Una semana había pasado desde la confesión de Sasuke. El moreno había sentido a Gaara, a SU Gaara más cerca que nunca. Había intentado ayudarlo en todas las cosas que pudiera para hacer menos dura la estadía en el centro.
Todavía no terminaba de entender porque se había querido quedar en un lugar tan triste. Era un lugar que removía los recuerdos todo el tiempo, un lugar donde podía sentir en carne viva el dolor ajeno y revivir el suyo propio a cada instante que pasaba.
Realmente no tenía más motivos que el simple hecho de no estar solo, de sentirse acompañado en su dolor y en su condena. El otro motivo que había logrado comprender a lo largo de la semana era que no quería regresar a una casa sola donde seguían existiendo esos recuerdos. No quería regresar a una casa donde solo el y sus recuerdos habitaban desde la muerte de su madre.
Se torturaba demasiado a el mismo intentando encontrar algún otro motivo que no involucrara lo bien que la pasaba en compañía del psicólogo y de lo mucho que disfrutaba esos largos silencios en el auto durante el regreso… no quería enterarse de todo lo que el pelirrojo despertaba en él. Prefería mentirse o inventar algún pretexto estúpido que justificara lo que sentía…él no estaba preparado para amar. Era simple y complejamente eso.
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Había retomado la asistencia a clases y se tenía que poner al corriente en todas las materias a las que no había asistido. Además de estudiar para los exámenes que tenía esa semana. Vaya que era una semana pesada para el chico. Ese era el pretexto que había utilizado para mantenerse alejado de la oficina de su psicólogo/ tutor. No tenía ganas de verlo. Solamente tenía que despejar su mente unos días, poner sus ideas en claro y estudiar para los exámenes que debía presentar. No quería ver la cara de Gaara…sus hermosos ojos…su perfecta piel…. Siempre que se distraía por un segundo de sus deberes, su mente volaba hacia Gaara…¿Qué estaría haciendo en ese momento? ¿Cómo vendría vestido? ¿Lo extrañaba? Por más que intentaba sacarse todas esas ideas de la cabeza no lo conseguía. Lo peor del caso es que él sabía perfectamente que ese pelirrojo con pinta de modelo de ropa interior no sentía por el más que aprecio o cariño, o compasión o algo que no fuera amor…
Pasaba tanto tiempo haciendo su lista de las diez mil razones por las que Gaara no podría amarlo nunca y porque él, Sasuke Uchiha, no era digno de la más mínima muestra de amor que se había descuidado en sus clases, y sus maestros cada vez estaban más irritados por la recién adquirida personalidad soñadora del chico.
Por su parte, Gaara pasaba el día pensando en que Sasuke necesitaba recibir atención que él no podría brindarle. Quería traer el tema a colación cuando el moreno fuera a verlo, pero estaba desaparecido desde el comienzo de la semana. No sabía que pensar…estaba simplemente desconcertado y mortalmente preocupado.
Su preocupación tenia una base solida. Esa mañana le había llegado el reporte del profesor de literatura, Kakashi, sobre la falta de interés de Sasuke en su clase y de lo distraído que se había vuelto…¿Tendría alguna relación eso con que su diamante no hubiera asistido esa semana a verlo? ¿Tendría él, Gaara, algo que ver en el comportamiento errático de Sasuke? Era demasiado petulante pensar que si, pero era demasiado ingenuo decir que no…
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Haku estaba preocupado por su amigo. Ultimamente Sasuke no era el mismo. Estaba distraído siempre y más callado que de costumbre… estaba extraño. Siempre se le veía triste y con sueño, aunque el jurara que había dormido las ocho horas reglamentarias.
Sabía que había una persona que podría ayudarle a su amigo, y no dudaba en hablar con el si la conducta de Sasuke se volvía más aislada e impredecible.
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Gaara estaba a punto de salir a almorzar cuando se escuchó la puerta. Abrió sin perder el tiempo. Tenía la esperanza de que fuera su niño de cristal…
-Buenas tardes Dr. Sabaku…- Gaara vio a una chica asomada en su puerta. Tenía un aspecto muy tierno, pero parecía de la edad de Sasuke. –Mi nombre es Haku…
“Ese nombre… yo recuerdo ese nombre… diablos, este es el AMIGO de Sasuke. Vaya, es mucho mas lindo que muchas chicas de esta escuela”
-Disculpa, pero iba de salida. Regresaré en media hora por si gustas venir.- dijo lo mas amable que su fría voz fue capaz.
-No hará falta. Lo que he venido a decirle es rápido…
-Bueno, por favor pasa entonces- Dijo Gaara. El chico se veía alterado pero igualemtne firme en su decisión.
-Sasuke está mal- soltó de pronto el chico. Gaara sintió un agujero en su estomado. Era como si se hubiera comido una piedra.
-¿Qué tiene Sasuke?- preguntó lo más indiferentemente que su voz le permitió.
-No lo sé, ese es precisamente el problema. Pasa el dia viendo el cielo y tiene un mal semblante. Pareciera triste todo el tiempo y además se la vive con sueño.- Dijo el chico evidentemente alterado.
-Solamente- continuo- si usted sabe algo por favor ayúdelo. No me gusta que esté así.- Dijo antes de retirarse por el pasillo.
Eso había sido suficiente. Sasuke estaba mal. Se lo había dicho un profesor, y ahora el mejor amigo del chico recurría a el para ayudar a su amigo. Esto estaba total y absolutamente mal…
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El timbre anuncio el fin del receso y todos los estudiantes que hasta hacía unos momentos tomaban el sol, jugaban o comían, se adentraban de nuevo a sus respectivas clases, entre quejas y lamentos. Dentro de esa masa de alumnos caminaba indiferente Sasuke. Estar afuera o adentro era absolutamente igual. El lugar donde estuviera no marcaría la diferencia entre que Gaara sintiera amor por el o si solamente era afecto o si se había aprovechado de su vulnerabilidad en el momento… La última era la que parecía más factible, y más dolorosa. Era en la alternativa que el joven no dejaba de pensar…
Se sentó en su banca dentro del salón de Iruka. Su clase siempre era mortalmente aburrida. Al igual que el…no valía la pena siquiera empezar a escucharlo. Sacó sus audífonos de su pantalón y comenzó a escuchar música. Era la única manera que sus ideas pudieran ser acalladas…era una técnica que había aprendido recientemente y era por demás efectiva.
Notó que Iruka-sensei se callaba de pronto y veía fijamente a la puerta que estaba detrás de él. Volteo sin muchos animos… y de pronto vio al pelirrojo que había querido borrar de su memoria parado imponente frente a la puerta…”maldita sea…Gaara” pensó.
Se quitó un audífono del oído para esuchar l que el psicólogo tenía que hacer en la clase de matematicas.
-Disculpe Iruka- sensei… necesito tomar un momento al chico Uchiha.- dijo firmemente. Iruka sensei hizo un gesto de molestia, pero finalmente asintió.
Sasuke se levantó reticentemente y se acercó al psicólogo, que le hizo una seña de que lo siguiera. Llegaron a la oficina que Sasuke conocía a la perfeccion. Gaara lo veía fijamente.
-¿Qué es lo que pasa?- preguntó Sasuke retador. Entre menos tiempo tuviera que estar ahí dentro sería mejor.
-Eso es lo que te pregunto yo.- dijo Gaara fríamente.
Los ojos penetrantes de Gaara aturdían un poco al chico, pero si el psicólogo quería hacer un concurso de miradas asesinas siempre había lugar para dos. Le devolvió una mirada tan retadora y hostil como había sido su voz.
-¿A que te refieres?
-¿Qué diantres te esta pasando chico?- dijo Gaara mas frio que antes. Sasuke estaba simplemente imposible ese día. Tenía que ser mas duro para meter al chico en cintura. No tenía reparos en hacerlo, no le gustaba nada que lo retáran.
-¿Por qué no me dices tu?- dijo Sasuke intentando desviar el tema.
-¿Qué te diga qué?- El tono de Gaara había ido subiendo inconscientemente. Su preocupación se había transformado en enojo.- Maldita sea Sasuke habla claro.
-¿Por qué me besaste si no me quieres? ¿Poruqe te estabas aprovechando de la situación cuando me besaste?- dijo el moreno ya fuera de si…
“Asi que eso es lo que pasa… por ahí va la cosa.”
-A que te refieres Sasuke- dijo Gaara bajando un poco la intensidad de su voz. Tenia la imagen general, pero no lograba comprender porque se lo decía ahora… aparte, el le había dejado claro que lo adoraba. ¿Cómo podía decirle que se había aprovechado de él, si lo único que Gaara quería era proteger a ese joven?
-Admitelo, tu nunca podrías quererme. Solamente me utilizaste en un momento vulnerable… Tu no me quieres…-gritó Sasuke en un ataque de ira. Gaara se acercó a el violentamente y lo tomó por los hombros.
-Escuchame niño, tú no tienes idea de todo lo que yo te quiero. No comprendes la magnitud de este sentimiento y no lo comprenderas hasta que no te quites de una vez por todas el maldito miedo que tienes de sentir. Yo no soy Itachi, eres un ser con la capacidad de amar y el derecho a ser amado. Date cuenta de una maldita vez!!.- Gaara estaba furioso. Sasuke no entendía todo lo que lo quería. No quería entenderlo.
-No te me acerques… idiota. –dijo y azotando la puerta salió. Gaara lo dejó ir, sin siquiera intentar perseguirlo. Miró por la ventana y logró distinguir a la figura de cabello negro abandonar las instalaciones escolares. Despue´s se excusaría con los profesores de las clases siguientes. El chico necesitaba estar solo y el, por primera vez, no estaba seguro de que hacer..
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Gaara se tomó el resto del día libre. Tenía que hablar con la persona que mejor lo conocía, quería habla r con Tommy. Tomó su móvil y mientras conducía a toda velocidad por la autopista le marcó.
-Bueno?- contestó la chica.
-Tom, necesito hablar contigo…
-¿Dónde estás Gaara?, por el tono de tu voz estoy alterada.
-Voy saliendo de la ciudad...
-No vayas a hacer nada estúpido… - la voz de la chica estaba marcada por la angustia, sabía de lo que era capaz su amigo cuando estaba molesto -¿A dónde vas?
-Te veré por la noche… no me hables antes.
-Gaara, escu…- cortó la llamada.
A toda velocidad, por la autopista, se alcanzaba a discernir un auto rojo alejándose a toda velocidad.