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Gil de la selva por minima

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Notas del capitulo:

gracias por seguir mi historia y su apoyo

XVI

-Ven Gil, ven Johnny. Richard, Jenny, este es mi hijo Gil y su amigo y nuestro vecino Johnny-

-Mucho gusto muchachos, soy el señor Owens. Un viejo amigo de tus padres Gil y socio de trabajo también-

-Hola señor-

Richard estrecho la mano del joven, un agarre firme y de tacto áspero que denotaba que el chico era fuerte y que toda su vida había utilizado sus manos para sobrevivir, no como muchas manos de los jóvenes que vivían en el tipo de posición social a la que era supuestamente privilegiado.

Mientras el saludo se llevaba a cabo fue Johnny quien reconoció a la morena.

-Un momento, ¿no eres la chica del carro descompuesto?- señalo Johnny, no es que hubiera tenido mucho contacto con ella en ese momento, pero la recordaba.

Genial, el niño tenía buena memoria. Por un momento Jenny se puso nerviosa, cierta parte de ella sabía que esto podría verse sospechoso, pero luego recordó que esto podía disfrazarse de una muy buena coincidencia.

-Oh pero son mis héroes del otro día- sonrió lo más alegremente que pudo, entrando en personaje de chica agradecida, dulce y sorprendida de haberse vuelto a encontrar con el par de rubios frente a ella.

Debía de empezar a actuar en películas con este talento.

-¿Ya se habían conocido?- pregunto intrigado Elias, que ellos supieran su hijo jamás había entrado en contacto con los Owens.

-El otro día cuando fuimos a pasear al parque de patinetas de regreso estaba ella con el carro averiado-

-Oh si, Arnold nos informó de ello, pero jamás hubiéramos esperado que fuera tu hija Richard-

-Cielos, que pequeño es el mundo. Jenny me comento algo de su percance, se supone que estaba viajando en carro a una ciudad vecina para ver a una amiga o algo así y se averió justo aquí, les agradezco que la hayan socorrido. Mi Jenny no es muy buena en mecánica-

-Pero que coincidencia- comento Samantha mientras veía de reojo a Jenny.

Cierta parte de ella pensó que era demasiado la coincidencia.

-Jaajajaja ya saben lo que dicen querida, el mundo es un pañuelo- comento más animado y menos sospechoso su esposo, a veces Elias podía pensar que las cosas simplemente eran como parecían, sin complicarse la vida en sospechar otras intenciones o propósitos.

Era algo ingenuo, pero para eso estaba su esposa, para contrarrestar esa parte cuando era necesario. Era una de las razones por la que eran tan buen equipo de negocios y pareja.

*+*+*

En una pared estaban pegadas docenas de fotos. La mayoría retrataban a una pareja de rubios, donde una de las caras en la mayoría de los retratos había sido cortada, rejoneado, desfigurado con objetos punzocortantes al ser objeto del tiro al blanco en tiempo de ocio. Incluso había algunas fotos en donde ese rostro había sido sustituido en un burdo intento de reflejar una fantasía recortando otra foto y pegándola con cinta o pegamento.

Esa pared podía ser algo perturbador para espectadores, pero para su creador era prueba de su dedicación o más bien se debería decir obsesión.

Durante años espero que esa persona le notara, durante años tuvo que ver como se juntaba con alguien que claramente no estaba destinado para estar a su lado, y durante años fraguo su planes e intentos para abrirle los ojos, para el final tuvieran un maldito niño, un niño que debió ser de esa persona y suyo.

Eso volvería loco a cualquiera, pero no estaba demente, claro que no, el destino con algo de su ayuda se encargaría de demostrarle a esa persona que su verdadera felicidad era a su lado, y si se tuvieron que hacer sacrificios todo era justificable y necesario.

Deshacerse del niño fue uno de los mejores pasos que realizo, pudo ver como aquella relación se desmoronaba en el sufrimiento de perder al pequeño bastardo, llego momentos en que aprovecho para acercarse a su objetivo en son de apoyo, pero debía ser paciente, no podían ir y salir a profesar su amor mutuo al mundo de un día para otro siendo que había ocurrido una tragedia recién.

Y los años siguieron pasando, y pensó que ya casi tenía aquella persona a su lado.

¡PARA QUE EL MALDITO NI—O BASTARDO REGRESARA MILAGROSAMENTE!

Un joven salvaje que se parecía tanto a ambos padres que dolía verlo aún con vida, una prueba viviente de la unión de los Perrish, y lo detestaba.

En una esquina de la pared estaban viejos recortes de periódicos y revista donde salía la familia de tres y donde el niño apenas era un mocoso de apenas unos años, con marcador rojo brillante había remarcado el rostro del infante, un rostro que hubiera esperado volver a ver jamás, en cambio ahora se encontraba en el centro de la pared donde colocaba las fotos más recientes para contemplar, de nuevo un maldito retrato familiar proporcionado por una revista donde publicaban la milagrosa reunión de esa familia que jamás debió haber existido.

Todo su progreso hecho a la basura gracias a ese mocoso, quizás ya no podía decirle mocoso, ya era prácticamente un hombre, un hombre que bien podía defenderse de ladrones y cuchillos, lo sabía bien porque el que había enviado fracaso horrorosamente.

Tendría que hacerse cargo personalmente del asunto para por fin hacerse de su felicidad.

*+*+*

Susan y Mary estaban verdes. No por un experimento fallido, no por haber comido algún pastel de carne con alguna nueva receta de su padre, no por estar enfermas, estaban verdes de envidia.

A esa hora normalmente podían disfrutar de un descanso en su trabajo y experimentos y contemplar con deleite a su rubio vecino semidesnudo nadando en la piscina como la mayoría de los miércoles y fines de semana hacía. Estaban seguras que la caliente visión de su vecino mostrando sus marcadas abdominales y pectorales podrían derretir a cualquiera, incluso al mismo invierno volviéndolo verano.

Pero su dulce contemplación había sido interrumpida, por una chica que bien podría ser una supermodelo, y estaba en el jardín de los Perrish, junto a Gil. Y pudieron ver que ella también había caído bajo el hechizo de la contemplación de ese glorioso cuerpo bronceado, ¿Quién en su sano juicio no lo haría? Y parecía conocer a los padres de Gil.

Una nube gris que amenazaba en ser negra se atrevía a aparecer en su alegría de todos los días. No necesitaban ser unos genios, lo cual ya lo eran, para saber que esa morena era una amenaza.

Tenían razón, ellas lo sabían, pero no estaban consientes hasta que nivel.

Por un lado estaba su envidiable aspecto, ellas eran lindas, pero no tan hermosa y de figura de modelo como esa chica, ella era toda una mujer, ellas aún estaban en el camino de la adolescencia, en el cual esperaban ganar un poco más de curvas y altura.

Su comportamiento denotaba cierta familiaridad con los señores Perrish, y el hombre que la acompañaba por el parecido entre ellos denotaba que podría ser su progenitor o algún pariente cercano, ahí se iba al traste alguna teoría de que fuera esposa trofeo del hombre que había llegado con ella.

¿Qué pasaba en las novelas en estos casos? A veces los padres de misma posición social y amigos de años querían emparejar a sus hijos si estos tenían la misma edad, al menos en las novelas eso pasaba.

Sería una pesadilla para ellas que de repente Gil se sacara una novia como esa de un día para otro, mataba toda chance o esperanza de que ellas algún día pudieran llamar su atención de manera romántica porque sabían que no eran competencia para ese tipo de mujeres.

Gil era su amor platónico, su admiración, su fantasía de hombre hecho carne y hueso colocados en las mejores proporciones para el gusto para la vista.

-No puede ser, ¡mírala!-

-Lo hago, es como Megan Fox-

-Ni para tanto, solo es algo bonita-

-Muy bonita-

-Grrr mira como se le queda mirando a Gil-

-Igual que nosotros-

-¡Oye! No es verdad-

-Sí, ella disimula mejor… al menos nosotras lo conocemos de más tiempo-

-Exacto, exacto, lo conocemos mejor-

-En realidad Johnny es quien lo conoce mejor que nadie-

-Como sea, hay que enviar un robot espía para saber de qué hablan. Ya sabes lo que dicen, conoce tu enemigo-

*+*+*

La tarde callo y llego el momento de la despedida por el día de hoy a los Owens, los cuales habían comentado que a Jenny le encantaría que Gil la acompañara a mostrarle la ciudad si no era mucha molestia mientras acompañaba a su padre un par de días mientras hacía negocios.

-Creo que sería mejor que se lo pidieras a Johnny, el muchacho ha sido muy amable al mostrarle la ciudad a nuestro hijo que apenas la va conociendo. Ni nosotros la conocemos por completo aun- comento Elias cuando escucho la sugerencia de Jenny quien tuvo que utilizar todo su autocontrol para no poner mala cara o hacer cualquier gesto negativo, al parecer los señores Perrish tenían un especial cariño por el niño cabeza de flama.

-Oh querido, seguro Johnny tiene otras cosas que hacer o planes estos días como para imponerle este compromiso- comento Samantha mirando al pequeño rubio al lado de su hijo con cariño y en son de disculpa por lo que dijo su esposo.

No quería que el chico se sintiera presionado a aceptar de servirle de guía a una joven que prácticamente era una desconocida para él en estos momentos solo por ellos.

Durante toda la plática prácticamente Johnny había sido dejado de lado, principalmente porque no conocía a esos señores y era el menor de ahí, al menos eso supuso el de cabeza de flama, y a pesar de que se moría de aburrimiento trato de hacer acopio de toda su fuerza de voluntad al quedarse y recordar ser cortes con los invitados de los padres de Gil y los mismos señores Perrish, le caían muy bien como para tratar de evitar quedar mal ante ellos.

Cuando lo nombraron en la conversación de nuevo desde que lo habían presentado al par de padre e hija lo agarraron un poco desprevenido ya que como hacía en la mayoría de sus clases que le aburrían se puso a divagar en su mente no poniendo mucha atención a lo que decían.

-No tengo ningún problema sñrs. Perrish, podríamos ir a algunos lugares a los que ya eh ido con Gil y Arnold, u otros nuevos- dijo dispuesto a ayudar, aunque algunas personas no estaban muy felices por su fácil disposición.

Por un lado las gemelas Test que dieron un alarido al saber que ESA MUJER, se quedaría en la ciudad para pasar más tiempo junto a Gil.

-¿Qué fue ese ruido?- comento alguien en la mesa cuando se escuchó ligeramente precisamente el alarido de las hermanas.

-Quizás un gato-

Por otro lado otra persona que quería soltar alaridos o rebuznar, algo poco digno de una dama, era Jenny que lo que menos quería era pasar tiempo con un mocoso y que este interfiriera en su tiempo de seducción con Gil.

Pero en cambio sonrió y dijo.

-Eso sería muy amable de tu parte John-

-Es Johnny- corrigió Gil, otro que no estaba muy contento en compartir su tiempo con Johnny con esa chica de cabellera oscura.

Y más cuando había tomado una decisión hace poco de enfrentar estos sentimientos que crecían en su corazón día con día.

-Entonces nos vemos Richard, Jenny nos vemos mañana- despidió Samantha haciéndole una señal a Arnold para encaminar a padre e hija.

No es que le cayera mal Jenny, pero Samantha no creía que fuera tanta coincidencia que se haya topado con su hijo el otro día tan casualmente, llámenla paranoica pero tenía sus razones para serlo. Al menos si estaba Johnny y Arnold, Duke ahora que lo recordaba también, alrededor de ese par, se sentiría más tranquila.

-Yo también me tengo que ir, ya casi es hora de la cena- comento Johnny parándose también de la mesa, pero en lugar de encaminar adentro de la casa fue a la cerca que separaba las dos propiedades vecinas.

Siendo que se llevaron bien los vecinos y que Johnny pasaba prácticamente todos los días con Gil en una casa u otra, mayormente en la del mayor, ambas familias accedieron y concordaron en crear una puerta en la cerca de madera que separaba las propiedades para que fuera más fácil ir de una de las casas a la otra en lugar de rodear las propiedades ahorrando tiempo.

-Hasta mañana señores Perrish, Gil, Simón- agito la mano mientras tomaba una toalla que había traído de su casa pero ya no era necesaria, ya se encontraba prácticamente seco por todo el rato que había permanecido sentado en la mesa junto a los mayores.

-Yo también me despido dama y caballeros- igualmente se despidió Duke, que en todo momento se la paso dormitando cerca de la mesa sin prestar mucha atención y riendo internamente al ver que la chica del otro día era ignorada nuevamente con sus muy sutiles coqueterías por el rubio mayor.

-Hasta mañana Johnny, Duke- se despidió Gil, que considero perdido tiempo valioso por la llegada de esa fémina que era desagradable a su gusto.

Gil también había reconocido a la morena, especialmente la recordaba pellizcándole los cachetes a Johnny y comportándose de una manera que no le gusto para nada, le hubiera gustado irse a cualquier lugar, pero sería un insulto a sus padres ya que al parecer era invitada de ellos, y a él le habían enseñado a respetar a sus padres en la selva y en este mundo fuera de la selva también.

Aunque ganas no le faltaron para levantarse de esa mesa e irse a cualquier otro lugar llevándose a Johnny con él.

Sus planes de pasar un día agradable en la piscina junto a su familia y Johnny al final no se había concretado del todo

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