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A TRAVES DE NUESTROS OJOS por lyra

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Tom se encuentra sentado en frente de David con un café en sus manos.

-¿Se ha suspendido el concierto de pasado mañana?

-De momento no lo he hecho, pero después de lo que me ha dicho el médico no me queda más remedio. Bill necesita unos días para descansar y recuperarse del todo. No quiero que vuelva a recaer si mañana se encuentra un poco mejor y damos el concierto.

Se levanta y tras despedirse haciéndole prometer que le llamará si se pone peor se marcha con el médico. El autobús arranca y se ponen de viaje de nuevo.

-Voy arriba a quedarme con Bill. ¿Vosotros que vais a hacer?

-Yo no tengo sueño-le dice Gustav

-Yo ya he dormido suficiente, le haré compañía a Gustav.

Tom les mira agradecido. Saben que quiere estar un rato a solas con su hermano y no quieren molestar. Sube las escaleras con prisa y cuando llega le encuentra dormido. Se echa a su lado otra vez y su hermano se acerca a su lado murmurando en sueños.

-Ya estás aquí.

Tom sonríe y abrazándolo con fuerza cierra también los ojos y se dispone a dormir.



Un golpe en las costillas despierta a Tom, que por un momento no sabe donde se encuentra. Ve que su hermano se revuelve en sueños diciendo cosas sin sentido. Le toca la frente con la mano y nota que arde de fiebre.

“Mierda”-piensa levantándose a por las pastillas que le dio el médico-“pues si que le estoy cuidando bien, me quedo dormido y cuando me despierto está peor y no me he dado cuenta”.

Coge una de las pastillas y una botella de agua.

-Bill-le llama tocándole un hombro con la mano-tienes que tomarte la medicina. Vamos, no me hagas obligarte.

Pero su hermano no se despierta.

“¿Y ahora que hago? ¿Se la meto a la fuerza y que se ahogue con el agua?”

Sólo sabe una manera de despertarle, pues es la que utiliza él con las chicas con las que se acuesta. Esperando que los demás no suban en ese momento y rezando para que su hermano nunca se acuerde, deja la pastilla y el agua en la mesilla. Se incorpora y cogiéndole lo recuesta entre sus brazos.

Se le queda mirando y suspirando va acercando poco a poco sus labios a los de él. Primero se los roza, pero como ve que eso no hace efecto prolonga el beso un poco más. Esto parece que hace que su hermano reaccione un poco. Sus labios se abren pidiendo más y Tom no puede evitar complacerle.

Una vez que empezó a besarle sintió que le había gustado hacerlo y ahora, con su hermano en sus brazos pidiéndole más, no puede pararse. Su lengua se introduce poco a poco en él, comenzando a jugar con el piercing de su lengua. Nota que se va despertando, pues una de sus manos le está subiendo por el pecho.

Con mucha desilusión va separando sus labios poco a poco de los suyos.

-¿Tom?-le dice mirándole a los ojos fijamente.

-¿Ya te has despertado? Tienes fiebre, tengo que darte una pastilla que te ayudará a bajarla.

Y cogiendo otra vez la pastilla y la botella se queda contemplándole la cara. Sus mejillas están sonrosadas, aunque no sabe si es por la fiebre o por el beso. Los ojos le brillan de una manera muy especial, como nunca los había visto en la vida, y los labios están ligeramente hinchados por el beso.

Intentando no pensar en eso le introduce la pastilla en la boca y luego le acerca la botella a los labios. Cuando ha terminado de beber le limpia con la mano una gota que le va escurriendo de los labios, y no puede evitar pasar un dedo por ellos.

-Ahora te acostaré otra vez para que vuelvas a dormirte.

Y con mucho cariño le coge en sus brazos mejor y se vuelvan a acostar.

Bill vuelve a poner los labios en su cuello.

Tom nota su aliento contra su cuello, muy cálido, como si le quemara la piel dejándole una huella.

-Gracias-susurra Bill contra su cuello.

-¿Gracias por qué?-le pregunta con la voz muy ronca.

-Por haberme despertado de esa manera tan dulce-le contesta sonriendo.

Tom no sabe si lo dice porque delira de la fiebre o porque lo dice en serio.

-De nada-le contesta, pero no puede evitar susurrarle muy bajito-Cuando quieras vuelvo a hacerlo.

Y se sorprende de sus palabras una vez que han salido de sus labios, preguntándose si él también tiene fiebre y está delirando por ella.

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