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GUARDA TUS BESOS PARA MI por lyra

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Se limpió la cara y salió de esa habitación en la que su hermano ha dejado su dolor encerrado. …l haría lo mismo, encerraría su dolor bien hondo para que no lo volviera a ver o sentir. Encerraría con el esos sentimientos que se negaban a abandonar su corazón.

Ojala pudiera hacer lo mismo con su cuerpo. Encerrarse en una habitación hasta la que no le llegaran las risas de su hermano, las miradas que le solía lanzar antes de saber su secreto.

Echaba de menos todo eso, poder estar a su lado fingiendo ser feliz. Poder escuchar su risa fijándose en esos labios por los que salía, deseando ser una sonrisa que se quedó en ellos para siempre.

-¿Estás bien?-le preguntó Gustav.

Levantó la mirada y consiguió esbozar una sonrisa que se quedó en una mueca de dolor.

-Vamos Bill, tienes que olvidarlo. Sigue adelante con tu vida, olvida que has besado a la persona equivocada-le trató de animar Gustav.

-Eso intento, pero todos los recuerdos vuelven en cuanto la veo-susurró Bill procurando no echarse a llorar.

-Lo que tienes que hacer es buscar a alguien que la sustituya-dijo Gustav con firmeza.

Le apretó el hombro con cariño y le dejó que siguiera sumido en sus recuerdos. ¿Qué buscase a alguien que le sustituyera? Eso nunca, nadie jamás podrá ocupar el lugar de su hermano. Solo le quedaba esperar a que se diera cuenta del error que cometía al no querer sus besos, a no querer su amor…



-Ya nos podemos ir al hotel-anunció David.

Todos le siguieron y se subieron al coche que les estaba esperando. Bill se sentó atrás, viendo con color como su hermano se sentaba delante al lado del conductor. Ni siquiera quería estar a su lado los 10 minutos que duraría ese corto viaje.

Llegaron al hotel y una vez en el ascensor a Tom no le quedó más remedio que acercarse a su hermano en aquel estrecho habitáculo. Estaba delante de él, notando como su aliento le rozaba el cuello, oyendo sus pensamientos.

“¡Tom!”-gritaba su voz desesperada.

Negó con la cabeza y procuró adelantarse unos pasos, pero era imposible y lo único que consiguió fue empujar a Georg.

-Tranquilo, que enseguida llegamos-dijo Georg dándose la vuelta-¿Tú también tienes que ir al baño?

Le contestó con una sonrisa y volvió a ocupar su lugar, pisando esa vez a su hermano.

-Perdón-murmuró en voz baja sin volverse.

-¿Por qué?-susurró Bill.

Pero no le contestó, no quería caer en esa trampa, le obligaba a que hablase con él, a que le pidiera perdón por lo que le dijo en esa habitación, y no pensaba hacerlo solo para su satisfacción.

Llegaron a su piso y en cuanto las puertas se abrieron Tom salió corriendo a su habitación.

-Pues si que tiene prisa para ir al baño-dijo Georg riéndose en voz alta.

Gustav le dio un codazo para que se callase mientras que el cantante pasaba entre los dos con la cabeza agachada.

-Están enfadados-le explicó Gustav, como si no lo hubiera notado.

-Si bueno. Pero ¿qué podemos hacer?-preguntó Georg encogiéndose de hombros.

-Me temo que nada-contestó Gustav suspirando.





Tom entró en su habitación y puso el cartel de no molestar en la puerta, deseando ponerlo también en su corazón.

“Por favor, no molesten. Por favor, no entren en el”

-Por favor, deja de quererme-susurró contra la puerta.

A su cabeza le vino la imagen de su hermano llorando mientras le decía que no podía evitarlo. Se quedó con ganas de decirle que si no fuera tan débil lo lograría, pero sabía que eso le haría más daño.

Caminó hasta la cama mientras se iba desnudando por el camino, dejando tirada por el suelo su ropa. Se quedó en ropa interior y se acostó tras quitarse la gorra y soltarse el pelo.

Apagó la luz y cerró fuertemente los ojos. Solo quería dormir, olvidar esa espantosa actuación de esa noche, como su hermano le cantaba suplicando estar a su lado, como le levantó la mano para pedirle que dejara de perseguirle en vano.

-Bill-susurró en sueños-Deja de hacerlo, no me pidas algo que no está la alcance de mis manos, o de mis labios…

Se quedó dormido con el ceño fruncido, porque en sueños veía siempre a su hermano. Tumbado a su lado, le veía acercándose lentamente a sus labios. …l se quedaba quieto, sabía que podía pararle en cuanto levantase una mano, pero las dejó quietas a ambos lados de su cuerpo.

Quería ser besado, quería sentir el amor de su hermano…





Bill entró en su habitación y corrió hacia el minibar. No había ninguna persona que pudiera hacerle olvidar a su hermano, pero si una manera de olvidarle por una noche.

Olvidar que le hacía daño, olvidar que no quería ser amado…

Cogió todas las botellitas que pudo y salió a la pequeña terraza a beber mientras miraba las estrellas. Se acordaba de cuando eran pequeños y se quedaban observando las estrellas desde la ventana, deseando ser una de ellas en el firmamento.

Ahora eran famosos, eran unas estrellas bajadas del cielo.

¿Y para qué? ¿Por qué bajó del cielo a la Tierra?

Solo para ser desdichado, para amar a su hermano y no ser correspondido.

-¡Maldito seas Tom!-gritó a la noche-¿Por qué me haces amarte de esta manera?

Sollozó mientras se llevaba a los labios una botella. Se la bebió de un trago haciendo caso omiso al calor que le quemó la garganta y le hizo toser.

Terminó la botella y la estrelló contra el suelo con todas sus fuerzas. Cogió otra y repitió la misma acción, se la bebió y luego la rompió. Oyó el sonido que los cristales hicieron al estrellarse contra el suelo y le recordó al sonido de su corazón roto…

Terminó con todas las botellas y se levantó dando tumbos hacia el minibar, pero vio que estaba vacío, en el solo quedaba agua y esa no la pensaba probar.

Decidió ir a por más. Salió de su habitación y caminó por los pasillos apoyándose en la pared. Pero sus pasos fueron traicioneros y en vez de conducirle hasta el ascensor le llevaron hasta la habitación de la persona que le estaba haciendo daño.

Miró el cartel que había colgado en la puerta y frunció el ceño.

“¿Qué no te moleste? Pues ahora te vas a enterar”-pensó comenzando a llamar a la puerta.



Tom oyó que llamaban y se despertó de malhumor.

“¿Para que se cree la gente que he colgado ese cartel?”-pensó enfadado mientras de levanta de la cama.

Le dio igual estar en ropa interior, abrió la puerta y se quedó sin respiración al ver a su hermano en ese estado.

Saltaba a la vista que había estado bebiendo, y además llorando. Tenía todo el maquillaje corrido por la cara, lágrimas negras le bajaban por las mejillas y el carmín estaba corrido de sus labios.

-¡Bill!-le llamó enfadado.

-Siento molestarte, hermano-dijo Bill arrastrando las palabras.

-Baja la voz, te van a oír-le riñó Tom.

-Solo te estoy hablando, no te estoy besando-dijo Bill en voz más alta todavía.

Tom le cogió con fuerza de la muñeca y le obligó a entrar en la habitación cerrando la puerta con fuerza.

-Estás loco, además de borracho-gruñó Tom soltando su mano.

-Estoy loco por ti, ¿o todavía no te has fijado?-preguntó Bill comenzando a sollozar de nuevo.

-Si no te calmas te meto en la bañera y te doy una ducha bien fría-le amenazó Tom.

-Tendrás que hacerlo porque no puedo calmar mi corazón, pero eso solo me hará calmar esta noche, mañana seguiré pensando igual y el resto de mi vida también.

Se acercó a su lado, pero Tom retrocedió y Bill tropezó cayendo a sus pies.

-¡Joder Bill!-gritó agachándose a su lado.

Le cogió por los brazos intentando levantarle, pero su hermano no hacía nada por ayudarle, solo se aferraba a él haciéndole caer a su lado.

-¿Por qué me haces tanto daño?-sollozó cogido a su regazo.

Tom se quedó sin contestarle, solo le pasó las manos por el pelo esperando a que terminase de llorar, que desahogase su corazón y lo vaciara de tanto dolor. Pero eso era una tarea muy complicada además de muy larga.

A los 5 minutos se cansó de esperar y decidió levantarle reuniendo todas las fuerzas que pudo.

-Se acabó, ahora mismo te meto en la bañera-le dijo muy enfadado.

Le llevó a rastras hasta el baño y le dejó apoyado en el lavabo mientras preparaba la ducha. Se dio la vuelta solo para ver que su hermano se había puesto muy pálido y estaba a punto de devolver.

Abrió la taza del inodoro con rapidez y le obligó a inclinarse justo a tiempo. Le sujetó por la frente con una mano y la cintura con la otra, notando en ella las arcadas que le recorrían el cuerpo sin compasión.

-Así aprenderás a no beber-susurró mientras trataba de no escuchar sus arcadas.

Le levantó con cuidado cuando terminó y tras tapar el inodoro le obligó a sentarse en el. Tiró de la cadena y comenzó a quitarle la camiseta que se había manchado. Le limpió la cara con ella y también los labios.

-Deja de llorar-le pidió inútilmente.

Le cogió por los hombros y le levantó, apoyando su cuerpo contra el suyo mientras le descalzaba y quitaba los pantalones. Se le quedó mirando y pensando fuertemente que solo era su hermano le bajó los boxer y le metió en la bañera, dejándole sentado en ella mientras abría el grifo del agua caliente.

Pensaba darle una buena ducha de agua fría, pero viendo lo mucho que temblaba le bañó con agua caliente.

Bill se quedó muy quieto en el fondo de la bañera. Estaba encogido, con las rodillas levantadas y la cara apoyadas en ellas. Sollozaba contra las manos mientras le lavaban su cuerpo con cuidado.

Tom cortó el agua y cogió una toalla con la que le secó el pelo obligándole a levantar la cabeza.

-Tom....-le llamó en voz baja.

-Cállate, guárdate tus disculpas-dijo Tom enojado frotando su pelo con fuerza.

Le ayudó a levantarse y le pasó una toalla por el cuerpo y otra por los hombros.

-Sécate mientras te busco algo de ropa mía-le ordenó viendo que se podía quedar de pies sin miedo a caer.

Salió del baño y abrió unos de los cajones de la cómoda. Cogió unos boxer suyos limpios y una de sus camisetas tres tallas más grandes.

-Tendrá que valer para esta noche-murmuró extendiéndola ante sus ojos.

Volvió al baño y le tendió la ropa saliendo otra vez. Pensaba en lo que iba a hacer a continuación. No podía llevarle a su habitación medio desnudo por el pasillo, alguien les podía ver y pensar lo que no era. Y la idea de dormir en la cama con él tampoco le atraía demasiado. Miró el pequeño sofá del dormitorio y decidió pasar la noche en él.

Se giró cuando oyó la puerta del baño y le miró sin decir nada. Verle llevando solo una de sus camisetas le hizo sentirse muy incómodo. Le estaba muy grande, o tal vez fuera que su hermano era muy pequeño. Le llegaba más debajo de las rodillas y las mangas le estaban muy largas, dejando al descubierto uno de sus hombros.

Vio que se quedó quieto en la puerta apoyado en ella. Chasqueó la lengua y corrió a su lado, pasando una mano por su cintura y haciendo que le pasase el brazo por su hombro. Le obligó a caminar hasta la cama y le acostó en ella, tapándole hasta la cabeza.

-Tom-llamó Bill de nuevo muy bajito.

-No-contestó Tom con firmeza, sabiendo lo que quería pedirle.

-Por favor-suplicó más alto.

Miró como comenzaba a temblar con los ojos cerrados y consiguió ablandarle un poco el corazón.

“Solo hasta que deje de tener frío”-pensó dando la vuelta en la cama y echándose a su lado.

Le abrazó por detrás con fuerza, impidiendo que se diera la vuelta y pusiera la cara cerca de la suya, de sus labios. Sintió que su cuerpo se estremecía por el frío, o tal vez fuera por los nervios de que le estuviera abrazando.

Pensó que era por el frío, así que se acercó más a él y para estar más cómodo apoyó su cara en la curva de su hombro. Cerró los ojos procurando no quedarse dormido, solo para descansar la vista.

Bill apretó más los ojos al notar ese aliento cálido que le taladró la piel. Al fin lo había logrado. Había conseguido sentir ese calor que su hermano le estaba negado.

“Pero solo es por una noche”-pensó tristemente-“Cuando se haga de día mi sueño habrá terminado, y con el mi alegría”

Alegría de despertarse en sus brazos… de saber que por una noche le había amado.
Notas finales: Y en el próximo capítulo:



Y eso hizo. Entró en esa boca con la que llevaba tantas noches en vela deseando poseer. Introdujo su lengua en esa cueva de placeres ocultos…

Gimió cuando notó que otra lengua salía a su encuentro y se frotó contra ella, haciendo que se le cortase la respiración por un momento, para luego acabar soltando todo el aire acumulado en un suspiro largo.

-¡Que coño estás haciendo!-gritó Tom al despertarse del todo.

Le empujó con violencia haciéndole caer de la cama de espaldas. Se le quedó mirando desde arriba jadeando, limpiándose la boca con una mano.

-Te he hecho una pregunta-gritó otra vez.

Pero Bill no le podía contestar. El golpe que se había dado contra el suelo le había dejado sin respiración, ¿o había sido el beso? En esos momentos no lo sabía con certeza, solo se concentraba en intentar respirar con normalidad y pensar en qué respuesta podía darle a su hermano, aunque estaba muy claro lo que estaban haciendo, no sabía porque se lo pregunta.

Cerró los ojos cuando una punzada de dolor le subió por la espalda y se llevó una mano a ella gimiendo.

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