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The Judas Kiss por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Bien, he aquí la parte final de este fic.


Disclaymer: Los personajes de Naruto y la canción The Judas Kiss pertenecen a Masashi Kishimoto y Metallica, respectivamente.

Judas vive, recita este voto.
Ahora me he convertido en tu nuevo dios.



Fin de semestre. No tenía ganas de ir a la fiesta de fin de semestre que sus compañeras Sakura y Konan –ambas jefas de grupo– organizaban, pues sus ánimos se esfumaron desde que su amigo Itachi se fuera de intercambio a Londres. Se encontraba en su casa pintando uno de esos bonitos cuadros que tanto le gustaban a su amigo, y que le regalaría una vez que volviera.


"No tienes idea de cuánto te echo de menos, Uchiha-bastardo" decía en sus pensamientos "Pero si te lo digo nunca me dejarías en paz…"


En esos pensamientos se encontraba cuando su teléfono sonó. Era nadie más ni nadie menos que Akasuna no Sasori, un compañero dos grados más avanzado que él, reconocido en la facultad por su talento en las artes plásticas, además de una cara bonita y una personalidad irresistible. Éste lo invitaba a la dichosa fiesta, y aunque al principio se negó, el pelirrojo lo convenció en un santiamén.


Ya se encontraban ahí. Al principio era como cualquier fiesta: música moderna, bebidas y botanas, charlas tranquilas por aquí y por allá. Ya más avanzada la noche, una banda de rock-metal muy conocida, llamada Alfa & Omega, llegó a poner en ambiente a todo mundo. Y cuando se refería a ambiente, quería decir que todos se desinhibían y comenzaba el caos: chicos y chicas quitándose la camisa y algunas de ellas incluso el sostén y hasta las bragas; el guitarrista y el bajista destrozando los amplificadores y los cristales del lugar con sus instrumentos; el baterista haciendo un estruendoso y nada acompasado solo, y el vocalista encendiéndole fuego a las cortinas. Incluso hubo quienes, a hurtadillas, introdujeron al lugar bebidas alcohólicas e incluso droga.


Algunos tragos, golpes, objetos rotos e incendiados, desnudos, strippers, una horrible resaca y setenta y dos horas de prisión después, su pesadilla inició. A decir verdad no se acordaba de nada de lo que había pasado, pero por alguna razón se sentía ansioso, como si le faltara algo. Fue entonces que se dirigió a la casa de Sasori para preguntarle, pero lo único que obtuvo fue una confesión amorosa por parte del taheño.



Siguiéndote desde el principio del tiempo.
Susurré pensamientos en tu mente.
Vi tus torres caer al suelo
Seduje los niños nunca encontrados.
Ayudé a tus reyes a abusar de su corona

 

Al principio todo era miel sobre hojuelas, pues Sasori decía estar enamorado de él. Eventualmente se volvió más apegado al taheño, al punto de convertirse en su amante. Asimismo fue reclutado a Akatsuki, un grupo de estudiantes conocidos por ser la crema y nata de la facultad. De lo que no tenía idea era que ellos, al igual que Sasori, usaban drogas para divertirse.



Sin embargo, como todo en esta vida, la diversión se convirtió en infierno cuando ya no pudo seguir pagando el preciado crack que circulaba por sus venas. Fue entonces que cometió su primer robo a mano armada: un pobre transeúnte que recién retiraba dinero del banco fue víctima del pequeño pero afilado cuchillo con el que anteriormente tallaba cualquier cosa en madera. En primera instancia sufrió un ataque de pánico cuando vio la sangre en sus manos, pero las palabras de Sasori y la noche de sexo desenfrenado que le brindó fueron suficiente para hacerlo superar ese episodio –aparentemente-.


Los días transcurrían hasta volverse semanas y meses. Ya no asistía a la escuela con regularidad, sus notas habían bajado drásticamente, además una dosis de una sola droga ya no era suficiente, por lo que aparte de los robos que cometía, intercambiaba las pertenencias de su tutora Tsunade por dinero, e incluso vendía su propio cuerpo.


Había veces que sentía asco de sí mismo y quería dejarlo, pero Sasori siempre lograba retenerlo de alguna forma. Hasta ahora entendía por qué el pelirrojo era apodado como El marionetista.

 

En el corazón de hombres malignos
Planto las semillas de mi propio plan
Fuertes y poderosos caerán
Encontrarás un pedazo de mí en todo...
Dentro de todos ustedes

 

Cuando Itachi volvió de Londres, creyó que también volvería su esperanza de salir de ese agujero en el que él mismo se había sumergido. Sin embargo su fuerza de voluntad ya no era la misma, por lo que antes de que el Uchiha llegara a su casa, se había administrado una intravenosa de PCP (*), pues los bonitos cuadros que solía pintar ya no le satisfacían, y qué mejor que un poco de inspiración para hacerle a su amigo uno mucho mejor. Sin embargo las abstractas visiones que obtenía en un principio ahora se volvían imágenes horrendas de él mismo sobre una cuerda floja, en un circo gótico, mientras la audiencia observaba extasiada cómo el presentador la cortaba con una hoz para luego desaparecer y dejarlo caer en un mar con toda clase de alimañas: serpientes, escorpiones, arañas, todas esperando porque tocara el suelo y así inyectarle su veneno. Irónicamente los terroríficos recuerdos sólo desaparecían cuando Sasori lo drogaba con escopolamina y usaba su cuerpo para satisfacer sus instintos carnales.

 

Inclínate
Véndeme tu alma
Yo te liberare
Pacificaré tus demonios



Se maldecía a sí mismo por haber sido tan estúpido y dejarse llevar por el efímero placer que las drogas y Sasori le ofrecieron, pues lo alejaron de la única persona que podía salvarlo: Itachi. Esa noche en que se entregó al moreno, lo había hecho en un momento de lucidez, uno de esos esporádicos momentos en que quería que todo fuera una simple pesadilla y volver a los días de antaño cuando era el segundo mejor estudiante y el mejor amigo del Uchiha. No obstante ya era demasiado tarde: al final aquel maldito veneno susurró cosas a su oído, como que fuese inyectado también a su amigo, para que éste se le uniera y dejara de luchar. Inconsciente de que eso sólo acabaría con su vida.


Inclínate
Entrégate a mí
Contagiosamente sométete
Santificaré tus demonios



Esa noche fue la más aterradora de todas. La intravenosa que le puso al moreno fue demasiado para él, quien lejos de experimentar esas sensaciones placenteras por las que todo adicto pasaba al principio, se debatía entre la vida y la muerte, retorciéndose en un dolor tan insoportable e indeseable para nadie. Al final la ganadora fue la muerte.


Sintió un horrible nudo instalarse en su estómago y garganta, le temblaba el labio inferior, sus ojos se tornaron acuosos, además que su pulso iba más rápido.


–¡No! ¡No puedes abandonarme! –se llevó las manos a la cabeza y gritó lastimosamente– ¡Tú no, Uchiha! ¡Tú no! ¡Itachi!


Se desplomó sobre la cama y por primera vez en mucho tiempo rompió a llorar a lágrima viva. No supo cuánto tiempo estuvo así, pero de una cosa estaba seguro: había asesinado a la única persona que lo hizo sentir amado, y viviría con eso por el resto de su vida.


–Amado –musitó ya sin voz– tú fuiste el único que me amó…

 

Al abismo,
Tú no existes.
No puedes resistir,
El beso de Judas.

 

Eventualmente se celebró el funeral, pues la familia Uchiha se enteró de lo sucedido. No obstante Fugaku Uchiha no se quedó de brazos cruzados y gracias a las investigaciones se descubrió que la inyección que su hijo recibió en realidad era una solución concentrada de cianuro de potasio (**). Por consiguiente Deidara Namikaze fue juzgado y encarcelado por el asesinato de Itachi Uchiha, así como de otros crímenes relacionados con el uso de drogas ilícitas.



"No tienes idea de cuánto me arrepiento de haberme dejado llevar a ese mundo" fue el último pensamiento de Deidara Namikaze antes de abandonar este mundo bajo pena de muerte "Al final… fuiste el único que intentó ayudarme… gracias"



FIN

Notas finales:

(*) PCP o polvo de ángel, es un polvo blanco, cristalino, de sabor amargo, que se disuelve fácilmente en agua o alcohol. Se desarrolló en los años 50 del pasado siglo como anestésico intravenoso, pero su empleo en seres humanos se descontinuó porque causaba agitación, delirio, e irracionalidad en los pacientes. Actualmente, las personas abusan de la PCP debido a los efectos alucinógenos y psicotrópicos que produce.

(**) Cianuro de potasio. Es un compuesto cristalino incoloro, similar en apariencia al azúcar, y altamente soluble en agua. Fue usado por los personeros nazis como un medio predilecto y eficiente de suicidio, como fue el caso de Hitler y Himmler.


De corazón, gracias por leer.


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