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TU NO ERES EL DUEÑO DE MI CORAZON por lyra

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La bofetada ha sonado en toda la casa. Georg y Gustav han subido corriendo en cuanto la han oído y al llegar ante ellos se paran en seco.

Los dos están de pies, mirándose a los ojos. En los ojos de Bill anida el odio. En los de Tom solo hay comprensión, sabía lo que su hermano iba a hacer y no ha hecho nada para impedirlo.

Bill sale de su habitación empujándoles para que le dejen pasar. No hace caso a sus voces que le llaman para saber que ha pasado. Sólo un pensamiento le ronda por la mente. Tiene que ir a su lado, necesita saber que se encuentra bien.

Tom se da la vuelta y entra en su habitación. Ya en la privacidad que le da se lleva la mano al lugar en el que su hermano le ha pegado y rompe a llorar. Creía que lo hacía por su bien, para que se diera cuenta de que ese chico no le convenía, pero se da cuenta de que le ha vuelto a fallar. Le ha vuelto a hacer daño.



Bill sale corriendo a la calle, pero se ha dejado el móvil con las prisas. Quiere llegar a su casa cuanto antes, prefiere no pararse a llamarle por teléfono. En su carrera pasa por la cabina en la que se refugió llorando. Se acerca a ella y mira al suelo. Allí sigue la huella de su sangre derramada, la huella de su dolor.

Sigue corriendo y cuando llega a su casa se para un minuto para recobrar el aliento. Entonces levanta la mano y llama al timbre con insistencia. Mientras espera a que le abra la puerta nota que está volviendo a sangrar por el labio. Se le ha abierto la herida mientras corría. Se lleva un pañuelo a ella y espera a que la puerta se abra.

-¿Bill?-le dice en cuanto abre, dejándole pasar.

Bill entra deprisa y le mira la cara. Tiene un cardenal cerca del ojo, que se está empezando a hinchar. Siente que las lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas pero no las hace caso. Levanta una mano y le toca con suavidad la cara.

-No sabes cuanto lo siento-susurra muy bajito.

…l tiende la mano y le retira la suya del labio, viendo que está sangrando otra vez.

-¿Te ha vuelto a pegar?-le pregunta asustado.

-No, esta vez le he pegado yo. Por lo que te ha hecho.

-Ven, vamos a curarte eso, otra vez.

Le acompaña hasta el baño y le obliga a sentarse en el borde de la bañera. Coge una gasa y se la aprieta con cuidado contra el labio. Con la otra mano le acaricia la mejilla, quitándole de paso las lágrimas.

-Me duele verte así, siempre llorando por su culpa.

-No te preocupes por eso ahora. Tú eres quien de verdad me importas en estos momentos-le dice contra su mano.

-No hables ahora, déjalo para luego.

Sigue apretándole la herida hasta que ve que ya no sangra. Le limpia la sangre seca que le ha escurrido por la barbilla hasta el cuello, rozándoselo con delicadeza.

Bill cierra los ojos y gime a su contacto. Levanta su mano y la pone sobre la suya, para que no pare.

…l se inclina y comienza a besarle con suavidad en los labios, con cuidado de no hacerle sangrar otra vez. Entonces recuerda lo que pasó la última vez que le besó en su casa, cuando le llamó Tom. Se separa deprisa de sus labios y sale del baño dejándole sorprendido.

Bill se levanta y le sigue hasta el dormitorio, donde ve como se sienta en la cama. Se arrodilla en el suelo ante él y le pone una mano en la rodilla, notando como se pone tenso ante su contacto.

-¿Qué te ha pasado? ¿Por qué has dejado el beso a la mitad?-le pregunta con mucha preocupación y miedo en la voz.

-¿Es verdad?-le pregunta con dolor en la voz.

-¿De qué hablas? No te entiendo.

-De lo que sientes por tu propio hermano-le dice con otro tono de voz.

Bill lo nota y sabe por donde va.

-No, no lo es. Eso es lo que a él le gustaría. Por eso me pegó. Tiene celos de la relación que mantengo contigo-le dice sin estar muy convencido de sus palabras.

…l se le queda mirando a los ojos. Allí lo vuelve a ver. En ellos hay felicidad, sólo eso. Nunca ha habido amor, y nunca lo habrá.

-¿Yo te hago feliz?-le pregunta cogiéndole la cabeza con ambas manos.

-Me haces muy feliz-le dice asintiendo con la cabeza.

-Pero solo eso. No hago que te enamores de mí de la misma manera que yo lo estoy de ti. Lo veo en tus ojos.

Bill los baja para que no siga mirando, con miedo a que descubra algo más.

-Lo siento mucho. Lo he intentado, pero no lo consigo. Quiero hacerlo, quiero quererte con todas mis fuerzas, pero hay algo en mi interior que no me deja hacerlo-le dice comenzando a llorar suavemente.

-Ese es tu hermano.

-No, le odio. Con todas mis fuerzas-le dice negando fuertemente con la cabeza.

…l se la sujeta con fuerza para que deje de negar lo evidente.

-Sí, es él. No tienes por que negarlo, solo aceptarlo. Yo ya lo acepté cuando te besé ayer y tú pronunciaste su nombre

Bill se levanta de golpe, apartando sus manos de su cara y negando con la cabeza otra vez.

-No, te dije que se me escapó porque estaba pensando en él, en lo que me hizo quiero decir-le dice enfadado.

…l se levanta y le abraza con fuerza.

-Estabas pensando en él porque le quieres. Siempre le has querido y siempre lo harás. Yo solo he sido tu bote salvavidas, cuando te has encontrado mal has acudido a mí. Al principio en busca de cariño, y luego en busca de ayuda cuando él te pegó por no quererle.

Bill se deja caer al suelo, arrastrándole por el camino. Solloza con fuerza entre sus brazos.

-Pero yo no quiero quererle. Me ha hecho mucho daño. Y a ti también. Le odio por eso.

-Tú nunca podrás odiarle, ni a él ni a nadie. Tienes un corazón tan bueno que en él no hay cabida para el odio. Sólo para el amor.

-¿Un amor que no te puedo dar?

-Déjalo, es mejor así-le dice dándole un beso en la frente y ayudándole a ponerse en pies-Ahora es mejor que te vayas. Ve con él, intenta ser feliz con él. Lo más difícil ya lo has conseguido, ya estás enamorado. Ahora solo te falta ser feliz.

Le acompaña hasta la puerta. La abre y poniendo las manos en su cara se acerca lentamente a sus labios dejando un último beso en ellos, muy dulce.

-Nunca te olvidaré. Llámame si necesitas hablar. Siempre estaré listo para escucharte.

Bill asiente con la cabeza y se da la vuelta para salir.

Ya en la calle se queda pensando en lo que hará a continuación. Está en una encrucijada.

¿Va corriendo a casa a decirle a su hermano lo mucho que le quiere?

¿Va corriendo a casa a decirle que lo suyo es imposible?

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