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Gil de la selva por minima

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Notas del capitulo:

Espero que tengan felices fiestas 

XXV

En la vida de Johnny nunca falta la emoción, como muchos de los niños vive aventuras comunes como trata de evitar los abusivos de la escuela, aprobar la materia del profesor que parece que lo odia por ser algo “travieso” y flojo, tratar de ser el mejor en la patineta, y también vive otras aventuras menos comunes debido a sus hermanas por sus inventos o sus intereses científicos, y sumado a eso su curiosidad y rebeldía, sus aventuras podían ir fuera de este mundo hasta las entrañas de este.

Para este punto a su edad había visto mucho y tenido ciento de experiencias peligrosas y llenas de adrenalina. Pero decir que estaba preparado para vivirlas seria mentir.

Dentro de poco viviría una de esas aventuras a las que ningún niño se le prepara, ni siquiera él, no a causa por alguna travesura suya o por algún invento nuevo de las gemelas Test. Este desventura no sería tan divertida, y seria provocada por una mala persona que quería hacer cosas malas, no sería la primera vez, pero eso no quería decir que fuera desagradable.

Se levantó muy animado este día, hoy irían al parque de patinetas para que Gil practicara nuevamente en su nueva patineta. Planea hoy en la tarde después de regresar del parque empezar a arrojar algunos comentarios a su papa sobre su relación con Gil, ya luego con su madre que regrese del trabajo les dirá que le gusta alguien y que quizás empezó a salir con él. Conforme fueran reaccionando soltaría poco a poco la verdad.

Pero mientras eso ocurría disfrutaría su día con Gil.

Sale de la casa por la puerta trasera junto a Duke y cruzan la cerca para llegar a la casa de los Perrish, en el jardín ya los esperan Arnold y Gil, Arnold parece sonrojado e incómodo, al parecer estuvieron hablando de algo porque cuando están lo suficientemente cerca escucha a Gil decir.

-Oh conque así lo hacían-

-¿Qué cosa hacían?- pregunta por reflejo el menor más que por curiosidad.

-¡Nada!- se apresura a responder el ex militar antes que el menor de los Perrish se le ocurra contestar –solo le estaba diciendo eh como entrenábamos en el ejército, sí, eso-

-Oh, supongo que debe ser interesante- comento Johnny aunque no está muy interesado en eso en realidad.

Cuando el menor está al alcance de Gil siente el familiar abrazo del mayor sobre él, devuelve el gesto envolviendo sus propias extremidades superiores envolviendo la cintura del mayor. Piensa que algún día será lo suficientemente alto como para envolver sus brazos en los hombros del mayor sin tener que pedir a este se agache o tener que pararse de puntitas, cuando el pensamiento de que esta es una idea muy a futuro cruza por su mente algo le distrae.

-¿Qué es eso? ¿Un dulce?- mira una envoltura brillante en la mano del guardaespaldas, es una envoltura cuadrada de color azul marino y puede distinguir el dibujo de la silueta de la cabeza de un caballo o algo así.

Arnold al darse cuenta lo que lleva en la mano entre que pierde color en el rostro y que se sonroja.

-Es, es algo de Simón, si, se lo agarre sin permiso, una de sus cosas inglesas y de estudio y eh… se lo voy a regresar en este mismo instante antes de que se enoje- entra a la casa rápidamente en busca de su pareja.

Si pensó de qué se había librado de vivir situaciones bochornosas después de experimentar la “charla” impartida hacia Gil, Arnold se había equivocado.

Después de la charla habían pasado un par de cosas buenas, había empezado una relación con Simón y sus jefes se lo permitían, además de que habían recuperado tiempo con buen sexo, mucho buen sexo. Simón podía ser una persona seria, tranquila y responsable, pero era toda una fiera en la cama y fuera de esta cuando estaban en la intimidad.

También llegaba a ser una fiera cuando se enojaba, y eso seguramente pasaría en la tarde cuando discutieran a quien le tocaba poner seguro a la puerta cuando en la mañana se habían tomado su tiempo para uno de sus encuentros apasionados.

La consecuencia había sido que Gil había entrado en el cuarto de Arnold buscándolo y preocupado por escuchar extraños ruidos y los encontró en una situación más que comprometida. Arnold y Simón habían estado mucho más incomodos y avergonzados que Gil cuando abrió la puerta, ya que al parecer en la selva no había este concepto de “vergüenza” al encontrar a una pareja haciendo lo suyo.

Si sus jefes se enteraban de esto no sabría si se burlarían un poco o mucho o los despedirían, ¡Dios! ¿Por qué nadie puso seguro? Porque Simón le había parecido realmente sexy con solo unos boxers puestos, unos boxers que cabe mencionar eran propiedad de Arnold.

Ahora ese no fue el único problema, cuando Simón lo saco a patadas de la cama para que fuera hablar con el muchacho, no vaya a ser que traumaron al pobre según él (“vamos, el chico vivió en la selva casi toda su vida, seguro aguantaría ver a dos tipos desnudos” pensó Arnold en sus adentros, si lo decía en voz alta seguro lo dejaba sin diversión por meses Simón) Gil le pidió explicaciones.

Explicaciones de cómo lo “hacían”. Bueno, esa parte de la “charla” la tocaron muy ligeramente, no tan explícitamente, y ahora con un ejemplo en vivo, pues el rubio adolecente los pasos para hacer “eso”.

Debió haber hecho algo muy malo en su vida para que le pasaran este tipo de cosas, tal vez no debió tumbarle los dientes a su jefe de pelotón cuando se comportó excesivamente déspota con sus compañeros y por una orden más de uno casi pierde la vida, tal vez solo dejarlo noqueado. Tal vez debió escuchar a su madre y terminar su licenciatura en contaduría, una carrera aburrida pero en la que seguramente no tendría que lidiar con adolecentes que hacían preguntas sobre el sexo.

Nervioso y algo desesperado por la situación hiso un trato con el menor, él no le llegaba a contar a sus padres que encontró a Simón y a él haciendo el amor, demasiado bochornoso por dios, y él le daría la plática de las aves y las abejas versión gay, una de las cosas que menos quería en el mundo, pero era eso o que sus jefes se enteraban que los castos ojos de su hijo, no tan casto, habían visto un encuentro apasionado entre sus empleados. Cuando Simón se enteraba seguro lo regañaría hasta que se quedara sin voz.

Solo dios sabia porque ocurrían las cosas, como diría su abuela.

Quince minutos después ya estaban fuera en la calle en camino al parque de patinetas, después recibir un par de regaños por parte de Simón, y tomar una ducha rápida.

Los chicos hablaban de intentar un par de trucos en el medio casco o en algunas de las barras de acero colocadas en el parque para deslizarse, trucos mucho más atrevidos que la primera vez que visitaron el parque.

A lo lejos en un carro rentado, dos o casi tres cuadras atrás los estaba persiguiendo cierta persona que pensaba que ya las piezas de su plan estaban cayendo justamente donde deberían ir.

Cuando vio a sus objetivos entrar en un tonto parque de patinetas pensó que había acertado bien en su vestimenta informal para el día de hoy, tal vez resaltaría un poco por su apariencia mayor pero también había uno que otro padre en el mismo enseñándole a sus hijos a usar los infernales juguetes con rueditas. Un completo desperdicio de tiempo en su opinión.

Estaciono en la misma cuadra pero no a simple vista. Inhalo y exhalo para tranquilizar los nervios, si hacia bien esto su felicidad estaría a la vuelta de la esquina.

Había docenas de niños y adolescentes, risas y gritos y el constante sonido de ruedas deslizándose en el concreto junto el sonido de alguna caída seguido de los abucheos o gemidos de unos niños.

Por un momento pensó que si no lograba meter una bala en la cabeza rubia de Gil este podría morir por un cuello roto de una aparatosa caída, pero seguía inclinándose a la idea de una reluciente bala haciendo un hueco en el cráneo del menor.

Entre tantas cabezas y cascos, rostros y voces fuertes tardo n poco en identificar al pequeño pero resaltante grupo que perseguía. Había un mocoso con cabello estrafalario y un perro junto a ellos solo debía tener eso en mente para encontrarlos.

Se encontraban en la orilla de una especie de ¿piscina vacía?, no tenía idea de cómo se llamaba esa cosa en la que niños se lanzaban en un pedazo endeble de madera con rueditas a una potente muerte o a un futuro hueso roto. Y ahí estaban, el guardaespaldas alejado junto al perro en una banca manteniendo un ojo sobre el par y ¿estaba hablando con el chucho? Que patético, no entendía a la gente que les hablaba a esas bestias como si personas se trataran.

Busco un lugar atrás de la cerca de acero donde podría verlos perfectamente, pasaría como uno de esos transeúntes curiosos que solo observan a la distancia los trucos que practican los niños en el parque, además que no quería ponerse en riesgo de que en una de esas terminara con la cara rota por una patineta perdida, no gracias, amaba mucho su rostro.

Johnny veía como Gil estaba logrando hacer un 180°, en serio el mayor tenia talento atlético. Era ágil, fuerte y veloz, era admirable verlo moverse y juzgando por la mirada de varias personar a su alrededor no era el único en opinar eso.

Muchos de los muchachos empezaron a poner atención en Gil, era como una especie de magnetismo que tenía por naturaleza el chico, el chico se movía de manera natural con la tabla pareciendo que toda la vida había practicado con esta siendo que en realidad fue relativamente reciente su introducción al deporte.

Aun no era capaz de hacer muchos trucos difíciles pero ya sabía lo básico y algunos cuantos trucos gracias a Johnny y a videos que veían de vez en cuando, pero al realizarlos parecía no cometer ningún error o tropiezo, se notaba que sería muy bueno.

-No me digan que el nuevo viene con tonto Test- sonó una voz burlona y chocante, conocida por Johnny como el matón de su escuela.

-Bumpers- susurro para sus adentros el menor de los Test identificando la figura poco amigable que se acercaba a él.

En realidad su nombre era Mitchell Randalls, pero el pelirrojo con problemas de temperamento era conocido en toda la escuela con ese sobre nombre, algo cuando te golpeaba solo podías escuchar en “Bump” o algo así de la razón de este.

A pesar que era mayor por un par de años iba en el mismo grado que Johnny, entre su mala conducta y que había reprobado un par de años era lógico que estuviera atrasado. Como cualquiera que tuviera un poco de sentido de auto preservación en la escuela, evitaba estar muy cerca de Bumpers, estando de buen o mal humor siempre era un riesgo potencial para sus compañeros o cualquier inocente que terminara siendo objetivo de sus bromas pesadas o su mal carácter.

Era el típico matón que podía intimidarte fácilmente desde con insultos verbales a golpes físicos. Había veces en que prefería enfrentar súper vilanos locos, un experimento descontrolado o a la insoportable Sissy que a este muchacho.

-Hey tonto Test ¿admirando el talento que no tienes?- el pelirrojo ya a su lado se mofo del menor.

-Bueno, puedo admitir que Gil es muy bueno en la patineta- Johnny no dejaría que la presencia o los comentarios de Bumpers le agriaran el día –gracias a mis lecciones- no pudo evitar decir.

-¿Lecciones? ¿De qué? ¿Cómo caer de cara?-

No era secreto que Johnny no era el mejor en ciertas cosas, pero eso nunca lo detuvo de intentar y seguir practicando estas, pero como cualquier otra persona que le recodaran sus fracasos era como darle un puñetazo a su orgullo.

Antes de que dijera o hiciera algo tonto que pusiera en riesgo su pellejo, lo cual era más que probable tomando en cuenta que tenía la mala costumbre de hablar sin pensar y más cuando estaba enojado, Gil había terminado de hacer unos trucos y se deslizaba en dirección de su novio esperando un elogio o dos, a veces podía parecer un niño pequeño buscando una aprobación, pero él también tenía su orgullo y escuchar los elogios de Johnny simplemente era lo mejor.

-Johnny, ¿Qué tal lo hice?- llamo la atención del menor con una radiante sonrisa que al verla disipo cualquier disgusto provocado por el pelirrojo a su lado.

-Uh, genial Gil. Realmente te mueves ya casi como un experto- elogia el menor provocando que la sonrisa del mayor sea más radiante si es posible.

En el fondo se pueden escuchar el suspirar soñador de varias chicas que fueron testigo de eso.

-¿Qué? ¿Entonces es en serio que el rubio viene con Test?-

-Mmm ¿amigo Johnny?- pregunto Gil al ver al chico de cabellos de zanahoria al lado de su novio.

A veces era demasiado distraído con las cosas a su alrededor cuando su atención estaba enfocada en Johnny, si el chico no hubiera hablado no se hubiera fijado en este para nada. Si Simón o alguno de sus padres estuvieran presentes dirían que eso era una falta de respeto, aunque también hubieran dicho que a veces el amor los volvía a uno muy distraído.

-No en realidad. Es un compañero de la escuela-

-Ah, de acuerdo-

-Hey chico nuevo, un consejo para que puedas mejorar. No te juntes con los perdedores del parque, eso solo te bajara de categoría-

-¿Categoría?-

-¿Qué no hablas inglés? Que si te juntas con perdedores te volverás un perdedor-

Johnny no podía creer, bueno, en realidad si podía creer que Bumpers fuera capaz de decir esa clase de cosas teniéndolo justo de frente, pero que lo dijera tan descaradamente le sorprendía y ofendía tanto que ya estaba a punto de rechinar sus dientes de puro enfado.

Gil aún era un inexperto en muchas cosas de las relaciones entre las personas y lenguaje, había avanzado mucho desde que había regresado con sus padres, pero aún se le escapaban algunas palabras o detalles, aun así incluso él podía percibir cuando una persona era grosera o desagradable, o al menos en su opinión así podía percibir.

Ese pelirrojo era muy desagradable.

Y siendo un chico que aún no tenía muy en claro esos conceptos de discreción o tacto que manejaba esta sociedad, pues no se guardaba muy bien lo que pensaba.

-Voz horrible, no me gusta escuchar-

Y no siendo la primera vez, y quizás tampoco la última, Gil decía algo que dejaba a los que le escuchaban con la boca abierta. A los que andaban de chismoso escuchando conversación ajena también.

Johnny estaba sorprendido, no había escuchado a nadie, ni siquiera él, hablarle de esa manera a Bumpers, era arriesgado a la vez de increíblemente y absurdamente hilarante, apenas y se podía aguantar la risa en este momento. Ahora comprendía un poco cuando Duke se rio en la cena.

Ver la cara de Bumpers trastornarse de una cara impresionada a una que a pocos segundos se transformaba en una de furia le quitó las ganas de reír. Realmente el chico podía ser peligroso cuando se enojaba.

-¿Qué fue lo que dijiste?-

-No me gusta escuchar, una voz horrible-

Se escuchó un jadeo en coro de todos los presentes, esto obviamente seria pelea.

-Vete despidiendo de tu cara bonita- gruño el pelirrojo aventándose sin aviso dispuesto a dar unos buenos puñetazos a la cara de ese rubio pretencioso, no contaba que Gil contaba con unos excelentes reflejos así como que seguían estando a la orilla del tazón de cemento donde patinaban.

Fue cuestión de deslizarse rápidamente a un lado y el buscapleitos enfrento una aparatosa y dolorosa caída contra el concreto. Con este acto Gil termino de ganarse muchos fans, así como admiración y asombro de varios de los chicos del parque de patinetas.

-Auch, eso debió doler- Johnny se asomó por la orilla para ver a un casi inconsciente Bumpers.

Johnny siente un poco de lastima, pero no tanta como para preocuparse mucho por el muchacho, y Gil no siente ni una pisca de culpa o remordimiento, si el pelirrojo buscaba pelea debería aprender algunas cosas como ser consciente de su entorno y no simplemente aventarse al contrincante.

Más a lo lejos Arnold y Duke habían sido testigo de la escena.

-¿Ves? Te dije que no era necesario que interviniera-

-¿Pero qué clase de guardaespaldas deja que su protegido se enfrente a un matón?-

-Uno que sabe que el matón en cuestión no tiene ninguna posibilidad de ganar contra un chico unos cuatro años mayor, más alto, más fuerte y al parecer más inteligente-

-Bueno, con ese argumento no tengo en nada en contra-

De regreso con el par de rubios.

-Era una persona no agradable-

-Creo que quieres decir “desagradable”, y si lo era-

-Des-agradable- Gil recordaba un poco de sus pasadas clases de dramática y ortografía, “des” o “in” antes de una palabra hacia que el significado fuera negativo o contrario algunas veces.

Se alejaban del tazón para ir a alguna de las pequeñas rampas desocupadas.

-¿Tienes muchos no amigos como él?- pregunto Gil recordando una de las tantas platicas pasadas con el menor de los Test.

Entre divertidas anécdotas, momentos en que le ayudaba a comprender los métodos de entretenimiento en esta parte del mundo y lo introducía al mundo de sabores de los dulces y comida chatarra, había veces que le hablaba de algunos enfrentamientos que había tenido en su vida o como sus hermanas lo utilizaba a él como conejillo de indias, sea lo que eso significará.

De lo que recordaba Johnny tenía la oportunidad de conocer mucha gente no agradable (desagradable, debía recordar como se decía), o al menos así entendió cuando hablaba de estos individuos que causaron problemas en la ciudad, los cuales debieron de ser grandes problemas, porque esta ciudad era grande, no como las aldeas de las tribus de la selva.

-¿No amigos? ¿Te refieres a conocidos o enemigos? Pues digamos que mi popularidad va en ambos extremos, alguna gente me conoce y le agrado y a otras no tanto-

¿Qué clase de persona no le agradaría Johnny? Gil se quedó pensando un momento en eso, tal vez gente como ese pelirrojo, y si ese era el caso preferiría que Johnny no se relacionara con ese tipo de persona.

Oh pero parece que Gil tardo en desearlo como para que alguna deidad lo escuchara, ya ese mismo día conocería a otra de esas personas que no apreciaban tanto a su joven novio.

Precisamente conocería al señor Wacko, un ex exitoso hombre de negocios dueño de una empresa de juguetes y otra de chicles, que con sus pasados malvados planes contra niños en general había sufrido grandes pérdidas monetarias.

Después de escapar de la cárcel, cosa fácil si tienes suficiente dinero para sobornar algunos guardias, se proponía a retomar su venganza contra la persona que había frustrado todos sus gloriosos planes para librar al mundo de los fastidiosos niños, el cual era un niño también, y estamos hablando de nada más y nada menos que de Johnny Test.

De todas las personas que había enfrentado Johnny en su vida quizás Wacko era el que más le odiaba, llego un punto en que incluso creo un club o liga de villanos enfocados únicamente en eliminar al joven Test.

Como todo buen súper villano decente con sed de venganza, eliminar a su enemigo y objeto de odio será una de sus principales prioridades, y siendo Johnny que enmarcaba esos dos objetivos, pues prácticamente era doblemente odiado por Wacko.

Johnny y Gil estaban retomando su práctica y juego con las patinetas, distraídos entre ellos no notaron los extraños globos que empezaron a aparecer en el cielo. Globos de vivos colores, algunos de figuras de animales como los que hacen los payasos y otros de forma redonda clásica, la gente que los empezó a ver los miro extrañados ya que no sabían de ningún circo o feria en la ciudad en esos momentos que se prestara a hacer semejante espectáculo, y como era de esperar los más emocionados al ser testigo de estos eran los niños y algunos adolecentes.

Los cientos de globos empezaron a bajar poco a poco hasta casi estar al alcance de las personas, no era hasta que estaba cerca de un menor que realmente bajaba como por arte de magia para que algún ingenuo e inocente niño lo agarrara.

Un grave error por parte de estos niños.

Cuando un niño terminaba por agarrar a los aparentemente inofensivos globos estos rápidamente aumentaban de tamaño y en menos de quince segundos superaban en tamaño a los infantes que al final de dicha expansión de tamaño terminaban traspasando la superficie de los globos y terminaban atrapados en su interior.

Los gritos no se hicieron esperar de los testigos de este hecho.

-¿Qué son todos esos gritos?-

Los jóvenes en el parque rápidamente se percataron que algo estaba pasando en la ciudad, miran al cielo y son testigo de los coloridos globos pero esta vez docenas de ellos, los de gran tamaño, muestran tener a un niño al menos en su interior.

-Esto no pasa todos los días, ¿verdad?- le pregunto Arnold a Duke también notando el extraño fenómeno en el cielo.

-Nop. Definitivamente no. Aunque cosas extrañas pasan a menudo en esta ciudad-

-Lo dice el perro que habla-
Notas finales: Unos de los últimos capítulos. Mmm pensaba solo hacer un secuestro angustiante y luego de sufrir, un rescate y saber quién rayos es el villano que quiere matar a Gil, pero luego me dije que era un poco cliché y aburrido pero no se me ocurría nada más, hasta que David Andres me hiso un comentario de que “debes poner algunos villanos, ya sabes, para jorobarle la cazeria al cazador” y me agradaron mucho esas palabras XD asi que agradézcanle si les pareció divertida esa parte jajajaja a mí me divertía escribirla

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