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One Way Ticket por N3K0-Ch4N

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Luz, había mucho de eso, fluidos goteando entre las cambiantes figuras en sus manos, en los controles, todo era tan distante; sin embargo tan cerca, cerca de todo lo que él era, todo lo que había perdido, fue una simple nada, él no era nada. La máquina emitió un pitido y se detuvo, y de la luz llegaron los colores verdes y azules fusionándose, estaban manipulando lo que él sabía que era, Trunks extendió la mano para tocar el cristal cuando se formó una capa de hierba debajo de la máquina del tiempo, aparecieron árboles donde antes solo había un espacio blanco brillante, se volteó y oprimió el botón de apagado. A través del cristal de la cúpula, Trunks miró la asombrosa vegetación que lo rodeaba ¿había llegado al lugar correcto? la montaña era muy diferente de lo que recordaba. La cúpula de cristal se abrió y salió, sintió su cuerpo caerse, sacudirse, sus rodillas se toparon con la tierra y luchó por mantenerse en pie, arrancando pequeños puñados de verde césped, las lágrimas humedecieron su cara, estaba vacío por dentro, cegado por el dolor, Trunks golpeó la tierra, el dolor que había encadenado a su cuerpo engañosamente se sentía más físico que mental, ni siquiera entendía porque estaba llorando.

A todos los que había dejado atrás probablemente estaban muertos, se habían sacrificado para que él pudiera existir y cambiar el pasado. Aunque parezca una mentira, el pasado ya no existía, su llegada hasta allí había traído el fin de su mundo, lo único que le quedaba ahora era el deber de salvar este mundo.

No quedaba nada.

Su línea de tiempo había sido sacrificada, su línea de tiempo estaba perdida, además de eso, estaba perdido. En su interior, el príncipe estaba empapado con ese conocimiento, frío por la mirada que recordaba de los ojos de su madre cuando la ráfaga de energía golpeó su pecho, todos murieron para que él pudiera estar ahí y él ni siquiera quería seguir viviendo. Aún así, se levantó, los fragmentos de la promesa que hizo aún resonaban dentro de su corazón, había hecho una promesa, la promesa de ver las cosas de otro modo; incluso si todo lo que podía hacer era salvar a sus seres queridos en este momento, en ese lugar.

Con cada vibración de su ser, surgía nueva fuerza. Una nueva oportunidad de continuar, y todo había comenzado con una promesa.

-Gohan, lo prometo ¡no te decepcionaré!

Ese mundo parecía escuchar su verdad, el viento suave acariciaba sus mejillas y mecía su ropa, dentro de aquel ambiente había un ki familiar, acercándose lentamente a la deriva, estaba detrás de él. Lloró porque nada en su vida había parecido tan piadoso, tan etéreo, sus ojos azules vidriosos estaban sumidos en un sentimiento tan profundo.

-G-Gohan...-el príncipe se atrevió a darse la vuelta para presenciar el fantasma de su sensei, pero en su lugar vio algo mucho más precioso, mucho más de lo que él podía esperar. Gohan estaba vivo, solo, mirándolo a los ojos, reprimió un sollozo-¡Gohan!-

-¿C-Cómo sabes mi nombre?-el joven se sonrojó y dio un paso atrás con cautela-¿se encuentra bien, señor? Sus manos están sangrando-

Trunks sollozó más y sostuvo su pecho mientras se inclinaba, como si sus músculos hubieran sentido demasiado, lo había amado… demasiado pronto, dolió mucho más de lo que había hecho en las semanas posteriores a la muerte de su sensei, la barrera que reprimía su dolor se rompió, emergiendo de su interior al ver los ojos oscuros del otro semi-saiyajin. Ese era extraño al que había despedido en la habitación de Mirai Gohan, era un niño que nunca había visto la verdad de su corazón, uno al que nunca le había dicho que lo amaba, el dolor se filtró por sus mejillas enrojecidas cuando el adolescente de cabellos lilas elevó su cabeza y mostró sus dientes con angustia.

Maldita sea esta vida.

-Estoy bien, solo… me entró polvo en los ojos cuando caí.

-¿Los dos ojos?-el semi-saiyajin arqueó una ceja-uh, si tu lo dices… espera ¡ese es el logo de la Corporación Capsula! ¡asumo que debes trabajar para Bulma!-

-Maldición, realmente se ve lindo a esa edad…- pensó Trunks, quien se limpió los ojos con la manga de su playera y miró hacia abajo-sí, más o menos-

-¿Quieres venir a mi casa?-Gohan sonrió y ayudo al semi-saiyajin a incorporarse-mi mamá está preparando el almuerzo, si te ve herido de esa forma, tendrá lástima de ti y te dará buenas raciones-

-Uh, seguro…-Trunks se sonrojó. Sin más preámbulos, la versión más joven de su sensei lo guió por los senderos del bosque contándole sobre su amor por la ciencia y su entrenamiento, era adorable pero no estaba cerca del nivel de precaución que tomaba un Gohan adulto-ni siquiera está preocupado, podría ser una mala persona y me está llevando a su casa-

-Y luego me dio un puñetazo en el ojo ¡estuvo hinchado durante semanas! Sin embargo, Piccolo-san es muy agradable ¡él y Icarus son mis mejores amigos!

Lejos de la destrucción de los androides, Trunks fue sorprendido por la belleza de este lugar, cuán vibrantes eran las hojas, curiosos eran los animales que caminaban por los senderos junto al crepitar de los arroyos y un césped suave. Con sus sentidos a todo dar, podía oler el aroma de la carne asada, así como el humo del suave fuego, sabía sin lugar a dudas que estaban cerca, ya que percibió el ki de la amiga de su madre cuando se acercaban.

-Chi-chi...

-¡Trunks mira, esa es mi casa!-Gohan lo jaló para que se agachara detrás de un espeso arbusto, el príncipe se mordió el labio cuando el otro semi-saiyajin posicionó junto a él y apuntó un dedo entre una separación de hojas-Esa es mi casa, será más divertido si nos acercamos sigilosamente hacia mi mamá...-

-No te metas en problemas...-dijo Trunks riéndose entre dientes.

-Nah-Gohan dibujo una gran sonrisa tonta en su rostro-ella siempre me perdona al final ¡adelante!-

Una vez más fue guiado entre los árboles, esta vez más rápido y Gohan sostenía su mano. Corrieron a través de las ramas de los árboles, hacia una Chi-chi desprevenida que estaba colgando ropa, era vigorizante. El adolescente tuvo que deslizarse sobre la hierba cuando Gohan soltó su mano y se dirigió volando hacia el aire, dio una vuelta y apunto hacia su madre pero la princesa Ox Satan lo esquivó y los pies de ambos niños fueron dados vuelta hacia arriba por un pie delicado.

-Mamá-se quejó Gohan cuando cayó de espaldas en el césped.

-¡Te queda bien acercarte sigilosamente! Eres como tu padre pero al menos no eres lento.

-¡Oye!-dijo Gohan abalanzándose sobre ella.

-¡Jajajajaja!-Trunks se incorporó y se aferró a sus costados, era demasiado adorable. Desde el césped, ambos se voltearon hacia ella y Chi-chi parpadeó.

-Gohan ¿a quién has traído a casa ahora?

-Él es Trunks-dijo Gohan sonriendo-trabaja para Bulma-

-Está sucio y está sangrando-dijo Chi-chi frunciendo el ceño.

-Sí, acaba de recibir una golpiza-Gohan miró a Trunks y le guiñó el ojo-¿se puede quedar a cenar?-

Trunks se escondió en un árbol detrás de él y se cubrió la boca.

-¿Acaso él… me guiñó el ojo?-Trunks sonrió débilmente pero no podía hacer nada para que Chi-chi confiara en él.

-¡Bien!-dijo la mujer frunciendo el ceño-¡pero no te hagas ninguna idea, amigo! ¡mi esposo y mi hijo son artistas marciales!-

Con la nariz en alto, dio la vuelta y camino de regreso a la casa. Gohan se echo a reír y corrió a llevar al adolescente, literalmente, arrastrando hacia la casa, inmediatamente fueron atacados por el aroma de la comida. Trunks se sonrojó al sentir su estómago gruñir, pero se sentó en la mesa de la cocina sin hacer alboroto. De repente, sintió la carta de Mirai Chi-chi en su bolsillo, en su mente aún podía oírla gritar desde el walkie-talkie, aún podía oír los disparos.

¡¡Clack-clack-clack!!

-Se-señora…-se levantó de la mesa y su cuerpo tembló.

¡Esto es por mi hijo y por mi padre!

Los bronceados dedos temblaron cuando le extendió la carta con cautela, Chi-chi se sonrojó.

-¿Qué es esto?-tomó la carta con cuidado, la sonrisa de aquel extraño era desconcertante pero Gohan se parecía mucho a su padre, confiaba en él con todo su corazón y esa era una de las muchas razones por las que ella lo quería muchísimo.

Aparentemente, era una carta de su yo del futuro. Al principio, enfadada por una broma tan cruel, Chi-chi solo repasó las líneas. Luego, leyó la carta otra vez y otra vez, Chi-chi se dio la vuelta para mirar al joven de cabello lila. Su yo del futuro, más madura y más sabia le había dicho que confiara en él. Habría una batalla para la que tenía que prepararse, si ella no tomaba ninguna medida, tanto su hijo como su esposo morirían.

-¿Señora...?- murmuró Trunks inseguro, mientras la mujer seguía mirándolo fijamente. Chi-chi dobló la carta y la dejó sobre la mesa.

-Él está allí-respondió señalando la puerta que conducía a la habitación de Gokū.

El tono alegre de la tarde había cambiado, se había transformado en algo más, Gohan se paró frente a la puerta con la cabeza baja y los puños apretados, ahogo sus palabras, pues no le serviría de nada gritarle a Trunks o quien sea que fuera él y no ayudaría desahogar su ira ante la desconocida traición.

-¿Quién eres tú?

Trunks se sonrojó y se apoyó en la pared para observar la espalda del niño, podía sentir su ira, era una pequeña fracción pero le había mentido de todos modos.

-Soy un amigo, tengo una medicina que ayudará a tu padre…

Gohan se dio la vuelta, empujó al adolescente contra la pared, en tal proximidad no pudo evitar ver el brillo en sus ojos, incluso sintió su jadeo en la respiración.

-Ya mentiste una vez, si fuera tú, no lo volvería a hacer-susurró por temor a preocupar a su madre, pero una mano callosa sostuvo su brazo con fuerza por sobre su cabeza. Trunks se estremeció, allí bajo la apariencia de niño, su sensei estaba dentro, podía ver el fuego en la oscuridad de sus ojos, hizo que surgiera un viejo deseo por dentro, uno que no merecía. Relamiéndose los labios, los ojos del semi-saiyajin adolescente se cerraron contra la pequeña luz del sol que entraba por la puerta de la cocina.

-Sí te prometo no volver a hacerlo nunca más ¿confiarías en mi? te necesito, Gohan. por favor…

Gohan se sonrojó profundamente ¿quién era él? lo hizo sentir… raro, quizás nervioso. Inconscientemente, su dedo pulgar levantó la manga de su playera hasta la altura de su muñeca, ambos gimieron y se apartaron.

-B-Bien, pero no mientas otra vez…

-Lo prometo-Trunks sonrió levemente.

Entraron y Trunks se arrodilló junto a la cama, Gohan frunció el ceño mientras lo veía abrir un recipiente y echó el contenido de este sobre los labios de su padre, su madre siempre supuso que esa enfermedad sería temporal pero nunca había visto a su padre de esa manera, conociendo a su madre, sabía que ella lo había limpiado antes de venir a sentarse con él, siempre fue así, si pudiera, lo ocultaría del mundo. Después de haber entrado en la habitación de su padre junto con aquel extraño que decía tener una cura para su enfermedad, Gohan entendió cuan grave era la situación, su madre siempre había sido tan positiva y tranquilizadora acerca de que la enfermedad era solo un soplo cardíaco temporal en la perfecta salud de su padre, Gohan ahora se dio cuenta de cuán grande podía llegar a ser una mentira. Si la historia que les habían contado sobre el futuro trágico era verdad, su única opción era seguir las indicaciones de aquel desconocido, su madre parecía estar muy convencida.

En silencio, Gohan observó como se le era administrada la medicina a su semi-inconsciente padre, con esa medicina, hicieron una promesa y aceptaron la responsabilidad de crear un futuro mejor; sin embargo, a Gohan no le importaba eso, solo estaba agradecido de ver con qué amabilidad y cuidado estaba tratando aquel extraño a su padre. Con una rodilla apoyada en su mentón, vio a Trunks, el mentiroso, acunando la cabeza de su padre.

-Mi mamá dijo que esto lo curaría-dijo Trunks sonriendo tristemente-así que no te preocupes ¿de acuerdo?-

-No estoy preocupado-Gohan se sonrojó, Trunks podía llegar a ser encantador cuando quería-mi papá es el hombre más fuerte del universo, quiero saber porque estás aquí, Trunks ¿cómo supiste que estaba enfermo? ¿cómo conoces a mi mamá? Y…-

-No aquí-salieron de la habitación y Trunks le explico todo lo que podía explicar-mi mamá hizo esta medicina antes de morir-

-¿Y tu padre?-preguntó Gohan mordiéndose el labio inferior.

-Se ha ido también, ahora solo quedo yo, no queda nadie…

-Pero me tienes a mí-gruñó Gohan-¿verdad?-

-Sí, es cierto-dijo Trunks parpadeando para retener las lágrimas.

-Mamá, Trunks se quedará en mi habitación hasta que se recupere.

-G-Gohan…-Trunks se sonrojó violentamente.

-Por supuesto que se quedará, querido-dijo Chi-chi.

Cenaron en silencio, Gohan observó a Trunks devorar varios platos mientras el adolescente temblaba por la ira, nadie debería estar tan hambriento, mientras lo veía secarse las lágrimas, no pudo evitar sentir sus propios ojos llenarse de lágrimas.

-Esto es realmente bueno, señora-comentó Trunks.

-¡Me halagas!-dijo Chi-chi colocando otra bandeja frente a él, sonriendo tristemente-¡ojala Gohan pudiera comer de esa forma sus vegetales!-

-¡Mamá!

Trunks solo se rió entre dientes.


 

La comida pareció alegrar su estado de ánimo pero una vez terminó la cena, Trunks sintió que el dolor, la culpa y la angustia inundaban su ser. Vomitó y sollozó contra la pared del baño, cada visión de la comida casera preparada con delicadeza, mezcladas con la imagen de su madre comiendo de latas de comida en conserva, los gritos, el brazo ensangrentado de Mirai Gohan, incluso la herida en su mejilla, sollozó más fuerte cuando algo brillante se dispersó a través del abdomen de su madre, podía ver el horror en sus ojos; la agonía llena de terror y dolor mientras su sangre salpicaba el aire.

-¡Trunks! ¡No me dejes!-le dijo con una mano alzada en el aire.

-¡Trunks!-Gohan lo sacudió trayéndolo de nuevo a la realidad-¿estás bien?-

-N-No…-Trunks se estremeció ante el toque-no puedo…-

-Sí puedes-Gohan se arrodilló y colocó una toalla en el regazo del adolescente, se levantó y sonrió tristemente-no hay mucha comida de dónde vienes, se cómo te sientes, cuando entrenaba, Piccolo-san se negaba a darme alimento, pase hambre muchas semanas, cuando finalmente llegue a casa, comí bien. Ten, te hice una medicina para el estómago, bébela despacio-

-G-Gracias-Trunks se sonrojó levemente, Gohan cerró la puerta e hizo las camas en su habitación, mientras lo hacía pensó en lo tonto que era, supuso que tener a Trunks allí sería como dormir sin pensar que el otro podría necesitar su propio tiempo y espacio, no tenía ni idea de lo que le pasó al joven de cabellos lilas, cómo llegó allí, de dónde vino. Ni siquiera le había agradecido por haber curado a su padre, con el ceño fruncido, el semi-saiyajin se sentó en la cama, prometiendo que se iría a dormir tan pronto como Trunks lo hiciera.

Gohan estaba revisando sus cosas viejas e innecesarias, clasificándolas en una caja de cartón, estaba haciendo un espacio para Trunks como su madre lo había indicado; sin embargo, no tenía ninguna queja sobre lo acordado. Compartir una habitación con el salvador de su padre era lo menos que podía hacer para demostrar su gratitud, aún así, tenía un motivo oculto: estaba ansioso por saber más del extraño adolescente, en sus sueños más locos ya podía verse con él en innumerables pijamadas en esa casa, nunca había tenido una, de hecho, nunca había tenido un amigo tan íntimo a su edad.

Echó un vistazo al adolescente que ahora estaba sentado en un rincón junto a la ventana, la mirada sombría y torturada en el rostro de Trunks no mostraba ningún entusiasmo ante la idea de tener que compartir una habitación. Pero, momentos después, Trunks estaba con los ojos vidriosos, retorciéndose la parte superior de su pijama, se veía tan… adorable.

-Yo… h-hice tu cama, puedes dormir cuando quieras.

Trunks lo miró y sus ojos se humedecieron, con las mejillas rojas dejó escapar una bocanada de aire y se estremeció.

-Gracias.

Era tan hermoso. Gohan se puso una camisa que le llegaba a las rodillas y miró la pared en un intento por ocultar su sonrojo.

-Lamento mucho lo de tu madre.

-Gracias…-Trunks se sentó junto a la ventana, se sentó como un centinela y su labio inferior tembló cuando se aferró a su espada.


 

Una hora más tarde, Gohan se quedó dormido, pero Trunks permaneció despierto en la oscuridad mientras escuchaba el suave zumbido de los insectos que volaban alrededor, el calor lo había hecho despegarse de las mantas pero ni siquiera el silencio de la casa Son podía apartarlo de su espada.

Fue una noche muy calurosa, la ventana abierta apenas ayudaba, Trunks empujó la ventana más abajo y se giró hacia su lado. No fue solo el calor lo que lo mantuvo despierto, sujeto su espada contra sí mismo con más fuerza, a pesar de saber que estaba completamente a salvo allí, no podía relajarse. Años de constante peligro y amenaza de los androides en su hogar, en su línea de tiempo, siempre lo habían mantenido alerta, esta actual y utópica paz se sentía surrealista.

Trunks escuchó la cacofonía de los sonidos: la respiración de Gohan que mezcló con el zumbido de los mosquitos detrás de la red atrapa-insectos en la ventana, los pájaros nocturnos que cantan y cantan, coros de saltamontes, ranas y sapos croando. Todo eso venía de alrededor de la montaña. En casa, todo era muy silencioso por las noches. Todo estaba muerto, extinto, cualquier tipo de sonido indicaba peligro de inmediato. Probablemente era la culpa lo que lo mantenía despierto, después de todo, le dieron una segunda oportunidad, mientras que la anterior solo había sido su soporte. Se sentía culpable y temía no cumplir con la esperanza y las expectativas que le habían puesto, simplemente no tenía derecho a fallar, y eso era la cosa más aterradora de todas.

Sería egoísta estar en paz ahora, después de todo lo que había sucedido, después de todo lo que había perdido. Con una mirada cautelosa en la ventana abierta, comenzó a hacer abdominales, y con cada uno un fantasma hablaba en su oído.

"Te has vuelto perezoso ahora que estoy muerto. ¡Haz quinientas flexiones!”

Trunks luchó, demasiado torcido en sus emociones para entrenar adecuadamente.

-Si señor-susurró.

"Trunks Briefs, ¿cómo te atreves a desperdiciar una buena comida?"

-Lo siento, mamá-Trunks se derrumbó en su lado de la cama y se cubrió la boca con la manta, reprimiendo su sollozo para no despertar a Gohan, se apretó el pecho y se meció.

La culpa lo estaba comiendo vivo, se escabulló hasta una esquina de la habitación, con aquella tortura en mente, permitió que los fantasmas castigaran su ya quebrantado espíritu hasta bien entrada la mañana.


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