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UNA NUEVA VIDA por lyra

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De rodillas en el suelo da rienda suelta a tantas lágrimas acumuladas tantos años. Siente que se ahoga por los sollozos que le suben por la garganta, echando de menos un abrazo que le consolara, pero la persona que se lo tenía que dar había huido de su lado asustado por lo que acababa de descubrir.

Que su amado padre no era esa persona maravillosa que él creía, que había abusado de una pobre criatura que no podía hacer nada para defenderse.

Solo sufrir en silencio, sin pedir ayuda a nadie, sin que nadie secara esas amargas lágrimas que bañaban sus mejillas y le prometiera que nunca más le iban a hacer daño.

-¿Chicos?-oye la voz de su padrastro antes de que la puerta se abriera.

Gordon entra en la habitación de su hijastro mayor y ahoga un grito al ver al más pequeño llorando de rodillas en el suelo.

-¡Bill! ¿Qué ha pasado?-pregunta arrodillándose a su lado.

-…l…no lo sabía…-logra decir entre sollozos.

Gordon se muerde los labios al saber a lo que se refería. Seguramente le había contado a su hermano lo sucedido, todo, incluso lo del año anterior que él descubrió y calló para no hacer más daño.

Le toma por los hombros y le ayuda a levantarse, llevándolo hasta la cama para que se sentara en ella y se calmara. Entra en el baño y regresa con un vaso de agua que le da de beber con cuidado.

-Ha sido por mi culpa. No se lo quise contar para que no sufriera más-se excusa Gordon.

-No, ha sido culpa mía. Debí callar, no revelar mi secreto solo porque él me hubiera….

Deja la frase sin terminar. ¿Cómo decirle a su padrastro que su hermano le había besado en los labios? ¿Cómo decirle lo mucho que le había gustado?

-Necesitabas desahogarte, y por fin lo has logrado. Has reunido el valor suficiente para contar eso que tanto te atormentaba-le consuela Gordon.

-Pero no elegí el momento adecuado-dice con pesar.

Su hermano había descubierto su otro secreto, y le besó porque estaba despechado. Y él se lo contó, a modo de venganza, para que viera que no estuvo a su lado cuando más le necesitaba, cuando creyó que le amaba….

Pero, ¿dejó alguna vez de hacerlo? Por mucho que su padre se esforzara, por muchas violaciones y palizas recibidas, el amor por su hermano perduraba. En lo más hondo de su corazón brillaba con las pocas fuerzas que le quedaba.

Día adía se iba haciendo cada vez más fuerte, no disminuida como su padre quería, como él pensaba…

Siempre estuvo dentro de él, dormido hasta que el beso que había recibido le despertó del todo, haciéndole ver que a su lado lo de Alex no era nada comparado. Solo un amor de verano que con el tiempo llegaría a su fin, dando paso a una nueva estación, a otro amor,…quizás ya al verdadero…

-¿Y tu hermano?-pregunta de repente Gordon sacándole de sus pensamientos.

Levanta la cara y se limpia as lágrimas. Salió corriendo de la habitación, tal vez de la casa. Y estaba enfermo…como cuando él huyó aquella vez tras la última violación, escapando de su padre, pensando en suicidarse….

Pero su hermano era más fuerte, no era ese ser débil que era él. Debería haberse rebelado contra su padre, no dejar que le mancillara.

-¿Bill?-le llama Gordon al ver que no responde.

-No lo sé-logra susurrar.

“¿De verdad que no lo sabes?”-dice una voz en su cabeza.

¡Claro que lo sabía! Estaba furioso con su padre, solo había un lugar al que pudiera haber ido, para desahogarse.

-Si ha salido de casa estando enfermo, tu madre me mata-dice Gordon saliendo de la habitación.

Aprovecha ese momento y tras asomarse a pasillo para verle entrar en su dormitorio, baja las escaleras corriendo y sale de casa. Necesitaba estar a su lado, ser él quien le encontrara…y necesitaba que alguien le llevara.

Mira la casa de al lado y sabe que no el queda más remedio que pedir su ayuda. Camina con paso decidido y llama a la puerta, separándose de ella mientras se muerde los labios con nerviosismo.

-¡Bill!-saluda Alex.

Ve su cara, sus ojos húmedos e hinchados por haber llorado, el gesto de dolor que se le marca…

-Pasa-le dice tendiéndole la mano.

Pero Bill niega con la cabeza. No puede volver a esa casa, a estar en sus brazos que en esos momentos le abrazarían y le consolarían.

-Necesito que me lleves a un sitio-le pide dando un paso atrás.

-Claro-accede cogiendo las llaves del conche y saliendo.

Dan la vuelta a la cas y entran en el garaje donde guarda el coche. Mientras Alex lo abre, no puede evitar mirar el sofá del rincón, aquel sobre el cual hizo tan tiernamente el amor por primera vez.

-¿Vamos?-le llama.

Parpadea para que no se le escapen más lágrimas y se sienta a su lado mientras arranca. Por el camino no hablan, hasta que Alex incómodo por el silencio decide ser el primero.

-¿Me lo quieres contar?-le pregunta en voz baja.

-Lo siento-es lo único que le responde con un sollozo.

Alex asiente sin quitar los ojos de la carretera. En parte sabía que eso sucedería alguna vez, pero no esperaba que fuera tan pronto.

-Entonces, lo nuestro…...

-Ha sido maravilloso-termina la frase por él.

-Pero se ha terminado-dice con tristeza.

-Lo siento mucho-repite.

-No, no te preocupes. Sabía que iba a pasar. Te has recuperado, dentro de poco te irás a seguir con tu vida y yo me quedaré atrás, con los recuerdos.

-No debí empezar algo que desde el principio estaba condenado-se disculpa.

-Al menos te he ayudado-dice como consuelo.

-Y eso te lo agradezco de todo corazón, jamás te podré olvidar-le asegura cogiéndole una mano.

-Yo nunca te olvidaré-dice Alex con firmeza-Y sabes que siempre podrás contar conmigo, para lo que sea.

Bill asiente en silencio y suelta su mano, concentrándose en la carretera.

-¿A dónde vamos?-pregunta Alex al llegar al cruce.

-Al cementerio-le dice sin más.

-¿Vas a ir a verle?-pregunta en un tono que le delata.

Bill asiente de nuevo en silencio mientras se muerde los labios. Por lo visto Alex había adivinado quien era quien le forzaba y hacía daño. Con el no tenía secretos, no como con su hermano, quien en esos momentos no hallaba consuelo.

-Mi hermano…-dice casi sin voz.

-Se ha enterado-termina la frase por él.

Sabe lo que significaba eso. La verdad había salido a la luz, y tal y como esperaba se lo había tomado muy mal, lógico al descubrir el infierno por el que había pasado su hermano sin haber podido intervenir, sin poder haberle ayudado y salvado.

En media hora llegan y paraca ante la puerta. Apaga el motor y mira a su acompañante, quien no se decide a salir y enfrentarse a lo que tanto miedo le daba.

-¿Quieres que te acompañe?-se ofrece frotándole un brazo.

-Debo hacerlo yo, ser valiente de una vez-dice con firmeza.

Sale del coche y cierra l a puerta procurando no dar un portazo. Echa a nadar por el camino de tierra que hay en mitad de una explanada verde en el que tanta gente descansaba eternamente.

Solo había estado una vez, el día del entierro. Jamás fue a visitarle, ni preguntaba a su hermano si lo hacía. Cada uno lo recordaba a su manera. …l con miedo, su hermano con dolor.

Da con la tumba de su padre sin equivocare, parándose al ver a su hermano sentado en el suelo, viendo como la espalda se le estremece por los sollozos que le sacuden el cuerpo. Se acerca en silencio y sin decir nada se sienta a su lado suspirando, él también llorando.

-No….no pude…salvarte….-solloza su hermano al notarle a su lado.

-Nadie podía hacerlo, no si yo no decía nada. No te culpes, ya pasó-trata de consolarle.

Tom destapa su cara contra a que llora sin poderse contener, mirando a su hermano con los ojos llenos de lágrimas, quien le mira de la mima manera.

-Eras un niño, demasiado pequeño para entender lo que estaba sucediendo. Soy tu hermano mayor, mi trabajo es defenderte, que nadie te haga daño….¡menudo hermano he resultado ser!

-Eres el mejor que podía haber tenido-le dice con voz firme.

Coge su mano en la suya y la aprieta con fuerza, levantando la otra para secarle las mejillas. Quiere que deje de llorar por algo que ya pasó, que no tenía arreglo.

-Volvamos a casa, tratemos de olvidar-le suplica.

-No puedo, porque tú no lo haces. Todas esas pesadillas, esa mirada vacía que te noto algunos días….tu mente lo recuerda, y siempre me culparé de eso.

-Si lo haces me sentiré muy mal. Deja el pasado atrás, entiérralo y que descanse en paz.

Se levanta y tira de él, obligándole a ponerse en pies. Ambos se queda mirando la fría lápida en la que el nombre de su padre destaca en letras doradas.

-Lo odio-dice Tom en un susurro.

-Solo recuerda esa época en la que éramos una familia feliz. Hazlo por mamá,…por mí-le ruega sin soltarle la mano.

Tom le mira, como le suplica con los ojos llenos de lágrimas, con los labios temblando. Asiente y le coge por la cintura, atrayéndole a su cuerpo, abrazándole y dándole por fin consuelo. Pone la cara contra la de su hermano y le da un beso en la frente, como tantas noches había hecho para que no tuviera malos sueños.

-Mamá nunca se debe enterar, eso le haría mucho daño, se culparía como lo estoy haciendo yo-murmura contra su piel.

Bill asiente y lentamente se separa de él. Todavía quedaba un tema pendiente, y debían aclararlo antes de regresar a la casa.

-¿Qué va a pasar con nosotros?-pregunta en voz baja.

-Te amo-le dice como única respuesta.

Un sollozo se escapa de los labios de su hermano, que rápidamente son cubiertos por los suyos, comenzando a besarle con suavidad, sintiendo como sus labios se separa más y le dan la bienvenida, diciéndole lo mucho que le había estado esperando y cuanto le había echado de menos.

Pero de la misma manera que comenzó el beso, éste finaliza sin aviso previo. Bill se separa de su hermano y niega con la cabeza, con los ojos llenos de miedo.

-Aquí no puedo-susurra señalando la tumba de su padre.

-Si está en el cielo, cosa que dudo en estos momentos, que se asome y nos vea-le dice mirándole fijamente a los ojos-Que mire lo felices que somos, que nuestro amor fue más fuerte que él. Que vea lo mucho que te amo sin querer evitarlo.

Eso logra arrancarle una débil sonrisa a su hermano. Le besa brevemente los labios y sin mirar hacia atrás camina cogidos de la mano sin dejarse de mirar a los ojos, sin dejar de tener una sonrisa en los labios.

-¿Cómo has venido?-pregunta Tom de repente.

-Me trajo Alex…. lo hemos dejado-le explica en voz baja.

-Has sido muy feliz con él, lo sentía cada vez que te veía sonreír, sabiendo que esa sonrisa no era por mí.

-Fui muy feliz con él, pero a partir de ahora, todas mis sonrisas serán solo para ti-le promete.

Llegan hasta donde está el coche y por respeto a Alex, Bill se sienta a su lado, dejando que su hermano se recueste en el asiento de atrás.

-Tienes mala cara-le dice Alex a Tom como si nada poniéndose de nuevo en marcha.

-Te habrá subido a fiebre-contesta Bill por su hermano.

Tom asiente y se lleva una mano a la frente, notando extrañado que la fiebre había bajado. Se puso enfermo de ver a su hermano en brazos de otro, pero en cuanto estuvo en los suyos se pasaron todos los males.



Llegan a casa y se encuentran un revuelo en ella. Gordon trataba de calmar a su mujer, quien al ver a sus dos hijos corre hacia ellos en cuanto entran por la puerta, llorando abrazada a sus cuerpos.

-¿Cuándo aprenderéis a portaros bien? Huir de casa estando enfermo…salir en su busca sin decírselo a nadie….

Los hermanos miran a su padrastro por encima de su madre, quien solo asiente con la cabeza sonriendo, sabiendo que todo había pasado.

A pesar del disgusto, Simone no castiga a sus hijos. Les prepara la cena y les manda a la cama tras ella.

Cada uno entra en su habitación, pero media hora más tarde Bill descansa en los brazos de su hermano, como tantas noches ha hecho, como lo hará el resto de su vida. Le siente dormir profundamente abrazado a su cuerpo, con la cabeza apoyada contra su espalda.

Logra girarse entre sus brazos para observarle como duerme con una expresión de tristeza en la cara. Sabe que va a necesitar tiempo para poder superarlo, y que él estará a su lado para ayudarle.

La puerta de su habitación se abre y ve entrar a su padrastro, pero no siente miedo. …l no es su padre, no le viene a hacer daño en mitad de la noche…y su hermano se encuentra a su lado.

-¿Todo arreglado?-le pregunta en voz baja señalando a su dormido hermano.

-Necesita tiempo-contesta con tristeza.

-Va a necesitar mucha ayuda, y cuidados.

-…l ha cuidado siempre de mí, ahora es mi turno de hacerlo.

Gordon asiente y sale de la habitación. Sabe que está en buenas manos, que entre los dos se cuidaran y cerrarán esas heridas que tanto tiempo llevan sin cicatrizar. Puede confiar en su hijastro pequeño, ha demostrado se muy fuerte, poder con todo lo que le echan encima sin dejar escapar una protesta de sus labios.



Al día siguiente hace planes para volver al apartamento, a esa vida de sueños que dejaron pendiente. David ya les había conseguido un par de conciertos y tras asegurarse de que Bill ya se había recuperado del todo, da el visto bueno.

-Prometerme no abusar del trabajo, ambos estáis convalecientes-le dice su madre cuando llega la hora de despedirse.

-Cariño, nada mejor que volver a trabajar para recuperarse del todo-le dice su marido sonriendo.

Los hermanos se miran y sonríen. Su padrastro siempre intercedía por ellos ante su madre, haciéndola ver que no eran unos niños y que se podían cuidar perfectamente ellos solitos.

-Te llamaremos todas las noches para que veas que estamos bien-le promete Bill a su madre abrazándola.

Simone le besa en la mejilla conforme y tras soltarle hace lo mismo con su hijo mayor, soltándole cuando un claxon resuena en el jardín.

-Ya ha venido el coche-explica Gordon asomándose a la ventana.

Cogen sus maletas y dejan que entre Gordon y el chófer las acomoden. Tom ve que su hermano no deja de observar la casa de al lado, y tocándole el brazo consigue que fije en él su mirada.

-Ve a despedirte, se lo merece-le anima con una sonrisa.

Bill se la devuelve y echa a correr esperando no llegar tarde. Llega a la puerta de la casa y ve como esta se abre como si le estuviera esperando.

-Sabía que no podías irte sin despedirte de mí-le dice Alex sonriendo con esfuerzo.

-Nunca me lo podría permitir.

Se queda quieto sin saber que hacer, viendo el dolor en sus ojos a pesar de que trata de ocultarlo. Alex lo nota y se apresura a abrazarle.

-Prométeme que estarás bien, y que serás muy feliz-le susurra al oído.

-Te lo prometo-logra decir con esfuerzo.

Se separan y se quedan mirando, sabiendo lo que iba a venir a continuación y dejando que ocurra. Sus labios se buscan y se funden en un breve beso de despedida.

-Gracias por curarme-dice Bill tras separarse.

Alex asiente y con gran pesar suelta es cintura que tantas veces aferró con fuerza mientras hacía el amor. Levanta una mano y le dice adiós con ella, viendo como Bill se da la vuelta y echa a andar hacia el coche que le llevará lejos de él.



Tras despedirse de nuevo de su madre y su padrastro, los hermanos entran en el coche, que se pone e camino inmediatamente. Sentados en el asiento de atrás, se cogen con fuerza de las manos y se miran a los ojos sonriendo. Empezaban una nueva vida, y querían vivirla juntos.

Sin miedos, sin lágrimas…solo con dulces besos…solo queriéndose con toda su alma…

Estar juntos para siempre…besarse eternamente…perderse en sus sonrisas el resto de sus días…

¿¿FIN??
Notas finales: Por fin la terminé, pido perdón por el retraso y si el final parece muy brusco, lo escribí casi corriendo por una razón obvia que mucha gente sabe ya….y que otras ya habrán deducido por la última palabra…

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