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Revoltoso por Kaulitz

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CAPITULO 2.

No fue hasta la mañana siguiente, el sábado, que le llego la notificación, de que “Bill Kaulitz” había aceptado la solicitud de amistad. Tom no cabía en su alegría, él estaba conectado, su pequeño corazoncito latía aceleradamente, como si estuviera loco, sin saber el porqué.

Posiblemente porque por primera vez en su corta vida, tenía un amigo popular. Aún que sea solo de Facebook, sería la envidia de su hermana.

Lo primero que hiso, fue abrir una ventana de chat. Tom tecleo un “Hola”, rápidamente y espero mientras entablaba una conversación con Gustav, su mejor amigo, que se encontraba madrugando, igual que él.

La espera fue casi eterna. Para cuando el sonido característico del chat hiso su aparición, Tom ansiosamente dio un clic en el pequeño cuadrado que ahora se encontraba azul.

Un “Hola”, era lo único que había, y sin explicación aparente, Tom sonrió como un bobo.

Cuando Natalie bajo a desayunar, un par de horas más tarde, encontró a Tom riendo frente a la pantalla del computador.

—Tan temprano y ya metido hay —regaña—. Dile a Gus que es un mamón,  que venga a vernos —dijo Natalie sonriendo, dando por hecho que Tom habla con Gustav, mientras camina a la cocina, puesto que era el único amigo que el menor tenia.

—Uy Si, uy si —contesta Tom, más entretenido en la conversación que mantiene, omitiendo que no es Gustav con quien habla.

En ese momento suena nuevamente el característico sonido que indica un nuevo mensaje, Tom se abstiene de abrir la ventanilla de chat ya que esta se encontraba abierta.

“Así que un guitarrista profesional… que imaginación tan… sí, mucha imaginación”, lee Tom con una ceja alzada.

«Bueno, ¿Es mi idea o insulto mi imaginación?». Tom abrió la boca indignado, manteniendo arqueada una ceja.

“No soy yo el que sueña con ser un cantante famoso”, contraataco rápidamente, al recordar a Bill decirlo. Al otro lado de la pantalla, Bill hacia el mismo gesto que Tom, al leer el último mensaje enviado por el menor.

“Desearas no haber… escrito eso, aspirante a guitarrista”, le llego momentos después a Tom, sonrió divertido.

“vaya, vaya. ¿Y qué harás princesa?”, escribió Tom sonriendo, esperando el momento en que Bill explote.

Dicho momento no demoro más que un par de parpadeos. “¡¿Princesa?!… yo no soy niña, soy todo un hombre. ¡Mini intento de raperito!”, fue lo que leyó Tom unos segundos más tarde.

“Bueno, señor ‘soy todo un hombre’, pero me gustaría comprobarlo. ¿Sabes?, me hubiera gustado verte enojado. Seria sexy”, escribe Tom divertido.

Bill, sentado frente a la pantalla en su casa, se sonroja suavemente. Enarca una ceja divertida.

“Así que soy sexy eh, ¿nos conocemos?”, envía con una sonrisa.

Pero estaba seguro que la respuesta era un no rotundo. Había visto algunas fotos de él, y podría jurar que jamás olvidaría a alguien tan lindo como Tom.

“Tú a mí no, pero yo a ti sí. Te veo todas las noches, te sigo a tú casa… ya sabes, te acoso…”. Tom reía a carcajadas sentado en su silla.

“Bueno, ¿Y qué hice para merecer un acosador tan… pequeño?”, escribió, recordando que la edad fue una de las primeras preguntas que se hicieron cuando iniciaron la conversación.

Tom tecleo divertido. “Nop, no es pequeño. Debiste escribir, no se… tierno, adorable, sexy. Sí, sexy estaría bien”.

Bill rio y se dispuso a escribir. “Bueno, pequeño y sexy acosador, ¿Qué hice para merecerte?”.

“Pues lo que es obvio en personas acosadas, solo ser personas lindo”, escribió, lo leyó y lo envió asintiendo.

—No le inventes cosas, que se las cree. —Escucho una voz detrás de él que lo sobresalto.

—¡Natie! No hagas eso nunca más, pequeña bribona —ordeno con voz autoritaria, Natalie enarco una ceja, amenazante—, además, que se lo crea, él de verdad es sexy —Natalie cambio su expresión a una de absoluta diversión.

—Es sexy —acepto—, pero yo lo decía por ti, de verdad creerá que eres sexy —dijo divertida.

—Soy sexy —dijo mirando mal a su hermana—, fea —susurro.

—Bueno, como tú digas —acepto su hermana rodando los ojos—, has hablado mucho con él, debes caerle bien —dijo sorprendida.

—Es que soy muy adorable. —Tom vio lo último que Bill le había enviado “Oh, gracias… creo”, rio cuando lo leyó.

—cuando yo hablo con él, solo es un “Hola, hola, ¿Cómo estás?, bien”. Y ahí acaba nuestra conversación —hablo un poco triste, Tom rio divertido.

—Creo que te equivocas, Bill es súper simpático —dijo, no creyéndole a su hermana—, pero creo que te falto el “yo igual estoy bien” —comento riendo.

—¡Hey!, una vez lo hice, me respondió con algo como “pues, no me interesa” —Natalie llevo sus manos a la cintura al imitar la voz de Bill, Tom rio divertido—. Como sea, me toca, ya sal —empujo suavemente a su hermano.

—No, entre recién —reclamo Tom tercamente.

—No seas mentiroso, ya sale. —Ahora lo empujo más fuerte.

—No, Natie déjame, estoy hablando con mi futuro… novio —Ante eso, Natalie solo rodo los ojos.

—Ya quisieras —murmuro, sentándose a su lado resignada—, mejor guarda silencio, despertaras a Simone, y mamá enojada es peor que una tercera guerra mundial.

Simone enojada es de temer, y cuando es despertada de su “sueño de belleza”, como ella lo nombraba, es aún peor. Tom lo sabía, así que se quedó callado.

“Así que sexy. ¿A cuántas personas más les has dicho esto?”, Ambos leyeron el mensaje y sonrieron mientras Tom escribía.

“Solo a ti, no hay nadie más lindo que tú, tenlo por seguro”, escribió y envió rápidamente.

Bill, al otro lado de la pantalla, sonrió. “Aww, que tierno”, envió seguido de una carita hecha por un asterisco, un guion, y un asterisco nuevamente.

Tom sonrió. “Y adorable”, escribió seguido de un guiño.

—Ya basta, te dije hace como una hora que me toca —reclamo Natalie, haciéndole ver a su hermano que aún no se iba.

Tom murmuro algo inaudible, escribió rápido y silenciosamente un pequeño, “Chao, me tengo que ir, besitos”, seguido de un trece-trece y cerro sesión.

Salió del computador y se lo dejo a su hermana.

***

Tom volvía de la escuela junto a Gustav un viernes, había pasado un mes completo desde que comenzó hablar con Bill, estaba feliz. El mayor no era como lo describía Natalie, bueno, no era todo lo que ella decía, al menos él podría decir que lo conocía mejor que su hermana.

Un punto a su favor, al menos la “Venganza” no había salido tan mal, le estropeo el sueño de algún día ser la “señora Kaulitz”. Aún que si lo piensa bien, le facilito la tarea… antes era Bill Kaulitz, el chico más popular de la escuela; ahora solo es Bill, el amigo del pequeño Tomi.

Un punto para Natalie. Tendría que jugar bien sus cartas y no dejar que esos dos se juntasen mucho, Bill solo le pertenecía a Tom, porque era su futuro novio, no de su fea hermana.

Gustav, a un lado de Tom, lo mira en silencio, preguntándose qué tanto pensaría su amigo para poner esas expresiones faciales tan… extrañas.

Al llegar a casa, Tom saludo a su madre, que se encontraba en la cocina y se sentó de inmediato en el computador.

Si no se equivocaba, habían quedado de acuerdo en hablar por “Webcam” la próxima vez, es decir, ahora.

Nervioso, accedió en su cuenta, esperando encontrarlo conectado. No estaba conectado, un poco desanimado, sin saber porque, comenzó a hablar con Gustav.

Si lo pensaba bien, no era de extrañar que aún no llegara, debía estar en clases, Natalie era su compañera y los viernes salía más tarde, así que… Bill aún se encontraba en la escuela.

Prefirió aprovechar las horas para hacer sus tares, luego hablaría con Bill.

Un par de horas después y Tom tenía todas las tareas listas, pidió permiso a Simone y fue a ocupar el computador un poco nervioso.

 “Hola”, fue lo primero que escribió.

Pero en vez de encontrar un “Hola”, como había esperado, a los minutos después le llego una solicitud donde decía “Llamada entrante de Bill Kaulitz. El video empezara cuando contestes”.

Tom cliqueo en “confirmar”, ansiosamente. Vería a su nuevo amigo en persona, bueno, Tom sabía que eso no era “en persona”, pero era lo que más se le acercaba por el momento, y para Tom, eso estaba bien.

 —Hola. —Bill saludo sonriente desde el otro lado de la pantalla.

Tom comenzó a boquear al verlo. A pesar de la combinación de poca luz, la posición no favorable en la que se encontraba Bill, y los pocos pixeles que poseía la cámara, para Tom, el mayor se veía más hermoso que en todas las fotos que ha visto de él.

Bill rio al ver a Tom, su pequeño acosador así de sorprendido al verlo.

Sabía que su belleza era mucha, pero no como para que un pequeño acosador comenzara a boquear al verlo por webcam. Sabiendo que la cámara le quitaba puntos de lindura, y que no estaba vestido ni maquillado, ya que se mantuvo acostado todo el día. Por alguna razón, ese pequeño de quince años le producía una especie de confianza y un sentimiento creciente en su pecho. Y no tuvo ningún temor en dejarse ver así de desarreglado.

Tom salió de su impresión al oír su risa, se sonrojo al saber que Bill reía por la posible cara de bobo que significo su belleza. Y se sintió un tonto al estar hablando ahí con él. Después de todo, Tom solo era un niñato de quince años, Bill era mayor, seguro solo jugaba con él.

—Hey, ¿Qué pasa? —pregunto Bill, al ver el rostro de Tom decaer.

Tom solo negó con la cabeza. Cortó la conexión, cerro sesión y subió tristemente a su habitación.

Todo eso fue visto por Natalie, que al ver a su hermano triste decidió averiguar qué pasaba.

«Seguro fue ese imbécil de Bill Kaulitz». Natalie estaba casi segura de eso.

***

El sábado, Tom no había mostrado interés en el computador todo el día, y andaba muy callado, cosa rara en él, así que Natalie entro en su Facebook e hizo algo que nunca creyó hacer, le hablo mal a Bill, sabiendo que posiblemente los populares la agarraran con ella, pero Tom lo valía.

“Oye imbécil, ¡¿qué mierdas le hiciste a mi hermano?! Estoy segura que por tu culpa anda tristón”, escribió enojada.

“¿Eh? ¿Qué mierda te pasa, loca?, ni si quiera sé quién es tu hermano, estúpida”, llego a los minutos después. “No es mi culpa que tengas un hermano depresivo”.

“Tom Trumper, ¿No te suena conocido? Después de hablar contigo anda súper triste”. Bill, sentado sobre su cama, abrió grande los ojos.

—Esto no puede ser, mi lindo y tierno acosador, es hermano de la cuatro ojos bigotuda. Pero al menos Tomi es lindo, lo vi ayer —pensó en voz alta—,  luego de que se pusiera triste de repent… ¡mierda!

«Tengo que hacer algo, Tom no puede estar triste por algo que se supone yo hice…».

“No sé qué hice, pero quiero arreglarlo. ¿Dónde vives?”, pregunto rápidamente.

***

Ya habían pasado tres días desde que Tom cortó la conexión de repente. Había llegado el lunes y Bill estaba ansioso, hoy iría a ver a Tom después de la escuela.

No había podido antes, así que hablando con Natalie se habían puesto de acuerdo en que irían juntos después de la escuela. Caminaron juntos hacia el auto de Bill ignorando todos los murmureos que se oían a sus espaldas, sabían que al verlos juntos todos harían especulaciones falsas.

«Tom lo valía». El pensamiento se encontraba en las mentes de ambos.

Subieron al auto de Bill en silencio, Natalie divertida al ver todas las miradas de envidia dirigidas a ella. Ella en realidad lo esperaba, la envidia y el rencor salen a flote en momentos como ese. Mientras que Bill seguía las instrucciones ansiosamente.

 

Cuando llegaron a la casa de Natalie, bajaron con el mismo silencio con el que subieron,  Natalie abrió la puerta dejando pasar a Bill primero.

—Permiso —hablo entrando a la casa.

«Es chiquita, pero agradable», admitió mientras observaba atento los adornos y cuadros pegados en las paredes.

—Mm-huh. ¡Ya llegue! —aviso Natalie, haciéndole un gesto a Bill para que se quede ahí—. ¡Tom! —llamo a su hermano mientras subía a su habitación.

En el piso superior se oían los pasos ligeros del menor.

—Mamá no está, salió con sus amigas, fea. —Se oyó la voz cantarina de Tom desde las escaleras. Natalie bufo rodando los ojos.

—Como sea, estaré arriba—dijo sonriendo misteriosa, Tom se paró en seco, desconfiado.

—¿Y para que me llamabas? — pregunto entrecerrando los ojos.

Natalie rio mientras palmeaba su hombre al pasa junto a él—. Ya lo veras. Tú solo baja.

Tom se encogió de hombros.

—Frente a la chimenea, nos vamos a enamorar… —cantaba mientras bajaba las escaleras

—Oyendo villancicos… mientras comienza a nevar—Siguió Bill la canción. . Se paró nuevamente en seco. Ahí estaba él, esa persona que le causaba tantas cosas inexplicables, en persona, y se veía mucho mejor que por la cámara. Tom otra vez quedo mudo.

«¡Sí hasta canta bien! Es tan perfecto», pensó mientras sentía que algo se instalaba en su vientre.

«Debí ir al baño antes», pensó Tom, al no identificar el extraño movimiento de sus tripas.

—Hola —dijo sonrojado. Pensar en todo lo que decían por chat, lo avergonzaba.

—Hola Tom —contesto Bill al saludo, sin saber muy bien que más hacer. Entre ellos se creó un silencio que incomodaba a ambos.

***

Cuando Simone llego, encontró a sus hijos sentados cómodamente viendo televisión en la sala, y a un chico pelinegro hablando animadamente con ambos.

—Ya volví. ¿Me extrañaron? —pregunto saludando a sus hijos—, hola pequeño, ¿Cómo te llamas? ¿Cuántos años tienes? ¿Cómo conociste a mis bebés? ¿Hace cuánto se cono…? —fue interrumpida.

—Ya, ya, lo asfixias con tus preguntas —dijo Tom defendiendo a su nuevo amigo del interrogatorio de su madre.

—Mi nombre es Bill, mucho gusto —Se presentó. Simone sonrió, el chico tenía modales y era lindo—. Tengo dieciocho años.

—Oh, como Natalie —dijo sonriendo. Era un buen partido para su hija.

—De hecho, vamos a la misma clase, así nos conocimos —mintió un poco Bill, no le diría que converso con su hijo primero, ni que estaba ligeramente interesado en él.

—Así que son amigos, genial, te quedas a cenar —dijo con un tono que no aceptaba negación.

—Claro señora… —Bill hablo antes de que Natalie negara su amistad, era mejor sí Simone creía eso.

—Dime Simone, cariño —contesto con voz gentil mientras entraba a la cocina—, pero pronto me dirás mamá —susurro con los ojos brillantes de la emoción. 

Notas finales:

Espero que les haya gusta c:

No olviden dejar sus comentarios, para enterarme si les gusta o nop... 

Gracias por leer.


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