Seireitei
La presencia de los intrusos era el menor de los problemas, ahora un mensaje que comunicaba otro tipo de traición se esparcía con rapidez y llegaba a cada rincón del Seireitei: Dos capitanes acusados de asesinar a los miembros de la cámara de los 46 bajo la intriga y el engaño, ellos habían manipulado todas las decisiones de la cámara, por lo que la condena de la criminal Kuchiki Rukia era producto de ellos.
-Genryūsai-sensei, ¡tenemos asuntos más importantes que tratar! –Dijo el capitán de cabello blanco, Ukitake Jushiro; el capitán comandante envainó su espada y dijo:
-Me ocuparé de ustedes más tarde, ahora vamos por los traidores.
-Yama-ji, se puso de moda la traición, ¿no? –Dijo el capitán Kyoraku Shunsui, se encogió de hombros-: Zaraki nos traiciona, nosotros dos también; y ahora Aizen está vivo y junto a Gin asesinó a 46 personas, ¿quién sigue?
-Shunsui, no tengo tiempo para tus bromas, regresemos al Sōkyoku.
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A lo lejos, los capitanes acusados de traición ascendían al Sōkyoku.
-Aizen-taicho, parece que ya no contamos con el factor sorpresa.
-Ya había previsto esta situación, Gin; ahora siente el reiatsu a tu alrededor, Ichigo acaba de derrotar a Byakuya y con eso tenemos el camino completamente despejado para recuperar la escencia del Hogyoku.
-Ya veo, pero ¿cómo lograremos escapar?
-Tengo un plan alterno. -Lograron movilizar a Renji, quien trataba de escapar con Rukia, de nuevo al Sōkyoku; junto a Ichigo, los tres se miraron con sorpresa mientras los capitanes les ordenaban soltar a la prisionera…
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Hueco Mundo
Bajo las órdenes de Tousen, los Espadas se encontraban esperando, con cierta ansiedad, frente al trono de Aizen.
-¡Ya estoy cansado de reuniones! Y encima, el haragán de Starrk no está aquí, ¿no se supone que debemos estar todos!
-Paciencia Nnoitra, pronto tendremos respuestas. –Dijo Tousen, a un lado del trono.
-Aquí pasa algo raro -empezó Baraggan-, no está Aizen, Gin, y tampoco la 4ta Espada.
-¿Qué, tampoco está? –Aaroniero miró en varias direcciones, pero no lo vió; sonrió y dijo-: Jajaja, deben estar “entrenando” a Ulquiorra, no se preocupen.
-Novato, ¿no puedes ver más allá? –Baraggan lo miró con desdén y le reclamó-: la ausencia de esos 4 se debe a otro motivo.
-Ahhh cómo joden; yo me largo… -empezó a decir Grimmjow, pero Nnoitra se le adelantó:
-Muévete, yo me voy primero ¡me aburre estar aquí! –Nnoitra se levantó de su asiento y se encaminó a la puerta, trató de abrirla pero le fue imposible-. ¡Este pedazo de porquería no se abre! –Le gritó al resto, Szayel le contestó en un tono burlón:
-Mira que no me había dado cuenta, ¿eh?, nos dejaron encerrados en la sala. –Nnoitra se giró furioso y amenazó con liberar su poder, pero Tousen se interpuso y le arrebató la espada:
-Ustedes no van a pelear aquí, ¿quedó claro?
-Maldito entrometido…
En respuesta, Tousen le dio fuerte golpe en la cabeza y la sangre comenzó a brotar mientras Nnoitra caía al suelo sobre una rodilla; Tesra lo miró sin atreverse a acercarse hasta que su espada lo miró por un instante, entonces fue con él pero no lo ayudó a ponerse de pie, simplemente vendó su herida.
-¿Alguien más va a ir en contra de las órdenes de Aizen-sama? –Nadie en la sala protestó.
-Bien, nos han ordenado permanecer en la sala hasta nuevo aviso.
-¿Y exactamente cuál es la situación, administrador Tousen? –Preguntó Shawlong parado junto a Grimmjow y el resto de la fracción, a excepción de Yylforte; lo que no pasó inadvertido para Szayel, quien lo buscó en la sala y frunció el ceño.
-Aizen-sama les comunicará la noticia, sean pacientes y dejen de hacer preguntas.
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Frente al palacio se encontraban los Espadas faltantes, Starrk y Ulquiorra.
-Vaya, parece que las cosas acaban de calmarse en la sala de reuniones. –Dijo Starrk mientras se frotaba los ojos, somnoliento.
-Espada, concéntrate en tu misión. –Indicó Ulquiorra, sacó su espada y se hizo un profundo corte en el brazo.
-¿Qué haces? –preguntó Starrk, algo inquieto.
-Invocando un menos. –El entorno comenzó a distorsionarse y de ahí surgió un Menos gigantesco junto a varios Menos Grande, también conocidos como Gillian; seres monstruosamente altos cubiertos con una larga capa negra, máscaras blancas y extrañas botas puntiagudas.
-¿Y para qué invocaste a estos seres tan lentos y estúpidos? –Ulquiorra lo miró de la manera inexpresiva de siempre, pero ahora con algo de fastidio por ser una pregunta sumamente obvia.
-¿Sabes usar negación?
-¿Negación?
-Apuesto a que ni siquiera sabes qué es. –Ulquiorra le dio la espalda y concentró su reiatsu sobre el hollow más monstruoso, el amorfo de un solo ojo; éste se dirigió a un mismo punto junto a los otros Gillian y comenzaron a condensar reiatsu de color dorado dentro de sus máscaras.
-Necesito la ayuda de los Gillian para crear la “Negación”, que consiste en la formación de campos de fuerza para el rescate de aliados. De igual forma, necesito que liberes tu reiatsu para mantenerlos en orden.
-¿Y tú qué harás?
-Garganta… -Pronunció, y con un suave movimiento, giró la mano y una abertura comenzó a surgir frente a los Gillian, éstos se arrodillaron; Ulquiorra se volteó hacia Starrk y le dijo-: Espada, libera tu reiatsu.
Starrk hizo lo que le ordenaba y frente a ellos se abrió un nuevo mundo, el Seireitei. Los shinigamis no podían verlos porque Ulquiorra aún no abría por completo la garganta, y porque los Gillian eran lentos para invocar la “negación”.
A lo lejos se veía la pelea que Aizen tenía con algunos Shinigamis: quebró una espada extensible y dejó fuera de combate a uno de cabello naranja. <<Aizen-sama es demasiado poderoso para ellos…>> pensó Ulquiorra con cierto orgullo, aún a tal distancia se escuchaba la conversación de Aizen:
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-Ichigo… finalmente tengo el gusto de conocerte.
La forma en que Aizen pronunció su nombre le molestó, Ichigo empuñó con fuerza la espada y arremetió contra él; ya habían derrotado a Renji y Rukia estaba en peligro, por lo que él era el único capaz de hacerle frente. Aizen detuvo su ataque con un solo dedo, le hizo bajar la espada y lo golpeó con fuerza.
Ichigó miró con rabia mientras Aizen se acercaba a Rukia y le abría un inmenso agujero en el pecho, aunque la sangre no brotó. Al sacar la mano, algo resplandeció como si la luz se hubiera condensado en un punto muy fino; Aizen sacó una pequeña esfera y la fusionó con la luz. Rukia cayó inerte al piso.
-¡Rukia! –Gritó Ichigo con rabia y dolor; Aizen se encaminó hacia Ichigo, lo levantó del cuello y le dijo con tranquilidad:
-Dime, ¿qué se siente ser una pieza más en mi juego de ajedrez? –Ichigo buscó soltarse, aunque se estaba quedando sin aire y sin energía; el reiatsu de Aizen era sofocante-. Ichigo, tu poder lo obtuviste por mi voluntad, tu éxito, tus avances, todas tus peleas; todo, absolutamente todo me lo debes a mí.
>>Y tu poder seguirá en aumento, siempre en aumento… serás un compañero ideal, servirás en las noches y pelearás para mí. Y lo mejor es que serás mío, completamente mío.
Ante la incrédula mirada de Ichigo se acercó a su rostro y aspiró su aroma, subiendo hasta su cabello, le murmuró al oído:
-Incluso tu aroma es tan dulce, como tu nombre. –Con las pocas fuerzas que le quedaban, Ichigo levantó su espada y trató de rebanarle el cuello, Aizen detuvo el ataque una vez más y lo tomó entre sus brazos elevando su reiatsu. Ichigo escuchó un suave susurro antes de caer inconsciente:
-Descansa, tu trabajo aquí ha terminado, después ocuparás tu lugar junto a mí. -Lo dejó con cuidado en el suelo y Gin se acercó a él junto con Tousen:
-Así que… ¿el gran Aizen-taicho ha sido flechado por un niño? –Le dijo Gin con cierta burla, y para su sorpresa, Aizen le respondió con una sonrisa.
-¡Aizeeeeeeeeeeen! –Se escuchó el grito del capitán komamura, en seguida Aizen fue acorralado por Soi fong y Yourichi; Gin se vio amenazado por Rangiku y Tousen por su teniente Hisagi. Los traidores fueron rodeados por el resto de los capitanes de la sociedad de almas, Aizen los miró con desprecio.
En ese momento se escuchó un crujido, y el cielo comenzó a romperse…
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<<Pero, ¿qué acabo de presenciar?, ¿qué fue lo que escuché?>> pensó Ulquiorra, la multitud de emociones lo azotaban con una intensidad tal que le era imposible diferenciarlos entre sí. Era algo extrañamente familiar, aunque jamás lo había experimentado. Se había quedado inmóvil, su cuerpo no reaccionaba por más que lo intentara mover.
-¡Ulquiorra! Debes abrir la garganta, ¡no sé cuánto tiempo pueda sujetar a los Gillian! –Starrk lo sacudió por los hombros hasta que Ulquiorra reaccionó y se vio capaz de abrir la garganta. En seguida, traidores se vieron rodeados por un haz de luz que los elevó por los aires ante la mirada de los shinigamis.
Los Espadas alcanzaron a escuchar “gobernaré los cielos” antes de estar en presencia de los capitanes, quienes vestían como shinigamis, cosa que les pareció bastante peculiar. Aizen se veía… diferente. Sus lentes habían desaparecido y su cabello estaba peinado hacia atrás, excepto por un mechón sobre su rostro.
También se impresionaron de ver al administrador Tousen con ellos, pero suponiendo que era alguna especie de truco, decidieron no preguntar nada.
-Bienvenido, mi señor. –Ulquiorra se inclinó para hacer una reverencia y Starrk tuvo que imitarlo.
-Lo hiciste bien, Ulquiorra –lo felicitó Aizen- ahora acompáñanos, tengo que ver al resto de mis Espadas. Tousen se adelantó; Aizen caminó con Gin y eran seguidos por los Espadas.
-Parece que “malaquita” ha mejorado mucho.
-Gin, ya puedes dejar de usar nombres clave…
-Oh, lo siento; pero ha mejorado, ¿quiere decir que quedará a cargo de Las Noches?
-Es posible, pero queda una prueba y será mejor decidir entre dos Espadas. –Admitió Aizen y cruzó el umbral del palacio.
Ulquiorra se encontraba ajeno a esta conversación, sumergido en sus propios pensamientos: << ¿Ira?, no, lo he sentido antes y es similar a querer asesinar a alguien. ¿Tristeza?, es posible, pero tenía dolor… eso no es normal…>> pensó con la cabeza baja; una mano se apoyó en su hombro, era Starrk.
-Ulquiorra ¿te pasa algo?, no has dicho una sola palabra desde que comenzamos a caminar.
-No es relevante. –Expresó con cierto desinterés y siguió caminando.
-Me he preguntado el significado de tus estigmas. –Siguió Starrk; Ulquiorra lo miró de reojo y dijo:
-Los estigmas no tienen significado, tan sólo forman parte de la apariencia de un hollow.
Starrk no dijo nada y siguieron caminando hasta llegar al salón; Aizen abrió la puerta y se encontró con sus Espadas y fracciones reunidos alrededor del trono, se veían claramente molestos pero eso no le importó. Cruzó la estancia entre murmullos y tomó asiento:
-Mis leales Espadas, finalmente podemos afirmar que Hueco Mundo se encuentra en guerra contra el Seireitei.