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Fisura por minima

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Una de las primeras cosas que aprendieron conviviendo con los chicos de Auradon aparte que podían ser un poco fastidiosos con todo eso de “es bueno ser bueno”, era que a pesar de que eran hijos de los enemigos de sus padres, los pertenecientes al bando de la bondad, de la justicia, de los héroes y toda esa cursilería, era que no todos eran tan “buenos”, y aun así creían que lo que hacían era justificable en nombre del bien.

Unos pequeños hipócritas.

Así eran Chad y Audrey.

A pesar de que habían demostrado tener derecho de quedarse en Auradon derrotando a Malefica y que no eran tan malos al final de todo, había quienes como Chad pensaban que debían seguir siendo vigilados y al menos debían hacer un par de buenas acciones por día para demostrar que eran realmente buenos.

Que hubieran elegido un camino diferente a sus padres no quería decir que tuvieran que ser unos santurrones.

-Estábamos nadando- respondió Melody no específicamente mirando a Chad, si no a sus compañeras de club quienes al verse notadas se pusieron nerviosas. Algo le decía a la pelinegra que ellas tenían algo que ver con que Chad y Audrey estuvieran aquí.

-Tengo que recordarles que conforme al reglamento escolar las instalaciones de la escuela no deben usarse de esta manera. Hay que seguir el reglamento y el protocolo- intervino Audrey, la castaña era la presidente del consejo escolar de alumnos, y como tal pensaba que tenía el deber de recordar a sus compañeros las normas de la escuela.

En lo personal Melody nunca le cayó de maravilla la hija de la bella durmiente, muchas veces se preguntó qué fue lo que vio Ben en ella para permanecer tanto tiempo junto a ella en plan de novios, bueno, tal vez era que era la perfecta princesa, palabras de Audrey no de ella, trato de verla como amiga pero a lo máximo la consideraba como una de sus compañeras de colegio.

No era que la considerara “mala”, solo que ella misma se consideraba tan buena y perfecta, literalmente se llamaba así mismo el modelo, el ejemplo que debían seguir las otras princesas para ser tan felices y perfectas como ella, y eso con el tiempo llegaba a ser algo fastidioso. Oh y cuando se enteró de su historia de la infancia, aquel evento de que se escapó de casa en su juventud, sin enterarse de los otros detalles como que porque lo había hecho o su aventura, le dijo a Ben que era una mala influencia ya que opinaba que esas acciones tenían ciertas tendencias “malas”, y como Ben iba a ser rey debía de alejarse de todo lo “malo”.

Si, Audrey no era su persona favorita en el mundo.

-Audrey, soy la presidente del club de natación y clavados, por supuesto que conozco ese reglamento- respondió Melody tratando de ser lo más cortes posible con la hija de la bella durmiente.

-Entonces deberías ser responsable, no abusar de tu autoridad como presidenta del club y dejar que otras personas utilicen las instalaciones que utiliza tu club con tanta libertad como ahora. Se deben pedir permisos y reglamentos- corto Audrey mirando severamente a la hija de la Sirenita.

Melody era alguien rebelde en su opinión, y la rebeldía muchas veces podía orientar por malos caminos a las personas.

La pelinegra inhalo y exhalo profundamente, controlar esa fracción de carácter fuerte que todas las hijas y nietos del rey Tritón, su abuelo, habían heredado de él que a veces era difícil apaciguar en presencia de la castaña y sus comentarios despectivos, podría terminar gritando como cuando su abuelo terminaba muy enojado. Nadie podía superar los gritos de Rey Tritón que podían estremecer todo su castillo subacuático, pero de que las sirenas fueran famosas por su hermosa voz y belleza también implicaba que tuvieran fuertes pulmones, podía bien estremecer los tímpanos de cualquiera no precisamente con su canto.

-Cómo iba diciendo Audrey, conozco perfectamente el reglamento. Jamás haría algo para perjudicar a mi equipo, mis amigos, en este club que todos amamos. Por lo tanto tampoco pondría en peligro estas instalaciones o su uso. E seguido el reglamento, he pedido los permisos tanto a nuestra entrenadora como a nuestra directora para usar las piscinas a estas horas, ya que nadie las utiliza y no perjudican el horario del club como de las clases. No es una fiesta o reunión social, son clases de natación. No se está rompiendo ninguna de las reglas- término de hablar con un tono serio y poco alegre.

Audrey se quedó callada, en realidad todo el mundo se quedó callado, era en esos momentos en que Melody demostraba que algún día sería una digna sucesora de la corona de su padre, o al menos así se sentía cuando lograba acallar los argumentos de Audrey de la manera más diplomática posible.

-Es la primera vez que veo a alguien lograr callar a Audrey- susurro Evie a Mal a su lado.

-Esta chica me parece cada vez más interesante- era la forma de Mal de decir que le estaba cayendo bien la chica mitad sirena.

Audrey se había quedado sin argumentos para seguir quejando y de repente sintió una ligera picazón de vergüenza al sentir todas esas miradas posadas en ella, se supone que las cosas no debían ir así, ella venía a impartir el orden y que fechorías no se cumplieran como era su deber, ahora parecía como si ella fuera… como si sus acciones no parecieran tan nobles como lo eran en realidad.

-¿Clases dices? Como si fuéramos a creer eso- y era en ese momento en que Chad desidia intervenir. El ya no tan mejor y cercano amigo del rey Ben desde que había decidido darle una oportunidad a toda esa pandilla de villanos adolecentes –Han vivido en una isla toda su vida, rodeados de agua literalmente-

-Es la verdad, esto solo son lecciones de natación- Dijo Ben colocándose junto a su amiga.

Pensar que alguien que creció rodeado de mar no supiera nadar era algo inusual, Ben también cometió el error de concluir que Mal y los demás chicos de la isla de los perdidos supieran nadar.

-Seguro te están engañando, eso es lo que hacen ellos-

-Sí, seguro ellos harían algo como eso-

Ahora Chad y Audrey parecían tener un nuevo argumento para seguir quejándose de la presencia de los hijos de los villanos, últimamente parecía ser su pasatiempo.

Mal rodo los ojos, Jay dio una risa sarcástica, Evie levanto una ceja y Carlos frunció el ceño. Consideraban absurdo tener que mentir o engañar para tener una oportunidad para meterse a una dichosa piscina, si tuvieran que utilizar sus trucos y mañas que habían aprendido en la isla de los perdidos seria para algo más provechoso y productivo, como tener una buena ración de chocolate y dulces tomadas desde la cocina en sus habitaciones.

De nuevo, no serían los temibles villanos que hubieran querido sus padres, pero tampoco querían llegar a ser santos.

-Vámonos de aquí chicos, aquí ya huele a agua estancada- dijo Jay alentando a los demás para irse, tanto como le gustaba una buena pelea, no estaba de humor aguantar a ese par.

-Pero aquí los pisos están encantados para que el agua no se estanque- dijo una de las chicas del club de natación, momento en que se arrepintió cuando la mirada de los BK se posaron en ella, especialmente el alto y moreno, era tan intimidante.

Los BK decidieron empezar a marcharse hacia los vestidores, no se tomaban tan en serio a ese par como para discutir con ellos, solo eran una princesita que se creía perfecta y un príncipe que igualmente creía lo mismo, tal para cual.

-¡Hey! No se escapen- en un rápido movimiento Chad tomo del brazo a uno de los niños de la isla de los perdidos para detenerlo, aun no terminaba de hablar, desafortunadamente ese alguien era Carlos.

-Suéltame Chad- forcejeo el menor.

-¡Dijo que lo sueltes principito!- gruño Jay acercándose muy amenazadoramente al hijo de la famosa Cenicienta.

Desde que llegaron al reino de Auradon el cuarteto de BK se había vuelto más unido, permitiéndose sentir y decir que eran realmente amigos y no solo colegas en el crimen, cuando llegaron a un ambiente tan hostil para ellos como el reino de los héroes de las historias a los cuales sus padres les enseñaron a odiar, no tenían en quien más confiar que entre ellos mismos.

Ahora tenían más amigos, sabían que podían llevarse bien con algunos hijos de los héroes, pero aun así sabían que estos no los comprenderían del todo, solo entre ellos sabían y comprendían varios de sus conflictos, preocupaciones como gustos.

Por lo que si te metías con uno de ellos te metías con todos.

-Suéltalo Chad- le ordeno Mal acercándose igualmente de forma amenazadora o peor al rubio príncipe.

-Bien, ya lo suelto-

Más que soltarlo le dio un buen empujón al peliblanco, Chad tenía la intención que tropezara quizás encima de sus revoltosos amigos, pero no contando que Carlos era más ligero de lo que parecía y la fuerza que uso fue suficiente para mandarlo al borde de la piscina en donde el menor no pudo mantener el equilibrio y cayó al agua.

-¡Carlos!- gritaron sus amigos al verlo caer e hundirse como roca, por la sorpresa y espanto el chico se había quedado congelado y no recordaba que debía mover sus extremidades para mantenerse a flote.

Lo peor, había caído en una de las partes más profundas de la alberca.

Fue instinto al ver a Carlos en peligro.

…l era el más joven de todos ellos, el más pequeño, por todas las ratas, el más indefenso, ciertamente era el más listo de todos, su cerebro los podía sacar de grandes aprietos, pero en este tipo de situaciones tener un gran cerebro no ayudaba de nada si te empiezas a hundir como roca en el agua.

Jay se arrojó al agua tras su amigo peliblanco.

-¡Jay! ¡Tonto!- Mal vio a sus dos amigos entrar al agua y no flotar –Escúchame Chad, si ese par se ahoga conocerás mi furia en carne propia- amenazo la peli morada al príncipe, mientras tomaba al rey del brazo para que empezara a reaccionar y ayudara a sus amigos.

Melody se adelantó al empuje de Mal hacia Ben para que empezara a actuar y salto al agua nadando rápidamente a donde estaban el par de chicos, cuando ya agarro a ambos y los empezó a llevar hacia arriba Ben ya estaba en el agua y se disponía a ayudar.

Rompiendo la superficie del agua los cuatro salieron jadeando por oxígeno, llegaron a la orilla y sus amigos los ayudaron a salir, incluso el par de chicas del club de natación los estaban ayudando.

-¿Entonces realmente no saben nadar?- pregunto incrédula Audrey, realmente había pensado que mentían.

-Contrario a la creencia popular los villanos no mentimos las veinticuatro horas del día- gruño Mal mientras sus ojos brillaban mirando a ese par de príncipes.

En esos momentos podía entender a su madre de querer maldecir a todo el mundo si ella tuvo que enfrentarse a tontos príncipes y princesas como estos en su tiempo.

-Chicos ¿se encuentran bien?- Evie pregunto dándole un par de palmaditas a la espalda de Carlos que seguía tosiendo desde que salió del agua.

Ella quería a todos sus amigos, pero Carlos fue el primero que considero amigo de todos ellos.

Más de una vez la hija de la reina malvada pensó que si hubiera habido la posibilidad de que ella alguna vez pudo haber tenido un hermano menor le hubiera encantado que fuera como Carlos, pero eso jamás ocurrió u ocurriría porque su madre estaba muy preocupada en conservar su belleza, entonces Carlos seria al menos en su mente aquel hermano que nunca tuvo.

-Si Evie, aunque creo que no tomare agua en un largo tiempo, siento que me bebí media piscina- trato de sonar gracioso el peliblanco pero con su voz algo rasposa y temblorosa no comunicaba ni una pisca de gracia.

Jay trato de pararse y dirigirse a Chad Charming para agarrar esa cabeza y hundirla en el agua pero Ben al verlo tan enojado lo detuvo.

-Audrey, Chad, será mejor que se vallan- le dijo Ben, no con su voz alegre o amistosa sino con tono serio casi acusador.

Con esa expresión se notaba el parentesco con el rey bestia, el porte serio y autoritario de un rey.

Audrey y Chad se marcharon, pensando aunque sea un poco que quizás sus acciones no habían resultado tan buenas.

-Lo sentimos, realmente creímos que quizás, bueno, que tal vez habían emmm ¿convencido?-

-¿Intimidado a Melody para usar las piscina?-

Se disculparon el par de chicas pertenecientes al club de natación de lo más apenadas.

-Por eso fuimos a pedir ayuda a Audrey y ella trajo a Chad con ella-

-Pensamos que estabas en una clase de problemas Melody, no que tenían realmente clases de natación-

-Como sea, yo ya estuve suficiente tiempo cerca de una piscina por el día de hoy- Jay se levantó y jalo a Carlos con él hacia arriba.

Las chicas, que ahora que se fijaban eran muy parecidas entre ellas más no idénticas miraron con cierta pena y miedo al chico moreno.

-Mary, Wendy, simplemente hubieran preguntado si tenían tanta preocupación- les dijo Melody con cierto reproche a sus amigas –Discúlpenlas, a veces son un poco demasiado nerviosas. Son las mellizas Mary y Wendy Darling, hijas de John Darling, uno de los famosos niños que visito el país de Nunca Jamás y conoció a Peter Pan- presento al par de chicas, una castaña con rizos en el cabello atados en un cola de cabello con un moño negro, un peinado muy parecido al que tenía su tía cuando era niña. La segunda de las hermanas Darling tiene el cabello castaño oscuro como su padre atado en una trenza francesa y unos lentes de vidrios redondos y de marco negro del estilo que utilizaba su padre.

-Realmente lo sentimos- dijeron a coro las mellizas sintiéndose muy apenadas, realmente no hubieran querido que las cosas hubieran terminado así.

-Como sea- Jay resopla y lleva con él a Carlos para cambiarse e irse. Una tarde divertida se había vuelto menos divertida gracias a ese par.

Saben que guardar rencor es muy poco bueno, pero nadie les puede obligar que alguien les caiga bien o que perdonen a las personas tan sencillamente con un simple “perdón, nos equivocamos”.

Si siguieran en la isla Mal ya estuviera planeando las maneras más atroces para hacer la vida de ese par imposible, y en lo que refería a Audrey y Chad, especialmente Chad, estos ya estuvieran deseando nunca haberse cruzad jamás con la hija de Malefica.

Sus amigos estarían de acuerdo en tomar una pequeña venganza, quizás no tanto Carlos que siendo la voz de la razón diría que no debían meterse en problemas ya que no estaban en la isla de los perdidos sino en Auradon, pero Jay y Evie estarían más que dispuestos, especialmente Jay.

Jamás lo había admitido en voz alta, pero a veces Jay era como el hermano mayor fastidioso que le encanta molestar pero a la vez era protector, más de una vez la saco de un ligero y no tan ligero problema en la isla. Ese comportamiento se había extendido a Evie y Carlos, aunque era más notorio en Carlos, ya que el hijo de Cruella era que de los cuatro era el que más carencias y abuso de su madre había tenido.

En la isla el chico dormía en un cuartucho al final del closet de abrigos de Cruella De Vil, ni siquiera en lo que dormía podía ser llamado realmente cama, un colchón abollado en el suelo mucho más incómodo y quizás más plano en alguna partes que el tapete mullido que tenía Jay como lecho para dormir en la isla, jamás tubo almohada o cobija que le tapara hasta que Evie le dio una almohada vieja y más tarde un cobertor que ya no utilizaba en su casa.

Sus padres eran crueles villanos, pero incluso Malefica le había dado un cuarto decente a su hija y fuera de que repetía que era una decepción, una débil y no tan malvada como ella a su edad, además que jamás le mostro un gesto de amor, Mal había vivido tan bien como pudo siendo que su propia madre era la emperatriz del mal y la oscuridad.

Mientras que Carlos muy a diferencia de sus amigos era literalmente el sirviente de su propia madre, no solo tenía que dormir en un cuarto frio que ni siquiera podía ser llamado cuarto propio, porque era el lugar donde Cruella se daba sus últimos retoques para cuando salía a la calle a espantar a la gente o mandar a sus compinches, el cabe comentar antes de llegar a este tenías que atravesar un corredor lleno de trampas para oso las cuales servían para desalentar a cualquier ladrón a tratar a robar sus preciados tesoros, sus abrigos de piel, sino que también se encargaba de todas las tareas de la casa, así como de cocinar y conseguir alimentos cuando estos escaseaban en la alacena, también lavaba el carro rojo de su madre y cuidaba a los preciados abrigos de su madre los cuales quería más que a su propio hijo, literalmente lo decía todos los días que eran el amor de su vida, además de tener que aprender a dar masajes a su madre tanto en espalda y pies como tallar sus juanetes ya que no había ningún spa en la isla que se dedicara a eso y su madre se había negado a renunciar a esos mimos y lujos con los cuales había vivido antes de venir a vivir a la isla.

Mal fulmino con la mirada a las mellizas y se levantó seguida de Evie y Lonnie.

-Espero que estén realmente arrepentidas- dijo con aquel tono de voz tan frio como el de su madre, las chicas estaban temblando como gelatina en el lugar donde estaban.

Las mellizas querían irse corriendo después de recibir la mirada de la hija de Maléfica, Jay era intimidante, pero Mal era otro grado más intimidante con eso de sus ojos brillando de verde, pero se quedaron congeladas, ni siquiera en la historias que les contaba su padre de cuando fue capturado por el capitán Garfio, imaginando como seria aquel cruel hombre, habían sentido tanto miedo.

-Esto no salió tan bien como hubiera esperado- dijo Ben viendo a su novia entrando a los vestidores junto a sus amigas.

-Pudo ser peor- comento Melody, cuando recibió una mirada de incredulidad del rey encogió los hombros –pudo maldecir a Chad o a Wendy y Mandy- dijo medio en broma y medio en serio. No era secreto en el colegio que Mal podía usar magia.

-Ella no hace eso, al menos ya no lo hace-

-Es bueno saberlo. Wendy, Mandy, ayúdenme a guardar todo el equipo-

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