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DEJAME AYUDARTE A RECORDAR por lyra

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Notas del capitulo: Puse por error este titulo al capitulo anterior, cuando es del tercero.
Bill estaba roto del dolor.

Lo que los médicos le acababan de decir le había dejado destrozado. Se había puesto a negar como un loco, les llamó mentirosos.

Se puso a romper todo lo que tenía a su alcance. La bandeja de la comida cayó al suelo con gran estrépito y eso fue lo que hizo que a los médicos se les acabara la paciencia.

Y ahora se encontraba en su cama del hospital, con las muñecas atadas a ellas para que no hiciera más destrozos o daño a sí mismo. Y así seguiría hasta que se calmara un poco, hasta que le hicieran razonar.

Pero él no quería razonar. Quería que los médicos le dijeran lo imposible, que su hermano no tuviera amnesia. Que lo recordaba todo. Que se acordaba de su primer beso con él.

Pero insistían que el golpe en la cabeza había sido muy fuerte, haciendo que tuviera amnesia. Que tenía que estar agradecido porque sólo había olvidado lo que había ocurrido esa noche, que recordaba el resto de su vida anterior. Que por una noche que no recordara no pasaba nada.

Pero si pasaba algo. Pues esa noche en especial había sido la más importante de todas. La única que él jamás iba a olvidar.

Pero también era la única que su hermano había olvidado.

-Bill, por favor, no te hagas esto a ti mismo. Me destroza verte así.-le decía su madre llorando mientras le acariciaba el pelo.

-Mamá, diles que dejen de mentir. Tom no puede haberse olvidado de esa noche. Nunca lo haría-lloraba a gritos

-Los médicos han dicho que sólo ha sido esa noche. Que lo demás está igual. Y yo creo que cuanto menos recuerde del accidente de esa noche, mejor para él.

-No fue un accidente, tampoco lo planeamos. Nos salió porque llevábamos toda la vida esperando-le contestó, pero él se estaba refiriendo al beso, no al accidente con el coche.

-¿Cómo puedes llevar toda la vida esperando tener un accidente de coche? Bill me estás asustando. Será mejor que llame al médico. …l sabrá como ayudarte.

-No lo hagas. Ya sé cual va a ser su ayuda. Me hará dormir para que no siga diciendo la verdad. Quiere que me crea sus mentiras. Pero no lo va a conseguir.

Su madre mira a Gustav y este asiente con la cabeza saliendo en busca del médico. Georg se queda en el umbral viendo como su amigo dice cosas sin sentido.

-Bill cariño-le dice su madre con voz más suave, como cuando era pequeño y lo quería tranquilizar-estás diciendo cosas sin sentido. Es como si deliraras….

No acaba la frase y le toca la frente deprisa.

-¡Estás ardiendo! Georg dile a Gustav que se de prisa por favor.

Georg sale corriendo a cumplir el recado, en parte aliviado de no tener que seguir allí viendo como su amigo se hace daño por no querer asumir la realidad.

-Estoy bien, no soy ningún enfermo-deliraba Bill. Ya no sabía ni lo que decía. La fiebre hablaba por él.

-Sí estás enfermo, y más de lo que aparentabas. Necesitas ayuda psicológica. Tienes un trauma por el accidente.

-No estoy loco, solo enamorado.

-Eso me parece muy bien-su madre decidió seguirle la corriente para que así se calmar un poco.

Llegó el médico seguido de unas enfermeras y de Georg y Gustav.

-Déjeme a mí, señora. Es mejor que esperen fuera a que trate de calmar a Bill.

Todos salieron mientras Bill seguía negando con la cabeza. …l médico le tocó la frente y eso hizo que se fijara en él.

-No me toques, sé lo que quieres. Hacerme dormir para olvidar. Quiere que olvide lo que él me hizo.

-¿Quién te hizo que? ¿Te hicieron daño?

-No, él nunca me lo haría. Es la mejor persona del mundo.

-Bueno, está claro que no vas a decirme que te pasó esa noche ni si alguien te hizo algo. Enfermera, adminístrele el sedante.

Esto hizo que Bill se pusiera a gritar más y a intentar soltarse de la cama, pero estaba bien atado y enseguida fue sujetado por el médico para que la enfermera pudiera hacer su trabajo.

-¡No lo hagas!-le decía a la enfermera llorando-Tengo que ir a su lado, me necesita mucho, tanto como yo a él. Dijo que nunca estaría solo, que él no me abandonaría.

El sedante le empieza a hacer efecto y ya casi ni puede estar con los ojos abiertos, y menos hablar. Sólo consigue murmurar.

-Dijo que nunca lo haría. Lo dijo. Yo lo oí. Me lo prometió.

-¿Qué es lo que te prometió? ¿Bill?

-Me prometió que jamás olvidaría esa noche.

El médico le mira mientras se queda dormido profundamente. Está muy preocupado por él. Parece que sufre un tipo de shock
post-traumático. Y decide conseguirle ayuda, el tipo de ayuda que sabe que él no va a querer.



Cuando vuelve a despertar ya no está en una cama, ni siquiera en una habitación, sólo sabe que está tirado en el suelo, rodeado de algo parecido a colchonetas por todos los lados de la habitación: el techo, las cuatro paredes, incluso la puerta. En ella hay una rendija a la altura de los ojos y por ella le viene algo de luz.

Quiere levantarse pero se nota más cansado que nunca. La cabeza le da vueltas y el cuerpo le pesa mucho.

-¿Bill?-le llama una voz por interfono.

Levanta la mirada hasta la puerta y ve a un médico asomado a ella.

-No hemos tenido más remedio que traerte aquí. Te vas a quedar un par de días para que te podamos observar y ayudarte de la mejor manera.

-Quiero ver a Tom. Quiero estar a su lado. Me necesita.

-No vas a ver a nadie en estos días, solo a nosotros. Y si quieres estar con tu hermano, lo único que tienes que hacer es cooperar. Dejar que te ayudemos a curarte. Sólo entonces lo verás. Ahora estás sólo, y te vendrá bien reflexionar en lo que te he dicho. Trata de descansar y luego seguimos hablando.

Pero Bill no podía descansar. No quería hacerlo.

Sólo quería que su hermano recordara aquella noche.

Que recordara como le estrechó en sus brazos y se prometieron amor eterno.

Quería estar a su lado y no separarse jamás.

Sabía que podía conseguirlo. Que debía hacerlo.

Se estaba adormeciendo y cerró los ojos para no ver esas paredes blancas acolchadas.

No dejaba de pensar que una parte de lo que el médico le había dicho era verdad.

Necesitaba ponerse bien enseguida para volver a estar a su lado. Para cuidar de él.

Pero también tenía razón el médico en otra cosa.

Que ahora estaba sólo.

Otra vez.

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