Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ten Black Roses por HitchNoDanna

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, hola! He aquí el tercer capítulo de este proyecto. Se supone que no debí tardar tanto puesto que es adaptación de un fic ya terminado, pero perdí el cuaderno donde ya había hecho la adaptación del capítulo 3 y 4, por lo que tuve que volverla a hacer.

En fin, terminada mi perorata solo me queda decir ¡A leer, se ha dicho!

 

Disclaymer: La canción Ten Black Roses y los personajes de Junjou Romantica son de sus respectivos autores.

Capítulo 3: Ten Black Roses

 

Ten black roses,
ten black roses…

(Diez rosas negras,
diez rosas negras)

 

Mi cuerpo se sentía más pesado de lo normal, la poca luz que entraba por mi ventana brillaba tanto que lastimaba, no podía sentir nada bajo las yemas de los dedos y mi respiración era lenta y hasta dolorosa. Abrí los ojos perezosamente y por ver primera vi algo distinto a oscuridad: mi reflejo sobre un par de orbes del color del mar. Traté de observar qué más había a mí alrededor, pero solo logré distinguir unos cabellos azul oscuro desordenados de una forma tan perfecta, y la clara pero no blanca tez de una persona. Igualmente noté que sus labios se curveaban en una sonrisa tenue y casi siniestra.

 

¿Acaso estaba muerto? Siendo honesto no me extrañaría, a decir verdad no era la primera vez que estaba al borde de la muerte por sobredosis, así que no me sorprendería ya estar muerto y que aquel ser que veía pudiera ser un ángel o incluso un demonio.

 

–No estás muerto si eso es lo que piensas –me dijo, con una voz pausada y tranquila… demasiado diría yo– tampoco soy un ángel, pero sí algo cercano a un demonio.

 

Genial, ahora hasta adivino resultó.

 

–¿Quién-eres-tú? –alcancé a articular, puesto que aún no podía moverme.

–Te conozco de hace tiempo, Hiro-san.

 

La frase no dejaba de rondarme en la cabeza como abejas molestas. Aunque tenía la sensación de haberle visto en algún lugar, el tiempo y el aislamiento del mundo exterior habían hecho mella en mi memoria, por lo que seguir una corazonada como esa no me ayudaba mucho.

 

Tan centrado estaba en esa duda que apenas me di cuenta que ya estaba atado de pies y manos como la noche anterior. También noté que él se había posicionado sobre esta, quedando yo debajo de él. Con sus labios tomó la rosa que até a mi cabello y la deslizó lentamente sobre mi piel desnuda, comenzando así un nuevo juego pasional.

 

Life is like a boat in a bottle,
try to sail you can't with no-air…

(La vida es como un barco en una botella
tratas de navegar, no 
puedes, sin aire…)

 

Nueva sangre se unía a esa tierra de corruptos, violadores, traficantes, homicidas y de más escoria. Nombre, Kamijou Hiroki; edad, 28 años; arrestado, juzgado y sentenciado a 20 años de cárcel por intento de homicidio, asalto a mano armada, agresión a un oficial de la policía y daños a propiedad pública. Nada relevante para mí, hasta que te vi.

 

No, no veía en ti al criminal, sino a aquel joven de 25 años que salvó mi vida. Fue un 31 de enero, lo recuerdo bien: la pequeña empresa para la que trabajaba quedó en bancarrota y por ende perdí mi empleo; mi casa había sido embargada y como no tenía más familia que mis padres –que en paz descansen–, tampoco tenía a donde o con quién acudir. Sin embargo, la gota que derramó el vaso fue la traición de mí entonces novio, Takahashi Misaki: lo amé, claro, pero no fue suficiente para él… el dinero y el apellido de su amante, Usami Haruhiko, pudieron más que el cariño que siempre le profesé. Todo cuanto había logrado para él se fue al caño, mis padres habían muerto sin que pudiera despedirme y a decir verdad nunca fui necesario para alguien… eso es: toda mi existencia se había basado en una mentira, una muy grande que yo mismo fui creando. Y ese día terminaría con ella. Me encontraba en un edificio viejo y abandonado, justo donde se reunía toda esa escoria que golpea, miente, quita, e incluso asesina a sangre fría por sobrevivir. Al parecer estaba invadiendo sus dominios. Todos ellos con navajas y otros punzocortantes en mano se acercaban a mí, y todos ellos me acorralaron justo en una esquina. Eran siete contra uno, así que no tenía oportunidad… era mi fin. Vaya forma de morir, a manos de unos vándalos.

 

–¡Déjenlo! –oí una voz gritar, en el momento exacto en que uno de ellos puso su navaja contra mi cuello.

–Pero miren qué tenemos aquí –espetó un hombre de facciones duras, bastante alto y musculoso.

 

Corriste en dirección a ellos, dispuesto a golpearlos. Sin embargo él fue más rápido y te tomó por el cuello. Luchaste por librarte de sus garras y con muchos esfuerzos lograste darle una patada. Mientras tanto los seis restantes me golpearon tanto que quedé todo adolorido: no podía moverme, el estómago no dejaba de dolerme, el calor se hacía presente en las zonas más dañadas… ahí iba, de nuevo a compadecerme de mí mismo. Una carcajada estridente de ese sujeto fue suficiente para sacarme de mis pensamientos.

 

–¿Sabes? Creo que podríamos divertirnos contigo antes de matarte.

 

Vi que comenzaron a desvestirte. Luchabas con todas tus fuerzas para evitar a toda costa que te manosearan, pero lejos de eso solo conseguiste incitarlos más –sobre todo a ese tipo–. Algo se rompió como cristal dentro de mí, algo me hizo aborrecer a esas malditas y vulgares ratas como no lo había hecho con nadie… no sé exactamente qué fue, pero ello me dio fuerza para levantarme. Tomé la navaja que uno de ellos había dejado tirada en un descuido y tan veloz como viento acabé con sus asquerosas vidas.

 

Recuerdo tu mirada trémula después de eso, estabas ahí de pie, estático y lento para reaccionar. Sin embargo, y sin darte tiempo de nada, te abracé con fuerza, ensuciándote un poco de sangre.

 

–Gracias… gracias… –me aferré a ti como quien se aferra a la esperanza cuando lo ha perdido todo.

–Chico tonto –sonabas mosqueado, pero el suave carmín en tus mejillas solo logró hacerte más bello aun ante mis ojos.

 

Day by day it only gets harder,
try to scream but nobody cares…

(Día a día solo se vuelve más difícil
tratas de gritar pero a nadie le importa…)

 

Los días después de ese incidente fueron los más felices días de mi vida: había conseguido un nuevo trabajo en una floristería, que si bien no era lo mismo que en mi antiguo empleo, al menos era más satisfactorio; asimismo al final de cada jornada pasaba a tu casa, y aunque al principio te mostraste reacio, con el tiempo y el trato fuiste aceptando mis visitas. Pero como todo en la vida, mis sentimientos hacia ti crecían día con día, hasta que un día ya no pude callarlo más: me había enamorado de ti.

 

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

Un comentario, crítica constructiva, sugerencia, felicitación, etc., no le cae mal a nadie. Nos leemos en la próxima entrega. Chaito.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).