- A ese chico solo le tiene que importar lo que yo decida hacer, nada más. Deja de molestarme Harold, esas fotos van a salir y yo no puedo hacer nada -cortó la conversación el gran magnate, levantándose de aquél asiento de cuero, caminando hasta la puerta-. El amor es lo único que puede revivirme, Harold, y si te entrometes, te mataré.
-Perro de mierda -rechistó el servidor, oyendo el portazo de Bill.
*** ***
La gran cantante RiRi, avanzaba a paso de tacón fuerte, con su mirada fija en su destino, aquél pequeño que la había salvado desinteresadamente del fracaso. ¿Ese chiquillo que le acompañaba sería su novio? ¿su amigo? la verdad es que no le importaba, solo quería hablar con él.
-¡Hola Sam! -saludó de la manera más amable que pudo, intentando ocultar su arrogancia-. ¿Te acuerdas de mí? bueno, sé que si, ella es...bueno, que más da quien sea ella -dijo señalando a su asistenta-. Necesito hablar contigo.
*** ***
Lo que me faltaba. Tenía a la gran estrella del pop, Riri, delante de mis narices pidiendo hablar conmigo justo cuando estaba con Christian al lado, ¿por qué a mí? ahora tendría que explicarlo todo. Estaba tan guapa como salía en las revistas, era una belleza natural y exótica que podía hacer maravillas, y a su lado iba una mujer de unos cuarenta años más o menos, diría que latina y se le notaba bastante preocupada.
-Hola...-saludé en voz baja-. No puedo ahora.
-¿Sam? -preguntó mi amigo totalmente sorprendido-. Tú eres...tú eres...
-Si querido, soy yo -sonrió ariscamente la cantante-. Venga Sam, no me puedes hacer esto, ¡es urgente! y tiene que ser rápido, tengo un concierto esta noche en el centro de la ciudad.
No tenía ni idea de lo que podía querer de mí alguien de su talla, pero le había prometido a Christian que saldríamos a pasear, se merecía que pasásemos tiempo juntos, aunque algo me decía que tendría que tomar atención a lo que me tenía que decir, si o si.
-Está bien, está bien -suspiré-. Pero vayamos a la suite, si no quieres encontrarte al innombrable, por si acaso.
-Mejor que si, Consuela espera aquí y vigila, si viene quien ya tu sabes me avisas por móvil, ¿entendido? -preguntó esperando una rápida respuesta que no se hizo esperar.
-¡Como usted diga! Pero no tarde por favor, que se va a retrasar... -asintió la asistenta, que tenía que sufrir todos los caprichos de su jefa.
La mala sensación me invadía, algo en mis adentros parpadeaba, advirtiéndome de que me estaba metiendo en un berenjenal del cual no podría salir, pero no estaba en posiciones de echarme hacia atrás, no ahora.
Subimos por el ascensor, Christian no dejaba de mirar a RiRi como si fuese una gran estrella del...espera, es que era una gran estrella del pop. En cambio la morena solo miraba al frente, y de vez en cuando me sonreía afable, cosa rara en lo poco que la había conocido.
-¿De qué se trata RiRi? -pregunté, mientras entrábamos los tres a la suite.
-Como explicártelo...¡te invito a mi concierto! -explicó eufórica, tirándose a la cama.
-¿Solo eso? no me lo creo, dime la verdad -sabía que no gastaría su tiempo en venirme a ver solo para invitarme a un recital por agradecimiento, algo escondía.
-Sam un concierto de ella vale un ojo de la cara, ¡acepta por favor! -pidió mi amigo mirándome con una carita de perrito abandonado, pobrecito.
-¿Ves? tu amigo quiere ir, no seas tonto -sonreía como la persona más inocente del mundo.
-Que no me lo trago... -rechisté en voz baja.
-Dios mío que niño más cabezón, bueno vale te voy a decir la verdad. Necesito que me hagas un favor, y solo puedo confiar en ti, un desconocido que no le importa ayudar a los demás, ¿te parece?
Aquella mirada felina que me dirigía, oculta tras su falsa sonrisa no me daba mucha confianza, pero tenía al lado a la persona que más me apoyaba cuando estaba en mis malos momentos, tendría que recompensarlo de alguna manera, y esa manera era llevarlo a un concierto de la cual se convirtió, en mi mejor amiga.
*** ***
En uno de los edficios que pertenecían al New York Times, entraba un tranquilo Bill Flanagan, haciendo gala de su belleza, dejando a las chicas pasmadas al verlo pasar y a algunos cuantos hombres que le miraban sin ningún reparo.
Vestía unos tejanos de color azul, luciendo unas desteñidas en aquél jean en la zona de las rodillas, con una camiseta totalmente blanca, solo adornada por unos pequeños botones por el cuello que estaban desabrochados, y encima una cazadora de color marrón, hecha de cuero que resaltaba su gran torso. SU pelo lucía casual, un poco alborotado pero bastante seductor, que hacía juego con aquella mirada tan profunda, que enamoraría a los más fríos, a los que eran como él, a los que eran... Damián Foster.
-Pensaba que no vendrías -saludó el jefe del New York times, el gran Damián Foster, un treintañero nombrado de los más sexys de la ciudad, era rubio, el pelo le llegaba hasta el hombro y tocaba su torso trabajado, aunque no tan grande como el del empresario. Medía un poco menos que Bill, quedando sus ojos azules zafiro a la altura de la nariz de este.
-Solo te ha costado siete meses, tráeme un ron con red bull -mandó, pasando al despacho del rubio, quien se lo pidió a uno de los trabajadores.
-Bien, ¿y qué te trae por aquí? -preguntó sonriente, quedándose en la puerta cerrada de su despacho, mirando la espalda del empresario, quien se giró a mirarlo, mientras se sentaba encima del escritorio.
-Sabes perfectamente lo que me trae, y sé lo que quieres -respondió serio.
-Como puedes estar con un chico tan...poca cosa -se notó la prepotencia en su última frase, mientras se acercaba lentamente al magnate, apoyando sus manos en las rodillas de este-. No puedes escapar de quien te caza Bill, por mucho que la mona se vista de seda, mona se queda, no puedes olvidarlo porque está grabado aquí -dijo tocándole el pecho.
-No te pongas profundo y chúpame la polla -respondió molesto, cogiéndole de su cabello dorado, empotrándolo contra la ebilla de su cinturón-. Comienza, y cuando acabe, no quiero que quede rastro de esas fotos.
Mientras tanto....
Después de un par de cubatas, en el concierto de mi querida RiRi, estaba Christian bailando junto a mí. Nos había colado en la parte VIP del concierto, había un ruido enorme, pero la verdad es que no me importaba... por lo menos estaba feliz.
RiRi estaba dándolo todo en el escenario, satisfaciendo a miles de fans que gritaban extasiados su nombre, haciéndola sentir quien era, una reina. Para ellos lo era, para mí solo era la reina de la tristeza, y una experta en ponerse una máscara llena de sensualidad falsa, creando un escudo para no dejar que le afectase su alrededor, para soportar aquellas cuerdas invisibles que le ataban al escenario, impidiéndole retomar algo que perdió de adolescente, su libertad.
De mientras sentía como Christian se rozaba contra mi espalda, haciéndome entrar en un estado de utopía temporal del cual no quería salir, me sentía bien con sus brazos rodeándome la cintura, me sentía protegido, era una sensación tan parecida a la de cuando estaba con...Bill.
If you want it let's do it
Ride it, my pony,
My saddle is waitin',
Come and, jump on it
If you want it let's do it
Ride it, my pony.
Poco a poco mi cabeza se sentía mareada, el alcohol me estaba pasando efecto y la verdad es que no me molestaba nada, sentía como Christian me tenía totalmente abrazado por detrás, con su nariz en mi cuello, proporcionándome uans cariñosas caricias que en el fondo de mí, necesitaba. Eramos amigos, y era el mejor.
You don't need another lover
Don't you let it go
I already got it covered,
Let the others know.
Me cantaba Christian de forma bajita, pero contundente, tanto que solo lo oía a él entre tanta multitud, con todo el ruido que había solo se oía él y algo más, pero no sabía que era, hasta que sentí el vibrador del móvil sonarme en la pierna, que hizo que me despertara un poco de aquél trance que parecía no tener fin.
Abrí el Whatsapp y era Bill, "Espero que valgas la pena, pequeño zorro, no sabes lo que estoy haciendo por ti" ¿A qué se estaba refiriendo? era un tío muy misterioso, siempre me dejaba igual. Me separé un poco de Christian, dándome la vuelta para mirarle directamente a los ojos pardos, me transmitían algo, pero no podía identificar el qué. Poco a poco fue acortando distancia entre él y yo, el tiempo por un momento se congeló, el escenario cambió de un concierto a la nada, solo estábamos él y yo, a unos centímetros que se hacían kilómetros, oyendo nuestras respiraciones y nuestro corazón aumentar de potencia, hasta que sus labios se pegaron tiernamente a los míos, logrando que por un momento me entregara al vacío.
*** ***
-Nunca he podido olvidarte -susurró Damián, acostado en el suelo, totalmente desnudo, dejando ver sus largas piernas depiladas y su torso totalmente bronceado y trabajado-. y tampoco he aprendido a dejarte ir, mi mundo gira así, alrededor de ti.
-Solo me acuerdo de una parte -contestó Bill-. Sabías lo que era esto desde un principio, no es mi problema si dejo huella- zanjó el tema mirando a ver si recibía alguna respuesta de aquél chico que lo podía hacer feliz solo con su presencia, quien era tan importante para él, quién podía resucitarlo. Todo últimamente se trataba de él, y no quería repetir el mismo error de ayer como naturalmente le solía suceder, aunque era imposible que ese chico no quisiese verlo. A veces se preguntaba qué pasaba consigo mismo, y acababa de caer en la cuenta de que su peor error, era que sabía que iría a donde se encontrase él.
Continuará en http://www.wattpad.com/36457830-el-sexo-no-lo-es-todo-%C2%BFo-si-cap%C3%ADtulo-11