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How To Save A Life por Sabaku No Ferchis

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Notas del capitulo:

¡Hola! Bueno, realmente no tengo perdón de ningún dios :v Prometí no tardar, y veng aquí con la cola entre las patas con este intento de capítulo xD Por ahora las dejo leer :D Abajo en las notas finales nos vemos :3

[CAPÍTULO 17]

 

 Preámbulo

 

La voz de Gaara, aunque serena, estuvo a punto de perder la compostura varias veces mientras le confesaba a Sasuke la noticia el bebé. ¿Era extraño? Sí, muchísimo, pues pocas veces sucedían escenarios como aquel. No era de todos los días que un chico le dijera a otro que estaba esperando un hijo suyo. En realidad, Sasuke ya se había hecho a la idea, pero necesitaba escucharla de la boca del mismo Gaara para poder comprobarla al cien por ciento. Y cuando sucedió, un cúmulo de preguntas se arremolinó dentro de su cabeza: ¿Cómo? ¿Gaara verdaderamente es un doncel? ¿Es eso posible? ¿En qué momento sucedió? ¿Él lo sabía? ¿Cuántos meses tiene? ¿Qué le diré a mi familia? ¡Soy muy joven para ser padre!

Sin embargo, Gaara resolvió estas cuestiones lo mejor que pudo. Evidentemente no sabía de su condición, estaba igual de impactado que el moreno. Tampoco creía que aquello pudiese ser posible, pero sus argumentos no tenían fundamento contra los de la doctora Tsunade.

—Y, ¿qué piensas? —preguntó el pelirrojo. Su tono de voz hacía evidente que cualquiera que fuese la respuesta de Sasuke, tendría un gran impacto sobre él por lo que significaba la notica, por cómo serían sus vidas de ahora en adelante.

El Uchiha, quien seguía tumbado en la cama del pelirrojo, miró hacia el techo y recargó la cabeza sobre ambos brazos. Antes de contestar, soltó un largo suspiro.

—En qué voy a decirle a mis padres—contestó—. ¿Qué voy a hacer? Van a matarme.

La respuesta hizo que Gaara frunciera el ceño, tal vez esperaba que el moreno contestara otra cosa, pero si se ponía en los zapatos de Sasuke, quizá se sentiría igual. Quién sabe, le hubiera gustado experimentar alguna vez una reprimenda de sus padres alguna, porque eso significaba que había quienes siempre se iban a preocupar por él.

—No tienes que hacerlo—dijo, encogiéndose de hombros­—. Mira, yo no tengo padres. Nadie me pedirá explicaciones así que puedo arreglármelas solo. Simplemente te lo dije porque…

Cerró los ojos. Sasuke lo había interrumpido usando los labios, a los cuales los de Gaara se ajustaron muy bien. Aquello hizo que el pelirrojo se calmara un poco, pues había colado sus manos a la nuca del Uchiha para atraerlo más. Cuando Sasuke se separó, Gaara volvió a fruncir el ceño. Luego, Sasuke dijo:

—¿Acaso mencioné que no haría nada? Te dije que estoy pensando en qué decirles, aunque vayan a matarme, no que vaya a darte la espalda.

Con lo dicho, contemplando al moreno, Gaara se dio cuenta de que el chico era muy parecido a los protagonistas de los dramas coreanos que veía su hermana Temari cuando eran niños: jóvenes con máscaras de hielo que cuando se mostraban frente a la persona que amaban podían ser los más incondicionales y encantadores. Gaara jamás pensó tener alguien así para él; es más, si alguna vez tuvo el pensamiento de enamorarse, seguramente era de una chica común. No de un varón, no de Sasuke. Pero las mejores cosas nunca parten de un plan.

—Será menos difícil si lo dices ahora, aunque de todas maneras no creo que lo tomen muy bien—dijo el taheño.

—¿Y qué más les queda? Mi madre tuvo a Itachi a los dieciocho años.

Durante los siguientes veinte minutos, la habitación se llenó de comentarios triviales. ¿Qué pasaría con sus estudios? ¿Sería Gaara quien dejaría la escuela para encargarse del niño, o el Uchiha? ¿Qué nombre le podrían? ¿Dónde vivirían? Parecían ser una pareja de prometidos cuando en realidad eran un par de chicos que ni siquiera habían concluido la preparatoria, pero, ¿qué más daba? La adolescencia era la etapa donde las hormonas y el ideal de un final feliz estaban en su pleno apogeo.

Más tarde, el celular de Sasuke interrumpió su conversación. Al otro lado de la línea estaba su hermano, quien le dijo que mamá y papá habían llegado de visita, con una sorpresa…

Así que mientras Sasuke caminaba por los pasillos, con las piernas como gelatina y su cabeza punzándole por pensar cómo les diría a sus padres sobre Gaara, la bomba de tiempo estaba a punto de terminar el conteo…

 

 

Los deberes son primero. Los deberes siempre han sido primero. Aquel era el lema único que Fugaku Uchiha había impuesto sobre sus hijos desde pequeños, cosa que también le fue enseñada a él durante su infancia. Antes que cualquier cosa, estaba la obligación de hacer honor a la familia Uchiha y lo que ésta representaba. Estaba la obligación de estudiar arduamente, hacer a un lado fiestas, amigos, parejas, y lo que fuera que los distrajera de su objetivo. Los Uchiha nunca faltaban a una reunión de la corporación, aun si fuese cumpleaños de alguien o algún día festivo. Los deberes siempre son primero.

Aquella frase se leía en el rostro de Fugaku cuando se reunió con sus hijos. Ellos, hijos del presidente de la Corporación Mangekyo&Co, estaban casi listos para enfrentarse al mundo laboral y hacerse cargo de la (honorable) responsabilidad como líderes de la familia. Claro, antes necesitaban concretar sus estudios. La Universidad era el peldaño más alto e Itachi en solo unos meses ingresaría a ésta. Había logrado quedarse en una de las universidades más prestigiosas del mundo, y no era de sorprenderse que Fugaku quisiera a su segundo hijo estudiando en la misma institución. Sin embargo, había un gran problema.

—¿Londres? —era la tercera vez que Sasuke repetía la pregunta. Su padre hacía caso omiso a la expresión de su hijo, no perdía la compostura con esos brazos cruzados pulcramente a la altura del pecho.

—Sí, Londres. Es de los mejores países para estudiar. La oferta que te están ofreciendo es irrechazable, Sasuke. Te permitirán cursar el último año de tus estudios básicos en su preparatoria—repitió Fugaku—. Significa que podrás ingresar a la Universidad sin ningún otro trámite o examen.

—¿No es fantástico, cariño? —le animó Mikoto, que estaba sentada al lado de su esposo con una sonrisa jovial.

Ellos no sabían lo que pasaba en la mente de Sasuke. Sin embargo, su hermano, que lo miraba discretamente ahí junto a él, se hacía una idea. Primera cosa: Sasuke nunca prestó especial atención en su desarrollo académico durante la preparatoria (se había enterado que incluso reprobó una materia con Kakashi sensei), y aunque sí tenía el sentido de pertenencia con su familia y le importaba mucho el asunto de los deberes, había algo que se interponía con aquella oportunidad de enorgullecer a su padre e irse a estudiar a Londres.

Itachi decidió que lo mejor era no interferir.

—Yo…, ¿qué tiene de especial que estudie en Londres? Está muy lejos, y aquí en Japón también hay universidades prestigiosas—La voz de Sasuke aun sonaba consternada, aunque trababa de hablar con la mayor seguridad posible—. Terminaré la preparatoria aquí y presentaré mi examen para…

—No es una opción—interrumpió Fugaku.

—¿Qué?

—Que no te estoy dando opciones, Sasuke—dijo su padre—. No te estoy dando a elegir, mi decisión es absoluta y solo vine a informarte—entonces se levantó. Se encontraban en un salón de proyecciones que les había prestado la directora Tsunade. Fugaku se dirigió a la puerta—. Y a tramitar tu salida de esta escuela—giró el rostro hacia su hijo antes de salir—. Veo que no te favoreció mucho con una materia reprobada.

¿Qué hago? ¡¿Qué demonios voy a hacer?!

Una vez que los hermanos y la madre quedaron solos, Mikoto se inclinó hacia delante y tomó la mano de su hijo.

—¿Qué haces con qué, cariño?

Sasuke levantó la mirada, dándose cuenta que había pensado en voz alta. Abrió la boca para contestarle a su madre, pero, ¿qué le diría? ¿Que no quería irse porque quería cuidar a su hijo? Realmente sí se esperaba una gran reprimenda por parte de su padre cuando se enterara de que sería abuelo, pero, el que fuera de un chico lo hacía mil veces peor.

Él pensó que podría arreglárselas por su cuenta, pero ahora… con las ordenes de su padre, con su futuro, con Gaara… Se sentía perdido, el valor al cual se aferraba se volvió escurridizo y lo hizo resbalarse a un abismo.

—Está consternado—dijo Itachi, al confirmar que su hermano no se dignaba a hablar.

—¿Consternado?

Tal vez dos días antes, su orgullo le hubiera obligado a decirle a sus padres la verdad sobre Sasuke. Antes, cuando no pensaba bien y consideraba a Gaara un estorbo en la vida de Sasuke. ¿Pero quién era él para sobreprotegerlo de más y meterse en sus asuntos privados sin autorización? Era su hermano mayor, claro, y su mayor deber como tal era apoyarlo.

Si mi estúpido hermano mayor quiere a Gaara, lo apoyaré.

—Sí, no se esperó esa noticia. Quizá él realmente quiere terminar sus estudios aquí.

Mikoto miró a su hijo con ternura y algo parecido a la lástima. Suspiró.

—Sasuke, es una gran oportunidad.

—Puedo arreglármelas en Japón…

Ella repitió su suspiro.

—El caso es… que tu padre está tramitando ahora mismo tu salida.

 

 

La habitación olía a sexo, las sábanas estaban manchadas con fluidos y había ropa regada por todo el suelo. Sasori quiso abrir las ventanas para disipar el olor, pero Deidara se quejó de que tenía frío.

—¿Y por qué no te vistes entonces? —preguntó el pelirrojo sin mirar al rubio, pues toda su atención estaba puesta en el libro que sostenía en sus manos. Él ya estaba vestido y deseaba el resto de la tarde para leer y relajarse, pero su novio no se iba y no se miraba dispuesto a hacerlo.

—¿Para qué? Se siente bien estar desnudo en tu cama, hum.

—Pero necesito lavar las sábanas—informó Sasori mirándolo por sobre el ojo, a lo que el rubio simplemente se encogió de hombros.

—Quizá más tarde las podríamos usarlas de nuevo—su tono fue sugestivo, sin embargo, parecía ser que nada de lo que añadiera con respecto a eso provocaría el efecto deseado en Sasori, así que decidió desistir. Iba a tomar el control para la televisión cuando Sasori, alerta de que no quería ese tipo de ruido, lo interrumpió con una pregunta.

—¿Y tu hermano? ¿Está mejor?

Deidara se olvidó por completo de la televisión.

—Pasé toda la mañana con él, por lo menos ya sale de su habitación. Fuimos por un helado y algo de ramen, hum.

—Lo superará pronto—contestó el taheño siguiendo la línea de su lectura.

—¡No puede dejarlo así, hum!

—¿No?

—¡No! No ha cerrado el círculo, él todavía se siente destrozado y le duele el rechazo del bobo Uchiha, hum.

—La decisión es de Sasuke, ¿no? No hay nada que Naruto pueda hacer.

Deidara abrió los ojos grandes y se abalanzó hacia Sasori, haciendo el libro a un lado para captar su atención. Los ojos azules zafiro eran brillantes, y en ese brillo había malicia, como un mar que está a punto de partirse en dos a la llegada de un tsunami.

Sasori pensó por instantes la locura que sería ver a Naruto tomando venganza.

—¡No va a quedarse así! ¿Quién se cree esa escoria de pelo rojo para quitarle la felicidad a mi hermano? Ese maldito….

—¿Quieres pararte frente un espejo para que tu reflejo se dé cuenta de lo tonto que suenas, Deidara?

El rubio arrugó el ceño.

—¿Por qué siempre me tratas así, hum? Solo quiero que Naruto sea feliz, ¿hay algo de malo en eso?

—Estoy casi seguro de que le das malos consejos.

—No es así—dijo Deidara cruzándose de brazos—. Le dije que hablara con Sasuke para aclarar las cosas, solamente, ahora que los dos están más calmados, hum. De hecho, creo que deben estar hablando justo ahora.

 

 

¡Maldición! Sasuke había reaccionado demasiado tarde. Su padre estaba saliéndose con la suya una vez más, ¿y en serio lo iba a permitir? Tal vez en otras circunstancias lo haría, pero definitivamente dejar a Gaara no estaba entre sus opciones.

Salió corriendo del salón, dejando a su madre y hermano sorprendidos. Seguramente su padre ya había llegado a la oficina de Tsunade; él tenía que llegar ya. Aceleró el pasó y aumentó la fuerza en sus músculos, no importaba si se desgarraban.

Dobló la esquina hacia el pasillo donde se encontraba la oficina de la directora. Era cuestión de segundos para que llegara.

—¡Sasuke!

Alguien había gritado su nombre, fue consciente de ello, pero no iba a responder al llamado. De alguna manera, la otra persona se percató de esto y lo sujetó del brazo.

—Sasuke, espera—repitió, pero el moreno movió el brazo violentamente para zafarse. El otro también supuso que eso sucedería así que no lo dejaría escapar.

—¡Suéltame, Naruto! —gritó Sasuke.

El grito no le dolió a rubio como pensó que le dolería, porque en la mirada negra vio algo diferente. Sasuke no lo miraba con odio o rechazo, sino con súplica y desesperación. Suéltame. De alguna manera, parecía que se olvidó de todos los problemas que había entre ellos y simplemente hubiera retrocedido el tiempo a los días en los que eran mejores amigos. El pecho de Naruto se sintió cálido, pero sabía que todo eso eran percepciones suyas, y el nudo en la garganta seguía ahí. Necesitaba disculparse con Sasuke, necesitaba recuperarlo.

—Necesito…—añadió el Uchiha moviendo su brazo—. ¡No tengo tiempo, dobe!

—Yo… también necesito hacer esto… por favor—contrapuso él sonando firme la primera mitad de la oración y titubeando al final. Su agarre sobre el brazo de Sasuke no perdió fuerza, es más, hizo más presión, aunque el otro luchara por quitárselo de encima—. Espera solo unos segundos—pidió.

¡Tardé mucho tiempo en reunir valor, en venir a buscarte! No voy a dejarte ir sin decir lo que tengo que decir… no sé si vuelva a reunir el coraje…

Sasuke tensó los labios, su rostro se notaba tenso, pero al rubio no le importó. Si no lo decía ahora, tal vez no podría decirlo de nuevo. Ahora mismo las palabras se revolvían dentro de su cabeza: Perdón. No puedo soportarlo. Perdón por golpearlo, ¡pero lo odio! No es normal… hay algo mal con él… Te amo, Sasuke. ¿Cómo podría borrarlo tan fácilmente a pesar de tu rechazo? ¡Debíamos estar juntos!

—Bien. Te escucho.

Naruto levantó a mirada del suelo a los ojos de Sasuke. Su corazón empezó a latir con fuerza mientras abría la boca y buscaba las palabras que iban a salir de ésta. Pareció que el mundo dejó de girar al menos para uno de los dos, pues el otro sentía como si hubieran pasado mil años desde que lo interrumpieron en el pasillo.

—Yo…—titubeó—. Quiero pedirte una disculpa…

—¿A mí? —Sasuke levantó una ceja.

—Sí… Mi confesión fue precipitada. Había estado reteniéndola durante mucho tiempo, y cuando Hinata se atrevió a decirme lo que siente por mí, yo… no sé, la vi tan liberada que pensé que yo también debería hacerlo, a pesar de la respuesta que fueras a darme.

—Pues, ni siquiera tomaste con calma mi decisión.

—¡Pero…! No pensé que tuvieras alguien que te gustara, y tal vez hubiera sido menos doloroso si se tratara de otra persona, pero él… no es normal. Teme, él...

Él comenzó a asfixiarme, él en verdad trataba de matarme…

Pero sus pensamientos no alcanzaron a nacer en palabras. Sasuke lo interrumpió. Aunque se soltó de su agarre, no se alejó.

—Naruto, no tienes que pedirme ninguna disculpa.

—¿Eh? ¿En serio? ¿Está todo como si nada?

—No—ambos se mordieron el labio—. Quiero decir que no tiene nada de malo confesarse. Si lo hiciste porque querías sacártelo del pecho, bien por ti. No puedo enojarme contigo porque te guste, ¿o sí?

Naruto negó con la cabeza.

—Entonces…

—Pero golpeaste a Gaara, tú, de quien nadie lo hubiese esperado. El torpe que se hace amigo de todos y es tan noble… se atrevió a tocar a Gaara—notó que Naruto tragó saliva, él solo negó con la cabeza y rodó los ojos—. No tienes que pedirme disculpas a mí, sino a él.

—¿Y tú y yo?

—Lo golpeaste. Me enfurece ver que le pongan los dedos encima…

—¡Y por qué no me lo dijiste! No todo fue mi culpa, ¿sabes? —los ojos se le empezaron a llenar de lágrimas—. Se supone que somos mejores amigos, y ni siquiera me dijiste que había alguien que te gustaba. Está bien, ¡me hubiera dolido, hubiera sentido celos de esa persona, pero al menos lo sabría! No hubiera cometido estos errores si hubieses sido sincero conmigo, no lo hubiera golpeado, ¡no te hubiera confesado mis sentimientos y echado todo a perder!

Sasuke se quedó en seco. Al analizar las palabras lo mejor que pudo dadas las circunstancias, se dio cuenta que era cierto. Pero era demasiado orgulloso para admitir sus errores, y además no tenía tiempo.

—Lo siento, Naruto. Tengo prisa.

Naruto volvió a tomar su brazo.

—¿Y lo quieres? ¿Lo quieres en serio? Digo, no como una amistad normal o que sientas lástima por él… sino, como Hinata me quiere a mí.

A Sasuke casi se le escapa una risita.

—No quiero a Gaara como Hinata te quiere. Pero tal vez lo quiero igual o más de lo que ella a ti. Es decir, ¡mira qué locura más estúpida estoy haciendo! ¡Voy a llevarle la contraria a mi padre!

Y después, reanudó su camino.

 

 

Se estaba poniendo el sol. Matices naranjas y rojos llegaron a cubrir el azul claro del cielo bajo el cual cinco chicos jugaban basketball. Luego de abandonar la habitación de Sasori, Deidara no encontró mejor cosa para pasar la tarde que jugar un poco. Realmente él era el único Akatsuki que gustaba de jugar basketball, pero había logrado hacer amigos en el club. Si bien esos cuatro no eran tan populares como Akatsuki, se había ganado la fama de ser arrogantes hasta los huesos.

—¿Planeas hacer algo especial entonces? —preguntó Kanaye, un chico de con el cabello pintado de verde, cuyo flequillo le cubría la parte derecha de un ojo.

—Sí—contestó Deidara—. Pero aun no estoy seguro… mi hermanito no querrá formar parte de esto, es a veces muy dócil.

—Ja, le falta coraje. Si no se defiende, cualquiera le va a romper el corazón—comentó Ringo, un castaño que traía bajo el brazo el balón con el que habían estado jugando hacía tres minutos.

—Es por eso que quiero hacer esto por él. Quiero que aprenda de mí, además, que le quede claro a la escoria roja que nadie se mete entre Naruto y su felicidad, hum.

—¿Eh? Pues dinos tu plan entonces, porque no entendemos nada—habló el cuarto del grupo, Shuji.

—Sí. ¿Cómo quieres que te ayudemos si no hablas? —la voz era de Takao, el último del grupo.

Deidara se mordió el labio y luego formó una sonrisa maliciosa. Quien sabe que ideas extravagantes había formulado su cerebro.

—Ese enano se metió con un chico prohibido. Si tanto le gusta recibir atención, ¿por qué no darle la de cuatro hombres solteros, hum?

 

 

Notas finales:

¡Bueeeeeno! Lo lamento, probablemente se llevaron una descepción con el capítulo xS Quizá no era lo que esperaban, pero tengo algo qué decir: 

Hay dos razones enormes de por qué no he actualizado la historia. Una, la universidad. En realidad pensé que podría llevar con calma mi ser escritor y mi ser universitario, pero la verdad es que es muy dificil D: Sé que muchas autoras dejan de ser ficker una vez que estudian la carrera, ahora las entiendo. Sin embargo, eso no está en mis planes. Trato de dar lo mejor de mí cuando estoy de vacaciones, pero ese es el otro problema :c Entré en un hiatus enorme con esta historia porque simplemente no sabía qué hacer con los personajes u.u Se me fue de las manos... pero bueno, creo que encontré algo de inspiración con mi música, así que retomé el hilo de la historia :D 

Espero me tengan paciencia. no dejaré esta historia por nada hasta concluirla. Y en verdad necesito agradecerles a dos chicas por su apoyo: girlutena y Maite :3 Me dieron ánmos para continuar, en verdad les agradezco :3 


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