preguntó como si hubiera caído de golpe en esa posibilidad.


Le miré sin contestar y abrió los ojos desmesuradamente al darse cuenta de que mi silencio otorgaba su respuesta afirmativa a lo que había preguntado.


- ¿Cómo has podido Sasuke? Se supone que sólo era una farsa para unos días y mírate, ¿En qué te está convirtiendo ese chico? Ahora hasta te has dignado a coger un caso que jamás hubieras cogido – me dijo mirando el último caso que me había entrado, una pobre chica sin trabajo ni futuro que había denunciado a su marido. Supongo que fue por culpa de Naruto y su ética por la que la mía cambiaba – no vas a ganar dinero con esto – me dijo.


- Lo sé – le aclaré – pero quiero hacerlo.


- ¿Tanto te está afectando estar con ese chico? Ya no eres el Sasuke de antes. ¿Qué ha pasado con esa agresividad para ganar juicios? Siempre aceptabas únicamente casos donde te pagasen en exceso y ahora… no entiendo qué te está pasando.


- Me estoy enamorando – le dije sinceramente.


- No me vengas con chorradas Sasuke, acostarse con él un par de veces es fácil, es una simple obsesión, revuélcate con él hasta que te canses y luego tíralo. Tienes una gran chica, una novia perfecta, estudio en las mejores universidades, tiene un buen trabajo, es educada y cordial.


- Entonces cásate tú con ella – le dije – creo que no estamos hechos el uno para el otro.


- Sabes cómo acabará todo esto Sasuke. Romperéis el trato en cuanto tu novia vuelva de su trabajo. Ese chico acabará en la calle porque ese es su lugar y tú estarás de vuelta en tu lujosa mansión con tu familia presentando a tu novia. Hazme caso, sólo tienes dos opciones, o te revuelcas con él y aprovechas hasta que tu novia llegue o pones distancia y dejas de seguir encaprichándote de ese chiquillo. Él no puede ofrecerte nada excepto problemas. Me voy ya a casa, pero piensa en todo esto Sasuke, ese chico no pertenece a nuestra esfera social. Dale puerta en cuanto puedas o puede que tu trabajo con esos clientes importantes empiece a resentirse, nadie querrá contratar a un abogado que se acuesta con un chico de la calle huérfano y sin influencias.


Neji se marchó de mi despacho y me quedé pensativo. Sé que en parte tenía razón y Naruto no podría ofrecerme nada material, pero me ofrecía estabilidad, diversión, su cariño y su amistad… eso era importante para mí pero por otro lado… tenía razón también Neji en que muchos clientes me abandonarían por ese simple motivo. No les gustaría enterarse que estaba con un chico y encima… de clase baja. Tenía que elegir entre mi trabajo y Naruto, aquello era lo más complicado que había tenido que decidir en mi vida.


Tal y como le dije a Naruto llegué a casa tarde. Me había encerrado en un bar bebiendo algunas cervezas pensando en qué debía hacer. Decidí finalmente alejarme de Naruto y volví a casa. Al abrir la puerta y encender la luz, vi que la mesa estaba puesta con platos de comida fríos. Unas velas se habían apagado hacía mucho rato y la cera había resbalado hasta el mantel.


Naruto dormía en el sofá tapado con una fina manta y me acerqué a él apartando el cabello de su rostro. Había preparado todo esto esperando que llegase y yo no había sido capaz de venir a verle. No pensé que él haría algo así por mí y sonreí sintiendo su suave cabello deslizarse entre mis dedos. No quería alejarme de él, no podía hacer esto y lo sentía en el alma por mi trabajo… pero elegía quedarme con Naruto. Hablaría con mi novia en cuanto pudiera y le contaría todo lo ocurrido, no podía permitir que este chico se escapase de mi lado, era todo lo que necesitaba en mi vida.


Abrió los ojos con pesadez y en cuanto me vio los abrió de golpe como si se hubiera despejado al instante.


- Sasuke… - susurró incorporándose – te he preparado la cena – me dijo sonriendo pero al verla su cara se volvió triste, supuse que porque ya estaba fría – lo siento, me quedé dormido y ya está frío. Volveré a calentarlo todo.


- Naruto… déjalo, no tengo hambre pero me alegro que hicieras todo esto por mí. Te prometo que mañana intentaré salir antes y estaré contigo. Perdóname – le dije haciendo referencia a mi indecisión por él aunque él no lo entendería.


- No es tu culpa que esté fría la comida – me dijo – tenías que trabajar.


- Ya – le dije sin muchas ganas – te prometo que mañana estaré contigo toda la tarde si es necesario, te compensaré por esto y te llevaré a un buen restaurante.


- Nunca he ido a un buen restaurante, al menos a comer – me exclamó – siempre trabajaba en ellos y era el que servía esos suculentos platos.


- Pues mañana los probarás – le dije sonriendo acariciando su cabello.


 


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