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Pasión Prohibida por chibiichigo

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Notas del capitulo: Bueno, aquí está la seguda parte del fic ^^ espero que les guste. Kissus

 

 

Despertó con un poco de molestia en la entrepierna, cosa normal por la índole del sueño que había tenido. Sasuke. Parecía que su hermano ni en sueños lo dejaría en paz. Se levantó y se dirigió al baño, donde se desnudó y se metió a la regadera. Necesitaba desvanecer ese molesto y evidente rastro de homo-erotismo incestuoso.

Cuando salió se dirigió a la cocina. Por la hora lo más seguro era que su hermano se encontrara desayunando para salir a la escuela. No se equivocó.

-Hola.- Saludó con la mano mientras mordía un pedazo de pan tostado.

-Buenos días.- se sentó a su lado en la barra y se sirvió café.

Ninguno de los dos hablaba. Se limitaban a terminar con sus actividades lo más pronto que les fuera posible. No porque estuvieran molestos, sino porque nunca habían sido de muchas palabras. Sasuke tomó la mochila del piso y se la colgó al hombro.

-¿Vas a la escuela?- Itachi apresuraba su café y se levantaba para tomar su carpeta. Miró el reloj en su muñeca y decidió que era considerablemente tarde para ambos.

-¿A dónde iría si no?- el tono mordaz de Sasuke era una constante matutina que du hermano había terminado por asimilar, aceptar e incluso ignorar.

-¿Irás en el autobús?

-No, en mi nave espacial.- se dio la vuelta y se preparó a partir.

-Si quieres te llevo de camino a la universidad. Solamente espera tres minutos mientras subo por las llaves del auto.

-Bien…- y se sentó de nuevo, mirando con agradecimiento a su hermano para después desviar la vista hacia la mesa del desayunador.

El de coleta se apresuró a subir y a darse una última mirada en el espejo antes de salir a toda prisa con llaves y cartera en mano. Se le había hecho muy  tarde para salir de casa y comenzar el día escolar.

-Te tardaste…- le mencionó indiferente Sasuke mientras se ponía en pie y caminaba rumbo a la cochera con su hermano delante. No hubo respuesta por parte del mayor. No había necesidad de ofrecer una a algo tan irrelevante.

Subieron en el auto. Un Porsche Cayman del año, negro y con vestiduras de piel. Regalo de cumpleaños de su padre. Sasuke se acomodó en el asiento del copiloto y prendió el radio. Itachi simplemente comenzó a conducir en dirección a la escuela de su hermano.

-¿Volverás tarde?- quiso saber, no porque fuera importante o porque existiera algún horario de llegada, sino por la mera necesidad de hacer plática con el ser que estaba junto a él y que ahora, por muy cerca que se encontrara, se le antojaba muy distante.

-No lo sé. A lo mejor salgo con los chicos pero no es seguro. Yo te aviso ¿Por qué?- preguntó, saliendo por apenas unos minutos del letargo en el que se encontraba. El mayor simplemente se encogió de hombros y siguió conduciendo en silencio. La única voz que se escuchaba era la del locutor del programa matutino que se limitaba a nombrar las canciones que pasaban en cada bloque.

-¿Vas a salir con Deidara hoy?- preguntó el menor mirando profundamente a su hermano, suplicando en silencio por una respuesta negativa.

-Sí, es probable ¿Por qué? – esa respuesta, por lo menos para el emisor de las palabras, había resultado todo menos casual. No le gustaba hablar de Deidara o de ninguna otra persona con su hermano. Le provocaba una rara sensación de compartir al de coleta con alguien más y verlo destinado a ser únicamente suyo en algunas facetas de su vida.

-Nada más. Has pasado mucho tiempo con él últimamente.- ese ataque disfrazado fue lanzado con la sutileza a la que Sasuke se había acostumbrado. No era que Deidara le cayera mal, de hecho le agradaba bastante. Podría pensar en entablar una amistad con él si no fuera porque detestaba que su presencia estuviera marcada por ser el novio en turno de su hermano. Lo odiaba por eso, pero a la vez no le resultaba un ser humano desagradable. Era una extraña mezcla de sensaciones aquello que tenía agolpado en el pecho. Tragó grueso, analizando a Itachi.

-Eso es porque ya casi tú no pasas tiempo en la casa.- dijo sereno, intentando desviar la conversación.  Siempre se ponía un poco nervioso cuando su hermano hablaba de su vida privada con tanta desfachatez.

-Si no paso tiempo en la casa es porque siempre está sola. Cuando tú no estás ahí es aburrido.- esa era una especie de alago al mayor, que no pudo reprimir una efímera sonrisa.  Miró por unos instantes a su hermano y revolvió su cabello. Sasuke se dejó. Ese hombre era al único al que le permitía tocar su negro pelo o jugar con él como si todavía tuviera diez años.

Bajó frente a la escuela, metiéndose rápidamente para entrar a clases. Sabía que ahí le esperaría el suplicio diario de soportar las insensateces de las chicas que casi rogaban por obtener su atención, las sandeces que decían muchos de sus compañeros de clase y esa sensación de celos y vacío que le causaba saber que durante todo el día lo único que sabría de su hermano era que estaba con el pintor andrógino.

-Hey… Uchiha, ¿qué es lo que tienes?- preguntó uno de sus amigos, un sujeto de cabello largo y castaño cuyos ojos llamaban la atención por parecer ciego.

-Nada-”Estoy enamorado de mi hermano y él debe estar acostándose con un rubio que parece chica” pensaba mientras volteaba. – ¿Qué ocurre?

-No mucho, lo que pasa es que te noté raro. Te veías entre molesto y ausente.- Neji lo escrutó con la mirada, pero optó por desistir al notar la incomodidad de su amigo- ¿Quieres ir al billar hoy?

-Sí. Está bien.

Y con eso quedó zanjada la discusión. Se dispuso a mirar al frente y a escuchar al profesor que narraba con interés, a pesar de la falta de atención percibida por parte del grupo, la obra del “Rey Lear” de Shakespeare.

 

 

Estacionó su auto y caminó por los jardines de la universidad. El día era bastante agradable y soleado. Una típica mañana en una zona turística con playa. Le gustaba vivir ahí porque siempre podía observar el mar, impasible y a la vez sereno. Lo miraba absorto mientras andaba. Pensaba, como ya casi era costumbre, en su hermano menor.

-Uchiha- escuchó una voz gritar detrás de él. Eso interrumpió el hilo mental de sus cavilaciones y lo hizo voltear rápidamente. Se encontró con un chico castaño un poco menor que él quien intentaba alcanzarlo. –He estado llamándote desde hace rato. Se ve que estás en otro mundo.- le dijo amistosamente, conteniendo los jadeos.

-Lo siento Kankuro. Estaba pensando…- dijo ido.

-Sí, si eso lo noté.- le recargó la mano en el hombro y le sonrió.- ¿Cómo has estado? Hace mucho que no te encontraba y sólo recibía noticias tuyas por Sasori o por Deidara.

-Creo que he estado un poco ausente… ya sabes cómo son las cosas.- dijo suspirando.

-Sí. ¿Sasuke sigue dando problemas?- preguntó inocente el Sabaku, sin la más mínima idea que, efectivamente, la causa de los pensamientos de Itachi era ese chico. Aquel al que no se atrevería a amar por romper los límites de la inmoralidad que él mismo se permitía.

-Algo así… nada grave- dijo restando un poco de importancia al asunto y viendo a Deidara a lo lejos, con pinturas en una mano y charlando con Sasori tranquilamente.

-Pues espero que siga así, aunque siendo amigo de mi hermano lo dudo- sonrió y fue a abrazar al Akasuna, que sonrió e interrumpió su plática.

-Hola.- Itachi saludó y besó suavemente al rubio.

-Hola- saludó éste, devolviendo el beso, pero dedicándole una mirada un tanto tensa al moreno. Luego, los cuatro caminaron a las clases que tenían.

 

 

Al salir de clases el Uchiha, junto con otros tres chicos, se dirigió al consabido billar. Era un lugar al que no muchos de sus compañeros acudirían por cuestiones de “aceptación social”. Preferirían con toda seguridad irse a beber algún café a un establecimiento famoso y renombrado para presumir que estuvieron ahí o beberían en algún bar diseñado para gente extremadamente rica, como ellos.  Era por eso que les agradaba ese pequeño establecimiento. Podían estar solos y con gente normal que tenía cosas más importantes que hacer que criticar al de al lado.

Según Gaara, tenían un complejo de “niño rico rebelde” que prefería salir a lugares donde nadie los conociera. Y no estaba equivocado.  El lugar, maltrecho y con la pintura descarapelada por estar día a día sometida al rayo del sol parecía no ofrecer gran cosa, sin embargo lo único que ese grupo de amigos necesitaba era de cervezas, bolas y tacos.

Sasuke se sentó en una de las sillas mientras Gaara le hacía compañía. Neji había ido por las bolas y Sai estaba demasiado ocupado en otros asuntos que los demás no mostraban interés por saber.

-¿Te cuento un secreto?- dijo el pelirrojo en tono altamente confidencial, rompiendo con la neutralidad de su voz. Eso era algo que no se veía todos los días en Gaara.

-Sí.- dijo un poco interesado. Ese chico de ojos claros era su mejor amigo y había sido su iniciador en los caminos de la bisexualidad. Podría decirse que si ahora sabía que podía interesarse por ambos, chicos y chicas, era porque Gaara le había mostrado el punto medio entre homosexualidad y heterosexualidad. Aunque claro, no le había confesado que aquel hombre en quien no dejaba de pensar era en su hermano mayor. Eso era demasiado, incluso para alguien tan… abierto, como el Sabaku menor.

-Estoy con Shikamaru- dijo fingiendo casualidad, pero lo delató un brillo poco común en su mirada. Sasuke no podía creer lo que le decía. Intentó encontrar la manera adecuada de reaccionar, pero no sabía que decir.

-¿Cómo?-fue lo único que escapó, atropelladamente de su boca.

-Sí, estoy con él. Pero no le digas a nadie porque pues tú eres el único que sabe cómo están las cosas en mis preferencias sexuales.- eso era cierto. Ni Neji ni Sai sabían nada de la sexualidad de ninguno de los dos. Siempre los habían visto con chicas, y si los veían con un hombre asumían que era por simple amistad. No era motivo de escándalo.

-Vaya, felicidades- atinó a decir ahora que había digerido un poco la información.

-Gracias…- se sonrojó un poco, pero rápidamente volvió a su actitud de siempre. Sarcástico y mordaz.- Ahora juguemos porque no tengo tu tiempo Uchiha del mal. Debo llegar a mi casa con mis hermanos o a la loca de Temari le va a venir un ataque nervioso.

-¿Hermanos?- levantó una ceja y sonrió con suficiencia. Y casi como si le hubieran dado una bofetada, reaccionó. Se acercó a su teléfono celular y escribió con velocidad.

Salí con los chicos. Te veo para la cena. Diviértete con tu novio”

No. El tono del mensaje no le había gustado, además de que no quería que “se divirtiera con su novio” sino que lo cortara. Lo borró e intentó corregir.

“Salí con los chicos. Saludos a Deidara”

No,    tampoco le gustaba como sonaban esas palabras. Creyó mejor eliminar a Deidara.

“Salí con los chicos, te veo en la casa” Posiblemente sería mejor cambiarlo…

-¿Qué mierda haces?- Neji había estado observándolo y parecía exasperado.- ¿Estás escribiendo algo a alguna chica?

-No.- dijo parco, todavía ocupándose del mensaje.

-¡Maldito seas!- exclamó, haciendo que levantara la vista- Te acostaste con alguien anoche y ahora tienes que contestar sus mensajes para decirle que se vaya al diablo.

-No, imbécil- lo miró retador. –No me acosté con nadie. Es un mensaje para mi hermano.

La cara burlona y hasta cierto grado ilusionada del Hyuuga se borró. Simplemente dijo, más con intención de desembarazarse de la conversación que con aire hiriente.- Si es tu hermano dile que si quiere se acueste contigo hoy por la noche y te deje tranquilo.

Sasuke lo golpeó en el brazo, con cara de enfado, pero sintiendo por dentro una punzada. Ese sería el mensaje que le gustaría escribir… pero no. Meneó un poco la cabeza y con un gesto de majestuosidad se metió los dedos en el cabello. Comenzó a jugar, intentando separar sus pensamientos de ese poco atinado comentario lanzado por su amigo.

 

 

Itachi estaba a solas con el artista. Lo quería e muchas formas, pero se sentía un poco alejado del placer por el mero hecho de que no se tratara del motivo de sus tormentos a quien besara tan efusivamente. En ocasiones simplemente pensaba que si estaba con otra persona, ya fuese hombre o mujer, se debía a ese pequeño fantasma interior que le pedía salir del vicio que representaba su hermano. 

-Itachi…- Deidara lo llamó, recostado en su pecho y escuchando su paulatina respiración. Estaban semidesnudos y con la respiración todavía agitada a causa de las desenfrenadas muestras de cariño que se tenían.

-…

-Tengo que hablar contigo.- musitó mientras se incorporaba un poco. Para el mayor de los Uchiha eso solamente representaba problemas. Abrazó un poco al chico, evitando que se pusiera frente a él, pero al mismo tiempo dándole apoyo t libertad de movimiento para que platicasen  a gusto.

-¿Qué ocurre?- preguntó parco. Parecía incapaz de expresar cualquier muestra de cariño, pero eso no significaba que no lo sintiera. Era simplemente demasiado parco para aceptarlo.

-Tú sabes que ocurre…- sonrió con un dejo de tristeza, mientras lo miraba directamente a los ojos.  Itachi iba a hablar, pero el dedo de Deidara se puso frente a sus labios indicándole que necesitaba guardar silencio.- Por eso ya no podemos estar juntos tu y yo. Eso lo comprendo y sé que desde el momento que nuestra relación comenzó tú no me perteneciste. Le perteneces a otro, alguien que quizás está demasiado alejado de ti como para estar juntos.- la voz comenzaba a quebrársele.

 El moreno jamás había visto a Deidara así de serio. Era extraño, pues su carácter siempre había sido explosivo e impetuoso. Tragó grueso y se limitó a asentir. El rubio lo miró con reproche y exclamó, con el orgullo claramente herido- ¿Ves? Ni siquiera puedes negármelo. Al que quieres de verdad es a él. Por mi seguramente sientes el cariño o incluso la tranquilidad de pareja pero no me amas. Eso me duele, no lo voy a negar, pero no soy tan idiota como para mentirme y jurarme que todo estará bien.

-Deidara, yo…- intentó comenzar a alegar algo en su defensa, pero las palabras no salían de su boca. No podía negar la dolorosa verdad que se impregnaba en cada una de las fibras de su cuerpo. Él amaba a otro hombre, a aquel que no debería amar jamás.

-No digas nada Itachi. No te odio ni siento rencor. Yo lo sabía, lo supe desde siempre. Es sólo que ya me cansé de esperar ser lo suficientemente bueno como para que lo olvides.- lo besó castamente en los labios. Un ósculo fugaz y doloroso, cargado de adiós. Luego, con una sonrisa y un poco de espontaneidad habitual agregó- Finalmente, espero que sigamos siendo amigos.

Itachi no pudo más que asentir. Eso sonaba demasiado falso, sobre todo tratándose de ese chico y él, pero nada perdía con intentarlo. No podía ser odiado por alguien a quien quería en muchas formas. Sintió una opresión en el pecho, el impulso de sacar las lágrimas que se apresuraban a correr por sus mejillas y una tristeza que le impedía siquiera reaccionar. Pero no lloro, no dijo nada y tomó entre sus brazos a Deidara, besándole la frente y pensando en su hermano.

Llegó a casa, todavía con un poco de dolor por las palabras que no haría más de una hora le dedicó Deidara. No podía dejar de pensar en muchas cosas y en nada al mismo tiempo ¿Sería obvio que estaba enamorado de alguien inalcanzable? O ¿Podría tratarse únicamente de un dato que Deidara había intuido al momento de que, al hacerle el amor, lo único que Itachi podía murmurar en ocasiones era el inaudible nombre de su hermano? Se sentía mal. Quería correr, gritar y pregonar al mundo entero que era un mal hombre, un depravado sexual obsesionado con Sasuke, pero eso no estaba bien. Deseaba poder tener relaciones sexuales con otras personas sin pensar constantemente en su hermano, impidiéndose a si mismo llegar al nivel más alto de placer sentimental con alguien por no tratarse del azabache.

Se echó en el sillón y se cubrió los ojos con el brazo. Quería llorar pero no podía hacerlo. Él era Itachi Uchiha y el llanto no iba con él. Solamente al estar a solas se permitía dejar escapar esas sensaciones que lo hacían sentir tan vulnerable y pequeño, pero ahora parecía que sólo podría llorar en el interior. Ninguna lágrima salía de su sitio.

No supo cuánto tiempo estuvo ahí,  pero al escuchar la puerta cerrarse con un golpe sordo, volvió la vista al recibidor. Con toda certeza se trataba de su hermano.

-¿Sasuke?- llamó.

-Sí, ya vine- dijo entrando al cuarto donde escuchaba a su hermano. Se quedó en el umbral de la puerta y lo saludó con la mano, un poco reticente a acercársele.

-¿Qué ocurre?- dijo desperezándose un poco, y saludando a Sasuke con un golpecito de sus dedos. Su hermano no dijo nada, simplemente lo observó unos momentos. Itachi notó el tono rojizo que se dibujaba en ellos, y casi al instante el hedor del alcohol chocó con su nariz. –Dios mío… ¿estuviste bebiendo?- hasta la pregunta era tonta. Era evidente que eso era exactamente lo que había pasado. El menor no podía dar ni cinco pasos sin trastabillar o irse de lado.

-Sí, un poco…- contestó arrastrando las palabras.

-¿Un poco? Comparado con qué… ¿un cosaco?

-Aj, Itachi no empieces…- Sasuke se sentó en el sillón en el que hasta hacía unos momentos el de coleta se encontraba.

-Bueno… como quieras- dijo rendido. A decir verdad tampoco él tenía muchas ganas de pelearse con su hermano.

-Pensé que estarías con “él”.- para Sasuke, el mero hecho de nombrar a Deidara en el estado en que se encontraba representaba que sus venas hirvieran de coraje. Sabía que Itachi comprendería perfectamente a quién se refería.

-Pues… ya no. Se acabó.- dijo sentándose a su lado. Se sentía un completo fracasado… y lo peor, estaba completa y absolutamente sobrio.

 -Humpf… Que mal- esa sencilla frase sonaba tan trillada y sin expresión que por un momento, posiblemente debido a su actual estado de ánimo, que a Sasuke le agradaba la idea que la relación hubiera acabado.

-…

-¿Quieres algo de beber?- dijo sin pensarlo el menor, pasados unos instantes desde el último comentario. El mayor lo miró con detenimiento, estudiándolo. Estaba tentado a decirle a su hermano que era un idiota por pedirle eso. Quería gritarle que las cosas no se arreglaban con alcohol, sin embargo lo único que salió de su boca fue un débil “sí”.

Sasuke estiró la mano hasta su mochila y sacó de ahí una botella de vodka casi nueva. Le dio un trago a bocajarro y se la pasó a su hermano, que imitó el gesto sin el menor ánimo. Bebieron un rato, en silencio y sin siquiera mirarse cuando el mayor preguntó.

-¿De dónde la sacaste?- estiró el brazo y se empinó un poco más.

-De una tienda.

-Vaya… ¿Y dónde te la comenzaste a beber?

-En casa de Gaara.- dijo el menor arrebatándosela y bebiéndose lo poco que quedaba. Luego, sin necesidad de otra pregunta por parte de su hermano prosiguió- Después del billar decidimos ir a su casa. Compramos muchas botellas y poco a poco se fueron acabando. Neji y Sai se fueron temprano porque sus padres les echarían bronca así que sólo nos quedamos nosotros dos. Platicamos y bebimos hasta pasada la una. Me iba a quedar pero pensé que te preocuparías…

Algo en Itachi hizo que reaccionara ante esas palabras- ¿La una? Pues ¿qué hora es?

-Cerca de las tres.- dijo Sasuke mirando el reloj en su muñeca. Se veía realmente lindo a ojos de su hermano. Se sintió estúpido por estar tan preocupado por la hora.- Hemos estado bebiendo un rato…- lo miró con una extraña sonrisa que le confería un aire de ternura.

Se quedaron así, suspendidos mirándose el uno al otro, ambos deseando secretamente que ocurriera algo mágico que marcara ese momento fraternal, pero odiándose a sí mismos por pensar en esa manera. 

Itachi sentía su cuerpo vibrar como si le fuera ajeno. Quería sentir a su hermano por insano que eso sonara. Posiblemente fuera producto de la excesiva cantidad de alcohol en su cuerpo, pero sin siquiera saber cómo, se acercó a su hermano y lo besó, causando que éste se recargara en el sillón.

En opinión de Sasuke, los labios de su hermano eran los mejores que hubiera probado, a pesar del sabor a vodka y ese discreto aliento cálido y embriagante. Continuó con el beso, sintiendo cómo su boca era invadida por la experta lengua de su hermano. Se aferró a él, a su espalda musculosa y prosiguió con ese beso que se le antojaba prohibido. Era el momento que había estado esperando y con el que soñaba desde que tenía memoria. Ahora por fin estaba sintiendo el cuerpo de su hermano apropiarse de él. Admitiendo que se pertenecían el uno al otro.  Sin embargo, en medio de sus pensamientos y del gozo que ambos sentían, el mayor paró.

Se separó de su hermano, sintiéndose al mismo tiempo bien y mal. Estaba confundido y se despreciaba por el hecho de gustarle tanto hacer eso con Sasuke. ¡Que era su hermano!

-¿Por qué paraste?- preguntó el menor, un poco confundido por lo abrupto y vertiginoso de las cosas. Se sentía raro y rechazado por Itachi, cuando de pronto, un pensamiento lo atravesó cual bala. ¿Y si su hermano simplemente lo había besado por lo ebrio que estaba? ¿Qué pasaría si  se daba cuenta de los sentimientos que albergaba en su corazón? Quería llorar. Quería gritarle que era un imbécil por besarlo así y de pronto parar sin interesarle lo que él estuviera sintiendo. Sintió algo semejante a un ladrillo en su estómago y simplemente se quedó mirando a su hermano, temeroso de alejarlo de él.

-Yo…yo…- los ojos de Itachi parecían desorbitados en ese momento. Estaba tan o más apanicado que él.- ¡Lo siento Sasuke!

Se quitó rápidamente del sillón, como si hubiera estado sentado en hierro caliente. Se llevó las manos a la cabeza e intentó poner las cosas en su lugar. Se sentía un estúpido por haberse dejado llevar por sus impulsos más primitivos. No supo en qué momento, pero los labios de su hermano se hundieron de nuevo con los suyos, continuando un beso que no debió haber sido interrumpido.

Sabían que no estaba bien. Sabían que era inmoral lo que hacían, pero sus cuerpos se negaban a parar, reconociendo el placer que se albergaba en el otro. El placer tantas veces ansiado y ahora por fin saboreado.

Finalmente, cuando ambos estaban exhaustos y faltos de aire, se separaron. Itachi tomó a Sasuke por los hombros y le dijo, recuperando un poco el aliento.

-Esto no debería estar ocurriendo…- era ese reproche, tan temido por ambos pero tan necesario el que los hizo recapacitar. El alcohol estaba corriendo por sus venas y los deseos ocultos que tenían por fin salieron a flote. Sasuke desvió la mirada, un tanto molesto por las palabras que Itachi le había dirigido.

-Pero está pasando… ¿acaso te arrepientes?- Quería llorar. Podía sentir como esa coraza auto-impuesta durante años se resquebrajaba en su interior. ¡Maldito alcohol que lo hacía sentirse prácticamente desnudo frente a su hermano mayor!

-Pues…- Itachi no podía continuar. Quería decir un claro y rotundo “no”, deseaba seguir besándolo hasta que se quedara sin labios. Pero no quería que a causa del alcohol toda su estable existencia se viera vuelta un lío. No continuó. Quería hacerlo pero su hermano no le dio tiempo a nada.

-¡Vete al demonio imbécil!

Sasuke salió del cuarto, exaltado y con ganas de romper cualquier cosa que se atravesara en su camino. Estrelló una lámpara del recibidor contra la pared antes de subir como ráfaga a su habitación y encerrarse a cal y canto. Sentía como las lágrimas corrían desbocadas por sus mejillas para terminar como manchas en el piso. Se encontraba herido. Muy herido.

Quería creer que era el vodka, junto con todas las demás clases de bebidas alcohólicas que había ingerido por la tarde, era el que hablaba. No le gustaba sentirse rechazado por la única persona por quien sentía más que atracción. Y al recordar la mirada de su hermano después del primer beso y esas palabras que se le antojaban tan hirientes no pudo más que odiar al mundo, a la existencia y a sí mismo por no ser otra persona que pudiera merecerlo a él.

 

Notas finales: me encataría recibir sus reviews ^^ y saber que les ha parecido

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