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ESE CHICO ES MIO por lyra

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Se le queda mirando desde arriba. Los jadeos le impiden hablar, la furia se ha aposentado en su garganta impidiéndole respirar. El chico que está tirado a sus pies sangrando no es su hermano, ya no. Dejó de serlo cuando pegó a la persona que más quería, o tal vez mucho antes, cuando se apoderó de sus labios besándole como nunca antes lo había hecho nadie.

Siente que le cogen del brazo y se lo llevan al autobús, solo entonces es consciente de los gritos que las fans han dado al verlos pelear, de la gente que se ha arremolinado en torno a su hermano ayudándole a levantar y deteniendo esa sangre que no deja de manar.

-¿Qué has hecho?-le pregunta Gustav asustado.

Cierra la puerta del autobús tras ellos y le coge la mano con la que ha golpeado a su hermano, viendo sus nudillos amoratados. Tira de él y le hace sentar en uno de los sillones, para abrir la mini nevera y sacra hielo de ella.

-Ponte esto, te debe de doler un montón-le dice poniendo un paño con los hielos sobre su mano.

El gesto de Bill cambia cuando siente ese frío que le hace arder la piel. Solo entonces se fija en lo que Gustav le ha dicho. Mira su mano y los ojos se le abren como platos. La tenía mal, de la fuerza con la que había golpeado a su hermano.

Levanta los ojos y mira a Gustav sin poder hablar. Quiere preguntarle que pasó, porque su hermano le golpeó, pero antes de que pueda articular palabra la puerta del autobús se abre de golpe y entra David atacado de los nervios.

-¡Dios! ¡Bill! Pensé que tendría problemas con tu hermano, no contigo. ¿Qué coños has hecho? La gente está histérica, todos quieren saber que ha pasado, porque os habéis peleado y no les puedo dar ninguna explicación.

-¿T-tom…?-logra decir con esfuerzo.

-Se lo han llevado al hospital, le pedí a Georg que le acompañara. ¿Por qué?-exige saber.

Bill mira a Gustav en busca de una explicación, que le diga algo a David para que deje de hacer tantas preguntas molestas. Pero Gustav no sabe que le puede decir, aparte de la vedad, que los dos hermanos se han pegado movidos por el odio.

Porque Bill creyó que habían pegado a lo que más quiere en este mundo, y eso le dio las fuerzas necesarias para pegar a su propio hermano, para llegar a odiarle.

Ve que Gustav no va a decir nada y asiente. Sabe que no le puede pedir eso, que mienta por él que le defienda de sus actos.

-Yo….son cosas de hermanos-dice al fin en voz baja.

-¡Otro igual! Me estoy cansando de que provoquéis peleas delante de la gente y luego nadie me quiera dar una explicación. La prensa se os va a comer viva, y yo no podré hacer nada para evitarlo.

Sale del autobús dando un sonoro portazo y es entonces cuando Bill se derrumba. Rompe a llorar sin consuelo, apoyándose en la mesa que tiene delante, dejando caer sobre ella su cabeza y de paso sus amargas lágrimas.

-¡Bill!-dice Gustav corriendo a su lado-Fue un accidente, tu hermano me golpeó sin querer.

-No me toques-le dice apartándose de él-Soy un ser horrible, no me merezco tus abrazos. Mira lo que he hecho, he creído ver algo que no era y me he atrevido a pegar a mi propio hermano.

-Pero no lo podías saber, solo has salido en mi defensa. Tu hermano te ha estado provocando todo el día, es normal que actuaras así.

-No debí hacerlo…..a pesar de todo el daño que me ha hecho, es mi hermano…y ahora me debe de odiar….

Sale corriendo al piso superior, en donde se echa a llorar en su cama, dejando abajo a un pensativo y preocupado Gustav. Siente que se está metiendo en medio de los dos hermanos, que por su culpa se han distanciado mucho, hasta llegar a las manos.

Sabe que les ha hecho mucho daño, a los dos. A Tom por no contarle lo suyo con su hermano en su debido tiempo, es su amigo y se lo debía. A Bill por hacer que se peleara con su propio hermano, provocándole le mayor de los daños.

Sabe que solo hay una solución para ese problema, y que no le queda más remedio que aceptarla. Por el bien de ambos hermanos, por el bien de la banda. Debe dejar a lo que más quiere en el mundo, por mucho daño que a él le cause.

Cada vez que le vea, que le oiga llorar por haber perdido a lo que más quiere. Por no poder ir a abrazarle y decirle lo mucho que lo siente.



Esperan encerrados en el autobús. Tom llega a las dos horas acompañado de Georg y David. Entran en el autobús y se encuentran a Gustav en el mismo sitio que Bill le dejó, sumido en su mar de pensamientos.

-¡Tom! ¿Te encuentras bien?-le pregunta nada más verle.

Tom asiente sin articular palabra. El golpe le hizo saltarse algunos puntos y se los han tenido que volver a dar, aconsejándole que no diga nada en unos días, que intente mover lo menos que pueda los labios.

Se sujeta una gasa sobre ellos que está teñida de su propia sangre. Se queda de pies mirando a sus compañeros, buscando con la mirada al causante de todo su dolor, el físico y el emocional.

-Está arriba-le explica Gustav.

Asiente y sube las escaleras con paso lento. Llega hasta la zona en la que están sus camas y le ve tumbado en la suya, sollozando por lo bajo. En esos momentos la furia le impide consolarle. No sabe porque le ha pegado, pero el que lo haya hecho le hace sentirse asi de mal.

Se echa en su cama y corre la cortina para no verle, cierra los ojos para no escucharle. Trata de pensar en lo mucho que lo llegó a querer, que tiene que tratar de olvidar esos sentimientos que no son correspondidos.

Se tumba de lado dándole la espalda, como si así consiguiera algo. Sus sollozos le penetran en el cuerpo por cada uno de sus poros, le llenan de su tristeza que flota por el aire.

Siente que se va quedando dormido lentamente, el calmante que le dieron el hospital empieza a hacer efecto. Suspira rezando para no verle en sueños, para no tener que soñar que en ellos tampoco hay felicidad.

El autobús de pone en marcha con los dos hermanos dormidos bien cerca pero a la vez separados. Cada uno sumergido en sus pensamientos. Uno rezando para poderle olvidar. El otro preguntando porque un solo beso le ha trastornado, porque ha pegado a su hermano para defender algo que cree que está empezando a perder.





Gime en sueños y se da la vuelta. Aún está medio dormido, perdido en la semi inconsciencia. Hasta sus oídos le llegan voces lejanas, que no entiende o no lo quiere hacer.

-No lo entiendo, ¿por qué lo tenemos que hacer?

-Solo os causo daño. Mira lo que le has hecho a tu hermano, y él ya estaba mal antes. Desde que ha sabido lo tuyo no ha levantado cabeza, se le ve muy desdichado.

-¿Y yo no lo estaré? ¿Te importa más él que yo?

-No….eso no es así….


Oye unos sollozos y como alguien trata de consolarlos en vano. Abre los ojos lentamente tratando de enfocar la vista. Lo ve todo borroso y por más que se los frota no consigue nada. Alarga una mano y levanta un poco el borde de la cortina que le separa de las voces.

Lo que ve ante sus ojos le deja sin respiración. Hay alguien sentado en la cama de su hermano, cogiéndole entre sus brazos, saboreando esos labios que él solo una vez ha probado.

Deja caer la cortina de nuevo, no quiere seguir mirando, ahora lo ve todo claro. Por eso fue el puñetazo, porque creyó que le había pegado. A lo que más quería en el mundo, a la persona que se lo había robado.

Porque eso era lo que le había hecho el que creía que era su mejor amigo. Le había robado su más preciado tesoro, y no podía hacer nada para recuperarlo. Porque había visto que era feliz a su lado, había visto que con él sería desdichado.

Gustav separa con dolor sus labios de los suyos, que tiemblan sin poderse controlar. El corazón se le ha parado desde que tomó esa drástica decisión. La de dejar al ser amado para que las peleas terminaran, para que nadie más saliera mal parado.

Pero, ¿y ellos? ¿Acaso no son también víctimas? Se verán todos los días, recordarán lo que no pudo ser, tratarán de evitar volverlo a hacer. No más daño. No más dolor. Solo el de ellos, de que nadie será testigo.



Paran a repostar y todos salen a estirar las piernas. Con las gafas puestas sale un Bill muy triste. Le ha dejado la persona que más quiere en el mundo. Su hermano no le dirige la palabra, y hasta se niega a mirarle. No sabe que hacer para que le perdone, para que le acepte a su lado otra vez.

¿Otra vez? ¿Es eso lo que quiere? Después de ese beso las cosas no serán como antes. No podrán mirarse sin recordarlo. Cierra los ojos y le vuelve a ver encima de él, vuelve a sentir sus labios cerrarse sobre los suyos, vuelve a sentir esa lengua frotarse con la suya haciendo que un gemido se escape de sus labios.

Sacude la cabeza para alejar de su mente esos locos pensamientos. ¿Cómo va a desear a su propio hermano? ¿Cómo es que se acuerda perfectamente del sabor de sus labios? ¿Por qué no es capaza de olvidarlo?

Entra en el autoservicio y mira algo para picar pero sin saber el que. Se distrae viendo lo que hay son fijarse que cerca del autobús las dos personas más importantes para él están hablando.


-Gustav-susurra Tom al verle.

El aludido se gira y se le queda mirando. Aunque ya no esté con su hermano, no puede olvidar todo el daño que sus palabras le han causado.

-¿Querías algo?-le pregunta tratando de ser educado.

Tom mira por encima de su hombro, viendo a su hermano de espaldas en la tienda. Sabe que tiene pocos minutos para hablar con él en privado.

-Yo…lo sé……todo….-comienza a hablar.

-¿Todo?-le pregunta extrañado.

-Sé que eres tú la persona que hace tan feliz a mi hermano-le dice sin tomar aliento.

Gustav le mira asombrado. Y tenso. No sabe que esperar de él, no sabe si le va a pegar como Bill creía que haría el día que se enterara.

-¿Te lo ha dicho Bill?-consigue preguntar.

-Os he visto hace unos minutos, en el autobús-le explica incómodo.

¿Cómo le va a decir que les pilló besándose? ¡si hasta a él le cuesta imaginárselo!

-¡Ah!-es lo único que puede decir Gustav.

Se quedan mirándose en silencio, pensando que es lo que van a decir a continuación.

-Pero eso ya se acabó-le dice Gustav con dolor.

-¿Se acabó?

-Lo he hecho por su bien. Si seguía conmigo las cosas irían de mal en peor. Solo he conseguido haceros daño a los dos, y sois mis mejores amigos. No os lo merecíais. No te merecías enterarte así de lo nuestro. Te lo debimos decir el primer día, y no esperar a que te partieran la cara por defender algo que yo debía hacer.

-Bueno, es mi hermano, no me podía quedar de brazos cruzados. Y sé que contigo estaría mejor que con otro.

Gustav sonríe al escuchar esas palabras. Sabe que le habrá costado mucho decirlas, pero se nota que las ha dicho de todo corazón, y eso le honra.

-¿Y no hay vuelta atrás?-le pregunta de repente.

-No, es mejor así. No más dolor.

-¿Y el vuestro? ¿Ese no cuenta?

-Se le pasará. Contigo a su lado no habrá más. cuida bien de él, se merece ser feliz.

Tom asiente y le tiende la mano, que Gustav acepta de buen grado. Se separan y cada uno va por su lado. El autobús estará media hora parado para que todo el mundo pueda estirar las piernas.

Tom observa que su hermano sale de la tienda y se cruza con Gustav, pero solo se saludan inclinando la cabeza. Nada más. Ve el dolor en su cara. a pesar de las gafas la tristeza se refleja en ella, le rodea como un manto invisible que se niega a abandonarle.

Pasa por su lado imitando el gesto que le hizo a Gustav y entra en el autobús. Todavía no han hablado. No saben que decirse, aparte de una disculpa que ambos se merecen del otro.

Observa que en el autobús no queda nadie, que Georg se fue al baño y sabe que tardará en regresar. Ve a David hablando con Gustav mientras toman un café.

Sabe que ha llegado su momento, y no piensa desaprovecharlo.





Entra corriendo y al ver que no está abajo sube al piso superior en donde le ve acostado de nuevo. Y también de nuevo sollozando.

Como sabe que no debe hablar y ya se ha pasado con Gustav, coge un cuaderno que hay encima de la mesa y un boli para escribir todo lo que no le puede decir en esos momentos.

Le toca el hombro con la mano y espera a que lentamente levante la cabeza y le mire con los ojos llenos de lágrimas. Solo entonces le da el cuaderno, dejándoselo encima de la cama y dándose la vuelta para acostarse en la suya.

Bill lo coge entre sus manos temblorosas pero no lo mira. Le da miedo ver que es lo que le ha escrito su hermano, con solo ver su reacción al dejárselo le ha quedado claro que está tenso con él.

Baja los ojos con lentitud y comienza a leer lo que sabe que pueden que sean las últimas palabras que su hermano le dirigirá.

“En el hospital he tenido tiempo para pensar en el motivo de tu ataque, y solo he hallado una explicación posible. Sé que estás con Gustav, solo te podías haber puesto así si alguien dañara lo que más ama en el mundo. Lo sé porque yo también he hecho los mismo, no dejo de pelearme porque atacan a lo que más amo, porque me veo impotente cada vez que escucho sus sollozos por el daño que le hacen esos malditos rumores, porque me muero por ir a su lado y consolarle diciéndole que todo irá bien…..porque no encuentro la forma de que te des cuenta de que intento olvidarme de ti sin conseguirlo, de lo mucho que te amo en silencio….”


Deja de leer, mirando como sus lágrimas han caído mientras leía en esa nota que desprende tanto amor y tristeza. Se levanta de la cama y con ella de la mano todavía se acerca a la de su hermano. Se le queda mirando de pies, le observa descansar con los ojos cerrados y un gesto de dolor en la cara.

Mira su cada vez más hinchado labio y un pensamiento le recorre la mente. Se inclina despacio sobre él y posa sus labios en esa herida que él mismo ha provocado.

Tom abre los ojos al sentir unos labios sobre los suyos. Mira directamente a los de su hermano, que no se han cerrado mientras le besa suavemente para no hacerle más daño.

Levanta las manos y le atrae más hacia él, le envuelve en un abrazo y le recuesta encima suyo, intentando hacer el beso más profundo pero sin lograrlo por culpa de los puntos.

Gime contra su boca, pero no es de dolor, sino de desesperación. Ha conseguido lo que lleva toda la vida esperando y no puede hacer más que quedarse quieto mientras ocurre.

Bill lo nota y sonríe en el beso. Le pasa la lengua por la comisura del labio y da ese beso por finalizado. Se separa de sus labios y le mira desde arriba con un brillo especial en los ojos.

-Me di cuenta. Desde el primer puñetazo que recibiste por mí. Cada vez que me defendías de esas crueles palabras podía ver tu amor por mi en cada palabra que salía de tus labios-le dice sonriendo.

Pasa un dedo sobre ellos, haciendo que el cuerpo de su hermano se arquee bajo el suyo.

-No me pidas que te olvide, porque nunca lo haré. Siempre estarás unido a mí, ya sea por un lazo de hermandad o por algo más.

-¿Amor, quizás?-pregunta esperanzado.

-Amor será-le contesta en un susurro.

Sus labios se vuelven a unirse en un tierno beso. Se abrazan con fuerza dejando atrás sus problemas. Juntos se enfrentarán a lo que diga la gente. A lo que su madre piense.

Porque son hermanos. Porque se pertenecen el uno al otro.
Notas finales: ¡Un fic menos! Ya me quedan ¿? por terminar, me esfuerzo en hacerlo, y más porque este me ha costado, tanto tiempo son seguirle que estaba perdida y me lo tuve que leer de nuevo para cogerle el hilo.

Puede que el final sea algo brusco, tal vez debi hacerlo en dos capitulos, uno explicando mas los motivos de Gustav para dejarle, y otro en el que Tom trabaje para conseguir el amor de su hermano, porque despues de lo que le ha hecho todo ha ido muy facil para conseguirlo...

Pero en fin, el calor ya no me deja pensar y esto es todo lo que he podido escribir....

Un besazo a tod@s por leerme, y muchas gracias por vuestros comentarios, que prometo contestar en cuanto tenga algo de tiempo......


CHAO!!!!!!!!!!

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