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¡Ten hijos para esto! por Fullbuster

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Naruto abrió los ojos incapaz de dormir por el ajetreo que había esos últimos días por el clan. ¡Hoy habían empeorado! Escuchaba los pasos de algunos ninjas correr por los pasillos y supo que se preparaban para algo. Supuso que sería algo sobre Kazuto, al menos es lo único que había podido escuchar escondido tras las paredes, cómo su padre hablaba con Izuna y trataba de calmarle. Quizá le habían encontrado por el ajetreo que había fuera.


Se levantó con rapidez y abrió la puerta corredera de su cuarto encontrándose con algunos guardias que corrían por el pasillo. Caminó hacia el jardín hasta que encontró a Itachi preparado con su uniforme ANBU. Reconocería a aquel chico en cualquier lado pese a llevar su máscara puesta. Ni siquiera sabía desde cuándo sentía aquello por él, ese sentimiento que le hacía sonreír cada vez que le veía, que le hacía preocuparse con todo lo que a él le preocupaba… y no eran pocas cosas.


- Itachi – gritó Naruto corriendo hacia él.


- ¿Qué ocurre, Naruto? – preguntó el mayor apartando la máscara para que viera su rostro.


- Eso me pregunto. ¿Qué ocurre?


- Es una misión secreta. No puedo darte datos pero tranquilízate, volveremos en unas horas.


- Se va medio clan – comentó Naruto viendo la cantidad de ninjas que se estaban desplazando, incluido sus padres que daban órdenes a un pequeño grupo de ninjas.


- Volvemos todos, te lo prometo – comentó Itachi revolviendo el rubio cabello del chico.


- No me trates como a un niño – le dijo Naruto apartando la mano de Itachi con brusquedad – no soy idiota. Sé que Shisui hace tiempo no está en el clan y era parte de tu equipo ANBU. Sé que llevas meses preocupado por tu equipo porque no sois tres, estáis sólo dos para hacer todas las misiones. ¿Dónde está Shisui? ¿Por qué le estás cubriendo frente a sus jefes?


- Está en una misión.


- Entonces no debe estar autorizada por la villa si tienes que cubrirle.


- Es una misión del clan – le dijo Itachi – ahora vuelve a la cama. Si tenemos suerte, hoy terminará todo.


Naruto observó cómo Itachi se marchaba de allí. Siempre había sido muy temperamental y lo sabía pero sentía que Itachi era su red de seguridad. Cuando tenía un problema él estaba allí.  Sus ojos no podían apartarse de la robusta espalda de Itachi mientras se marchaba.


¿Cuándo se atrevería a confesarle todos aquellos sentimientos que había estado ocultando? No lo sabía. Quizá estuviera mal visto, era su primo, el genio del clan Uchiha, seguramente sería el siguiente líder del clan si Madara le cedía la posición, era el más apto para el puesto y todos lo sabían. Aun así… su padre se empeñaba en ayudarle a mejorar pero era incapaz, él no poseía el sharingan, era mejor que Itachi ocupase su plaza.


- Ey, Dobe, ¿qué haces ahí de pie sin hacer nada? Kakashi nos espera para una misión.


- Kakashi siempre llega tarde, Teme – le sonrió Naruto girándose hacia Sasuke quien también le sonreía levemente.


Ninguno de los dos llegó a entender jamás cómo era posible que les hubieran puesto en la misma clase en la academia y para colmo, sin caer en sus antiguos errores, ahora los habían juntado en el mismo equipo, el equipo siete. A Naruto a veces le parecía que algunos profesores eran un poco masoquistas, todos evitaban problemas pero Kakashi había elegido entrenar a ambos juntos aun sabiendo que los dos se llevaban como el perro y el gato, que no dejaban de discutir y competir.


Itachi salió con rapidez, tenía una misión que hacer, sacar a su compañero de la misión infiltrada. Había conseguido contactar con ellos durante esos meses, nadie en aquella guarida le diría a un secuaz nuevo dónde se encontraba Kazuto, pero había permanecido oculto en aquella guarida, siendo fiel a los enemigos y fingiendo ser alguien de confianza, ocultando su sharingan hasta conseguir saber dónde estaba Kazuto. Al menos había verificado que estaba vivo, algo que calmó los ánimos de todo el clan Uchiha, sobre todo de un desesperanzado Izuna.


Atravesó la puerta de la villa saliendo con su compañero hacia el bosque. El resto de equipos ANBU y del clan Uchiha estaban a su lado en formación. Podía ver a Madara protegiendo siempre a Minato, también veía a Izuna, acelerando el paso y tratando de controlar la velocidad cuando se daba cuenta de que se estaba dejando llevar por los nervios y las ansias de volver a ver a Kazuto sano y salvo.


- Estás muy distraído – escuchó Itachi a Minato a su lado.


- Un poco espeso.


- ¿Qué ocurre? – preguntó Minato.


- Es tu hijo. Sospecha algo.


- A veces es un poco atolondrado y otras veces… ve lo que no debería ver – sonrió Minato haciendo sonreír a Itachi - ¿Qué crees que sabe?


- Que Shisui no está en mi equipo desde hace unos meses y que como líder del escuadrón he ocultado que Shisui no estaba en el equipo. Hemos hecho las misiones sólo dos personas cuando el equipo requiere de tres. Se lo he ocultado a los superiores, a Tobirama, a Danzo, a Ibiki.


- Pero conseguimos el infiltrado que necesitábamos. Shisui hace un gran trabajo, ha descubierto que Kazuto sigue vivo.


- La pregunta es si conseguirá sacarlo antes de que lo maten – comentó Itachi – dijo que tenían lo que querían de él, tenían a ese Uchiha que buscaban, van a matarle.


- Shisui es bueno, lo sacará.


- No me preocupa tanto que salga sino el cómo saldrá. Siete años encerrado con ellos, a saber las torturas por las que habrá pasado.


- Por eso traemos a Ibiki con nosotros. Él estuvo sometido a torturas, es el mejor terapeuta en estos casos. Confiemos en que sepa qué hacer cuando vea su situación.


La sonrisa de Minato iba dedicada a tratar de calmar la situación y pese a que Itachi también respondió de la misma forma, en su mente seguía estando la preocupación. Nadie salía ileso de los años de secuestro y tortura, sabía que ese chico no sería el mismo y le preocupaba.


Se detuvieron en uno de los claros del bosque para escuchar instrucciones. Madara fue quien explicó cómo iban a proceder, dividiéndose en dos grupos, uno iría a la entrada de la cueva a esperar por si Shisui saliese por allí y el resto irían al lago donde salían las cañerías. Por suerte para ellos, Shisui había conseguido sacarles el plano del lugar. El primero que visualizase a Kazuto y Shisui debería lanzar una bengala y se haría efectiva la retirada de todas las tropas sin detenerse hasta llegar a la villa. Una misión de extracción de sus aliados, nada de entrar en combates innecesarios.


Esperaron todo el día aquellas noticias, pero nada. Miraban al cielo en busca de alguna bengala que les indicase que los tenían, que les informase de que volvieran a moverse, pero lo único que cambiaba en aquel despejado cielo era su color, ahora anocheciendo, dejando ver aquel color entre rojizo y anaranjado. Todos empezaban a preocuparse cuando escucharon el agua a presión salir de una de las tuberías. Se pusieron con rapidez en pie y corrieron hacia allí. Por suerte, llegaron a tiempo de aniquilar a los pocos secuaces enemigos que estaban allí tratando de capturar a los fugitivos, lo que ninguno esperó fue la reacción de Kazuto.


Si no llega a ser porque Izuna se metió en medio entre Minato y él, habría sido capaz de matarle y lo peor era que no parecía reconocer a nadie. Cuando se desmayó, Itachi sintió finalmente como si un peso se le quitase de encima, aquel chico habría sido capaz de matarles a todos o intentarlo con tal de escapar, por suerte, desmayado podrían llevarlo de forma más seguro. En Konoha tratarían de hacerle entender que eran aliados y tratar de recuperar sus recuerdos perdidos.


- No recuerda nada – dijo Itachi hacia Ibiki – ¿Cómo vamos a convencerle de que somos aliados?


- Reconoció a alguien, pronunció el nombre de Izuna – afirmó Ibiki – si todavía confía en Izuna, aún hay posibilidades de recuperarle.


- No confiará en nosotros cuando despierte y ahora mismo… es peligroso. Tú mismo has visto que es capaz de asesinar sin problemas.


- Se está defendiendo. Siete años recibiendo torturas, ahora mismo sólo quiere protegerse y no sabe en quién confiar. Necesitará un poco de tiempo pero le recuperaremos, Izuna puede hacerlo – dijo Ibiki mirando hacia la espalda de Izuna donde seguía Kazuto desmayado con su rostro ensangrentado – asegurémonos de que haya alguien que conozca cuando despierte, necesitarán calmarle. No sabrá dónde se encuentra y se pondrá nervioso.


- Vale, daré la orden – comentó Itachi desviándose de la formación hacia su mejor amigo, Shisui.


El camino hasta la villa fue sencillo. Los guardias de la puerta ni siquiera se dignaron a preguntar cuando vieron a Kazuto a la espalda de Izuna pero sí mandaron la información a Tobirama. Era el hombre al que había mandado a una misión y que siete años después conseguía volver a casa, seguro que estaría interesado en aquello.


Izuna decidió quedarse toda la noche en el hospital velando el sueño de su esposo. Los médicos de la villa habían estado haciéndole pruebas durante media noche y sólo durante la otra mitad, pudo finalmente coger su mano sintiéndole en casa, sintiéndole de nuevo a su lado, sabiendo que era real y no era un mal sueño del que podía despertar. Estaba allí y estaba con él.


Minato fue quien finalmente tuvo que echar a Izuna de la habitación para que se duchase y descansase un poco prometiéndole que él se quedaría allí hasta que Kazuto despertase y le mandaría llamar si lo hacía. A regañadientes, no tuvo más remedio que aceptar aquella oferta o en su caso… la orden del Hokage.


Kazuto no despertó hasta seis horas después de que Izuna se marchase. Abrió los ojos con una gran lentitud notando la intensidad de la luz, ni siquiera podía abrir los ojos, no estaba acostumbrado a la luz, había pasado siete años encerrados en un putrefacto calabozo, a oscuras, siendo torturado y sin compañía alguna. Tan sólo recordaba a la gente que entraba para hacerle daño y cuando sintió a esa mujer a su lado, actuó simplemente por instinto, levantándose de la camilla con rapidez y cogiendo las tijeras del bolsillo de la bata amenazando a la mujer con clavárselas en el cuello.


A Minato aquel gesto le asustó pero trató de calmarle. Se levantó del sillón en el que estaba y llamó a una de las enfermeras para que le dijera a Shisui que viniera cuanto antes mientras trataba de calmar a Kazuto, que miraba a todos los lados sin saber dónde se encontraba.


- Kazuto, baja las tijeras.


A cada paso que daba Minato hacia él, Kazuto retrocedía un paso aún con sus ojos fijos en él. Shisui no tardó en llegar en cuanto las enfermeras le avisaron y al ver la situación, cogió del brazo a Minato apartándole hacia la puerta e indicándole que saliera de la sala y llamase a Izuna. Tras salir Minato, encendió el auricular de su oreja que conectaba directamente con Ibiki.


- ¿Qué hago? – preguntó Shisui en susurro por el micrófono.


- Ganarte su confianza – le respondió Ibiki – al menos hasta que llegue Izuna.


- Ey, ¿te acuerdas de mí? – le preguntó Shisui a un sorprendido Kazuto – soy el que te ayudó a escapar.


- Te recuerdo – comentó Kazuto – pero no sé quién eres.


- Me llamo Shisui Uchiha y soy…


- Eres compañero de Izuna, vi tu tatuaje en el brazo – le dijo Kazuto – es el mismo que lleva mi esposo.


- No le mientas – escuchó Shisui que le decía Ibiki – si mientes puedes perder su confianza, responde con la verdad o no confiará en ti.


- Yo… no soy compañero de Izuna, lo siento. Llevamos el mismo tatuaje porque pertenecimos una vez al mismo escuadrón pero nunca he trabajado con él. Tú también deberías llevar ese tatuaje en el brazo, compruébalo si quieres. Por favor, suelta a la enfermera, te prometo que aquí nadie va a hacerte daño.


Kazuto no soltó a la enfermera pero sí comprobó en su brazo que estaba el tatuaje que Shisui le decía. Aquello le sorprendió aún más.


- Si no eres compañero de mi esposo, ¿qué eres?


- Somos del mismo clan.


- ¿Clan? – preguntó Kazuto.


- Sí… como una gran familia que compartimos las mismas características. Yo trabajo en el equipo de tu sobrino.


- ¿Kazuto? – se escuchó al abrirse la puerta.


Ambos se giraron a mirar a Izuna que entraba en aquel momento corriendo. Se sorprendió al comprender la situación en la que estaba, con Kazuto amenazando a una de las enfermeras.


- Izuna – susurró Kazuto.


- Vamos, Kazuto, suéltala, ella sólo trata de ayudarte, la estás asustando. Confías en mí, ¿verdad?


El brazo de Kazuto aflojó y dejó que las tijeras cayesen al suelo. La asustada enfermera salió corriendo de la habitación y desde luego, tanto Shisui como Izuna suponían que no volvería a entrar por aquella habitación después del susto. Izuna aprovechó aquel momento de confusión de Kazuto para acercarse a él con rapidez y abrazarle.


- Estás a salvo, ya estás en casa y aquí nadie te hará daño – le repitió Izuna tratando de calmar a su esposo mientras le abrazaba con fuerza contra su pecho.


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