Capítulo XLIX: Prueba de sucesión
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Templo de la familia Giglio Nero. 10 años en el futuro.
Tsuna escuchó las palabras de Yuni, entonces.
— Es por eso que puedo escuchar la voz de Giotto —pregunto el castaño.
— Sí —asintió Yuni.
— Hime, pero la prueba —interrumpió Gamma preocupado.
— Estaremos bien, Tsuna-kun es fuerte —aseguró la menor.
— La unica forma es intentándolo —comentó Irie—. Sawada-san, no me dio los detalles de la sucesión, solo me dijo que cuando llegara el momento ustedes sabrian que hacer.
Yuni se levantó del sillón.
— Sígueme, Tsuna-kun —pidió Yuni.
Tsuna asintió con la cabeza y comenzó a seguir a Yuni, un par de pasos atrás iba caminando Gamma, Irie y Colonello. Llegaron a una puerta de un color blanco, con el grabado del escudo de armas de la familia Giglio Nero. Gamma reconoció la habitación, el lugar era custodiado por la anterior jefa de la familia, Aria. A veces le preguntaba a su jefa, que tanto hacía en ese lugar, pero ella solo sonreía y contestaba : —es un secreto.
— Este lugar —mencionó Gamma.
— Era el lugar en donde estaban confinados los anillos Mare —comunicó Yuni— como dije anteriormente, el jefe de Giglio Nero es la persona que se encarga de cuidar los anillos Mare, pero estos fueron robados por Cervello.
Gamma apretó sus puños, Irie solo asintió.
— Pero… ¿cómo es que Cervello tuvo acceso a los anillos? —inquirió Tsuna.
— A decir verdad, solo pocos miembros de Giglio Nero, saben acerca de los anillos Mare. Pero estos fueron robados por Genkishi —hablo Yuni.
— Espera, ese nombre me suena —hablo Tsuna.
— Genkishi, fue el atacante misterioso que apareció en tu colegio —hablo Irie—. Digamos que era una prueba para obtener los anillos.
Yuni procedió a abrir la puerta, el lugar carecía de decoracion, de no ser por los vitrales que estaban en las ventanas, pero sobre todo a Tsuna, le llamó la atención que en el centro se encontraba una especie de pilar.
De pronto Tsuna vio a un hombre, lo reconoció después de algunos minutos de mirar sus ojos de color azul metalico.
— Hibari-san —titubeo el castaño.
— Herbívoro —contesto Kyoya al ver al Sawada Tsunayoshi joven.
El porte de Kyoya era serio y a la vez estoico, pero había algo que le llamaba a Tsuna la atención. A pesar de que sus ropas lucían de forma impecable, había un detalle que lo inquietaba, Hibari-san traía las manos enguantadas, el detalle no pasó desapercibido ya que los guantes eran de color blanco, pero estaba manchado por un color carmesí.
— Bienvenido, Hibari Kyoya-san —saludó la arcobaleno del cielo.
— Supongo que van a empezar con la prueba de sucesión —habló la nube.
— Sí —asintió Yuni.
— Al parecer llegamos a tiempo —comentó Kyoya.
“Llegamos”, al castaño le llamó la atención aquella palabra. “ Acaso, ¿Hibari-san, viene acompañado?”, se preguntó mentalmente el castaño.
Kyoya se acercó a los presentes, su mirada permanecía altiva y fría. Esta prueba era capaz de quebrar la voluntad de muchos.
— Traje al invitado de honor —presumió Kyoya—. Supongo que el arcobaleno del cielo, dará su veredicto —preguntó la nube.
— Así es —aseguró Yuni.
Kusakabe Tetsuya, entró abriendo la puerta, los presentes lo miraron con asombro, y más porque la mano derecha de Hibari Kyoya, cargaba como un costal de papas a Genkishi, sin ningún tacto, Kusakabe tiró al suelo a Genkishi.
— Pero —iba a decir Gamma algo, cuando Yuni le lanzó una mirada de que no se entrometiera en lo que iba a suceder a continuación.
— Espero que no le moleste, líder de Giglio Nero —comentó Kyoya—. Después de todo en la mafia la traición se paga con la vida.
Tsuna se quedó sin palabras.
— ¿Eh? —comenzó Tsuna a cavilar lo que le acababa de decir el Hibari-san del futuro.
— De acuerdo —hablo Yuni mientras su mirada se tornaba seria—. Sawada Tsunayoshi, en la mafia hay reglas que no están escritas dentro de nuestro código mafiosos, pero una de las reglas inquebrantables es que cada miembro tiene prohibido sobre todo traicionar a su familia, Genkishi. La familia Giglio Nero te encuentra culpable, de robar los anillos Mare que permanecían en custodia del Noveno líder de la familia, Aria. Por ello yo la décima líder de la familia, y una de las principales involucradas, te considero culpable. Por ello, el Sawada Tsunayoshi, como futuro líder, tiene el derecho de reclamar tu vida, como símbolo de alianza entre Vongola y Giglio Nero.
Tsuna, no quería entender todo lo que le había dicho Yuni. Es más era como si no hubiera sido capaz de escuchar absolutamente nada.
— Sawada Tsunayoshi, no tenemos todo el día —rumio la nube.
— Es… que… bueno… —musitó el menor.
— Tsunayoshi-kun, es la prueba de herencia —hablo Yuni.
Y por primera vez, Tsuna comprendió que la mafia no era un juego como lo hacía ver Yamamoto, el de alguna forma se imaginaba lo que implicaba ser un mafioso, pero aun así sus pensamientos eran superficiales, y no lo había pensado a profundidad.
— Debe ser más fácil, si utiliza esto, Tsunayoshi-san —hablo Kusakabe mientras le entregaba al menor una pistola.
Tsuna observó a los presentes, ellos… estaban de acuerdo con esta locura. Le están pidiendo…
— Yo no lo quiero matar —afirmó el castaño.
— Esa opción no es aceptable, Tsunayoshi —hablo Yuni—. Es tu deber como líder de la familia Vongola.
Tsuna, no podía aceptar esa resolución.
De pronto vio despertar a Genkishi.
— Termina con esto —pidió Genkishi en un tono de voz bajo.
Tsuna sostenía el arma. Pero no se atrevía a alzar ni a apuntarla en contra de lo que debería ser uno de sus enemigos.
— Sawada Tsunayoshi, no tenemos todo el dia —hablo Hibari.
— Es tu obligacion, como futuro jefe mafioso —admitió Gamma.
Le estaban pidiendo que arrebatara una vida.
Recordó a Mukuro, quien con todo fervor odiaba el sucio mundo de la mafia.
De pronto la habitación se vio envueltas en llamas del cielo, miro a Yuni. Ella lo estaba haciendo, se sentía un ambiente cálido y familiar.
“Vongola está corrupta”—escucho una voz que no reconoció.
“Es tu deber, comenzar a cargar tus propios pecados, si deseas heredar Vongola”
“Vongola, existe gracias a la sangre derramada”
“Son solo vidas, que pueden ser fácilmente reemplazadas”
“Esta es la voluntad de Vongola”
“Hay que hacer cosas, que a veces uno no desea hacer”
“Todo esto es por el poder”
“Vongola es un pecado tras otro, qué importa anexar más”
“Esto es la mafia”
La voces comenzaban a saturar su mente.
—Yo —se escucho la voz de Tsuna titubear.
“¿Por qué lo dudas tanto?, es solo un enemigo”
“Matalo”
— Vongola, no siempre fue una mafia —afirmó Tsuna.
“Pero todo comienza con el pecado de Vongola Primo”
“Además tienes que heredar nuestra Voluntad”
“Debes deshacerte de los enemigos sin piedad, ello no serán piadosos contigo”
— Yo.
“Decídete, ¿quieres heredar la voluntad de Vongola”
“¿No piensas proteger a tu familia?”
“¿Que decidiras Décimo?”
“Solo matalo, y hereda nuestra voluntad”
— Yo, quiero proteger a mis amigos…
“ Para heredar Vongola, debes matar”
Continuará...
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Bonus chapter: Noche de copas.
Base italiana de la familia Vongola.
Mukuro bufando molesto mientras caminaba sin rumbo fijo, dentro de la mansión. A decir verdad, era casi medianoche y no podía conciliar el sueño. De pronto Mukuro, vio a Takeshi que al parecer estaba en su misma situación.
— Tampoco, ¿puedes dormir? —inquirió el guardián de la lluvia.
— Al parecer, somos dos.
— Vamos por un trago —ofreció Takeshi.
— De acuerdo —accedió Mukuro, tal vez de esa form podría conciliar el sueño.
Usualmente, se supondría que esos dos guardianes tendrán que estar durmiendo, pero no. Y todo se debía a que Tsunayoshi y Gokudera habían tenido que ir a una reunión, y al parecer se había extendido además las reunión, entre líderes mafiosos.
— Es raro que tu tengas insomnio —hablo Mukuro, mientras veía al contrario servir una bebida en dos copas.
— Usualmente duermo bien acompañado —hablo en doble sentido la lluvia.
— Oya, oya… Me gustaría que te escuchara hablar así la tormenta.
Tomaron una copa, pero aun asi seguian pensando en el retraso de sus respectivos esposos, no tenían idea de cuánto tiempo había pasado, pero siguieron bebiendo, brindando por alguna que otra idiotez, y de pronto la charla se había tornado amena.
— Vamos Mukuro, podría apostar que cuando decias en el pasado que ibas a poseer el cuerpo de Tsuna.
— Kufufu, es algo que no pienso revelar. Pero, digamos que Tsunayoshi-kun, no es tan inocente como aparenta.
— Tsuna, siempre ha tomado sus decisiones.
— Y tú, qué le ¿viste a tu punk?
— A Hayato, no lo se, pero cuando lo conocí… Me llamó su personalidad.
— Y como no, si se la pasaba volando las cosas con sus bombas.
— Ya que estamos en eso, ¿que es lo que te gusta de Tsuna?
— Que es Tsunayoshi-kun.
— Eso no es una respuesta válida —se quejo la lluvia.
Siguieron tomando, copa tras copa, y ambos ya se habían olvidado de hablar sin tapujos.
— Tsunayoshi-kun, tiene una cara tan seductora—alabo el ilusionista.
— Hayato,tiene una forma tan linda de sonrojarse.
De pronto se escuchó que la puerta se abría. Y por ella entraban Yamamoto Hayato y Rokudo Tsunayoshi.
Hayato sostenía varias bombas entre sus dedos, y lucía sonrojado y furioso.
— TÚ MALDITO IDIOTA, NO TE PONGAS A HABLAR DE NUESTRA VIDA —gritó furioso Hayato.
— Hayato, cálmate —pidió Takeshi, al recobrar la sobriedad de golpe.
— Y nos podrían explicar ¿qué hacen tomando a estas horas? —gruño Tsunayoshi.
Entonces entró Reborn, a escena.
— Al parecer estaban festejando que sus esposos no estaban en casa —comentó Reborn, con cierta malicia en su voz.
— Arcobaleno —gruño Mukuro—. No mientas, solo estamos tomando una copa.
— Asi es, solo era para conciliar el sueño —añadió Takeshi.
Tsunayoshi suspiro, mientras Hayato los miraba de cierta forma incrédulos.
— No pueden hacer esto, cada vez que salimos a hacer negociaciones —gruño la tormenta.
— Pero te extrañe Hayato —aseguro Takeshi.
— Es su culpa, por no llevarnos — comentó Mukuro.
Tsunayoshi suspiro.
— Pero no por eso tienen que beber cada vez que tiene insomnio, la última vez incluso arrastraron a Dino-san, Nagi y a Kyoya en su noche de copas —habló el portador del anillo del cielo.
— Y no se le olvide, Juudaime, la vez que invitaron a los Varia —anexo Hayato.
— Nunca, imagine que ustedes terminarían siendo compañeros de copas —comentó Tsunayoshi.
— Ni nosotros —opinaron al unísono Mukuro y Takeshi.
— De todos modos, Yamamoto, te vas a dormir al sillón —afirmó Hayato.
— Kufufu —sonrió Mukuro.
— Y tu, ni te burles Mukuro, que le vas a hacer compañía a Takeshi —concluyó Tsunayoshi.