Los días habían pasado velozmente. Gaara sentía a su pareja molesto y distante, cosa que era de esperarse, pero no le gustaba. Sabía que finalmente había sido su culpa y estaba completamente impresionado por la reacción que había tenido Sasuke ante la noticia. El en cierta medida esperaba, mas no deseaba, que Sasuke gritara, lo golpeara o le dijera que era una escoria y que nunca lo quería volver a ver. Estaba agradecido infinitamente con lo que hubiera sido que hizo que su pequeño no lo odiara.
Pese a todo esto, no podía evitar sentirse triste e incluso vacio ante el evidente hecho de que su moreno le estaba rehuyendo. Le dolía el rechazo…
En la escuela, tenían que guardar las apariencias, pero desde unos días después del episodio del baño Sasuke ni siquiera lo iba a visitar de vez en cuando. Ni siquiera si Gaara le pedía que fuera bajo cualquier excusa… Sasuke encontraba la forma de no verlo. Estaba imposiblemente distante y cada vez que sufría alguna de esas sutiles -y no tan sutiles- negativas por parte de su novio se sentía de lo más miserable. Intentó llamarle al celular, pero simplemente el celular sonaba sin descanso o marcaba ocupado, signo de que le habían picado el botón de colgar, y finalmente a la siguiente llamada el teléfono aparecía como fuera del área de servicio.
El pelirrojo no podía entender porque Sasuke le había dicho que quería seguir a su lado si de verdad no quería eso… simplemente tenía que preguntarle al moreno que diablos era lo que quería en verdad. Le estaba desgarrando el alma la indiferencia y la duda.
--
Sasuke no le había comentado nada a Haku de lo que había ocurrido hacía ya casi dos semanas con el pelirrojo. Sentía que había hecho mal al decirle que lo apoyaría. No era que no quisiera hacerlo, el amaba a Gaara como nadie podía amarlo, pero la situación tan bizarra en la que ahora se veían involucrados era sencillamente inaguantable. Dos días después del ataque de madurez en el cual le ofreció su apoyo, amor e incondicionalidad a su pareja, se había dado cuenta que algo no estaba bien. Había algo que le molestaba mucho y todavía no sabía que era.
Estaba callado incluso para ser Sasuke. Estaba en extremo irritable y pasaba los días disgustado o inexpresivo. Nadie se atrevía a preguntarle que le pasaba, y si a alguien se le ocurría era simplemente correspondido con un hostil gruñido o con una mirada capaz de matar a alguien…
No quería saber de nada ni de nadie, en especial de Gaara… le molestaba incluso la mera idea de tener que verlo en esos momentos. No era que no lo amara ni nada, solamente tenía que hacerse a la idea formal y bien plantada de que el psicólogo tendría un bebé…que se convertiría en padre. El hecho de pensar en eso era humillante… su novio iba a tener un hijo. No sabía porque diantres le molestaba tanto. Pensándolo con la cabeza fría, ese niño había sido concebido antes de volverse una pareja, en estado etílico y bajo una situación meramente fortuita… solamente no podía evitar sentirse incomodo ante eso.
Gaara le había pedido que fuera muchas veces, pero el simplemente no quería ir. Algunas veces argumentaba que se sentía mal de la cabeza, otras que tenía mucho que hacer y en las ocasiones en que estaba harto completamente simplemente no asistía.
Tenía que pensar seriamente que era lo que le hacía sentir tan frustrado y para eso necesitaba tiempo de reflexionar.
Llegó a su casa y aventó la mochila en el suelo. Hacía días que no recogía nada y estaba de tan mal humor que todo lo dejaba tirado o lo lanzaba sin ningún cuidado donde no estuviera ocupado por la basura de antes. Accidentalmente la mochila golpeó un portarretratos en la mesita de la sala. No quería recogerlo, pero tuvo un pequeño impulso que lo motivó.
Levantó la fotografía y se le quedó viendo un rato. Hacía mucho no reparaba en ella y a decir verdad no le gustaba lo que veía. Su padre, su madre su hermano y él estaban abrazados y sonriendo frente al lago Konoha en un dia de campo familiar.
Sasuke no pudo evitar sentirse incomodo ante el recuerdo de ese día. Acababa de cumplir seis años y sus padres estaban felices abrazando a sus dos hijos…Sasuke se sentía traicionado… Su padre había estado con otra mujer y tenía otra familia hecha con ella, mientras el hombre posaba y sonreía para la foto junto a su madre. Se preguntó si habría estado riendo de ella, pensando lo tonta e ingenua que era por dejarse engañar de esa manera…
Sasuke sacudió su cabeza intentando alejar esos pensamientos horribles de su mente. No quería pensar en su padre ahora menos que nunca. Sentía ese calido fulgor del odio en su corazón. Quería golpearlo hasta matarlo por lo que le había hecho a su madre, por lo que le había hecho a él. Ese hombre lo había dejado desaparado a la edad de siete años… Una lagrima cargada de ira corrió por la mejilla del moreno. Se volvía a sentir solo.
--
Gaara estaba preocupado. No solamente por su niño, al cual amaba pese a todas las cosas, sino porque no había sabido nada de Tomoe desde la pelea que habían sostenido. Se preguntó si habría ido al médico a atenderse y a revisar que su bebé estuviera en optimas condiciones. Lo dudaba bastante conociendo la aversión de su amiga por los médicos. Quería ser parte de la vida de su hijo aunque no hubiera nacido aún… no entendía los motivos egoístas de Tomoe para no dejarlo ser parte del embarazo. Sabía que el motor para esa decisión era Sasuke y su relación, pero no comprendía porque no lo dejaba hacer las cosas correctamente, como su padre le había inculcado.
Estaba bebiendo tranquilamente en su departamento y fumando un cigarro. Ultimamente parecía chimenea y se sentía todavía peor. Sentía que el mundo se le desbarataba y toda la alegría que sentía se le iba como agua por las manos. Estaba enfadado con todos. Sasuke le decía que lo amaba y que saldrían adelante y al momento siguiente lo evadía sin cesar. Tomoe le decía que estaba embarazada de SU hijo y luego desaparecía sin dejar rastro durante días completos y todo terminaba con ella diciéndole que no lo necesitaba.
No era estúpido ni le jugaba jugar al tonto. El sabía que había hecho mal en mentirle a Sasuke, en no haber utilizado condón cuando se acostó con Tomoe, en dudar tanto cuando era momento de tomar acciones. Ahhh se odiaba tanto por estar en esa situación.
--
Sasuke ni siquiera había comido en todo el día. Se sentía débil, pero no tenía ganas de comer o de hacer nada. Simplemente subió arrastrando los pies a su habitación. Esperaba que durmiendo todos sus pesares vieran el fin y que encontrara la respuesta a porqué se sentía tan mal consigo mismo.
Se lanzó a la cama y se puso a pensar en todo. No podía evitar llorar de nuevo… se volvía a sentir frágil y solo con únicamente ver esa maldita fotografía… el ver a Itachi y a su padre, las dos personas que mas odiaba en este planeta sonriendo y aparentando amor le revolvían el estomago.
Se cubrió con las sabanas intentando alejar los recuerdos y quedar en total oscuridad. Pronto se quedó dormido…
-Hijo… me podrías pasar esa cosa que se me cayó por favor? –preguntó su madre con una barriga que evidenciaban los siete meses de embarazo que tenía.
-Si mami...- contestó con disposición Sasuke al tiempo que se agachaba para recoger un recipiente del suelo. Se lo entregó en la mano. – Mamá…¿cuando el bebé nazca vas a dejar de quererme?- Esa pregunta no era formulada por el niño inocente que había sido unos meses atrás... Itachi le había dicho la primera vez que lo había ultrajado que cuando él había nacido, su madre había dejado de tomarle atención, era como si no lo quisiera. Eso era lo que había le había dicho al oído al pequeño niño que lloraba amargamente.
-Por supuesto que no Sasuke.- la mirada de su madre era reprobadora. Era de las primeras veces que tenía una mirada tan dura. Sin duda, pensó el pequeño niño, es como si mi mamá ya no me quisiera.
El pequeño solamente se encogió y desvió la mirada. –Lo siento mamá.
Mikoto se encontraba de humores cambiantes con el embarazo y como podías encontrarla feliz, podías encontrarla llorando. No había querido herir la susceptibilidad de su hijo, pero simplemente desde hacía unos meses, cuando Fugaku y ella habían informado de la llegada del nuevo miembro de la familia Sasuke se había comportado terrible.
Se la pasaba inventando cosas de su hermano o simplemente buscaba llamar más la atención. Lloraba casi por todo y si no le hacían caso simplemente dejaba de hablar. Además le había vuel to el vicio de meterse el dedo a la boca y no dormía sin la luz prendida por la noche. Ella creía que su hijo debía aprender a compartir un poco de la atención que se le daba y dejar a un lado su actitud de niño mimado. Tenía que dejar de hacerse fantasmas sobre no ser querido.
--
Gaara no sabía porque diablos agarraba el teléfono de nuevo. Sabía de antemano que si marcaba nadie atendería la llamada. Simplemente era la costumbre la que lo ataba.
Ring Ring
No hubo contestación. Justo lo de esperarse.
--
-Papá… ¿Quién es ella?- preguntó el niño al ver a su padre abrazando a una mujer con una niña en brazos.
Había pasado poco más de un mes desde la muerte de su madre. El niño seguía acostumbrándose a la idea de que no volvería a verla sonreir. Su hermana también había muerto poco después del parto. Era demasiado doloroso recordarlo.
-Ella es Yukiko… y esta es Susaki, tu hermana.- dijo su padre inflexible. Ella había sido su amante por más de cinco años y se hija tenía poco más de un año. Era el motivo por el que iba cada poco tiempo a la Ola aunque el negocio fuera bien.
-No es cierto. Mi hermana se murió cuando nació, al igual que mamá murió poruqe ella naciera. –el niño estaba llorando. No comprendía porque su padre le decía eso. Estaba en verdad furioso con el por decir esas cosas. Por abrazar a esa mujer en casa de su madre. –Dile que se vaya!!- dijo señalando a la mujer junto a su padre.
-No- dijo Fugaku secamente.- Yukiko se quedará aquí hasta mañana. Despues ella y yo nos iremos a la Ola con Susaki y contigo.
-NO- Sasuke estaba furioso. Odiaba a su padre por lo que le había dicho. Se acercó corriendo e intentó golpear a la mujer que cargaba a la niña.
Su golpe asestó justamente contra la mujer, que dio unos pasos atrás para no perder el equilibrio.
-LARGATE DE CASA DE MI MADRE!!!!- el morenito estaba llorando de ira. La quería fuera de su casa. No quería que la casa de su madre fuera manchada por el fantasma de la infidelidad de su padre.
Sintió el puño de su padre contra su mejilla y posteriormente el contacto con la fría pared. Se quedó en el piso.
-No le vuelvas a hablar así a mi prometida.- las palabras de Fugaku hirieron más al niño que el golpe que había recibido “¿Prometida?” Su madre acababa de morir y ese hombre estaba hablando de casarse de nuevo…
-Eres un desgraciado…te odio a ti y a esa bruja destroza-hogares.- Dijo el niño envalentonado, pese a que su corazón estaba completamente destrozado por las palabras del maldito que decía ser su padre.
Fugaku le dio otro fuerte golpe al niño en el estomago y luego en la cara. Estaba furioso con él por decir esas cosas. Tenía que enseñarle a ese maldito niño a respetarlo de una vez por todas. La mujer a sus espaldas se mantenía quieta y con un aire altanero. “Maldita perra”- pensó el niño mientras intentaba cubrirse de los golpes.
-Te odio…-fue lo único que pudo decir el niño antes de recibir el golpe que lo dejaría inconsciente. Su padre era un tirano maldito y podía llegar a ser un ser muy cruel e inhumano.
Despertó en su habitación y con la casa en completo silencio. Le dolía la cara y el cuerpo. Se levantó sigilosamente y caminó por la casa mientras se preguntaba si su padre seguiría por ahí. Econtró una nota en la mesa de la cocina.
Sasuke:
Me fui a la Ola con mi próxima mujer y con mi hija.
Aquí te dejo dinero para que te mantengas. Te lo enviaré cada mes.
Fugaku
El pequeño simplemente arrugó la nota y la lanzó al cesto de basura más cercano. Su padre era el ser más despreciable del mundo. Con su madre en vida había estado ausente casi todo el tiempo, y ahora que ella no estaba el decidía desaparecer por completo. Lloró desconsoladamente hasta que se le acabaron las lagrimas de odio y resentimiento. Estaba completamente solo.
--
Sasuke se despertó a la mitad de la noche. Estaba cubierto por un sudor frio y temblaba ligeramente. Finalmente comprendía que era lo que le molestaba…
Se bañó y vistió rápidamente. Tenía que ir a arreglar ese asunto lo antes posible… no importaba que fueran las dos de la mañana. Tenía que ir.
Sonó el timbre. El moreno iba más que decidido a terminar con todo de una vez. Se serenó.
Después de unos minutos la puerta se abrió…
-¿Qué haces aquí?- preguntó una por demás sorprendida voz.