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Gil de la selva por minima

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XVIII

Había mucha gente, demasiada alrededor, no podría hacer nada el día de hoy a excepción de observar.

Observo el tonto paseo, el ir y venir en las tiendas y el comportamiento que rodeaban a su objetivo. La mayoría no causaría problemas, pero el grandote sí que sería un estorbo a superar, obviamente era el guardaespaldas del muchacho, un hombre fuerte y entrenado, que seguramente le inmovilizaría y golpearía en un par de movimientos si sus intenciones se veían muy obvias.

Tenía que ser paciente.

*+*+*

Jenny entro al mugriento baño soltando improperios nada dignos de una dama y echando humo de rabia, prácticamente había espantado a las adolescentes que habían entrado al tocador de damas con tan solo verla ir caminando de una pared a otra como gato salvaje enjaulado.

Marco su celular y marco a su amiga, necesitaba desahogarse.

-Helen hasta que contestas-

-Huy, pues ni hubiera contestado que se nota que ahorita estas de un humor…-

-¡Dijo que hablaba mucho!-

-¿He?-

-Yo prácticamente estoy ahí acompañándolos en esta mugre plaza y cuando por fin tengo algo de su atención y me le acerco me lo dijo en mi cara-

-¿He?-

-Es un cabeza hueca, te digo, uno de esos que no tienen ni medio seso-

-…- ya Helen ni se molestó en dar un nuevo ¿he?, que cuando se ponía así su amiga no había nada que la hiciera callar hasta que se desahogara por completo.

-Y esta vez no solo tenía que aguantar al maldito mocoso que lo acompaño esa vez, sino a las hermanas nerd de este- en una de sus vueltas se fijó en el reflejo del espejo de la pared del baño y se notó algo desalineada, lo que faltaba –la niñas esas se creían competencia, ya quisieran, son un par de pelirrojas sin chiste y cuatro ojos ambas para colmo. Pero el problema es el niño, no sé qué pero Gil le pone más atención a este que a cualquier otra cosa, ni si quiera volteo a ver mi escote cuando me presente a su casa esta mañana-

-Algunas mujeres de la selva se la pasan la mayor parte del tiempo desnudas de cintura para arriba. Ya sabes, selva, lugar salvaje-

-No me puedo quitar el vestido en medio de la plaza Helen, ¿en qué rayos piensas?-

Ella no había sugerido eso, solo quería darle a entender que un simple escote no tendría impacto en alguien que había vivido en un lugar donde la desnudes era algo tan común en la vida de las personas.

-Además ninguna de esas chicas selváticas seguro no tendrían un cuerpo o senos como los míos. Gil realmente no sabe la oportunidad que se le está presentando enfrente, quizás si dejara de convivir con tanto mocoso su cerebro maduraría hasta…-

-El punto de apreciar mejor tu belleza- concluyo su amiga.

-¡Exacto! Ya vas comprendiendo Helen. Y ni te cuento que los Perrish están encariñados con el mocoso que al final resulta ser su nuevo vecino-

-Aja-

-Me tarde años para agradarles bien a esos señores, no es justo-

-Ya-

-Se me presento la oportunidad de apartarlo cuando el niño se fue a cagar o que se yo pero prefirió quedarse a esperarlo, le importa más un niño que pasar un buen rato con una chica como yo-

-¿En dónde andas?-

-En el baño de la plaza-

-¿Cagando?-

-¡NO! Necesitaba apartarme o lo terminaba ahorcando, ¡Me dijo que hablaba mucho!-

Pues si le estuvo hablando a Gil de la forma en que le estaba hablando a ella pues no culpaba al chico por decirle eso a su amiga, o si al final el también quisiera ahorcarla a ella, ella también a veces quería hacerlo.

-¡No te quedes callada! ¡Di algo!-

-¿Entonces ya tengo permitido hablar bien bien?-

-¡Helen!-

-Primero cálmate y no me grites o te cuelgo-

-¡Helen como eres!-

-Cálmate o en serio te cuelgo-

-…-

-Bien, ahora, quiero que sepas que si no quieres seguir intentando coquetear con el supuesto tonto cabeza hueca y poco seso de Gil Perrish no lo hagas, aunque este muy bueno y tu padre insista para sus malévolos planes-

-No son malévolos-

-Pues que no te obligue hacer su trabajo sucio, si él quiere integrar al tal Gil a la familia pues no sé, que el mismo trate de seducirlo-

-Hay Helen-

-Lo digo en serio, no lo hagas si no lo quieres, ya eres adulta, y si es una cosa de orgullo, pues metete en la cabeza que Gil realmente podría estar retardado o simplemente no le gustan las morenas y si las chicas selváticas. ¿Al menos trataste de acercarte al tal Johnny en buen plan?-

-… es un niño, sabes que no soporto a los mocosos-

-Y seguramente ellos ni te soportan…- susurro Helen pensando que su amiga jamás seria material para madre.

-¿Qué dijiste?-

-Que ni modo si no lo soportas, tampoco nadie te obliga quedarte y soportarlo- aunque en el fondo Helen pensaba que si hubiera usado su idea las cosas hoy hubieran sido un poco diferentes, no le estuviera gritando por teléfono mientras estaba en el baño de una plaza quejándose de su suerte –ya sabes, si no lo soportas estas a un viaje de California aquí conmigo, aquí también hay rubios tontos y guapos, pero seguramente ellos si sabrían apreciar tu cuerpazo y escotes reveladores-

-¿Qué tan guapos?-

-Guapos como para comérselos-

-¿Sabes? Creo que me vendría bien ir a un lugar donde me apreciaran mejor-

-Aja-

-Luego llamare a mi padre y le diré que fue un fracaso-

-No tiene que enterarse hasta que estés aquí-

-Exacto-

-Jajajajaja ¿ya estás de mejor humor?-

-Mejor, nos vemos en California-

*+*+*

Es increíble las formas que se te pueden ocurrir para matar a alguien cuando uno está aburrido, ya tenía experiencia en ello. Estaban las comunes, empezando por asesinato por medio de arma blanca o de fuego cara a cara, seguramente daba cierto sentimiento de satisfacción observar la expresión de la persona al morir, especialmente pensaba en este método cuando estaba cerca del gusano que había seducido a su amor.

Había otras formas más complicadas, como elaborar un plan elaboradísimo para que terminara pareciendo accidente y matar a la persona. Por obvias razones estaba pensando que este método solo valía en las películas, trato de matar a un niño con este y no le había funcionado.

Así que debía de ser uno ni muy directo ni muy a distancia para que estuviera lo suficientemente cerca para supervisar que realmente la persona al fin estaba muerte y lo suficientemente lejos como para que no la detectaran o relacionaran con el crimen.

Había tantas posibilidades a la hora de asesinar a alguien.

Frenos averiados, venenos que te torturaban hasta matar, cuchillos enterrados, balas perforando cráneos u cualquier órgano vital.

Pensamientos tan morbosos le acompañaron mientras observaba a aquel lugar entreteniendo su día en aquella plaza ajeno todo el mundo que estaban a unos pasos de un asesino en potencia.

*+*+*

¿Les ha pasado que en un momento las cosas no parecen estar tensas y al siguiente sin saberlo las fuerzas del universo parecían confabular de manera positiva y hacer que esa tensión desapareciera? Arnold era testigo de ese fenómeno, y se lo atribuía en pare a que Johnny había reaparecido con un regalo para Gil y a otra que no sabía que le había pasado a Jenny que de repente parecía de mejor humor. ¿Las hormonas quizás? ¿Quizás alguien si le puso atención por fin? ¿La adolescencia atacando de nuevo a pesar de que sabía que ella estaba en sus veintes?

Bien, sea lo que sea, lo agradecía, era demasiado drama adolecente por un día, que sinceramente esperaba que ya acabara pronto. Al menos no era como aquella vez que tuvo que trabajar para cierto embajador francés que tenía amantes hasta por debajo de las rocas, y cuando su hija se enteró la caída de Troya parecería una guerra de críos a comparación de la furia que desato esa chica.

-¿Qué les parece si vamos a ir a comer algo?- sugirió Johnny ya sintiendo un poco de hambre.

-¿Hay restaurantes decentes en este lugar?- esa había sido Jenny, que estuviera de mejor humor no dejada de hacer que ella no estuviera tan cómoda con este lugar.

-No hay muchos restaurantes como tal, pero si varios puestos de comida rápida- si Johnny se había percatado del tono grosero de la chica lo ignoro o no se dio por aludido.

-Comer está bien- dijo Gil decidido ir a donde Johnny los guiara, no iba a dejar que el comportamiento de la pelinegra opacara su alegría ese día.

-Sí, comer algo en este momento sería fantástico- dijo Mary aun experimentando corto circuito en su cerebro al haber sido testigo de la sonrisa de Gil demasiado cerca.

-Me comería a Gil ¡Digo! La idea de Gil de ir a comer estaría bien- Susan estaba igual o peor que su hermana.

Con la mayoría a favor el grupo se movilizo a los locales que surtían comida rápida, desde hamburguesas, comida mexicana, sushi a comida autóctona de un país de difícil nombre de pronunciar.

-¿Algo que se les antoje?-

-¿El pescado del sushi está fresco?-

-Algo de italiano-

-No, mejor algo de comida china-

-Wouf carne wouf-

-¿Ese perro acaba de decir carne?-

-Nnnooooo pero ahora que lo mencionas estaría bien también comprarle algo a Duke-

Como al final cada uno tenía antojo de algo diferente cada uno compro algo diferente, Jenny se aventuró a comprar algo de sushi de uno de los puestos aun con el riesgo de sufrir algo de salmonela o algo por el estilo; Susan había decidido comprar algo de lasaña con mucha carne y champiñones; Mary fue por una orden de comida china; como Gil aún estaba aventurándose en las delicias del paladar moderno comió lo mismo que Johnny, una orden de comida mexicana que consistía en una orden de burritos con frijoles y carne con salsa no muy picosa y unos nachos para que compartieran los dos; Arnold compro pollo rostizado con papas fritas; y a Duke le habían comprado una hamburguesa con doble carne, la cual tuvo que disfrutar abajo en el suelo.

Después de eso Jenny decidió que ya era momento de irse, había aguantado lo suficiente al estar en ese lugar y rodeada de esa gente, especialmente de Gil y ese mocoso cabeza de flama, simplemente dijo que había surgido algo y que una amiga la necesitaba, aunque no dijo que la necesitaba para disfrutar de chicos guapos en las costas de California, nadie objeto o le impidió marcharse, más de uno se sintió aliviado al verla irse en un carro al que había llamado y que tenía un chofer contratado por su padre, al menos no tendría dificultades si el carro se le detenía de nuevo porque el chofer se encargaría de eso.

-Tal vez debí escoger otro tipo de lugar- comento Johnny cuando Jenny ya se había marchado, no sabía mucho de los gustos de la gente joven rica, bueno, conocía los gustos de Eugene pero no creía que a todos los ricos les gustara el estiro de estrella de rap lleno de cosas bling-bling, al menos los señores Perrish no habían demostrado tener ese gusto.

-Lugar plaza entretenido, buen lugar Johnny- elogio Gil, la elección del menor había sido buena, Jenny no supo cómo apreciarlo.

*+*+*

Había tratado de usar veneno, tenía una botellita de algo que podría servir muy bien para ello si usaba altas dosis, en realidad era un diarreico en forma líquida que había comprado en la farmacia lo más rápido posible al verlos dirigirse al área de comida, era lo único que había podido comprar lo suficiente peligroso sin receta. La etiqueta advertía que debía usarse con moderación o los efectos secundarios serian graves como deshidratación, pérdida de peso y ligero envenenamiento. También había pensado en píldoras para dormir pero dudaba que no se darían cuenta que junto a su orden había un acompañamiento de pastillas trituradas de dudosa procedencia dentro de la comida.

Después de ver que era lo que había pedido cada uno se dirigió al restaurante de comida mexicana e intento infiltrarse a la cocina de dicho lugar. Sorprendentemente un perro le ataco en dicho lugar, o un seudo perro, o una rata anormalmente gigante que había aprendido a ladrar.

El pequeño can, que recordaba era una especie de nombre chihuahua, no más verle empezó a dar un coro de ladridos y ligeros aullidos como diciéndole “¡Hey! ¿Cómo te atreves a entrar en mi cocina?”

En otro momento hubiera tomado como algo cómico que un perro miniatura tratara de espantar o amedrentar a un humano más de diez veces su tamaño, incluso le parecería algo tierno, pero esta vez no era el caso, ¡el maldito can interfería en su misión!

Dio un par de pisotones esperando espantar al animal y dejara de ladrar, llamaría la atención de los empleados seguramente, pero esto solo enfureció mas animal quien dándose cuenta que con ladridos no se iría el intruso empezó a lanzar mordidas agarrándose de la tela de mezclilla del jeans que llevaba puesto. Zarandeo la pierna intentándose liberar y cuando alzo la vista había una señora con el cuchillo de cocina más grande que había visto en su vida.

-¿Y usted que hace aquí? ¿Qué le hace a mi Ponchito? ¡Le voy a enseñar a no molestar a mi Ponchito y a no meterse al negocio de una familia decente sin permiso!- empezó a vociferar la mexicana acercándose cada vez más con el enorme cuchillo.

Debido a que por obvias razones su misión había sido comprometida salió huyendo del lugar, Ponchito el chihuahua se había quedado con un pedazo de su jeans como trofeo y pensó a llamar a salubridad como venganza, seguramente cerrarían el lugar al enterarse que dentro del restaurante tenían semejante bestia en el lugar.

*+*+*

Regresaron a sus hogares después de un par de hora más paseando por la plaza, las cuales algunos disfrutaron más por la usencia de cierta pelinegra.

-¿Entonces se fue así sin más?-

-Si señora, dijo que una amiga le necesitaba-

En esos momentos Gil y Johnny se encontraban en el jardín armando la patineta nueva mientras como era costumbre Arnold le comunicaba a los padres del mayor que había pasado en sus salidas.

Samantha ya había sospechado las intenciones de Jenny, o más bien las de su padre, lo que le había dicho Arnold se lo confirmaba, ya se podía imaginar a esa pequeña Jenny tratando de coquetear (cofrestregarsecoff) con su hijo, tratar de seducir a su hijo como lo habían tratado de hacer esas empleadas suyas en la mansión colándose a la cama de Gil, recordarlo le hacía hervir la sangre, lejos de la idea de que las madres ricas detestaban a la gente humilde como pareja de sus hijos, ella no estaba enojada porque pertenecieran a clases sociales diferentes, sino por la forma que trataban de hacerse de Gil, o más bien a la herencia que por derecho era suya.

Su Gil se merecía algo mucho mejor que eso.

Alguien que no lo viera como el heredero de la fortuna de sus padres, alguien que no lo viera como un chico ignorante fácil de manipular, alguien que lo viera como el chico dulce pero algo ingenuo de buen corazón que era, alguien que le tuviera la suficiente paciencia por desconocer varios aspectos del mundo moderno supuestamente civilizado, alguien quizás como ese lindo chico Johnny.

Una nuera como él sería fantástico.

-¿Y no dijo si volvería de visita?-

-No realmente. La señorita Owens no se mostró muy complacida por el paseo en la plaza a excepción de comprarse un peluche rosa, y las palabras de Gil así como su nulo interés en sus avances la pusieron de muy mal humor-

Al menos podía quedarse tranquila de que su hijo no sucumbiría fácilmente ante los trucos de cualquier (coffgolfacoff) chica que tratara de seducirlo tan… baratamente.

-Gracias por informarme Arnold-

-De nada señora-

Cuando Arnold se fue, seguramente a donde Simón estaba en la casa en esos momentos, Samantha se asomó por la ventana a ver a su hijo y a su amiguito convivir. Más tarde se encargaría de Owens, no podía expulsarlo de la empresa o algo por el estilo porque no tenía pruebas tangibles de que planeaba emparejar a su hija con el suyo solo para fines económicos, ganas no le faltaban pero también debía de admitir que hacia bien su trabajo en la empresa, algo se le ocurriría para enseñarle una lección.

Risas se escuchaban desde el jardín, Gil y Johnny se veían tan felices juntos y esa felicidad era contagiosa haciéndole desaparecer cualquier mal humor a la madre del mayor, deseaba que estos momentos duraran para siempre.
Notas finales:

Mmm creo que lo del chihuahua me salio por lo que se festeja este mes, si son mexicanos felices fiestas y que la hayan pasado bien 


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