-Ayu-chan bajale a la música… ya se vinieron a quejar los vecinos porque no bajas el volumen.- decía Taki en pijama mientras interrumpía mi “actuación” espectacular con brincos en la cama dando un concierto con mi cepillo de cabello. Me quedé estupefacta cuando el hombre se acercó y desconectó las bocinas de mi amado iPod, Pretty Hate Machine.
-Hey…¿Qué ocurre contigo?- grité enfadada dando un brinco para bajar de la cama.
-Llevo diez minutos hablando con los vecinos convenciéndolos de que no estás ebria, drogada o algo similar y que bajarías el bendito volumen.
-Soy libre de hacer lo que yo quiera. No necesito su consentimiento para poner mi música tan alto como yo quiera. Sobre todo si son las diez de la noche- alegue en mi defensa.
-Son las tres de la mañana- contestó el moreno de gafas con los brazos cruzados.
Mire mi reloj…y marcaban las diez. “maldición… nota mental no lanzar mi reloj a la pecera para que los peces sepan que es hora de comer…”
-¿Por cierto?- continuó- Deberías estar dormida. Mañana tienes consulta- reparó en mi CD- ¿Qué escuchas?
-Lo mismo que he estado escuchando desde hace meses… solo que hoy estoy más emocionada. Creo que me estoy convirtiendo en una fangirl enferma
-¿Usted cree?- contestó en voz baja mientras miraba la habitación llena de imágenes de Itachi-sama, Gaara-sama y Sasuke lindo y sexy. Le lancé una mirada envenenada, luego simplemente me hice la loca.
-Mañana vendrá Hiro… el increíblemente lindo guitarrista de Bad Luck- grité emocionada. Mi voz sonó mas chillona que de costumbre. Él simplemente rodó los ojos y abrió la cama.
-Metete- ordenó con cara de mala leche. Comencé a murmurar. El chico podría hacer las veces de mi madre cuando quería que hiciera algo. Deprimente.
-Solo una canción más…-rogué mientras ponía de nuevo, aparentemente por vez numero un millón “blind game again”
-Eres el colmo… una y ya- dijo poco convencido.
-_-*-_-*
Abrí los ojos.
Luz.
Mi cuarto
Mi despertador… que marcaba las 11 y media de la mañana
-AHHHHHHHHHH- grité estrepitosamente mientras daba saltos por el cuarto intentando encontrar mis jeans.- TARDE TARDE TARDE
-Tus pantalones están en el closet- gritó Taki desde afuera. Se escuchaba feliz, lo cual me irritó un poco
-¿Por qué diantres no me despertaste? -Porque quería escucharla gritar- dijo con suficiencia. En verdad quería cometer asesinato en ese momento, pero recordé que él era el que místicamente mantenía mi casa recogida y me alimentaba. Perdería más si lo mataba que si solo lo dejaba con vida y lo torturaba.
-Perro maldito. ¿Dónde está mi desayuno?- grité intentando abrochar mi blusa frente a él, ya que con mas prisas no tuve tiempo ni de arreglarme como Dios manda. Se volteó rápidamente. -¿Qué ocurre?
-Abotonese la blusa en otro lugar, por favor- comenzó a ponerse rojito. ¿Qué problema tienen los chicos cuando alguien se viste frente a ellos?
-Vamos… es solo una blusa. Ahora alimentame. Tengo hambre y quiero helado de chocolate… y una cerveza para que se me pase el apuro
-¿Quiere helado de chocolate con cerveza para desayunar?- preguntó desencajado
-Tienes razón…-consideré la posibilidad de que lo que estuviera diciendo fuese una locura- mejor helado de tequila. El chocolate con la cerveza no saben bien juntos.
No sé porque motivo me miró mal… ¿debí pedir ron con pasas? En fin…
-_-*-_-*
-Ya van a llegar, ya van a llegar, ya van a llegar- canturreaba con entusiasmo mientras brincoteaba alrededor de Taki, que se veía un poco irritado ante mi comportamiento. Creo que desvelarse le afecta un poco.
-Ya callese… creo que alguien necesita Valium- sugirió.
-No… hoy no tomaré valium. Hoy quiero ser una psicóloga que no esté bajo la influencia de las drogas.- me toqué el corazón
-Ha fumado media cajetilla de cigarros, se tomó dos six de cervezas y quiere cambiar…
-Dejame ser…- mirada de odio fulminante.- eso lo hice solo por los nervios.
-Vaya… Ayu-chan a veces comienzo a dudar de su salud mental.
-ya van a llegar, ya van a llegar, ya van a llegar…- mi interés se había ido por la borda. Me sentía tan increíblemente extasiada que casi me muero de emoción. De pronto solo sentí el golpe de alguna cosa pesada y malvada que terminó por lanzarme al sillón.
-Maldita sea… es solamente el guitarrista de Bad Luck.- me reprendió Taki- no estamos hablando de una misteriosa resucitación de John Lennon o de Kurt Cobain. No es como si Jimmy Page fuera a venir. Controlese.
Casi me pongo a llorar en ese momento ¿”Solo el guitarrista de Bad Luck”? Yo lo amo.
Sonó la puerta mientras yo me continuaba arreglando. Tenía que verme perfecta y profesional para atenderlos a él y a K. “Por cierto…¿Cuál será su verdadero nombre? ¿Se llamará solo K? ¿O su verdadero nombre es Ketchup?” comencé a divagar. “momento ode concentrarme en lo verdaderamente importante”-me reprendí mentalmente, poniendo todo mi esfuerzo en lucir como una verdadera terapeuta con un titulo.
-Ayu-chan. Llegaron- suspiró Taki resignado… creo que temía que me fuera a dar un paro cardiaco al momento de verlos.
-Hola Hiro-san, K-san….- dije con mi recientemente recuperada vox chillona. Podía pasar por una ardilla si me grababan. Intenté contenerme. Finalmente lo que iba a hacer era solucionarles los problemas maritales que tenía.- ¿Qué problema tienen?
-Bueno verás…- comenzó el castaño- mi problema es que K. es un adicto a las armas… con decirle que el otro día me comparó con una magnum 45…- comenzó a suspirar, mientras que para el rubio de largos cabellos parecía más enamorado de mi amado guitarrista después de esas palabras.
“¿Qué demonios es una Magnum 45?” pensaba mientras ponía cara de comprender. Siempre funciona.
-Yo no soy un adicto a las armas.- se defendió.
-Creo que si lo eres… vives disparando a cada rato y crispándome los nervios. Ya no se si alguien se quiere meter a la casa o simplemente se trata de ti viendo cual es la bala que deja un hoyo más redondito en la pared.- movió su cabello, el cual brillaba y se veía increíblemente sedoso.
-Veamos…vamos por partes- comencé a intervenir. Me daba miedo que comenzaran a enloquecer mientras estaban en el consultorio. Si K sacaba un arma en mi casa le podía dar la idea a Taki de asesinarme por la noche…- K-san ¿usted tiene alguna queja de Hiro?
-Pues la verdad es que si…-dijo con un acento extranjero- Hiro-chan se la vive en el estudio de grabación con Shindo-chan y el tiempo que podemos pasar juntos en pareja, solitos para… usted sabe- comenzó a hacer gestos con las manos.
-SI; YA SE!!!- grité escandalizada. –no necesita explicarlo, K
-bueno… el caso es que el tiempo que podemos pasar “juntos”, él lo ocupa para afinar su guitarra. La casa está llena de cuerdas y de fotografías de la guitarra.
-Tu te la vives platicando con tu pistola, o fingiendo que secuestras a alguien. Además la guitarra es mi instrumento de trabajo…
-Además es una guitarra hermosa- comenté ida, pensando en el concierto que habían dado recientemente.- Es tan… roja con blanco.
-Si- dijo Hiro emocionado mientras sacaba de su cartera fotos de su guitarra en diferentes posiciones, angulos y lugares. – Mira… esta se la tomé cuando fuimos al concierto de Okinawa… y esta con una curiosa bandita ninja fue del concierto de Sunna.
Recordé mi bandana… ¿Dónde estaría Nina? Bueno… la buscaría después. Seguí revisando las fotografías mientras observaba que, efectivamente, ese hermoso castaño de cabello sedoso tenía serios problemas de “guitarrofilia”. Suspiré y me puse los anteojos. Realmente no tenían aumento, pero me hacían ver profesional.
-Pues… creo que debería dejar de poner tanta atención en su guitarra.- solté de pronto, justo después de ver una foto de la susodicha en un spa.- Concentrese más en su relación con K-san o puede perderlo.
-Si, en eso concuerdo totalmente con la experimentada y profesional terapeuta- dijo el otro feliz. Sentí que en ese momento las nubes grises de mi vida habían sido reemplazadas por el sol. Por fin alguien me había llamado experimentada y profesional. – Mira, tiene un titulo que lo avala.
Señaló a la pared, donde estaba colgada una “diploma” que había encontrado la noche anterior de “mitituloprofesionalesfalso.com” Hiro se volteó hacia él molesto.
-Tu siempre tienes tus dichosas armas. Incluso en el trabajo. Tan pronto tomamos un descanso porque estamos sinceramente agotados tu nos apuntas con alguna pistola o haces algún simulacro de secuestro. Mirame las manos- indicó levantándolas, mostrando las callosidades- puedo lijar madera con ellas porque no me das oportunidad de hacer un descanso. A Shuichi un día se le fue la voz del susto por asustarlo apuntándole con la pistola por detrás. Tenemos miedo de ti en el trabajo.- confesó aterrado.
-Yo lo hago para que Bad Luck sea el mejor grupo en la historia… tenemos que ganarle a Nittle Grasper. Te prometí llevarte a la cima y eso haré- se escuchaba muy seguro de si mismo. Incluso yo me quedé esperando que continuara con su maravilloso discurso. Ese hombre era un gran orador, pese a su fama de ser chico de acción.
-Eres tan lindo…- comenzó Hiro mientras iba a abrazarlo. K lo paró en seco.
-Alejate de mi. No sabía que malas y perversas intenciones tenía esta mujer- me señaló. Vaya que me sorprendí en ese momento… ni siquiera yo sabía que malas intenciones tenía, el rubio continuó serio- así que me envolví el cuerpo en granadas. Si me las quitas de la manera equivocada moriremos todos.
¿Quee? Casi me da el ataque cuando escuché eso. Iba a hacer volar mi casa…conmigo adentro.
-Yo soy muy joven para morir.- comencé a sollozar incontrolable. Hiro me pasó una cajita con pañuelos – todavía no he tenido mi sesión con el amado Gaara-sama.
-Pedazo de idiota… ya la hiciste llorar- recriminó el castaño firmemente. K simplemente se encogió de hombros y se volteó por unos instantes, mismos en los que recargue mi cara contra mis rodillas, hecha un ovillo en una esquina.
Lo siguiente que supe es que algo frío y hueco me apuntaba en la sien. Sentí el sudor frío correr por mi espalda. Era, sin lugar a dudas la pistola. –Deja de llorar- me indicó con una sonrisa. Ipso facto lo hice… después de todo ese tipo básicamente podía apachurrar el gatillo en cualquier momento. Intenté recordar donde había dejado el pedazo de Death Note que se le había olvidado a Light-kun. Debía defenderme con algo.
Al más puro estilo misión imposible saqué del bolsillo trasero de mi pantalón una hoja de papel.
-No te me acerques… o escribiré tu nombre en mi pedazo de Death Note y morirás- amenacé.
El castaño se acercó rápidamente y arrancó lo que tenía en las manos. Lo analizó unos instantes.
-Vaya… la lista del supermercado. Eres una chica ruda…
-Dejame ser…- dije todavía más deprimida. En realidad no tenía de donde había metido el dichoso papelito.- Tenía que infundir miedo de alguna manera.
-K. Dejala tranquila. ¿Qué no ves que solamente es una inocente niña?- me miró con seriedad. No sabía si ofenderme o estar agradecida. Opté por la segunda.
-Bueno… está bien- bajó el arma- solo porque te amo
Los ojos de Hiro solo reflejaban felicidad. Creo que si le hubieran dicho que ganó un millón de dólares en chocolate no hubiera estado más feliz. Simplemente se abalanzó contra su pareja y comenzó a besarlo.
Momento de sacar la cámara… esos besos realmente valían la pena para momentos de ocio.
-Bueno… creo que nuestro problema está curado- juzgó el rubio.- Ya nos vamos. ¿Algo que necesites decirnos?
-Bueno…-dije con un poco de vergüenza- tengo una pregunta y un favor que pedirles.
-Claro- Hiro se veía comprensivo. ¿Por qué diantres me trataba como si tuviera cinco años? Poco faltaba para que me diera una paleta o una estrella en la frente. Hice a un lado el pensamiento y me armé de valor.
-¿Me podrías firmar mi CD?- pregunté extendiéndoselo. Lo hizo y lo devolvió.- Y mi pregunta…-comencé a sentir pánico de la respuesta. Decidía hacerlo y la solté casi de golpe- ¿Dónde compran su shampoo?