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Gil de la selva por minima

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XVII

Estaban en un lugar que Johnny había comentado que se llamaba “Plaza”, un edificio enorme con docenas de tiendas de diversos tipos incluyendo proveedoras de comida y vestimenta. Recordaba que anteriormente había estado en un lugar parecido en una de sus salidas junto a sus padres el día que creyó ver la misma cabellera de Johnny pero resulto ser otra persona.

Esta vez sus padres no lo acompañaban, pero si Johnny, pero para su mala fortuna también Jenny, y no tan mala fortuna las hermanas de cabello rojo de Johnny. El chico cabeza de flama había comentado que insistieron en asistir con ellos el día de hoy, habían terminado varios de sus tareas y experimentos según ellas y deseaban ir de compras al mismo lugar al que ellos irían.

Las tres féminas del grupo se habían arreglado con esmero, incluso las gemelas habían dejado sus batas blancas de laboratorio prácticamente inseparables de ellas en casa para lucir sus mejores prendas, y Jenny se había decidido ir con un vestido de verano estocado y corto para lucir mejor su cuerpo resaltando sus atributos naturales, no es que Gil o Johnny se fijaran mucho en ello, pero si toda la demás población masculina en la Plaza. Ya un joven había chocado contra una pared por no haber apartado la vista de aquella generosa vista.

-Qué lugar tan… pintoresco- no se le ocurrió mejor elogio a Jenny tratando de no ver de manera tan despectiva a su alrededor, comparado a los lugares a los que ella asistía para hacer sus compras esto era como una feria de pueblo, otro lugar al que jamás había ido tampoco por lo humilde que era.

Hoy Jenny no estaba de muy buen humor, ahora no solo tenía que aguantar a un mocoso si no tres, si sumabas al par de gemelas nerd que el rubiecito había traído con él, e incluso habían traído a un perro.

-Hay una gran variedad de tiendas en este lugar, puedes conseguir de casi todo. Hay de tiendas de ropa, de comida para llevar, un minimercado, tienda de tecnología, de computadoras, incluso una tienda de armas y un par de pequeñas escuelas de defensa personal- comento Johnny tratando de animar al grupo que por alguna razón se mostraba desanimado desde que llegaron, su primera opción había sido el parque de patinetas pero suponía que un lugar como ese no se entretendría tanto una chica como Jenny.

-¿Qué tipo de defensa personal?- comento Arnold que también venía con ellos, como guardaespaldas de Gil no lo debía de dejar solo cuando este salía por la ciudad.

Otro obstáculo para Jenny.

-Según recuerdo hay una escuela de karate, otra de kick boxin y creo que también zumba-

-Esa última no es defensa personal- comento divertido el guardaespaldas.

-No sé, muchos chicos salen despavoridos de ahí cuando intentan tomar clases ahí porque dicen que es muy intenso-

Y era verdad, pero principalmente pasaba porque chico nuevo que entraba a la clase la maestra se ponía a hacer las rutinas más intensas para ver si realmente estaban ahí para asistir por la clase o solo para ver a las chicas bailar, un método de eliminación que había salido muy efectivo para dicha profesora y la clase en general conformado en su mayoría de puras mujeres.

-Jajaja quisiera ver eso-

-Si tenemos suerte en la tarde podríamos ver como salen de sus clases en esas escuelas a la hora del almuerzo-

Al menos Arnold se mostraba animado con su elección de lugar; a Gil no le desagradaba el lugar, cualquier lugar que escogiera Johnny estaba bien para pasar el rato, pero sería más cómodo si la morena no estuviera entre el grupo, en su opinión. No era el único en opinar eso, también el par de gemelas Test aunque por diferente motivo.

-Eso suena entretenido, pero ¿no hay un lugar más… femenino?- hubiera usado la palabra “romántico” pero eso sonaría raro, Jenny quería un lugar donde pudiera seducir a Gil, donde pudiera lucirse en todo su esplendor.

-¿Femenino?- Johnny trato de pensar, era un chico de trece años, el repudiaba esos lugares como la plaga pero no quería decir que no los conociera –tal vez te guste el mundo de pinky- le había costado nombrar el nombre de la tienda, era el lugar más femenino que se le pudiera ocurrir.

Caminaron hasta este, una tienda con un letrero en neón rosa fosforescente llamado “El mundo de pinky” con un logo de la mascota de la tienda, una cruza de ratón/oso/algo peludo y de color rosa. Los escaparates estaban enmarcados con peluche rosa brillante y dentro de este había varios artículos femeninos que iban desde maquillaje, ropa, e incluso peluches de la mascota de la tienda de una gran variedad de tonos rosa. Era doloroso para la vista en opinión de Johnny.

En estos momentos a Duke le agradaría ser daltónico como los demás perros, todo ese rosa en un solo lugar no estaba bien.

Jenny no era ninguna niña de cinco años como para gustarle ese tipo de lugares, aunque ese pequeño muñeco tenía cierta mirada hipnotizante y adorable. Lo cierto era que si estaba muy lindo.

*+*+*

Se habían mudado pero no desaparecido de la faz de la tierra, por lo que no sería imposible reencontrarse con su amor y deshacerse de los estorbos.

Tardo su tiempo en localizarle, pero un rastreo de cuentas y de historial crediticio ayudaron a ubicar cuales fueron sus gastos más frecuentes y en donde los había realizado, en base a esto empezó a investigar dentro de la localidad donde se habían mudado. Cualquiera con algo de cerebro lo hubiera logrado.

Estaban en una pequeña ciudad de nombre Porkbelly, aun no descifraba la razón por la que se habían mudado a un lugar como este entre tantos en el mundo. Era un rincón del mundo nada resaltante, pero había lugares mucho más escondidos y exclusivos a los que pudieran haber tenido acceso con facilidad, y definitivamente donde hubieran estado más seguros.

Esto solo le ponía más sencillo lo que tenía planeado para llegar a sus objetivos.

Solo debía esperar hasta el momento perfecto y todo finalizaría para unos, y comenzaría para su persona y su amor.

*+*+*

Al final Jenny no pudo evitar la tentación de comprar uno de esos adorables muñecos de peluche de color rosa, es que eran tan adorables. Al final la elección de Johnny había sido buena, obviamente no lo admitiría en voz alta.

Susan y Mary miraron a su rival, a la cual estudiaban de cerca y se preparaban por si intentaba hacer alguna movida, como en el ajedrez uno debía analizar y prever los movimientos del adversario para realizar contra jugadas y cerrarle las opciones para ganar, eso harían ellas.

Si esa tal Jenny intentaba cualquier acercamiento en plan romántico ellas se lo impedirían, con ellas presentes esto estaba lejos de llegar a ser una cita como tal.

Como no había nada planeado decidieron seguir paseando en la plaza para enseñárselas a las personas que aún no la conocían (Gil, Arnold y Jenny).

Muchas miradas se fijaban en aquel grupo debido a que tenían a dos personas realmente atractivas con ellas, hombres y mujeres, chicos y chicas, no podían evitar dejar lo que estaban haciendo y voltear a verlos, algunas miradas con deseo, otras con envidia, muchos de los espectadores quisieran estar cerca de ese grupo y ver si tenían chance de llamar la atención de la morena y el rubio mayor.

Pero entre todas esas miradas había una que no era ni de deseo ni de envidia, sino una de absoluto desprecio y que brillaba con más intensidad que las demás, una que no pronosticaba nada bueno.

Ignorantes de esa mirada, pero consiente de todas las demás, el grupo siguió avanzando sin un rumbo fijo. Normalmente los Test eran centro de atención o llamaban mucho de esta por lo que no se sintieron incomodados por estas miradas en su grupo, aunque si estaban conscientes que estas no eran provocados por ellos, normalmente las miradas volteaban a ellos cuando se involucraban en una loca aventura que involucraba a la ciudad, sus experimentos y/o a los locos villanos que atentaban contra esta, a veces involucrando la mayoría de estos aspectos, no llamaban la atención por simplemente ir a pasear por la calle y centros comerciales.

Miraron de reojo al resto del grupo, Jenny parecía muy cómoda y orgullosa por ser objeto de esas miradas, y Gil sereno como siempre parecía que ni se daba por enterado de estas miradas, solo las ignoraba.

Pasaron tienda tras tienda, unas “femeninas” como había dicho Jenny que quería ver, otras tiendas de curiosidades, de ropa y de artículos dedicados exclusivamente a hacer bromas también, incluso pasaron cerca del área donde se vendían artículos para laboratorios, mecánica y demás artículos científicos para la población de genios de la ciudad, debido a que Porkbelly era una de las ciudades que tenía una universidad para jóvenes genios en todo el país se habrían este tipo de tiendas que brindaban prácticamente todos los suministros básicos para sus estudios y experimentos.

Jenny estaba llegando a desesperarse, ya llevaban un par de horas ahí y no había logrado hacer nada de nada con respecto a Gil, siendo que normalmente la mayoría de las veces la tenía fácil a la hora de seducir hombres este tipo de situación estaba agotando su paciencia, debía de deshacerse al menos de uno de los estorbos de una vez, el principal era Johnny, ya que al parecer que Gil solo le ponía atención a ese mocoso y nada más.

-Hey chicos, en un momento regreso- dijo una voz sacándola de sus pensamientos, fue la voz de Johnny.

¿Qué?

-¿A dónde vas?- pregunto Gil extrañado, no tenía ganas de separarse del menor.

No, no, no, Gil, déjalo que se vaya solo, anda niño desaparécete. Es lo que pensaba la morena que disimulaba no poner mucha atención, esa era la oportunidad que había esperado en prácticamente todo el día.

-Yo u… voy al baño, no tardo- dijo el menor antes de salir corriendo a los supuestos baños, dejando atrás a todo mundo, incluso Duke que era prácticamente inseparable del niño la mayoría del tiempo se había quedado con los demás.

Los humanos se quedaron un poco extrañados, más no el can que ya sabía que era lo que tenía planeado su mejor amigo.

Gil miro con cierta ansiedad la figura del chico de cabellera de fuego alejarse y perderse entre la multitud, lo ponía un poco nervioso que Johnny se apartara en este tipo de lugares, a nadie se lo había dicho en voz alta, pero aquella vez, en que había perseguido a aquel extraño que le recordó al menor y al no encontrarlo dejo un sentimiento de tristeza muy profundo que se quitó cuando lo volvió a reencontrar de verdad. En un lugar con tanta gente esperaba que Johnny no se perdiera y no tardara en regresar a su lado.

Sintió un toque y un peso cálido en su costado, era Jenny, otra de las razones por las que no quería que Johnny no se alejara era porque no creía que soportaría pasar tanto tiempo con esa fémina sin el chico cabeza de flama a su lado.

Para horror de las gemelas se daban cuenta que Jenny estaba empezando ya a dar inicio a su jugada de seducción sacándolas desprevenidas no sabiendo que hacer en estos casos con exactitud, se vería muy extremo lanzar una granada de humo o usar uno de sus brillos labiales con un pequeño paralizador eléctrico oculto en la chica ¿verdad?, aunque ganas no les faltaban para usarlo sobre la morena.

-Gil, ¿Qué dices si tomamos un pequeño descanso? Hemos caminado mucho- la voz de Jenny salió linda y coqueta, pero a Gil solo le pareció que esa chica no tenía condición física muy buena, según él no habían caminado tanto.

-Hay que esperar a Johnny- dijo no muy dispuesto a marcharse del punto donde estaba parado por riesgo a que Johnny no fuera capaz de localizarlo si es que se iba de ese lugar.

Johnny, Johnny, Johnny, ¿Qué no podía pensar en otra cosa que en ese tonto niño? Pues claro, el rubio seguramente tenía una mente de mocoso también como para no darse cuenta de la belleza que estaba a su lado.

Inhala y exhala, no dejes caer tu fachada tan fácilmente Jenny.

-Johnny nos encontrara, el lugar no es tan grande, no nos sentaremos tan lejos y sus hermanas podrían quedarse a esperar a su hermanito para que le digan dónde estamos- así se eliminaba los últimos estorbos.

Con ese último comentario estaban pensando seriamente ignorar toda la ética que les enseñaron en su hogar y escuela y empezar a utilizar sus experimentos contra esa morena como tantos villanos que habían enfrentado en su vida, era simplemente insoportable.

-Pues nosotras también nos sentimos también un poco cansadas, ¿verdad Mary?-

-Si Susan, sería mejor que buscáramos una banca aquí cerca para todos-

Ah con que no se lo ponían fácil las gemelas, pero ellas seguían siendo unas niñas inexpertas y sin ningún chiste, que estuvieran ahí mientras trataba de seducir a Gil no causaría gran diferencia.

Duke miraba y escuchaba divertido y Arnold se preguntaba cuándo es que acepto ser testigo de tontos dramas adolecentes en su trabajo. Era obvio que Gil jamás tendría ojos para alguna de ellas.

Duke dio un par de ladridos llamando la atención de los presentes, ya que no podía hablar con Jenny enfrente de ellos, e hiso señas a una banca que estaba a unos pasos de ellos.

-Pero que perro tan… listo- comento la morena mirando al can que parecía sonreír de oreja a oreja mientras el grupo se sentaba en la banca señalada anteriormente por este.

Para Duke era realmente gracioso ver los intentos infructuosos de la tal Jenny al tratar de llamar la atención de Gil, que sumaran las gemelas al show le daba un nuevo toque entretenido.

Jenny estaba a la derecha de Gil y a su izquierda el par de gemelas pelirrojas, como la banca no era tan grande Duke y Arnorld se quedaron fuera de esta, Duke sentado en el suelo y Arnold cerca de ellos parado al lado de la banca.

-¿Sabes? Realmente me alegra habernos podido encontrar de nuevo, especialmente saber que eras hijos de los viejos amigos de mi papá, ya que así podríamos vernos más seguido- empezó a hablar Jenny apoyando su peso en el costado del rubio, procurando que sintiera su cuerpo, su calor, sus curvas.

Gil sinceramente esperaba que no se vieran tan seguido.

-Desde la primera vez que nos encontramos me pareciste un chico muy atractivo- al diablo si estaba siendo muy directa, si era la única manera de que a ese rubio le entraba a la cabeza que estaba interesada pues se lo diría de cara –contigo esta ciudad y este paseo no parece tan aburrido como es- esas no fueron las mejores palabras para decir.

Johnny había escogido pasear en ese lugar especialmente por ella, había sido lo suficientemente considerado y amable de pensar en ella en lugar de sus propios gustos y los de Gil ya que le habían pedido que le mostrara la ciudad, pensando que en la plaza podría encontrar entretenido su día. ¿Pero ella había apreciado ese detalle? Para nada.

A ella si era a quien deseaba dejar en esa plaza y ver si se perdía de verdad, sabía que eran sentimientos muy negativos los que sentía por esa fémina pero no los podía evitar

-Tú… hablas mucho-

Auch!!! Eso había dolido, hasta Arnold hiso una mueca por el comentario tan abrupto y de poco tacto.

La mueca que puso Jenny al escuchar aquello era digna de foto, as gemelas también sintieron algo de lastima pero rápidamente recordaron que ella era su rival, y definitivamente esto que le acababa de ocurrir era digno de risa, pero tuvieron el suficiente tacto de tratar de aguantar sus carcajadas y disimular un poco sus sonrisas.

¿Cómo se atrevía? ¡¿Cómo se atrevía?! Esto era el colmo, nadie en su vida la había tratado de esa manera, no tenía que soportar aquello, en cinco minutos de su presencia cualquier hombre de esa mugre plaza ya estuviera arrodillándose para suplicar lo que ella le ofrecía a Gil en bandeja de oro.

Jenny ya no soportaba a este chico cabeza dura por muy guapo y rico que fuera.

Gil tampoco la soportaba, pero la toleraba por tratar de ser cortes por el hecho de que era conocida ella y su padre de sus propios progenitores, el solo había dicho un simple comentario tratando de evitar decir algo mucho más grosero y grave como que era una mujer de lo más insoportable y fastidiosa, que su actitud dejaba mucho que desear, que dejara de pegársele como si no tuviera espacio suficiente para ella sola y tratara de robarle el suyo o como si lo conociera de más tiempo, que eran desconocidos como para que se tomara esas libertades.

-¡Hey chicos! Ya volví- y en ese momento era en que Johnny había elegido regresar con ellos cargando con una bolsa de plástico la cual no había tenido en manos cuando se había ido.

-Me voy al tocador- dijo en un claro tono de hastío Jenny y pararse de la banquita al ver la cabeza de flama del niño volver con ellos, necesitaba apartarse o estrangularía a alguien.

-¿Uh? Se encuentran al fondo a la derecha- logo decir Johnny antes de que se terminara de perder entre la multitud la pelinegra.

Gil suspiro de alivio al no sentir a la morena a su lado y su calor ser cambiado por el del rubio menor; Duke y las gemelas no pudieron aguantar y se soltaron a reír libremente al no estar Jenny para escucharlos.

-¿De qué me perdí?- pregunto él menor no entendiendo que había sido tan gracioso como para que su familia soltara tremendas carcajadas.

-Jajajajaja debiste haber visto su cara, su cara era graciosísima- respondió por todos Duke olvidando cualquier pisca de lastima por la chica, no es que le callera mal la chica pero era más que obvio que Gil no estaba interesado en ninguno de sus coqueteos.

-Okeyyy lo que tú digas. Por cierto Gil toma esto- le paso la bolsa que había traído al rubio mayor, era grande y blanca por lo que tenía que abrirla para ver que había dentro de ella.

Gil tomo la bolsa un poco extrañado para abrirla y ver sorprendido lo que había adentro, una patineta, una patineta nueva y reluciente. Alzo su vista asombrado y extrañado expresando sus dudas en su expresión.

-Es para ti, un regalo. Vi que tienes talento en la patineta, y te había gustado, por lo que lo mejor era conseguirte una para ti. Es más larga debido a tu tamaño, así se te será más fácil manejarla- explico el menor con una sonrisa.

No era chico de hacer muchos presentes a las personas así como así, solo a quienes le importaban, y Gil le agradaba e importaba. El dinero para comprar la patineta había salido del mismo que habían dado los padres de Gil de la recompensa por encontrar a su hijo, el cual casi no había gastado porque en un principio estaba castigado y otro poco porque no había ánimos en que gastarlo, hasta que se reencontró nuevamente con Gil, en su opinión era una buena inversión gastar una parte de ese dinero en una patineta nueva para su amigo.

Gil saco la tabla de madera, ya que eso era, normalmente se compra la tabla y las llantas y luego se arma la patineta en la casa o se pide en la tienda, las llantitas de plástico estaban al fondo de la bolsa.

-Luego la podemos armar llegando a casa- comento Johnny viendo como Gil tenía una mirada fija en la parte de debajo de la tabla y en la parte de arriba.

La parte de arriba era de color verde y la de abajo, donde normalmente algunos colocaban estampados de patrones o imágenes a color había una imagen de vivos colores con un fondo selvático, aparte de las imágenes de plantas y árboles se podían apreciar imágenes de diversos animales selváticos, un par de aves en la punta, unas cuantas ranas de vivos colores esparcidas por aquí y allá, y una gran anaconda medio escondida entre la maleza.

Había unas expresiones que le había enseñado Johnny a lo largo de todo el tiempo que había estado en la ciudad, y Simón le había ensañado el significado de innumerables palabras, pero ninguna parecía encajar a la perfección con respecto a lo que sentía en esos momentos.

-¿Te gusta?- pregunto el menor, con una pequeña y minúscula e imperceptible pisca de inseguridad, sino le había gustado podían cambiarla por una mejor, una con otra imagen o modelo, Gil se había quedado muy callado.

-Sí, me gusta- la sonrisa que asomo en la cara de Gil era la más grande y radiante de todas.

Las féminas, y algunos hombres, se quedaron irremediablemente embobados al ver tal grandiosa sonrisa, las gemelas prácticamente estaban experimentando corto circuito por la proximidad de ella y Johnny se contagió por la alegría que despedía aquella, sintiéndose orgulloso que fue quien trajo esa expresión en el rostro de su amigo. Pero no solo era por el presente, sino por todo lo que hacía y había hecho Johnny para Gil en todo ese tiempo que llevaban de conocerse que ponía de tan buen humor al mayor.

Definitivamente amaba a esa pequeña cabeza de flama.

Extendió los brazos y atrapo al menor en un cálido abrazo, ya acostumbrado a ese tipo de expresiones de afecto por parte del mayor Johnny no se apartó y le devolvió el gesto.

-Jejeje de nada amigo-

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