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KOKUYO SCHOOL por LEGNAEL

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Notas del capitulo:

Disclaimer: KHR!, no es mío. Sería bello y hermoso que sus personajes fueran míos, pero toda la propiedad y creación de personajes es trabajo y autoría de Akira Amano-sensei. Yo solo tomo prestados a los mencionados personajes para poder escribir el fic.
Notas de la autora: se suponía que este capítulo era para el 14 de febrero, pero un par de cosas se atravesaron en mi camino. Necesito ver Deadpool, es lo único que puede curar mi corazón después de ver el raw del segundo especial de Vampire Knight. 
Agradecimientos: como siempre muchas gracias a todas la bellas personitas que leen esta historia. Cuando empecé con esta idea me dije, tiene cara de que este fic va para largo, pero incluso me sorprendo cuando veo que estamos cerca de los 60 capítulos. 
Tiempo de actualización: el tiempo que me tardaba antes en actualizar era de una a dos semanas, y a lo mucho me puedo ir de parranda 3 meses (en caso de que desaparezca), de momento pasa al estatus “INDEFINIDO”.
Advertencias: Perdonen mis errores de dedo como siempre y no podía faltar como siempre mi título (spoiler) del capítulo, sin más que decir a disfrutar el capítulo.


***
Capítulo XLIX: El inicio del fin.

Kokuyo, 10 años en el futuro…

– ¿De qué huyes? –Se escuchó la voz de Tsuna–. Lo has hecho incontable cantidad de veces en los mundos paralelos, sé que no soy un genio. Pero... para desear iniciar desde el comienzo las cosas.

El líder de los anillos Mare comenzó a reír de forma frenética; los presentes se mantuvieron en mutismo sin apartar la mirada de aquel hombre. Sawada sintió un fuerte estremecimiento y de forma similar Yuni guardó una distancia prudente frente al Gesso. Los guardianes de Vongola miraban aquel gesto que rayaba al borde de la locura.

– Muy gracioso, Tsunayoshi-kun. Sin duda alguna siempre te las ingenias para decir algo así –opinó Gesso–. Tan propio de tú. El bueno para nada dame-Tsuna –canturreo mientras su mirada se tornaba herida–. Tsunayoshi lo vio con cierto miedo hasta la espina dorsal. El rostro del albino mostraba una clara sonrisa, no la típica sonrisa de felicidad o alegría, sin duda alguna si tuviera que describir aquella mueca tan serena y a su vez retorcida.

– Deja de meterte con Juudaime, maldito imbécil –espetó la tormenta–. Tú no lo conoces.
– Es cierto –objeto Lambo–. Tsuna es torpe, pero siempre termina haciendo lo correcto.
– No te atrevas a menospreciar a Tsuna –la mirada de Yamamoto se afilo–. El nunca haría nada tan malvado.
– En serio. Yo malvado –expresó mientras se llevaba la mano al pecho–. Muchas cosas pueden haber cambiado en diez años. Después de todo el difunto Sawada Tsunayoshi de esta época ya era el jefe de Vongola. En especial tu –señalo al beisbolista–. ¿En verdad crees que Tsunayoshi-kun sigue siendo tan noble?, hablas de la bondad que existe en la mafia. No podrías ser más idiota. Vongola está lleno de sangre, corrupción. Era lógico que para lograr ser la familia más fuerte pisoteo a todos lo que se le opusieron. El término “aliado” es tan hipócrita, nada de eso es requerido dentro de la mafia. El primer proclamado “primer cielo”, “el cielo más fuerte de Vongola” huyó de sus propios actos. Tan atroces y perversos como los de un demonio. ¿Lo sabes?

Byakuran soltó aquella pregunta. Tsuna intuyo que el contrario le estaba preguntando. Internamente sintió el deseo de titubear, recordó la prueba de sucesión. Se sintió incapaz de increparle algo a Byakuran, estaban en el futuro; nunca se preguntó que tanto había cambiado en diez años. Recordó a su versión adulta, no era como si hubiera hablado con él, lo poco que sabía, la carta que su contraparte adulta le había dejado, no respondía nada.

– Hablas demasiado –gruño Reborn–. Es obvio que Tsuna se convertiría en el jefe de Vongola.

La voz del arcobaleno tenía un tono lleno de surgida.

– Reborn. Como siempre te gusta tener la última palabra. Veamos –medito sus palabras–. Ustedes no pueden ir en contra mía. En cada mundo me he encargado de aplastarlos como las insignificantes hormigas que son –sonrió mientras continuaba relatando–. Un nuevo juego siempre inicia, pero al final siempre ganó. Me encanta hacerlos creer que tienen una mínima oportunidad y sin más los destruyo.
– Esto no es un juego –hablo el castaño–. Para ti todo esto es un maldito juego.
– Exacto –admitió–. Debo admitir que siempre es entretenido jugar contigo Tsunayoshi-kun.

Irie escucho las palabras del albino. Desconocía a la persona que se mostraba frente a él con el nombre de Byakuran Gesso. Él pelirrojo se consideraba una persona un tanto retraída, le costaba hacer amigos. Compañeros de trabajos en la escuela era un término un tanto legado, siendo que él era el único que hacia el trabajo. En su pequeño mundo universitario solo conoció a dos personas que sin duda alguna el mismo categorizaría como “amigos”.

Byakuran-san y Spanner.

– Byakuran-san –interrumpió Irie–. Detenga esto.

Claramente la voz de Irie era una súplica. El albino enfoco su mirada lavanda en el recién llegado.

– Shou-chan –dijo el nombre con entusiasmo–. Por poco pensé que no te unirías al juego.
– Por favor, detenga esta locura –la voz de Irie se tornó seria.
– Tan poco me conoces –informo el Gesso–. Sabes que una vez que inicia un juego no termina hasta el “Game Over”. Deberías saberlo, Shouichi. Tú eres la causa de esto.

El pelirrojo sintió melancolía al escuchar aquellas palabras, por un segundo vislumbro al Byakuran-san que conoció durante la universidad. Aquellos recuerdos tan distantes y lejanos, los más preciados y felices durante aquella época.

– Vamos, Shou-chan. Eres igual que yo. No te rendirás, lo mismo va para mí; a ninguno de los dos nos gusta torcer el brazo. En cada mundo paralelo es igual; al final yo gano.
– ¿Qué es lo que ganas? –Interrogo el ilusionista–. Me intriga tu retorcida mente, Byakuran. Aun así hay demasiados cabos sueltos. ¿Por qué eliminar a Vongola?, ¿que implica Irie en todo esto?
– Mukuro-kun, pensé que te había dejado un par de costillas rotas. Aun así te las arreglaste para ponerte de pie, lo mismo va para cada uno de los demás guardianes de Tsunayoshi-kun. Si no dieran pelea no sería divertido.
– Kufufu.
– Definitivamente los Vongola son divertidos.

***
Italia, Castillo Varia, 10 años en el futuro…

Squalo observo como su contrincante emitió un grito; aquello lo desconcertó un poco, pero no se trataba de un hecho aislado casi al mismo tiempo, o mejor bien dicho de forma simultánea la otra intrusa gritó de forma desgarradora. El espadachín se dio cuenta de ese detalle al igual que Xanxus. Las denominadas cajas de matanza empezaron a devorar de forma voraz las llamas de su dueño. No incluso el término dueño parecía impropio en ese momento.

Ambos enemigos quedaron reducidos a nada, de ellos solo quedaron algunas de las ropas y artículos que usaban. Las cajas de matanza brillaban con tal vitalidad, al parecer el término del nombre de las cajas tenía un significado oscuro “consumir la vida del portador”.

Xanxus se encamino hacia donde residían las cajas, pero estas de inmediato desaparecieron al igual que los anillos Mare.

***
– Parece que es hora –notifico Gesso.

Ante esas palabras a su lado aparecieron seis cajas. Yuni sintió un estremecimiento al notar que esas cajas irradiaban la llama vital de los que alguna vez fueron los aliados de Byakuran. Una lagrima escapo del ojo derecho de la joven.

Tsuna sintió una terrible sensación al ver aquellas cajas. No sabía explicarlo.

– Verán –procedió a hablar Gesso–. No necesito a nadie, llegue a esa conclusión. Los integrantes de las coronas funerarias nunca se quejaron, ninguna vez se preguntaron y sobre todo nunca cuestionaron órdenes. A excepción los difuntos guardianes de la nube y el trueno, pero bueno previamente ya me había encargado de ellos. Veamos, o sí. Todas las piezas del trinisette están aquí.

Las cajas se abrieron dejando ver su interior. Los anillos Mare rebosaban del mismo brillo que tenían pero sin la necesidad de su propietario.

– Yuni-chan, Tsunayoshi-kun es momento del final.

Cada pieza del Trinisette brillaba. Aquello alegro a Byakuran.
El castaño sintió el poder rodeando el lugar.

***
Kokuyo, tiempo presente…

La mirada de los guardianes se tornó nostálgica al ver el lugar en el que se encontraban. Kokuyo, el Kokuyo de diez años en el pasado. Takeshi de inmediato intercepto a Hayato mientras este se negaba ante aquella escena que tachaba de cursi.

– Al parecer estamos todos reunidos –comento Takeshi sin apartarse del hombres de ojos verdes.
– Compórtate idiota –le reclamo.
– ¿Dónde está Sawada? –preguntó Ryohei.
– Tsuna no está aquí –se apresuró a decir Lambo–. De hecho esperaba que estuviera en Italia.

La tensión de inmediato se sintió en el aire. La nube y la niebla comenzaron a mirarse de forma fiera.

– Ave-kun, hay algo que debe decirnos. Aparte de la conspiración que Nagi, tú y mi esposo planearon a expensa de los guardianes.
– No.

La respuesta seca de Kyoya era más que suficiente para sacar a relucir su estrés e ira acumulados. Hayato bufó fastidiado. En Vongola y en toda la mafia eran muy bien conocidas las contiendas entre el idiota esposo de su estimado Juudaime y el friki de la disciplina. Las miradas de ellos guardianes eran asesinas, el fuerte deseo de pelea se estaba manifestando. Antes de que los problemáticos sujetos hicieran algo, Hayato intervino.

– Escuchen, par de idiotas, debemos enfocarnos en lo que realmente importa. Eliminemos a Byakuran.

Los reunidos miraron la seriedad y calma característica del guardián de la tormenta.

– No debe ser difícil encontrarlo –comentó Lambo–. Aun así…no estoy seguro de tu plan.
– Tienes una mejor idea vaca idiota –respondió colérico el de cabellos plateados.
– No intervendremos –auguro la nube–. El problema debe ser resuelto en el futuro, cualquier inferencia por parte de nosotros es innecesaria. Sawada Tsunayoshi lo dictamino así.
– Pero –intervino Takeshi–, si encontramos a Byakuran.
– Oya, oya, temes que cambiemos el futuro –atino a decir Rokudo–. Aun así.
– No podemos simplemente quedarnos sin hacer nada –opinó el boxeador.

El ambiente se sentía pesado.

– Deben respetar los deseos de su jefe.

Nagi apareció de forma imprevista.

– Así que tú también estas aquí, es raro porque en el futuro Varia no menciono nada de esto –comento el ilusionista.
– Ah, eso. Se supone que estoy ayudando a la rama principal de la familia –informo sin más la mujer–. Dejando eso de lado, él me pidió que no intentaran hacer alguna locura en su ausencia. Cualquier cambio por mínimo que hagamos en esta época traería consecuencias en el futuro. Boss estaba al tanto de aquella opción, Irie-san nos hablo acerca de ello a Hibari-san y a mí. Cualquier cosa que cambiáramos. Lógicamente afectamos un poco esta tiempo al entrenar a los jóvenes guardianes, es más ellos aún no me debían conocer.
– No tienen querencia tus palabras Nagi. En parte ya afectaron el pasado al venir aquí, involucraron a cada uno de los guardianes jóvenes; escucha lo que estás diciendo. Nos prohíbes buscar a Byakuran.
– Si –sentencio con convicción–. En algún momento los jóvenes regresarán. Y borraremos sus recuerdos del futuro.

CONTINUARÁ…
***

Notas de la autora: oh sí, un capitulo muy pequeño para mi gusto.


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