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Ojitos lindos... por Doki Amare Peccavi

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Epilogo «Una vez más».

 

El bebe de Yusuke,  Yukina había insistido, y él tenía varios años de no pararse por el mundo Humano, el reino de Mukuro había sido encargado a él, ahora era responsable de muchas cosas, y abandonarlo todo por unos días por un bebe le resultaba bastante irracional, en cuanto traspasó las fronteras de los mundo le vino esa nostalgia, desde aquel día sólo había vuelto para buscar insistentemente algún rastro de él, pero todo había desaparecido, hasta esas flores azules. Sus esperanzas de encontrarlo fueron decayendo con los meses y después de dos años no había intentado nada más. Sus lamentos enredados en sus pensamientos, lo había hecho todo mal, él tenía la culpa de todo, lo que más le lastimaba era el hecho de pensar, que ni en el final, había podido comprenderle, recordaba una y otra vez las palabras crueles que dijo en los siguientes encuentros, y el desplante en el templo, la bofetada en la mejilla que había besado a escondidas tantas noches…

 

Empuñó sus manos, un suspiro e ingresó al hospital.

 

.*.

 

Sus ojos apenas si se abrieron, todo estaba completamente oscuro, todo lleno de sangre, en sus prendas, sus manos, en el suelo… sus memorias de vuelta, su cuerpo herido, tenía una inmensa herida a un costado de su estomago, dolía, y no sentía ningún tipo de poder espiritual para poder soportar el dolor, nauseas, dolor, lágrimas… estaba solo, tenía la idea de haberles salvado, pero habían ocurrido cosas denigrantes.

 

– Hiei… – Llamó entre los escombros. Sin rastro…

 

*Desperté, no te vi, no te vi salir...

Caminé por la calle pensando que

Por al tarde volverías tú

 

Alguien que le tendió la mano, un antiguo amigo, que había llegado demasiado tarde, que murmuraba algunas cosas entre lágrimas, y un niñito que le acompañaba, sin vista, era fuerte su amigo, le llevó al hospital más cercano. Sin despedirse se había marchado pero lo entendía, era Yomi, no Yusuke, ni Kuwabara, ni Hiei…

 

Sólo en esa habitación de urgencias hasta que pudo establecerse, escuchaba las voces, una llamada a su madre, pero ella no le recordaba, dijo que no era su hijo, estaba bien, él lo había deseado así, apenas si se mejoró, fue transferido a otra habitación más cómoda, los gastos estaban pagados, un buen servicio hasta su recuperación. Una noche llovía, y la nostalgia le llevó hasta la ventana de su habitación, la lluvia que podía ser vista hasta que chocaba con los cristales… oscuridad, un reflejo que aunque reconocía como suyo, no era igual al de antes. Se alarmó, énfasis en los detalles, su cabello pelirrojo había cambiado, las puntas plateadas, y como en un tono tornasol escalofriante, esos ojos verdes brillantes engañaban a la vista, porque por momentos destellos dorados llamaban la atención de Kurama….

 

– Youko…– sus dedos temblorosos se dirigieron a su nuca, pero nada pasaba… su látigo… – ¡¡No… esto no… no…!!

 

Contra todo,  la aguja del suero se desprendió de su mano, el tripie cayó al suelo el baso de agua en la repisa también, descalzo, los cristales incrustados en sus pies desnudos, una enfermera que escuchó el sonido de tanto desastre, camilleros por el pasillo acudieron en su ayuda, y fue sedado. No recordaba nada después de eso, en un letargo sin sueño, la mano de Yomi en su cabeza le hizo despertar, el pequeño hijo de Yomi sonreía, pero el no tenía oídos para nada…

 

– Hiei ha estado buscándote – Mencionó Yomi

 

– No tengo poder espiritual…

 

– Kurama…

 

– Soy Suichi Minamino… no soy Kurama, no me queda nada… Yomi… mátame.

 

– Tú destruiste todo tu poder espiritual, venciste a Yuta… pero este es el precio que tienes que pagar, no voy a matarte, no voy a volver a verte, no intentes hacer nada tonto. Hice mucho por venir a verte, pero no voy a volver, la próxima vez que nos veamos será cuando tú estés de pie, estés completamente sano y hayas entendido las cosas.

 

Sumido en tristezas que le quitaron tanto, muchísimos meses antes de llegar a la aceptación.

 

.*.

 

– ¡Hiei! –Yukina le esperaba junto a Kuwabara en recepción, muchos humanos, no habría necesidad de acostumbrarse, sólo lo vería… y después a regresar. – Has tardado mucho, el bebe y ha nacido, todos están dando felicitaciones a Keiko

 

– No puede venir antes – Se excusó Hiei, Kuwabara tenía sus labios temblorosos, no le tomó importancia, no caería en esas tontas peleas de antes, no era como antes…, fue guiado por su hermana hasta la habitación de la nueva madre, se escuchaba el murmullo molesto, seguramente toda la aglomeración estaba ahí, en la habitación, festejando y celebrando, se sintió fuera de lugar, un tanto incomodo, pero muy en el fondo, algo emocionado…

 

– Espera aquí, – Murmuró Yukina, Hiei asintió, entró, y no fue mucho el tiempo que esperó, cuando vio, la puerta comenzaba a abrirse de prisa, sus amigos habían salido a recibirle, le jalaron para que entrara al cuarto y se integrara a la platica, y entonces Hiei entró, y les escuchó, decían muchas cosas que no entendía por falta de contacto, todo era tan cansado, no pertenecía ahí, debía aceptarlo.

 

– Voy a salir por un momento – Mencionó Hiei, nadie dijo nada, el pensó que sería suficiente, no había bebe en la habitación por que estaba dormido, así que mejor se iba, después, tal vez, regresaría para conocerlo, caminó en dirección a las escaleras no gustaba de elevadores, tampoco sabía utilizarlos, lo escuchó… “Sí te portas bien, iré  a visitarte”.

 

… esa voz

 

Vio a lo lejos a una niñita que sonreía con alegría al doctor, bata blanca y estetoscopio brilloso, escena hermosa, bonitos recuerdos… alguien con esa mirada de ensueño, ojitos lindos... Hiei había llegado ahí porqué la novia él pariría a su primer hijo, primogénito afortunado... fue una sorpresa, casi un sueño cuando le notó...

... era él. Junto a las escaleras,  el medico y la niña, dos extraños sin importancia…

 

- Tú…

 

.*.

 

Todo era como un sueño, había visto a yusuke, a Botan… a Kuwabara, todo por un tonto descuido, ya no era tan fuerte y el alimentarse de forma descuidada le traía en ocasiones problemas, y no cubrirse cuando hacía frío, y caminar bajo la lluvia…, el ruido de la puerta al abrirse le hizo salir de sus pensamientos, asustó porque por un momento pensó que serían de nuevo ellos…

 

- ¿Quién eres…? – Cuestionó a la niña que se asomaba, ella le miraba embelezada, una niña no debía de estar en ese lugar, Suichi se puso de pie y caminó hasta dónde la pequeña – ¿Qué haces aquí?

 

– Estaba aburrida – Dijo ella, sin dejara de mirarle – ¿Cómo te llamas?

 

– Soy Suichi, ¿y tú?

 

– Nana, ni nombre es Nana.

 

– Bien Nana, no puedes estár aquí, seguro te hará mal, ¿Qué te parece si te acompaño a tu habitación?

 

– Pero no quiero ir allá.

 

Suichi le sonrió, era lindo ese chico, Nana también lo hizo, se sonrojo porque Suichi le había tomado de la mano, dijo algo, un acuerdo, sobre ir a verle otra vez, caminaron por el pasillo hacia el elevador, pero antes de llegar un chico de cabellos oscuros les detuvo, un medico…

 

– Nana, he estado buscándote…

 

– ¡¡hermano…, dijeron que no podrías ir a visitarme hoy, por eso he venido a buscarte…!!

 

– Te dije que no les creyeras a esas enfermeras tan brujas, fui a verte y no estabas, y entonces una de ellas lo notó, estás castigada niña…

 

– ¡PERO HERMANO…! – La niña extendió su mano y mostró el agarre con Suichi – ¡He hecho un nuevo amigo, me perdí y me dijo que si regresaba a mi habitación él iría a platicar conmigo!

 

El medico miró a Suichi, era lindo… agradeció, pero dijo que también él era un paciente, esa niña traviesa era su  hermanita, Suichi le sonrió, entonces el medico sintió un hormigueo en todo su cuerpo.

 

– Mejor… nos vamos Nana, Suichi, descansa, y de nuevo muchas gracias por querer ayudar a Nana.

 

– No es nada

 

– Vendrás a verme ¿Verdad? Estoy en la habitación 02– 12

 

– Sí te portas bien, iré  a visitarte – La niña sonrió, el hermano también, con un además se despidieron los tres, caminaron hasta el elevador, Suichi se quedó un momento más ahí…

 

*De repente vuelves otra vez

Y me pides que todo sea como ayer

 

– Tú eres… – Suichi ser viró asustado, y le vio distinto, esos ojos, ese rostro…

 

– ¿Kurama…?

 

– Estás vivo… – Hiei estaba casi a punto de lanzarse hacia él para abrazarle –

 

Vete… ¿Dime que buscas en mí?

Quiero olvidarte

Vete… ¿Qué es lo que quieres de mí?

Quiero perderte…

 

– Lo siento… no soy ese tal Kurama, unos chicos me confundieron esta mañana con él, supongo que hablando e la misma persona, pero no sé de quién me hablas…– Los ojos de Hiei comenzaron a humedecerse. – Lo siento en verdad…

 

Que no podré caer

De nuevo a tus pies

 

Comenzó a alejarse, a paso rápido hacia su habitación, Hiei se encogió de hombros, el sufrimiento, la angustia, arrepentimiento, agonía, ese amor acongojado siempre le repetía una y otra vez lo tonto que había sido, ahora no volvería a ser así, ¿Qué estaba pensando? ¿Qué sería tan fácil engañarle…? ¿Estaba huyendo?

 

– Que tonto Kitsune – Hiei fue rápido, cuando Suichi lo notó, él pelinegro ya estaba frente a él. Le empujó hacia una pared sin ser brusco. – Aunque tu cabello sea algo diferente y tus ojos brillen, tú sigues siendo Kurama, y yo fui quien más daño te hizo, y siempre he sentido… esto por ti, pero soy cobarde, y sentí tantos celos que quise dejar de pensar en ti, pero no puedo Kurama… no puedo, ha pasado tanto tiempo y cada día mis sentimientos son más fuertes… lo siento tanto…, estás en todo tu derecho, ahora frente a frete te lo digo, de ignorarme, decirme que desaparezca de tu lado, pero no finjas no ser tú…

 

Aquí estas, ni soñando podrían ser verdad

No sé, te confieso que te extrañé y ahora verte me hace bien

Pero vete antes de que yo, a tus brazos me decida entregar…

 

.*.

 

Hiei le dijo esas cosas a Kurama, él viró su rostro sonrojo, intentó ocultar sus mejillas húmedas, Hiei se aferró a su cuerpo, le abrazó y entonces el pelirrojo volvió a ser simplemente así, pelirrojo, las puntas plateadas desaparecieron, el poder de Youko Kurama no había desaparecido por culpa de Yuta,  el poder de Youko Kurama siempre había estado resguardado por Hiei… Los sabían, ellos estaban destinados a estar juntos, porque se amaban, porque el destino siempre se empeñaba en unirlos, al principio aceptar eso había sido difícil después se resignó, él ahora tenía una familia, estaba feliz, feliz con Keiko, con su bebe, feliz por Kurama y Hiei… 

 

.*.

 

Los cuerpos se unían, el primer momento mágico de ambos, una noche inolvidable...

Una después de tantas torturas…

 

Parece que todo se dio

En automático…

Como un efecto domino

 

– No volverás a decirlo… no estoy muerto… – Murmuró el pelirrojo antes de caer completamente rendido…

 

Así como viene el amor

Sin anticipación

Como un efecto domino

 

- No lo haré Kurama… lo juro… porque… te amo.

 

 

(º·.¸ (¨*·.¸       ¸.·*¨)¸.·º)
«.·°·~*~' Abrázame‘~*~·°·. »
(¸.·º(¸.·¨*        *¨·.¸)º·.¸)

 

*Chetes – 16 de Febrero

 

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¡Por fin! Quedó resubido este Fanfic en la cuenta actual y desde el año pasado que no he tenido para nada problemas con la contraseña, así que espero, esta sea la vez definitiva con la contraseña, muchas gracias a quién le dio de nuevo oportunidad al fanfic y a quién releyo. 

 

Atentamente

Doki Amare

 

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