Esperé temblando a que pasaran las horas, escondido entre una pared y 3 cubos de basura, no es que fuese un escondite muy agradable, olía al pollo rancio que nos habían servido a la hora de comer y seguramente sabía tan mal como me imaginaba, pero no tuve la suerte, o la desgracia de poder pegar bocado.
A la hora de la comida, como pasaba habitualmente, los estúpidos de Rick y Tomas habían juntado a su escuadrilla de niñatos para venir a por mí, otra vez. No sé muy bien cuando empezó aquello, más o menos unos 2 años atrás, antes de eso éramos muy buenos amigos, pero pasó algo que aún no me explico.
Flash back.
Rick y yo estábamos en la piscina, él se había quedado a ayudarme ya que mi técnica no mejoraba, por más que lo intentaba no conseguía nadar sin parecer una rana ahogándose, no es que no supiese nadar, sí que sabía, pero mi pobre constitución hacía verme flácido en el agua y por más que intentaba mejorar mis brazadas mis piernas se hundían y mis brazos se cansaban.
-Déjalo Rick, es imposible, me rindo…
Decía mientras intentaba llegar torpemente al extremo de la piscina, todos los alumnos ya se había ido, las clases habían terminado pero yo quería seguir intentándolo, no quería suspender en educación física por no ser capaz de mantenerme a flote.
-Ni siquiera lo estás intentando de verdad, déjame que te ayude.
Rick se acercó a mí y me dijo que me tumbara en el agua; después pasó una de sus manos por debajo de mí, demasiado abajo para sentirme cómodo y posó la otra suavemente sobre mi pecho.
-A ver, yo te sujeto, solo tienes que hacer los movimientos y no se te hundirá el cuerpo.
-Igualmente se hundirá en cuanto me sueltes Rick, esto ya lo probé con la tabla y en cuanto se resbaló la mitad de mi cuerpo se hundió inútilmente.
-Bueno, déjame al menos intentarlo, más moverte y menos quejarte Cristi.
-Te he dicho mil veces que no me llames Cristi, me hace sentir incómodo, suena a chica totalmente.
-Perdona, solo quería hacerte de rabiar Cristian.
Me quedé absorto en la escalera del fondo mientras movía mis extremidades, me molestaba mucho que Rick me llamase Cristi, lo había hecho ya algunas veces, siempre cuando estábamos los dos solos, decía que me veía tan delicado y hermoso como una chica y que por eso le gustaba llamarme así. A mí, no me hacia ninguna gracia, sabía perfectamente como era, de pequeño siempre fui el niño más mono de todos, a las madres les encantaba cogerme de los mofletes, pero fui creciendo y todos se desarrollaron excepto yo, que seguía teniendo una estatura un poco más baja que la media de mi clase, mi cuerpo delgado y sin forma, una cara con facciones suaves, tez pálida y un pelo rubio, liso y sin forma que me llegaba hasta la coronilla. No me gustaba en absoluto, las niñas solían decirme que era una monada, se acercaban a mí, pero nunca le gusté a ninguna y los chicos intentaban meterse conmigo, de no ser que Rick me defendía estoy seguro que se hubiesen enciscado conmigo desde hace tiempo. Lo único que me gustaba de mí, eran mis ojos; había sacado los ojos de mi abuelo, que en paz descanse, eran misteriosos, de un verde grisáceo, mi madre solía decirme que parecían dos gemas que cambiaban de color dependiendo de la luz…
-¿En qué piensas Cristi?
Me había olvidado de dónde estaba, miré Rick con mala cara, ya ni siquiera estaba moviendo las piernas, pero Rick seguía sujetándome, estaba empezando a sentirme incómodo.
-Te he dicho que no me llames Cristi.
Baje de entre sus brazos y me dirigí buceando hasta las escaleras, bucear era algo que sí se me daba bien, debería ser al contrario, ya que con mi poco peso debería flotar con facilidad y no hundirme como lo hacía a menudo. Salí del agua y me dirigí a los vestuarios sin mirar a Rick.
-¿Qué ocurre Cristian? ¿Ya te vas a rendir?
-No es que me rinda Rick, solo estoy cansado ¿Vale?
-¿Te encuentras bien? ¿Alguien se ha metido contigo?
Rick se había acercado disimuladamente a mí y ahora colocaba una de sus enormes manos en mi mejilla.
-No te preocupes por mí, ya soy mayorcito.
-No me mires así Cristian, solo intento cuidar de ti.
Lo miré quieto por un segundo, aún no quitaba su mano de mi cara, tal vez me estaba comportando como un idiota, al fin y al cabo, Rick y yo siempre fuimos amigos y él siempre cuidó de mí.
-Lo siento- Murmuré abrazándole –No quería ser rudo contigo-
Rick se separó un poco de mí y llevó lentamente su cara hacia la mía, no estaba muy seguro de qué estaba haciendo pero me sentí terriblemente incómodo, bloqueado, noqueado, sin poder mover un centímetro de mi cuerpo, así que en esa postura, sentí asustado como posaba sus labios contra los míos y metía la lengua en mi boca haciendo giros extraños para mí. Era mi primer beso, mi primer beso estaba siendo con un hombre y no cualquier hombre, ¡era Rick!, mi amigo, esto no estaba bien, sentí que me caería en cualquier momento, jamás había estado tan asustado. Con ira y sin pensar, aparté a Rick de mí de un empujón, le abofeteé en la cara y salí corriendo de allí.
Al día siguiente quise disculparme con él, hablar las cosas como harían dos amigos pero Rick ya nunca volvió a ser el mismo, desde ese día empezó a juntarse con Tomas y yo pasé a ser para todo el instituto, “la nena”, “la princesita”, “la maricona” y a veces “Cristi la putita” yo solo lo rechacé, solo me asusté, pero para él no volvieron a existir esos días en los que yo era su amigo.
Fin Flash back.
-Hola Cristi.
Su voz me sacó de mis pensamientos y mis memorias y produjo un escalofrío que me recorrió la espina dorsal.
-Te en-con-tré - Pronunció Rick marcando cada silaba y moviendo la cabeza de lado a lado con una mirada sádica.
No tuve tiempo de reaccionar, Rick me agarró de un tobillo y me saco de mi escondite, arrastrando mi cabeza en el suelo. Asustado vi cómo se aproximaban corriendo Tomas y dos chicos más. En cuanto estuvieron de pie a mi lado, uno de ellos me propinó una patada en el estómago, me retorcí echando todo el aire de mis pulmones, ahora, respirar dolía; esperaba con miedo, aunque ya acostumbrado a que otra patada, puñetazo, manotazo, insulto o escupitajo me acechara, pero para mí alivio, sonó el timbre que indicaba el fin del descanso. Rick me cogió del pelo y me levantó del suelo provocándome un quejido y llevándome las manos a la cabeza para aliviar el dolor.
-No creas que esto queda así mi Cristi, la próxima vez no te me escapas.
Después, me incorporé a duras penas, sacudí el polvo de mi uniforme y me dirigí corriendo hacia clase, lo único que me faltaba ya era que encima fuese amonestado por el profesor.