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TU NO ERES EL DUEÑO DE MI CORAZON por lyra

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Tom regresa a casa a la hora de comer. Trae mala cara y no quiere decir donde has estado, que ha hecho o con quien se ha peleado, pues tiene un pequeño moratón en la mejilla derecha.

-¿Por qué no nos quieres decir nada?-le pregunta preocupado Gustav- Primero es Bill quien desaparece de casa unas horas y vuelve con una herida, y ahora eres tú. ¿Os habéis pegado?

-¿Te ha dicho que le he pegado yo?-le pregunta con mucha curiosidad.

-No me ha querido decir nada. Pero al menos a él le he visto muy afectado por la pelea. A ti te veo como si estuvieras satisfecho por haberte peleado.

-Es que se lo merecía-le contesta comenzando a subir a su habitación.

-¿Por qué?

-Por robarme lo que me pertenece-le dice muy bajito.


Al pasar camino de su habitación se abre la puerta de la de Bill y los dos se quedan mirándose sin decir nada. Bill ya no le tiene miedo, pero no deja de ser su hermano y se preocupa por verle el cardenal.

-¿A quien has pegado ahora que te ha devuelto el golpe?-le dice con cierta sorna.

Tom se le queda mirando. No quiere decírselo, pero está seguro de que pronto le llamará y se lo contara todo. Cree que es mejor que lo oiga de sus propios labios.

No sabe por donde empezar, son tantas cosas las que le tiene que contar que nota como su mente trabaja acelerada buscando las palabras adecuadas.

Nota como las imágenes vuelven a su mente y es como si lo volviera a vivir todo otra vez. Cierra los ojos y se sumerge en ellas.


Tom se levanta lentamente del suelo secándose las lágrimas. Todavía aferra entre sus manos la camiseta de Bill. La deja caer al suelo y sale de la habitación de su hermano. Necesita salir urgentemente del apartamento. Nota que se asfixia, que le dan arcadas de pensar en lo que acaba de hacer.

Al llegar a la puerta de la calle Gustav le detiene para hablar con él.

-No te puedes ir-le dice poniéndole las manos en los hombros y llevándole hacia la sala de ensayos-David está aquí y quiere que empecemos el ensayo ya.

Entra en la sala con él y Tom se da cuenta de que Bill no está, aunque era obvio que no se iba a quedar en casa después de lo pasado.

-¿Está bien? Tienes mala cara-le pregunta David.

-Estoy un poco revuelto-le contesta con la verdad.

-¿Y tu hermano? el concierto es mañana y teneis que poneros a ensayar de inmediato.

-Creo que no está en casa-dice muy bajito agachando la cabeza.

¿Y donde se ha ido? Espero que no tarde mucho.-dice David enfadado.

-Creo que va a tardar mucho en volver-levanta la cabeza y se le queda mirando-David, cancela el concierto de mañana. Te aseguro que hoy no vamos a ensayar y el concierto no se va a poder dar.

David asiente enfadado con la cabeza.

-Mañana a primera hora volveré, y más vale que tu hermano se encuentre cantando cuando llegue.

Sale de casa dando un portazo y Tom decide imitarle.

-¡Tom! Espera-le llama Gustav alcanzándole de nuevo en la puerta de la calle-¿Qué ha pasado? ¿Dónde ha ido Bill?

-Eso ya no es asunto mío-le dice a punto de llorar abriendo la puerta de la calle.

-¿Qué haces? ¿A dónde vas?

-Necesito estar a solas. Voy a estar a solas el resto de mi vida-le dice cerrando la puerta de un portazo mientras las lágrimas ruedan por sus mejillas.

No sabe a donde dirigirse. Sus pasos le llevan hasta el pequeño parque que hay cerca del apartamento. Está casi vacío. Sólo hay dos niños jugando en un columpio. El más mayor empuja al pequeño para que se balancee cada vez más alto. Sus risas llegan hasta sus oídos y no puede evitar sonreír con ellos. Le traen mucos recuerdos a su memoria.

Se ve a sí mismo de pequeño, empujando a su hermano en el columpio de la misma manera. Bill ríe cada vez más. Le pide que le lance cada vez más alto, que quiere llegar al cielo para coger la luna. Tom ríe también con él y decide dejarlo o sino no llegarán a casa a tiempo para la cena, y su madre seguro que los reñirá.

Bill se tira del columpio antes de que se pare del todo y se cae haciéndose una herida en la rodilla. Enseguida se le saltan las lágrimas. Tom corre a su lado, se agacha y le abraza fuertemente susurrándole que no llore, que el dolor se pasará enseguida. Le da un beso en la mejilla y Bill le mira con una sonrisa en la cara y las lágrimas surcando su rostro.

Tom cierra los ojos con fuerza. Es ese recuerdo es muy doloroso ahora. Porque ya no lo puede volver a hacer. No puede darle un beso en la mejilla y asegurarle que el dolor se pasará enseguida. Porque lo que acaba de hacer le ha hecho mucho daño a su hermano, más del que se podía esperar de él.

Sale corriendo del parque sin dejar de llorar. La gente se gira al verle pasar sollozando muy alto. Quieren pararle, preguntarle que es lo que le pasa. Pero él no quiere consuelos ajenos. Solo quiere el consuelo de una persona que nunca más se lo va a dar, por culpa de sus celos, por no haberle contado antes cuales eran sus sentimientos y esperar a hacerlo cuando ya es demasiado tarde.

No sabe cuanto tiempo lleva corriendo, huyendo del dolor que ha causado. Solo para su huída cuando nota que ya no puede respirar. Pero se merece ese dolor, se merece sufrir él también.

Cuando recobra el aliento mira el reloj y ve que son casi las siete. Lleva horas fuera de casa y no se había dado cuenta. Ha perdido la noción del tiempo. Parece que acaba de salir de casa, cuando en realidad lleva horas corriendo, y llorando.

Se limpia como puede la cara y comienza el largo camino a casa.

Cuando llega ve que hay un coche aparcado delante de la puerta. Sus dos ocupantes se están besando, un beso breve. Entonces la puerta se abre y ve como su hermano baja de él. Ve como le dice adiós con la mano al llegar a la puerta y como arranca el coche en cuanto Bill desaparece por ella.

Sabe que sólo va a tener esa oportunidad y sale corriendo tras el coche. Ve que frena en un semáforo y sin pensárselo dos veces abre la puerta y ocupa el asiento en el que antes estaba su hermano.

-¡Tom! Me has asustado-le dice el amigo de su hermano.

-Vaya, yo no te conozco de nada pero tú a mí sí-le dice con odio en la voz.

-Bueno, ya sabes. El semáforo se va a poner en verde. ¿Quieres hablar,…o qué te lleve a algún sitio?

-Arranca, me da igual donde me lleves. Solo quiero hablar contigo.

…l le obedece y decide llevarle al parque cercano al apartamento para poder hablar con él sentado en un banco.

-¿Quieres hablarme de lo que le ha pasado a Bill? Porque él no me ha contado nada.

-…l tampoco me ha contado nada de ti.

-Ya, me ha dicho que os habéis distanciado.

-¿Ah, si?

…l no dice nada. Quiere aparcar el coche, salir a hablar con él y marcharse a casa. Hay algo de Tom que le hace estar en alerta. Le nota enfadado por algo. Piensa que a lo mejor él…. No, sabe que él nunca le pondría la mano encima a Bill. Pero son hermanos, y los hermanos se suelen pelear a menudo. Pero nunca llegarían a las manos de esa manera. ¿O sí?

Bajan del coche y salen al parque. Tom se alegra de estar ahí. Los niños ya hace rato que se han ido y ahora el parque está desierto. Nadie le molestará cuando haga lo que tiene que hacer, lo que debe hacer.

-¿Cuánto tiempo llevas saliendo con mi hermano?-le pregunta sin rodeos.

-Esos es asunto nuestro. Si Bill no te ha contado nada, yo soy el menos adecuado.

-Te habrás fijado en lo que le ha pasado en el labio. Y no me digas que no, porque te he visto como le consolabas hace un rato en el coche.

-¿Acaso nos espiabas?-le dice poniéndose más en alerta, preparándose para lo que sabe va a venir.

-No era mi intención, pero si lo hacéis a la vista de todos es normal que alguien os viera. Y da gracias a que he sido yo, y no un periodista ávido de alguna noticia sucia que sacar a la luz.

-Lo que hay entre nosotros no es nada sucio. Muy al contrario. Es hermoso.

Tom se le queda mirando con atención. Tiene una buena respuesta para todo. Bill tiene suerte de haber conocido a una persona así.

No, es mentira. …l es mejor, y se lo va a demostrar.

-Y si es tan hermoso, ¿Por qué lo ocultáis? ¿Por qué no he sabido nada si no es porque os he visto? A no ser que sea porque a Bill no le parece tan hermoso como tú dices.

Ve que ha acertado, porque agacha la cabeza. Ve como se sienta en un columpio y comienza a balancearse.

-A él también le parece hermoso. Se lo he visto en los ojos. Disfruta mucho conmigo. Le hago muy feliz. Pero eso es todo. También lo he visto. No está enamorado de mí, y sé que nunca lo va a estar. Tengo mucha suerte de haber encontrado a una persona muy cariñosa, de estar con esa persona. Pero tengo muy mala suerte porque esa persona no me quiere.

Tom se queda en silencio escuchando sus tristes palabras. Sabe que en parte la culpa es suya. Bill se cansó de esperarle y fue a buscar a alguien que le diera cariño, que le hiciera feliz. Pero solo eso. Nunca se podría enamorar de alguien que no fuera él.

-¿Por qué le pegaste?-le pregunta sacándole de golpe de sus pensamientos.

-¿Cómo?-le contesta sin saber que decir.

-No me lo ha dicho él, no te preocupes. Lo he adivinado yo solo, sobretodo ahora que lo veo en tus ojos.

-No sé de que me hablas. En mis ojos no hay nada, no puedes ver nada-le contesta bajando la mirada.

-Y ahí tengo la confirmación-le dice levantándose del columpio-Es tu hermano, por el amor de Dios. Eso si que sería sucio.

Tom no lo puede evitar. Le pega un puñetazo en la cara, alcanzándole el ojo. Pero él está esperándole y le responde con otro en la mejilla que le pilla desprevenido y le hace caer al suelo.

-Yo no soy débil como Bill, a mi no me puedes pegar sin esperar a que me quede quieto. No vuelvas a acercarte a mí. Y no vuelvas a tocar a Bill. No se merece todo el dolor que le estás haciendo sufrir por algo que nunca va a pasar.

Se dirige hacia el coche dejando a Tom tirado en el suelo frotándose la mejilla con una mano.

-No hace falta que le contemos nuestra pequeña discusión. Yo nunca lo haré, porque yo solo quiero que sea feliz y si se lo cuento le haré daño. Y para eso creo que ya estás tú-le dice antes de arrancar el coche.

Tom mira como se aleja el coche. En cuanto le pierde de vista se levanta y se sienta en el columpio a pensar.

¿Tan horrible es que él quiera a su hermano? …l lo ve hermoso, no algo sucio.

Nota que comienza a hacer frío y se levanta. No quiere volver al apartamento. Su hermano estará allí y ahora no quiere verle, no puede. Solo quiere irse a un lugar en el que poder olvidar su dolor.

Tampoco puede ir a casa de su madre, le haría daño si le viera en esas condiciones, y lo primero que haría sería llamar a Bill para preguntarle si sabe algo.

Así que se va al único lugar donde un hay una mano amiga que le consolará, que le ofrecerá su hombro para llorar. Se va a casa de Andreas, ese amigo que nunca le va a fallar de la misma manera que él le falló a su hermano.



Abre los ojos y se encuentra otra vez en la puerta de la habitación de su hermano, con él enfrente esperando a que le conteste a la pregunta que le ha hecho, para cuya respuesta no encuentra palabras.

Pero por fin las encuentra. Solo son cuatro, pero eso lo resume todo y sabe que su hermano lo entenderá a la primera. Agacha la cabeza y se dispone a decírselas.

-Lo hice por ti-le contesta muy bajito.

Bill se le queda mirando con asombro. Solo han sido cuatro palabras, pero llenas de significados. Sabe lo que ha hecho su hermano, con quien se ha peleado. Y también sabe el motivo, lo que le da más rabia todavía.

Esta vez es él quien lo hace. No siente ningún remordimiento, así que levanta lentamente su mano y la estrella con fuerza en la cara de su hermano.

A él no le ha movido los celos.

Ha sido la decepción que se acaba de llevar por su hermano.

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