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El Probador por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Aviso: La actualización del domingo no podrá salir debido a que me voy de viaje y no tendré internet. Seguirá el domingo. Un saludo a todos.


Atte: Fullbuster

Sasuke Uchiha


 


Menos mal que Gaara me llamó para informarme de lo que habían soltado por el pueblo. Lo más seguro era que me quedase en casa pero yo no paraba de dar vueltas y vueltas preocupado por mi hermano. ¿Y si le había ocurrido algo? Eso no me lo perdonaría jamás. Debí evitar que saliera al instituto a dar clases, pero tampoco pensé que podían tirar algo como gas cloro. Desde luego les daba igual a cuanta gente asesinar siempre y cuando se salieran con sus planes. Esto había que detenerlo y contacté enseguida con Neji y Suigetsu quienes me confirmaron que estaban saliendo de la ciudad para ir a buscar a esos tipos y detenerles. Lo agradecí porque yo no podría salir de aquí.


Cerré todos los grifos incluso cerré el agua por completo para evitar problemas mayores. Por suerte Gaara me había informado sobre qué hacer, cómo hacerlo y lo que podía provocar ese gas mortal que habían lanzado en la ciudad. Cerré las ventilaciones de aire para evitar que el gas pudiera entrar y registré toda la casa en busca de celofán o cualquier cosa que pudiera tapar las rendijas de puertas y ventanas.


Iba a bloquear todo cuando escuché a gente toser fuera en el pasillo, así que cogiendo un trapo de la cocina impregnado por completo en agua salí al pasillo cubriéndome la boca y la nariz. Había muchos vecinos que trataban de escapar pero yo les comenté que no lo hicieran, no había salida ni huída de ese gas, estábamos atrapados y moriríamos con tan sólo exponernos. Entraron los vecinos en mi piso y me ayudaron a cerrar todo mientras daban de beber a los menores.


Todo esto era una maldita locura y sé que mucha gente refugiada aquí en el piso de mi hermano se cuestionaban por sus familiares. Todos teníamos nuestra preocupación por dentro, algunos la expresaban abiertamente, yo no podía aunque me moría de ansiedad por saber algo de mi hermano. Necesitaba saber que estaba bien.


Busqué por la casa algo para poder salir pero no encontraba nada así que pregunté entre los vecinos si alguien por aquí hacía submarinismo. En Baltimore al estar tan próximos a la playa mucha gente se había dedicado tanto al surf como a otros deportes de agua. Uno de los vecinos me comentó que aquí nadie practicaba el submarinismo pero sí lo hacía uno del edificio de al lado.


- Voy a ir a su casa – les comenté.


- Es peligroso salir – me dijo uno.


- Sí, pero tengo que hacerlo. Quiero que cerréis la puerta y volváis a sellarla en cuanto salga. Iré a buscar ayuda.


- ¿Y si no tiene bombonas de oxígeno en su casa? – me preguntó uno de los vecinos.


- Debe de tenerlas. Alguien debe ir a pedir ayuda y a explicar lo que está ocurriendo para que nos ayuden. Manteneos todos hidratados y cerrad bien los huecos para evitar que el gas entre. Con esas medidas deberíais estar bien hasta que puedan venir los equipos de rescate.


Me dieron una botella de agua para que pudiera salir y llené uno de los trapos de la cocina con agua para taparme la nariz y la boca. Deshice el cierre de celofán y abrí la puerta con rapidez saliendo sintiendo como cerraban tras de mí aún más rápido y empezaban a cerrar de nuevo las rendijas.


Salí corriendo pese a toser levemente por el gas que inhalaba a través del trapo y el agua. No me detuve hasta llegar al otro edificio intentando no prestar mucha atención a los cuerpos de la gente que habían fallecido. Ya no podía ayudarles ni hacer nada por ellos, así que continué hasta llegar al edificio. Tiré la puerta abajo como pude porque con ese largo paseo ya estaba tosiendo con brutalidad y menos mal que las bombonas de oxígeno estaban bastante a la vista y las encendí colocándome la máscara para tomar aire.


Me costó varios minutos reponerme y busqué algún traje más aislante para salir. Cargué la bombona de oxígeno a mi espalda y me dirigí ya una vez bien preparado hacia la emisora de radio. Desde allí debería poder poner en marcha las comunicaciones.


La emisora parecía desierta y había algún cuerpo tirado en el suelo debido a la inhalación de ese gas. Entré por allí pero seguía sin ver a nadie, al menos a nadie vivo. No creo que hubieran supervivientes y los que trabajaban aquí que pudieran estar vivos o no trabajaban o se habían marchado abandonando este lugar para buscar uno más seguro.


Activé la señal de nuevo en la sala de control pero no entendía como funcionaba la radio, ni siquiera podía sintonizar con alguien de aquí. Pedí en la primera señal que encontré que me pasaran con la base militar de Washington por código Morse y una vez localizados, les expliqué lo que estaba ocurriendo. La señal que recibí es que ahora informados mandarían un equipo en nuestra ayuda.


Miré la bombona de oxígeno, apenas me quedaba para una media hora más como mucho si es que llegaba. Decidí ir al instituto entonces una vez había pedido ayuda. Necesitaba ver a mi hermano, necesitaba saber que estaba bien. Si iba a morir en media hora por la falta de oxígeno, al menos quería saber que él se encontraba bien, quería verle por última vez.


El instituto era aún peor, hasta algunos chiquillos habían fallecido por el gas y podía ver a algunos profesores encerrados en aulas con otros alumnos tratando de resguardarse. Busqué a mi hermano y al final lo encontré en la sala de los castigados, tenía al menos a diez alumnos allí con él y estaba explicando algo, creo que estaba dando clase. Yo supuse que era para mantenerlos ocupados y que no pensasen en todo lo que estaba ocurriendo.


Al verme por el cristal de la puerta se acercó a mí con ese rostro entre preocupado y feliz de verme. Coloqué la mano en el cristal y creo que él quería abrir la puerta pero le dije que no lo hiciera, era muy peligroso si el gas se colaba dentro. Ya había demasiadas víctimas y no quería añadirles a ellos también.


- ¿Qué haces aquí Sasuke? – me preguntó a través del cristal.


- Quería saber si estabas bien.


- Lo estamos.


- ¿Has cerrado los conductos de ventilación?


- Sí – me confirmó – y he sellado puertas y ventanas como dijeron en la radio antes de que la señal se cortase. ¿Qué está pasando?


- Es gas cloro.


Creo que mi hermano no sabía bien que era pero por cómo habían dado la alerta y por los cadáveres que podían ver desde las ventanas en la calle, se hacían una idea de que no era nada bueno. Miré el temporizador de la bombona, apenas me quedaban cinco minutos más y por cómo vio mi hermano que miraba el medidor también fijó sus ojos en él.


- Te quedan menos de cinco minutos de oxígeno – me dijo preocupado.


- Lo sé. Por eso tengo que irme. No salgáis hasta que vengan a buscaros. He pedido ayuda y no tardarán.


- Sasuke… entra aquí, te abriré.


- No – le dije con voz seca – pondrás en peligro a más gente y no puedes hacerlo. Iré hacia otro cuarto y me encerraré.


- El vestuario tiene la ventilación cerrada, lo estaban arreglando – me comentó.


- Vale – le dije marchándome pero Itachi me detuvo de nuevo.


- Sasuke… - me llamó y me acerqué hacia la puerta viendo como colaba su mano en el cristal – te quiero – me dijo – siempre lo he hecho y jamás he podido olvidarte. Por favor… no hagas locuras, no podría vivir si supiera que te ha ocurrido algo, te amo demasiado.


- Estaré bien Itachi – le dije tratando de sonreír – nos vemos en un rato, cabezón.


Me marché de allí a buscar el vestuario del pabellón de deportes. Era cierto que estaba en obras y tenía una puerta blindada. Entré y la cerré tras de mí buscando toallas o cualquier cosa para tapar las rendijas que pudieran quedar. Pese a todo el esfuerzo aún había algo de ese gas que entraba, quizá no sería mortal en poco tiempo, pero a la larga… lo sería.


Acabé sentándome en el suelo con la espalda contra una de las paredes y lo más alejado posible de aquella puerta. Me quité la máscara de oxígeno y bebí agua en abundancia de la botella que me habían dejado. Estuve al menos quince minutos bebiendo y de vez en cuanto poniéndome la máscara de oxígeno tratando de administrar lo que quedaba. Hacía calor, al tener toda la ventilación cerrada se estaba convirtiendo todo en una sauna y no paraba de sudar. Tenía el cabello empapado en sudor como si me hubiera dado una ducha y traté de permanecer consciente y muy hidratado, hasta que mi espalda resbaló por la pared cayendo al suelo.


Me quedé allí tumbado en el suelo mirando la puerta. Si no me mataba el gas lo haría este calor infernal, la poca hidratación y es que la botella empezaba a vaciarse, el oxígeno escaseaba y cuando empecé a toser supe que el gas estaba llegando a un nivel en esta sala que ya no sería para nada saludable. Seguramente moriría en esta sala.


Ya estaba cerrando los ojos cuando la puerta se abrió de golpe empujando todas las toallas que había puesto en las rendijas. Vi unas botas militares acercarse y finalmente, reconocí la voz de mi hermano que empujaba a mi tío para acercarse hasta mí. Tuvieron que pararle antes de que llegase a mí y al agacharse vi claramente a Madara allí. Él debía estar en Washington pero había venido en cuanto supo la noticia.


Noté cuando me colocaron la máscara de oxígeno para que respirase y como me empapaban en agua antes de subirme a la camilla para llevarme al hospital. Vi a mi hermano con esos ojos de no entender nada de lo que ocurría pero yo si supe una cosa… ya no hacía falta seguir fingiendo, le contarían todo lo que había pasado y descubriría mi mentira. Supongo que lo nuestro o lo que se supone que habíamos vivido este tiempo… ya no importaría nada. Él seguiría con su vida olvidándose de mí y yo tendría que volver a la base para continuar con mi trabajo. En la ambulancia fuera de la vista de mi hermano es cuando me permití llorar, o más bien… dejar soltar alguna lágrima que ya no pude aguantar.


- Él lo entenderá – escuché que me decía Madara pero yo no podía hablar con la máscara puesta. – preocúpate ahora mismo de recuperarte. Descansa… cuando despiertes te explicaré todo lo que quieras saber.


No sé qué me inyectaron en la ambulancia, supongo que algo para que me relajase, algún sedante… pero me quedé dormido al momento sintiendo como mi tío acariciaba mi cabello con suavidad preocupado.


 


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