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Fisura por minima

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Notas del capitulo: He tenido una pequeña racha de actualización de varios fics este mes, supongo que es por que esta época del año inspira :)
No ocurre mucho, aparece un personaje original y quizás el nombre no es muy original pero espero que les caiga bien
6

El día pasaba como un borrón, profesores hablando, cosas apuntadas en el pizarrón, gente hablando en el salón, pero realmente no se sentía presente en clases. Su cuerpo se siente caliente, hirviendo en realidad, su cabeza palpita y sus huesos los siente como pedazos de vidrios rotos que al moverse se quiebran más, ya ha pasado por esto, en realidad ha pasado por peores, por lo que es la costumbre quedarse callado y no quejarse, no decirle a ningún maestro o al compañero que se sienta a su lado que se siente mal, que se siente débil, que lo único que quiere es acostarse y descansar, cada vez cuando tan siquiera piensa en esas opciones inmediatamente piensa en su madre, en sus labios rojos fruncidos en una mueca desagradable y sus ojos brillantes de locura y enojo diciéndole que no se queje y se ponga a trabajar, a hacer todas las tareas de la casa, a cepillar y esponjar sus amados abrigos, a buscar comida, porque si descansa, si lo hoye soltar aunque la mínima queja cuando está cerca lo castigara, y sus castigos son peores que cualquier malestar que su cuerpo traicionero le pueda brindar de manera natural.

Es obvio que está mal, es obvio para los maestros que lo ven y sus compañeros de clase que no comentan o hacen algo, su normalmente blanca y pálida cara cubierta de pecas tiene un sonrojo que conforme pasan las horas se ha ido intensificando. Un rojo que detona signos de fiebre y enfermedad.

Los maestros a veces dudan en interrumpir su clase y preguntarle qué es lo que le pasa, Carlos De Vil a pesar de ser el hijo de una de las villanas más intimidantes de la historia ha demostrado ser todo lo contrario a ella en carácter. No causa problemas en clase, no levanta la voz o sufre algún ataque de ira como era conocido que actuaba su madre cuando aún estaba libre, en su lugar es un chico aplicado y responde correctamente siempre cuando el maestro le hace una pregunta. Pero ellos no detienen su clase, no le preguntan si se siente bien o enfermo, en su lugar continúan con la lección hasta que termine su hora, por que recuerdan que es el hijo de una villana.

Y si ningún maestro se preocupa en preguntarle los alumnos piensan que ellos tampoco tienen la necesidad de hacerlo. Después de todo les educaron para seguir el ejemplo de sus mayores.

Muchos de los profesores en Auradon, al igual que su alumnado, tenían una indisposición de confiar en los nuevos estudiantes transferidos de la isla de los olvidados villanos. Eran hijos de gente perversa, por lo que la mayoría pensó que solo traerían problemas mayores a los que estudiantes hijos de príncipes y princesas educados podrían traer.

Los cuatro en su mayoría tenían horarios diferentes, por lo que sus clases no coincidían a petición de los maestros pensando que separados en las mayoría de estas no traerían muchos problemas, si uno de por si traía de los nervios de punta a un profesor con su sola presencia en el salón, tener a los cuatro juntos seguramente significaría caos total en cada clase. Solo la directora parecía tener el carácter (valor) de educar a los cuatro en una misma clase en su clase particular de lecciones de cómo ser buenos (clase que después de la derrota de Malefica en la coronación ya no tomaban tan seguido, al menos una repasada al mes).

Por eso no ve a sus amigos hasta la hora del almuerzo cuando arrastra sus pies entre el mar de estudiantes hasta la cafetería.

La cafetería, como la mayoría de las instalaciones de la escuela es grande y lujosa, equipada con brillante y cómodo mobiliario y una mesa de los más exquisitos bocadillos y platillos.

Desde el primer día notaron que otra gran diferencia entre Auradon y la isla fue la comida, desde el primer bocado en la limosina de esas cosas dulces que más adelante descubrirían que se llamaban caramelos y chocolates, hasta la fruta fresca que rebosaba en charolas en la cafetería, era evidente la diferencia de lo que uno podía comer en la isla.

En la isla tenías suerte si encontrabas comida no tan golpeada o podrida como para decir que tenía buen sabor, en realidad la gente se llegaba a pelear por las mejores raciones de comida, panes con poco moho, fruta no tan magullada, botellas de diversas bebidas sin terminar, los hijos de Gastón habían llegado a noquear a varios solo para conseguir un buen pedazo de jamón a medio comer, prácticamente un lujo, solo fue estando fuera de la isla que los chicos supieron como en realidad sabía la comida fresca.

La fruta podía ser firme y jugosa, los panes no tenían que ser duros como rocas o amargos en el paladar, un buen café no tenía que saber a un trago amargo de lodo, la leche podía comerse sin apestar.

Prácticamente los primeros días, y de hecho algunas veces aun lo hacían, llenaban hasta rebosar sus charolas de comida, especialmente Carlos y Jay, para comer como si no hubiera un mañana o esconder en sus bolsillos alguna pequeña porción pensando en los días en que era tan difícil encontrar algo de comer. Jay incluso le gruñía a la gente que se acercaba demasiado a su charola, aun había veces que lo hacía, solo pesando en las veces que tuvo que pelear por algo que poner dentro de su estómago.

¿Y qué hacían estos príncipes y princesas con estas delicias? Un mordisco, platos aun medio llenos aunque ellos dijeran que estaba ya medio vacíos, y la fruta se podía quedar semanas en sus decorativas canastas y charolas hasta que dejaban de tener tan bonito aspecto y eran cambiadas por otra más fresca. Un desperdicio.

Podía imaginar que varias de las comidas que llego a tener en el estómago vinieron de esta misma cafetería por aquellos que no sabían apreciar el lujo que tenían en sus narices. Pero eso es un punto para reflexionar luego, ahora quería llegar a su mesa y recargar su frente un par de minutos en la fría superficie de esta.

La mesa está alejada, en un punto en que su grupo no es molestado por los demás y pueden conservar su privacidad lo suficiente como para que ellos puedan hablar sin ser escuchados, fue escogida desde el primer día para pulir los aspectos de su plan para robar la barita, además de poder observar a todos aquellos que se les intentaran acercar, no es que muchos de estos príncipes quisieran acercarse a ellos voluntariamente sin algo de miedo.

Arrastra los pies nuevamente y pone algunos alimentos en su bandeja y un poco de jugo, puede distinguir ya el cabello azul de Evie entre la multitud dirigiéndose a la mesa.

Cuando llega a la mesa donde ya todos están reunidos la peli azul inmediatamente nota su aspecto.

-Oh por… ¿Carlos que tienes?- la mirada asombrada y preocupada de la hija de la reina malvada hiso que sus otros dos compañeros inmediatamente pusieran más atención al peli blanco.

-Dolor cabeza, pasara quizás luego-

-Tsss Estas ardiendo- Jay con sus dedos toco la cara que tenía un tono más pálido de ser posible y a la vez un sonrojo en su mejilla que obviamente no era por algún sentimiento de pena o enojo. Obviamente el chico tenía fiebre y se encontraba enfermo.

-A ver- Evie estiro la mano y toco la frente de su amigo y al segundo la quito –más que ardiendo parece que fueras un caldero hirviendo, ¿Cómo es que te mantienes a un en pie?- por experiencia Evie se ponía a descansar por cualquier signo de enfermedad, su madre no era la más amorosa o cuidadosa, pero si veía su inversión en peligro invertía su tiempo en que la chica lo más pronto posible, a ningún príncipe le gustaba una princesa enferma, o es lo que su madre decía.

-No tan grave, solo algo de fiebre, yo estar bien-

-Solo mírate Carlos, no puedes decir las oraciones bien- para Mal era la primera vez que veía al hijo de Cruella de esta manera, incluso aun sentado veía que se tambaleaba un poco en su lugar, si no estuviera recargado en la mesa estaba segura que se hubiera caído desde hace rato –necesitas sopa de sapo, es bueno para la fiebre-

-¿Sopa de sapo?- Jay e Evie preguntaron al mismo tiempo con incredulidad, ¿Qué clase de remedio era ese?

-Es lo que me daban los secuaces de mi mamá si me enfermaba, al menos no me enfermaba muy seguido, esa cosa sabia peor que cualquier cosa podrida que llamábamos comida en la isla-

-Lo mejor es que descanses y comas bien, le falta energía- la madre de Evie no utilizaba sopas o platillos extraños, la hacía descansar pero una vez curada hacia que tomara el doble de lecciones por día para recuperar el tiempo perdido.

-Me inclino por lo que dijo Evie, papá jamás gastaba sus pociones o remedios conmigo, así que me tiraba en mi tapete y dormía como muerto hasta que me recuperaba, creo que un par de veces mi papá si creyó que paso por lo que me pateaba para ver si seguía vivo-

Si había una duda de que los villanos no eran buenos padres en esa plática confirmaban lo obvio, no eran los mejores tutores.

-Pasara, siempre pasa… yo puedo trabajar así, yo siempre lo hacía-

Y quizás Cruella era la peor, al menos los otros tres en la mesa tenían tiempo para descansar si se sentían mal, pero era obvio que Cruella no dejaría que su mejor sirviente lo hiciera, aun si este tenía su misma sangre corriendo por sus venas, era muy posible que ni siquiera la villana veía a su hijo como algún sucesor de su nombre, sino que siempre había sido un medio para hacer su vida más cómoda en la isla.

-¡Hola chicos! ¿Qué tal su di… ¡Oh por los ancestros! ¿Carlos estas bien?- Lonnie llego a la mesa a saludar a sus amigos, era algo que de vez en cuando hacía en el almuerzo aunque aún se seguía sentando con su grupo de amigos más antiguos que incluían a Audrey, con la cual seguía muy descontenta por lo ocurrido el día de ayer por lo que pensó tomar el almuerzo con los BK hasta que vio el actual estado de Carlos.

El susodicho hiso una mueca como respuesta y trato de tragar algo de jugo.

Aun creía que no era tan grave, podría seguir funcionando hasta que las clases terminaran.

-¿Los maestros no te han visto? ¿Por qué no te han enviado ya a la enfermería? Te vez fatal- Lonnie no paraba de hablar mientras al igual que los otros tres se acercaba a tocar la piel con contrastes tan preocupantes de blanco y rojo -¡Estas ardiendo! Necesitas algo frio inmediatamente, quizás hielo o un paño hum…-

El constante flujo de palabras no solo ponía nerviosa a Lonnie, sino a los chicos que le rodeaban incluso Carlos que aun creía que podría continuar con sus clases normalmente, nadie le había dicho nada hasta que se sentó en la mesa y sus amigos hicieron hincapié en su demacrado aspecto.

Evie intercambiaba miradas entre la asiática y su amigo, ¿los maestros tenían que hacerse responsable de esto? ¿Por qué? No creía que estar enfermo era motivo para algún castigo.

Mal apenas podía seguir todas las palabras que salían de la boca de la asiática, sabía que a la chica le gustaba hablar pero no sabía que podía ser tan rápida en soltar palabras de su boca. ¿Qué rayos era una enfermería?

¿Era grave? Claro que era grave, Carlos no se veía bien, sabía que aunque el chico podía ser de aspecto frágil y de carácter algo miedoso el hijo de Cruella también podía ser rudo a su manera, pero aún seguía siendo… Carlos, y estaba hirviendo, y se veía enfermo, y con algo de dolor y si era necesario algo de sopa de sapo o hielo para hacerlo sentir un poco mejor, él quería que…

Un ruido de como de rocas caer sobre la mesa se escuchó deteniendo el tren de pensamientos de todos, ahí en el centro de la mesa se encontraba varios cubos de hielo y lo que parecía ser un poco de escarcha y nieve. Todos miraron con algo de asombro la reciente aparición de dicho hielo Mal y Jay intercambiaron miradas.

-Oh Mal eso es genial, pero yo hubiera ido a pedir algo de hielo a la cocina. Lo sé, a veces hablo muy rápido, seguro los puse nerviosos, perdón- Lonnie pensó que la chica peli morada había sido responsable de la aparición del hielo para alivio de cierto pelilargo y pelimorada.

-¿Eh? Oh mmm sí, es que se me ocurrió en que más pronto consiguiéramos el hielo mejor y emm esto ¿Cómo funciona? ¿lo come o…?-

-No, es mejor ponerlo contra su piel, con paño o pañuelo-

-Yo tengo muchos pañuelos- Evie saco de su bolso dos pañuelos rojo y azul y se lo paso a la hija de Mulan quien los tomo y les coloco algo de hielo y ato para hacer una especie de bolsa de tela.

-Esto ayudara a bajar un poco la fiebre- y sin pedir permiso o aviso coloco la bolsa de tela en la frente de Carlos que dio un pequeño brinquito sorprendido en su lugar.

-Ugh…mmm no sentir tan mal-

El frio lo agarro de sorpresa, pero contra su piel ardiendo en realidad se sentía bien. Al parecer los remedios de Auradon no eran tan malos como la sopa de sapo.

-El hielo suele sentirse así cuando uno está ardiendo en fiebre. Creo que lo mejor sería llamar a un profesor-

-No creo que sea necesario llamar a los profesores, no veo razón para que lo castiguen solo por estar un poco enfermo-

-¿Qué? ¿Por qué lo castigarían? No, no lo castigaran. Se supone que es para ayudar a Carlos. ¿Ningún maestro te vio así? Es obvio que si lo hubieran hecho te enviarían a la enfermería-

-¿Qué es esa enfermería? ¿Otro laboratorio como el de química y biología?-

-Huele parecido, pero normalmente es cuando vamos cuando nos sentimos enfermos, aunque la enfermera es un poco gruñona. Es como un pequeño hospital dentro del colegio-

-¿Qué es un hospital?-

-Momento, ¿No hay hospitales en la isla?- Lonnie miro algo horrorizada a sus nuevos amigos, sabía que había muchas carencias y era muy diferente la isla a Auradon, pero suponía que contaban con lo básico como casas, escuelas, incluso hospitales -¿Entonces que hacen cuando están enfermos o heridos?-

-¿Remedios caseros?- compartió la peli azul no entendiendo muy bien porque reaccionaba casi como en pánico la asiática.

-Sopa de sapo- cuando Mal comento el remedio de su casa Lonnie casi se puso verde, y eso que en su casa alguna vez llegaron a practicar acupultura o inciencios cuando estuvo enferma, incluso para ella consideraba un poco anticuados estos métodos de curación en estos tiempos modernos, pero ¿en serio sopa de sapo?

-Ignorar el dolor y dormir hasta que pase- Jay ni siquiera recordaba alguna vez que haya usado algo parecido a medicina en su vida.

-¿No hay doctores? ¿Enfermeros? ¿alguien que brinde remedios o servicios médicos?-

-Creo que estas refiriéndote a curanderos. De esos hay un par en la isla, pero muchos no prefieren ir con ellos a menos que sea absolutamente necesario, a veces sus remedios son peores que la misma enfermedad-

-Escuche una vez que alguien fue con ellos por un dolor de muela y usaron pinzas para quitarle el diente, pero fallaron al primero y al segundo intento. El pobre tipo se desmayó del dolor cuando le quitaron el diente por el cual había ido con ellos-

-¿No usaron anestesia?-

-¿Qué es anestesia?-

Ahora definitivamente Lonnie estaba verde y algo mareada, y no precisamente estaba enferma como Carlos. Si ir con los susodichos curanderos era tan grave como ellos decían ya podía imaginar a los residentes de la isla decidiendo lidiar con sus dolencias por ellos mismos tratando de evitar el dolor que sería ir de visita a ellos.

-Prefiero quedar aquí. Si esa enfermería es como curanderos prefiero evitar. He estado peor, pasara pronto- Carlos también había escuchado sobre los curanderos, eran aterradores con sus herramientas, pasiones y ungüentos apestosos.

Ninguno quedo conforme con esta respuesta.

-La enfermería no es como esos curanderos, estoy segura que es mucho mejor, y a pesar que es gruñona la enfermera es muy buena en su trabajo, incluso te da una piruleta al final cuando te atiende-

Los chicos se miran entre sí, saben que las cosas aquí no son como en la isla, algunas cosas son más agradables que otras como la comida, tal vez esta “enfermera” no sería tan mala. Si esta persona llega con pinzas o alguna cosa tan mala como un ungüento que huele peor que la basura se irían inmediatamente de ahí.

-Podríamos darle un vistazo-

-Después de terminar un poco comida- Carlos mastica un poco de lo que tiene en la bandeja, en realidad cuando está enfermo no puede captar mucho sabores, lo cual era una ventaja en la isla cuando tenías que comer pan duro o queso pasado, pero es un desperdicio ahora que puede comer tan bien.

+*+*+

Como era de esperar la respuesta llega pronto, no conoce a Yen Sid en persona pero es un hombre muy puntual y responsable, siempre le entrega la respuestas prácticamente en el mismo día o al día siguiente, esta vez no fue diferente.

Esperaba darles una agradable sorpresa a sus amigos que pongan una sonrisa en sus rostros.

+*+*+

La enfermería efectivamente huele un poco como a los laboratorios, como a desinfectante y sustancias químicas, es más pequeño que las aulas de clase, y en vez de pupitres o mesa hay un par de camillas y armarios y vitrinas llenos de diversos frascos.

La enfermera es una mujer mayor, algo bajita y rechonchita, sus cabellos tienen mechones de canas y en su nariz carga unos lentes de media luna, su vestimenta es completamente blanca, al igual que sus camillas o las paredes del lugar, como si quisiera confundirse con su alrededor.

-¿Quién es el enfermo? ¿O es de nuevo otra epidemia espontanea de gripe para evitar un examen en la siguiente hora?- dice al ver al grupo que entra a sus dominios, los chicos se sienten más familiarizados con este comportamiento gruñón debido a la isla por lo que no se sienten insultados.

-No Miss Aspirin, digo, si hay alguien enfermo, solo uno. Y no hay examen en la próxima hora- Lonnie responde un poco nerviosa, Miss Arpirin es mucho más estricta que muchos maestros.

-A estos chicos no los había visto antes, ¿son los estudiantes de intercambio?-

-Así es señora, somos los de la isla- Mal toma un paso enfrente como siempre tomando el liderazgo de su grupo.

-¿Y quién es el enfermo?- la enfermera no parecía como los demás maestros, parecía ser más gruñona pero a la vez no se intimidaba o mostraba un especifico desagrado por tener a los BK enfrente de ella.

-Yo señora- dijo Carlo asomándose desde detrás de la pelimorada.

-Chico, estas más pálido que Blancanieves o sus hijos, y eso que tienen la fama de tener la piel pálida como la nieve. Ve y siéntate en una de las camillas, iré por mi equipo-

Carlos va a la camilla más cercana rodeado de sus amigos, aun se siente mal, pero ya con algo en su estómago cree que esta mejor.

Cuando nota a Jay a su lado se inclina un poco y susurra.

-Gracias Jay-

-¿Por?-

-El hielo, realmente me ayudo-

-Fue más un accidente-

-De todas formas, gracias-

Miss Aspirin llega con una mesita con rueditas y algo colgando de su cuello, para los muchachos es extraño ver esas cosas, no parece haber algo como pinzas oxidadas, en realidad todo parece brillante y limpio.

-Muy bien, no te preguntare si te sientes mal, porque obviamente te vez mal, y en mi experiencia eso se siente. Abre la boca por favor-

Carlos duda un poco, pero de nuevo ve que no parece haber instrumentos que le puedan arrancar un diente o córtale la lengua, como otra de las historias de horror que escucho de los curanderos. Abre la boca y si piensa que se libro de que le metieran algo en ella se equivocó, pero no es nada aparentemente peligroso, solo un palito de madera que le aplasta la lengua.

-¿Qué está haciendo?- pregunta Evie mirando curiosa todo el procedimiento.

-Veo si tiene irritada la garganta o si hay una infección, sorprendentemente no hay caries. Ya puedes cerrar la boca, ahora escuchare tus pulmones- se quita lo que tenía en el cuello y se lo coloca en los oídos y estira un extremo plano en el pecho de Carlos –mmm creo que aquí hay flemas, con algo de jarabe las expulsaras pronto. Te tomare la temperatura-

-¡¿Eso es una barita?!- Mal mira el pequeño palito de cristal con algo plateado dentro.

-Podría decirse que es mi varita mágica, pero todo el mundo sabe que aunque muy buenos los doctores no usan magia, a menos que seas un doctor mago. Esto es un termómetro que va en la boca, y sirve para saber cuántos grados de temperatura tiene una persona-

-¿Cómo en los experimentos de laboratorio?-

-Más o menos, ahora abre la boca, no o muerdas fuerte- mete el termómetro a la boca de su paciente y mira su reloj para tomar el tiempo –supongo que con tantas preguntas no tienen mucho de esto en la isla-

-En realidad es la primera vez que vemos a alguien tratar de curar a alguien de esta forma- comenta Evie.

-Ya decía yo que ese rey había olvidado hacer cosas en esa isla. Seguro ni siquiera tienen una enfermera tan buena como yo en ese pedazo de tierra flotante-

-¿Disculpe?-

-Aunque les sorprenda niños algunos no les gustó la idea del rey Bestia con lo de la isla y meter a todos los villanos ahí, aunque muchos piensen que fue la solución más efectiva también fue apresurada, en lo personal yo creo que le falto planeación-

Lonnie aprieta los labios no muy animada con lo que dice la enfermera, Rey Bestia pensó en hacer lo mejor para todos, de eso no hay dudas, pero una vez que conoció a sus amigos sabe que también hubo varias cosas que el Rey seguramente no pensó en hacer una vez que implemento la idea de la isla.

Mientras tanto los chicos están sorprendidos, es la primera vez afuera de ellos o alguien de la isla que habla remotamente mal del Rey.

-Oh ho ho, niño, sí que tienes fiebre. Me sorprende que sigas en pie o te quejes, en realidad has sido uno de mis mejores pacientes hasta ahora, los principitos y princesas son un dolor de cabeza- toma su libreta y hace anotaciones -Los principitos y princesas son muy quejicas y delicados, una de las princesas me hiso revisarle su piel pensando que se le había quemado solo porque termino algo sonrojada al hacer actividades bajo el sol en clase de deportes. La mayoría de estos niños no sobrevivirían solos ni en un simple día de campo- eso logra sacar una risa de todo el mundo, incluso Lonnie, después de todo ella no es una princesa, es hija de Mulan, la grandiosa heroína de China.

A cada rato que pasaba les estaba agradando más esta señora.

-Tienes una fiebre considerable, me sorprende que tus maestros no te hayan enviado aquí antes. Al menos no hay infección en la garganta por lo que no tendrás una molesta tos con la que lidiar, eso es lo bueno, lo malo es la medicina, a nadie le gusta tomarla pero tienes que- le extiende un botecito con un jarabe rosa fosforescente –al menos esta sabe a cereza, traga rápido y luego toma un poco de agua, debes hidratarte adecuadamente-

Carlos toma la medicina y hace una mueca, no es precisamente un sabor empalagoso pero tampoco deja una sensación agradable en la boca o la garganta cuando la toma.

-Buen chico- dice Miss Aspirin y le extiende ahora un vaso de agua –lo que tienes que hacer ahora es descansar-

-Después de clase lo hare-

-Faltaras a clase de la tarde, con esa fiebre dudo que logres tomar atención correctamente-

-Pero debo ir a clases-

-Te daré un permiso para no asistir muchacho, si los maestros se quejan porque faltaste diles que yo dije, y con mis pacientes mi palabra es ley- Miss Aspirin declara con tono solemne –mañana en la mañana ven conmigo para checarte nuevamente, esto seguramente durara un par de días, quizás puedas ir a clase o no mañana, dependa de como amanezcas. También pareces un poco de bajo peso para tu edad y tamaño, trata de comer un poco más-

Miss Aspirin hiso otras anotaciones en su libreta se paró y fue a uno de sus armarios sacando una cajita de cartón que cabía en la mano.

-Esto es un poco de medicina, toma un par de tabletas cada 12 horas. Y un par de paletas por ser buen paciente y no ser un dolor de cabeza como esos príncipes-

-Entonces, ¿Eso es todo?- pregunta Mal un poco incrédula.

-Podríamos intentar con inyecciones, pero para personas que jamás han sido vacunadas supongo que sería muy traumático. Y antes de que pregunten, las inyecciones son como picarlos con una aguja con medicina. Quizás cuando revise su cartilla de vacunación o la siguiente vez que vengan muy enfermos jajajajaja-

Al parecer incluso en la isla había medidas muy extremas para curar a la gente.

-¿Solo tengo que descansar?- pregunto Carlos aun dudando en aceptar descansar o no.

-Si chico, puedes hacerlo en tu habitación, tomar una siesta, ver la TV, jugar un videojuego, leer un libro o sea lo que los chicos hacen ahora para descansar ahora cuando están enfermos. También podrias descansar en una de las camillas, pero seguramente te sentirás más cómodo en tu cuarto-

-Muchas gracias Miss Aspirin, acompañaremos a Carlos a su habitación antes de ir a clases- dijo Lonnie dando una pequeña inclinación de cabeza y dirigiéndose a la puerta junto a sus amigos.

Una vez afuera los chicos se sintieron satisfechos con la visita a la dichosa enfermería.

-No estuvo tan mal, es una señora simpática- Mal comento ya lejos de la puerta de la enfermería, no era una mujer ni dulce ni muy educada, tenía un sentido del humor algo áspero y parecía no tener pelos en la lengua.

-A mí me alegra que no haya dado sopa de sapo-

-No esta tan mal, uno se acostumbra al dolor después de unos años-

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