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Katekyo Monster Reborn por Riona_Sagita

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Notas del capitulo:

-Se ve a la autora toda desaliñada, con una alergia pero feliz de tener su cuarto de regreso luego de 5 meses de tener que dormir en el sofá de su sala-

 

Holis, espero que tengan un lindo día o noche, como siempre sus reviews respondidos, mil gracias por sus reviews, me alegra saber su opinion de mi fic. Sin nada mas que decirle, pasen al siguiente mordisco.

 

-La autora se va jugar Elsword mientras se le actualiza el Smite-

Octava Mordida – Orgullo 
 
 
El maullido en su cama fue lo primero que pudo percibir al levantarse esa perezosa mañana del domingo. Si era sincero, no quería levantarse de la cama; pero el pequeño animalito que estaba en el borde su cama llamándole con maullidos se lo exigía.
 
—Buenos días para ti también, Uri —Le dijo perezosamente al levantarse de la cama.
 
El pequeño animalito pareció entender el saludo de su cuidador al bajar el ritmo y la intensidad de sus maullidos.
 
El albino aún no entendía cómo había aceptado cuidar de ese pequeño animalito cuando él odiaba a las mascotas. No, él odiaba la responsabilidad de cuidar de otros y que otros cuidaran de él.  
 
—Vamos, no quiero que pagues tu mal humor con mis revistas.
 
Estaba algo adolorido por la semana de entrenamiento del infierno que el mejor cazador del mundo le había impuesto. Ya no estaba seguro si el moreno había intentado matarlo o ayudarlo a ser más fuerte.
 
Caminando solo en playera y ropa interior, entró a la cocina antes de tomar el plato que hasta ahora usaba para la comida del pequeño animal.
 
—Recuérdame ir a comprarte unos juguetes y un mejor plato —El hablarle al gato era un extraño hábito que había empezado desde que el pequeño Uri había llegado a su vida hacía una semana; pero debía admitir que desde que Yamamoto le había regalado ese pequeño animal ya no se sentía tan solo en su apartamento. 
 
—Ten, es todo tuyo —Le dijo al poner el plato de plástico con el alimento que había comprado la noche anterior—. Eso es lo que hay —añadió al ver que el gato miraba la comida con resignación—. Eres el primer gato que tengo. Para empezar, eres la primera mascota que tengo. No sé mucho sobre cuidar mascotas, ten algo de consideración, ¿quieres? —Uri solo le miró y se fue de la cocina, dejando a un impresionado y molesto Gokudera por la personalidad de su gato.
 
—Debería regresarte o darte a un refugio de animales —Le gruñó al animal.
 
Todo había empezado hacía una semana. La luna llena iba ser la siguiente noche y no quería estar en Namimori; no quería estar cerca del idiota del béisbol, él sabía lo que la luna hacía en los cambia formas lobo y no iba dejar que ese pulgoso le cazara y reclamara como suyo.
 
—Lo siento pero no puedo llevarte conmigo —Esa frase hizo que Gokudera se sobresaltara. ¿Acaso el idiota del béisbol debía estar siempre presente en su vida? ¿No podía simplemente irse al diablo y dejarlo de una buena vez?
 
Irritado y molesto por el acoso del moreno a su persona, se arregló las mangas dispuesto a decirle unas cuantas verdades al que decía ser su pareja; pero todo cambió al cruzar la esquina y ver que el moreno no estaba hablando con él. Ni siquiera era con una persona.
 
El moreno estaba agachado frente una caja de cartón al lado de un poste de luz. En el interior de la caja se podía ver a un pequeño gato con manchas de pelaje amarillo y blanco en la parte inferior de su cuerpo. El pequeño animal parecía un pequeño leopardo y no dejaba de lamer la mano de Yamamato luego de terminar de comer lo que éste le había dado.
 
—Sé que eres agradable y no pides mucho, pero mi familia tiene un restaurante de sushi y no le va a agradar mucho tener un gato en el negocio. Solo aceptan a Jirou porque está en la casa y a Koujirou porque es un regalo de Asari —El felino solo maulló como respuesta, haciéndole entender a los cambia formas que entendía lo que decía.
 
—¿Le hablas al gato? —Sabía que era un error hablarle, simplemente podía irse y hacer como si nada, pero la pregunta había salido de sus labios sin pensar.
 
—Pensé que ibas a ignorarme e irte a tu casa —Fue la respuesta del moreno al empezar a rascar la cabeza del gato y mirar al italiano.
 
—No es mala idea. Solo te lo preguntaba para hacerte entender lo extraño que es que le hables a un gato y que eso puede hacer que te lleven a una institución psiquiátrica por demencia.
 
—Para no estar interesado en mí, se ve que estás algo preocupado por mi salud mental —Yamamoto le sonrió de forma jovial y animada como siempre lo hacía en clase. 
 
—Tsk. Me largo.
 
—Espera —Yamamoto tomó al pequeño gato entre sus manos y se acercó a Gokudera.
 
Sin entender muy bien qué pasaba, dejó que Yamamoto dejara sobre sus manos al pequeño animalito.
 
—Vives solo, ¿no es así?
 
—Sí —respondió no muy seguro de hacerlo.
 
—¿Dejan tener animales en tu departamento?
 
—Sí… no… en realidad no lo sé. Pero ni creas que me voy a llevar a este animal conmigo. No sé absolutamente nada sobre cuidar mascotas —Le contestó de forma cortante.
 
—Solo sería una noche, va llover y no quiero que Uri se enferme o se vaya de aquí. Solo necesito algo de tiempo para hacer que acepten a Uri en mi casa.
 
—Si ya le pusiste nombre y te encariñaste con el gato, mejor cuídalo y tenlo tú.
 
—Por favor, Gokudera —Le dijo de una forma suave que hizo que su cuerpo se erizara.
 
—No —contestó tajante.
 
—Por favor, es lo mínimo que podrías hacer por mí.
 
—¿Por qué debería hacer algo por ti?
 
—Porque eres mi pareja y, desde que conocimos, solo me has agredido de forma verbal y, aunque no lo parezca, eso me molesta.
 
Por más que deseó replicarle no pudo. El japonés estaba en lo correcto. Desde que se habían conocido no había día en que no lo insultara y por las noches lo esquivaba.
 
—...Solo por esta noche —dijo suavemente, derrotado.
 
—Gracias, sabía que no eras mala persona —declaró con una sincera sonrisa.
 
Desde esa noche había pasado una semana y, cuando nadie les veía, Yamamoto le preguntaba por Uri y le pedía más tiempo para buscarle un hogar. Pero el problema en toda esta situación era que él ya le estaba ganando cariño al pequeño animal. Hablarle le ayudaba a sentirse menos solo.
 
Cansado de divagar sobre su vida, decidió que la mejor forma de hacerlo era desayunar algo de cereal dulce con leche. No era partidario de comer dulce, pero el hábito de desayunar ese tipo de cereal era gracias a uno de sus recuerdos felices de cuando era niño.
 
Perezoso y hambriento se llevó el tazón de desayuno al sofá de la sala. Encendió el televisor para ver algo sobre extraterrestres en History Chanel. Estaba disfrutando su desayuno cuando sintió el peso del felino en su costado para pedirle con la mirada que le diera algo de su desayuno.
 
—Dejé tu comida en la cocina, no me culpes si no quieres comer.
 
El felino siguió mirándole fijamente por lo que Gokudera tuvo que optar por ignorar al pequeño animal.
 
Pero, cuando estaba por terminar su cereal, el maullido de Uri pidiendo de su desayuno le hizo suspirar y no le quedó más que dejar el tazón en el piso para que el felino bajara a beber la leche que había dejado. Esperó hasta que el pequeño gato limpiara el tazón para recogerlo y llevarlo a la cocina, seguido de su mascota quien, a sus pies, maullaba por más.
 
—No más, Uri. Tienes tu comida en tu tazón, así que come lo que compré —Le dijo al pequeño animal—. Tal vez si te compro un verdadero tazón de comida te animes a comer en él.
 
...
 
—Llegas tarde —Le reclamó a su acompañante—, idiota del béisbol.
 
—Yare yare, lo siento. La próxima vez llegaré a tiempo —Le dijo un poco agitado al haber corrido hasta el punto de encuentro con Gokudera.
 
La repentina llamada de Gokudera le había sorprendido y emocionado. No solo era la primera vez que su pareja le buscaba sino que también le había invitado a salir —aunque era para comprar cosas para Uri— y era algo con lo que podía empezar a acercarse a su arisca y esquiva pareja.
 
—¿Quién te dijo que habrá una próxima vez? —Le recriminó.
 
—Mi instinto —Le respondió para luego entrar en la estación del tren—. Vamos, el centro comercial está a solo dos estaciones de aquí en el sentido norte.
 
El felino no pudo replicar ya que la llegada del tren estaba siendo anunciada.
 
Ya en el centro de la cuidad, vio que Namimori era muy distinta a lo que se imaginaba. Sabía que era una ciudad tranquila pero al estar en Japón se imaginó que sería como Tokio. Tal vez al ser criado en Roma, una ciudad tan agitada como ella sola, supuso que Namimori sería igual. Sin embargo, debía admitir que, aunque el ritmo de vida en esa ciudad era mucho más calmado, le agradaba.
 
—La tienda donde compro cosas para Jiro es por aquí —Yamamoto guió a Gokudera por los pasillos del centro comercial hasta la vistosa tienda de animales.
 
Las coloridas peceras —con hermosos adornos de los productos que se ofrecían en la tienda— hacían que más de un niño quedara cautivado por los exóticos peces. Cada pecera era un ambiente distinto, desde los hechos para peces rápidos y lentos hasta los hechos para peces de agua salada.
 
—¡Mami, mami, mami! —Era la insistente llamada de una niña que no dejaba de señalar una pecera con una decoración griega y algas artificiales que iban de tonos verdes, pasando por un vino tinto hasta amarillo limón.
 
—Vamos, los juguetes para gato están junto a los de perros.
 
Al entrar en la tienda Gokudera pudo percibir por qué Yamamoto iba ahí a comprar. El olor de los cambia formas de tipo lobo inundaba sus sentidos felinos, su leopardo no pudo evitar ponerse a la defensiva al estar en territorio de lobos.
 
—Buenos días, Yamamoto. ¿Quieres algo nuevo para Jiro o Kojiro necesita más semillas? —La vendedora le recibió animadamente.
 
—No, Jiro tiene suficientes juguetes por un tiempo y Kojiro aún tiene semillas. Vengo porque mi amigo está cuidando un gato mientras le conseguimos un hogar fijo; pero el pobre merece tener su propio plato, arena y juguetes.
 
—Sí, los necesita —dijo con una sonrisa pero, al centrar su mirada en Gokudera, dejó de sonreír al ver la cara irritada del joven platinado—. ¿Pasa algo?
 
—Nada —Fue la simple y cortante respuesta de Gokudera, la familiaridad entre Yamamoto y la vendedora le había irritado y aún no se explicaba el porqué. Tal vez el estar en territorio de lobos y rodeados hacía estragos en su humor.
 
—Iremos a ver qué compramos.
 
La tienda tenía una diversidad de juguetes muy divertida y entretenida pero, como casi no había pasado tiempo con el pequeño felino, Gokudera no sabía qué comprar para que Uri no se aburriera en su ausencia.
 
—Creo que podemos comprarle uno de estos —Yamamoto tomó lo que parecía un apuntador láser.
 
—¿Para qué?
 
—¿Nunca has visto a un gato perseguir un apuntador?
 
—No. Me gusta más este —Tomó un juguete de cuerda en forma de ratón—. Creo que se divertirá más.
 
—Llévatelos.
 
—No tengo tanto dinero.
 
—Yo te ayudo con los gastos —Le dijo con una sonrisa.
 
—Haz lo que quieras —Fue su única respuesta. Si algo había aprendido estas últimas semanas es que Yamamoto era un lobo muy terco y persistente; y que cuando una idea se le metía en la cabeza nada era capaz de quitársela.
 
Contra todo pronóstico del albino, se encontró a sí mismo disfrutando de la compañía de Yamamoto. Si bien era un fanático del béisbol, también era un chico agradable y eso le molestaba e irritaba porque, a cada minuto que pasaba con él, se iba acostumbrando a su presencia.
 
—“Recuerda, no te enamores. No te enamores y así no te podrá herir” —Se repetía mentalmente al salir de la tienda con una bolsa de 2 kilos de gatariana y una bolsa que contenía varios juguetes y un plato para el agua y la comida de Uri. Solo dejó que Yamamoto le ayudara con la bolsa de arena para gato.
 
—Creo que tenemos todo lo necesario para Uri. ¿Quieres hacer algo más?
 
Podía percibir cómo Yamamoto estaba buscando pasar un poco más de tiempo juntos.
 
—No. Ya es tarde y debo regresar, tengo cosas que hacer y prepararme el almuerzo.
 
—Vamos, te invito a comer.
 
—No es necesario.
 
—Vamos, Gokudera; no seas arisco. Prometo pagar lo que quieras.
 
—No quiero, no lo necesito y, sobre todo, yo puedo pagar por mi comida —Le dijo ofendido.
 
El moreno solo pudo suspirar cansado antes de sonreírle.
 
—Quería hacerlo de buena manera pero no me dejas otra opción.
 
En un inesperado movimiento por parte del lobo, Gokudera fue arrastrado por él por todo el centro comercial hasta llegar a un modesto restaurante de comida familiar. Al llegar y ser recibidos por la mesera, esta no pudo evitar sentirse incómoda ante la escena que tenía de frente. El chico de cabello albino y hermosos ojos verdes, estaba algo sobresaltado e insultaba a su acompañante, quien era un simpático y agradable chico de ojos cafés y corto cabello negro, el cual tenía apresada la muñeca del albino y no estaba muy interesado en dejarlo ir.
 
—Buenas tardes. ¿Mesa para dos?
 
—Sí.
 
—No.
 
Cada uno respondió, al mismo tiempo, de forma diferente.
 
—Sí por favor, mi amigo solo está cohibido porque no quiere que le invite a comer.
 
—No soy tu amigo, idiota del béisbol —Se quejó.
 
—Ok, ok, ya lo corrijo. Mi novio solo está cohibido porque le invité a comer.
 
—No soy tu novio —reclamó pero, a diferencia de la vez anterior, un fuerte sonrojo adornaba sus mejillas.
 
—Pasen, por favor —La chica intentó no reírse por la divertida escena que estaba presenciando. Por lo visto, el moreno estaba muy interesado en el albino y no le importaba no disimularlo.
 
Luego de unos minutos de estar solos en la mesa que la mesera les había asignado —ahora estaban frente a frente— Yamamoto lucía como el ser más feliz del planeta y Gokudera, con su actitud de rebelde sin causa, estaba hastiado… o eso intentaba aparentar.
 
—¿Qué quieres comer? —Le preguntó al tomar el menú.
 
—Nada.
 
La amarga respuesta de Gokudera le hizo suspirar por segunda vez en el día.
 
—Se que no soy del todo de tu agrado, pero…
 
—¡Claro que no lo eres!
 
Tercer suspiro. Muy pronto iba llegar a su límite. Si bien era un chico calmado, su lobo no lo era. Ambos sabían que ese obstinado y terco felino era su pareja pero, por una extraña razón, desde su primer encuentro Gokudera lo estaba rechazando.
 
—Bien, eso me lo has dejado claro desde nuestro primer encuentro, cuando huiste con Tsuna al tejado. ¿Tienes idea las ganas que tenía de cazarte y lastimar a Tsuna por estar a tu lado?
 
—...No sé tratar con lobos.
 
—Si no estuvieras en Namimori te pasaría esa mentira; pero la pasada luna llena huiste a tu casa. Sabías sobre el efecto que la luna tiene en nosotros así que, por favor, ahórrate la excusa de “no sé tratar con lobos”.
 
—Si lo sabes, ¿para qué traerme a este lugar y decir que somos algo que no es cierto?
 
—No somos novios, es verdad, pero si hay algo que no puedes negar es que somos pareja. Y tampoco intentes negar la atracción, sé que la sientes tanto como yo —Gokudera solo pudo desviar la mirada y permanecer callado—. Solo quiero saber el porqué. Por un momento pensé que eras un purista, pero te la pasas con Tsuna así que descarté la idea. Por casi un mes he intentado entenderte y, ¿sabes a que conclusión he llegado?
 
—No —La respuesta de Gokudera fue rápida y directa, al igual que su mirada seria.
 
—A que eres un total misterio. En lo personal, no me molestaría descifrar tus enigmas pero, siempre que intento conocerte, sales huyendo.
 
—¿A qué quieres llegar? ¿Pretendes que por ser pareja debemos marcarnos como tal y vivir felices cual cuento de hadas?
 
—No, aunque no voy a negar que mis encías pican para que dejar que mis colmillos salgan y pueda reclamarte. Pero soy consciente de que somos dos extraños y que lo único que tenemos en común para dirigirnos la palabra es Tsuna y, ahora, los entrenamientos de Reborn.
 
—¿Ya están listos para ordenar? —La mesera que les había recibido en la entrada del restaurante se había acercado para tomar la orden de ambos adolescentes.
 
—Gracias, pero aún estamos decidiendo qué comer —Yamamoto respondió con una amable sonrisa. Eso irritó a Gokudera.
 
—Lo vuelves a hacer —Le reclamó.
 
—¿De qué hablas?
 
—No te hagas el inocente, sabes perfectamente lo que hiciste.
 
—No, no lo sé. Si fuera consciente de lo que hice te estaría pidiendo disculpas para evitar hacerlo otra vez, para evitarte malos ratos.
 
—¡¿Por qué tienes que ser tan amable y paciente con todos?! ¡Eso me irrita! —dijo mirando a un lado para no tener que ver la sonrisa que muy pronto se dibujaría en el rostro del japonés.
 
—…¡¿Estás celoso?! —Le había costado un poco entender las palabras de Gokudera, pero ahora que lo había hecho solo podía sonreír animadamente, como el “idiota del béisbol” que tanto criticaba Gokudera.
 

 
Las historias de culto céltico y mitos de Irlanda cuentan sobre la existencia de duendes, elfos, hadas y demás criaturas fantásticas propias del culto autóctono de la región. Los cuentos hablan sobre la puerta al mundo de fantasía, un lugar tan rico en magia que muchos seres humanos y no humanos intentaron tomar el control: el Reino de Avalon. Por ello, los monarcas aislaron dicho reino del mundo humano. Sin embargo, todo en la vida coexiste por medio de un delicado equilibrio y es por ese equilibrio que los reyes de antaño de Avalon hicieron un conjuro, un pacto de sangre donde establecieron que, todo ser que habitara Avalon y dejara los límites del reino y fuera al mundo humano, jamás podría regresar. 
 
A excepción de los miembros de la familia real. 
 
Pero tantos siglos estando aislados de la humanidad habían hecho que los habitantes de Avalon desconocieran los peligros del nuevo mundo y, sobre todo, de los humanos. La prueba de ello estaba grabada en la espalda de uno de los miembros de la familia real de Avalon, donde las horribles cicatrices de latigazos con puntas de hierro habían destrozado su piel al punto de casi robarle la vida. Otra marca de la horrible pesadilla que vivió estaba en la parte interna de su muslo derecho, muy cerca de la ingle, donde se podía ver la marca de hierro en forma de cruz esvástica, un recuerdo de lo que hace muchos años le había hecho su pareja antes de ayudarle a escapar del infierno que había sufrido por el SS Nazi.  
 
Todas esas marcas eran parte de su pasado, pasado que no le gustaba recordar. Pero, desde hace un buen tiempo, los Vongola habían estado solicitando los “servicios” de su esposo para ayudarlos a resolver ciertos problemas con los Vindice, por lo que se quedaba solo y eso hacía que sus fantasmas regresaran. La ausencia de Reborn provocaba que sus pesadillas retornaran y quienes más sufrían por eso eran los habitantes de Avalon. 
 
Lo que iba hacer era una misión algo suicida debido a que llamaría sus demonios personales, pero no podía estar otro minuto de su tiempo sin el hitman y sin sus gemelos. Su hermano gemelo podía encargarse de Avalon sin él, Lambo necesitaba salir y buscar a Reborn y, sobre todo, necesitaba apartar a ese humano que estaba robando toda la atención de su esposo.
 
Usando un espejo de agua entró en su interior, alterando así un poco la magia en Avalon, dejándole saber al actual monarca que él había dejado el reino para ir a buscar a su familia. Al salir del otro lado del espejo de agua se encontró parado en pleno parque de esa extraña cuidad humana donde Reborn y los gemelos estaban.
 
—Bien. Yo puedo hacerlo. Soy Lambo Bobino, hermano del rey de Avalon y esposo de un bastardo hitman que no puede tomarse la decencia de pasar ni cinco minutos conmigo —Se quejó al salir del estanque, donde varios humanos empezaron a tomarle fotos por lo “lindo” de su cosplay y lo llamativo que era al estar ahí, cual “hada” o duende de los bosques.
 

 
No era tan difícil, ni siquiera sabía por qué le costaba tanto. Tal vez era la vergüenza de que pensaran que le gustaba ese tipo de música. Tsuna era una de las personas que le dijo que no esperaba que le gustara ese tipo de música —lo cual no era del todo cierto— pero, ¿qué podía hacer si la voz del vocalista le gustaba? Sí, era algo tonto, un enamoramiento juvenil por un vocalista de una banda famosa y, luego de casi tres años de ser cautivado por su voz, no era capaz de olvidarle.
 
—Soy un tonto —Pensó con tristeza.
 
Le había pedido a sus compañeros quedarse algunos días más en Namimori —con la excusa de conocer a la sociedad humana—; pero la verdad es que quería verlo en persona otra vez. Cuando le informaron que viajaría a Japón, no pudo evitar revisar el calendario del tour de su gira mundial para que su viaje coincidiera con su visita. 
 
Ahora tenía su entrada, lo malo es que no sabía cómo decirle a Suzuki que quería ir a un concierto de rock alternativo en Tokio para ver a su cantante favorito.
 
—Olvídalo, Enma. Ella no te dejará ir —Se dijo a sí mismo, derrotado, antes de guardar en su bolsillo la entrada al concierto.
 
Derrotado por su propia cobardía se alejó del afiche de la tienda de música. Caminó hasta apoyarse en el barandal del segundo piso del centro comercial. Esperaría ahí hasta que Suzuki y los demás le informaran que ya tenían todo lo que necesitaban. 
 
—¿Enma? —Al oír su nombre, Enma giró su rostro solo para ver a Tsuna con una bolsa de la tienda de hogar del centro comercial—. Hola, ¿qué haces aquí?
 
—Es domingo. Suzuki necesitaba comprar comestibles, Shit P quería ir a comprar algunas cosas y los demás querían salir un rato a divertirse. En nuestra ciudad no hay tanta variedad de lugares a los cuales ir.
 
—Ustedes vienen de una isla, ¿no? —Le preguntó y se acercó al pelirrojo.
 
—Sí, no estábamos tan aislados del mundo; pero tampoco buscamos sobresalir para no llamar la atención de los cazadores ni los Vindice. Nos vendemos como una isla turística en el mar Mediterráneo, perfecta para los viajeros de paso de los cruceros.
 
—Se oye como un buen lugar para vivir.
 
Enma le sonrió amigablemente mientras sus ojos se iluminaban con cariño antes de responderle a Tsuna.
 
—Sí, lo es. ¿Viniste de compras?
 
—Oh, ¿esto? —Tsuna subió un poco la bolsa—. Tenemos más visitas de las planeadas y mamá quiso que les comprara sus tazones y cubiertos propios. Vinimos juntos pero apenas eligieron desaparecieron de mi vista.
 
—Así que estás solo.
 
—Sí.
 
—¿Quieres ir por algo de tomar? —Realmente quería irse de ese lugar y estar unos minutos solo. En un centro comercial con tantos humanos sus sentidos se alteraban.
 
—Sí, por qué no.
 
Ambos chicos empezaron a bajar hasta el área de comida sin percatarse de que un par de gemelos les seguía muy de cerca.
 
Los gemelos estaban a unos cuantos metros de Tsuna y Enma, lo suficiente como para que el joven lobo no los detectara. Ambos le habían jugado una broma a Tsuna al desaparecer y planeaban hacer que el camino de regreso del castaño fuera un poco "accidentado". Pero la llegada de Enma les estaba ofreciendo una oportunidad inimaginable de poder jugarle bromas al heredero de los Simon.
 
—¿Tau?
 
—¿Sí? —preguntó sin despegar su vista del castaño y del pelirrojo.
 
—¿No es tu celular el que está sonando?
 
La suave melodía de timbre de llamada hizo que el mayor de los gemelos atendiera la llamada.
 
—¿Sí?... Está reunido con el heredero de los Simon —Tauri observó cómo su hermano perdía su semblante habitual de despreocupación a uno lleno de desconcierto—. Entiendo, llegaremos allá lo antes posible —Colgó.
 
—¿Vino a Namimori? —Al conectar sus miradas el gemelo supo que la vida de los Sawada cambiaría drásticamente.
 
—Debemos llevar a Tsuna, antes de que él lo consiga.
 
—¿Y él qué está haciendo para controlar la situación? —Tauri cuestionó al momento de acercarse a Enma y Tsuna.
 
—Buscándolo.
 
—¿Por qué todos tenemos que pagar los platos rotos? Si Reborn hubiera ido a visitarlo no estaríamos en esta situación.
 
—Yo creo que en el fondo le gusta molestar —Tau respondió—. Date cuenta que siempre le dice “vaca tonta” y a él, en medio de todo, le gusta que Reborn sea algo sádico —Sí, ambos sabían que la relación de esos dos era algo masoquista; pero como dicen “cada loco con su tema” (1).
 
No fue necesario decirse nada más entre ellos para entender que Tsuna estaba en una situación delicada y complicada. Sin que el castaño lo supiera se había enredado en un ambiente complicado, no solo porque desde su reclamo como pareja de Hibari las actividades de los Vindice junto con los Vincet se habían incrementado considerablemente; su presencia también estaba haciendo que viejas heridas empezaran a abrirse trayendo consigo fantasmas del pasado.
 
—Dame-usagi y dame-inu (2) —El llamado tan particular atrajo la atención de varias de las personas, querían ver quiénes eran esos "dame". Grande fue la sorpresa del castaño al ver llegar a sus "extraviados" visitantes y llamarle con tal confianza.
 
Quiso preguntar “¿por qué conejo?”; pero luego de tantos años con sobrenombres había aprendido que era mejor no cuestionar y ser humillado por la respuesta.
 
—Debemos irnos, Reborn acaba de llamar y nos necesita lo antes posible en la casa.
 
—Pero si me acabo de encontrar con Enma.
 
—En verdad no queríamos interrumpirlos, queríamos quedarnos más tiempo y jugarles algunas bromas, pero algo se ha presentado y debemos irnos —El mayor de los gemelos tomó a Tsuna por el brazo—. Muévete.
 
—¿Tsuna? —El ser llamado por su nombre hizo que su atención abandonara a los gemelos para ver a los recién llegados Gokudera y Yamamoto.
 
—Hola Yamamoto, Gokudera. ¿También de compras?
 
—En verdad no tenemos tiempo para banalidades sociales, Tsuna —En un movimiento repentino, Tau tomó a Tsuna para cargarlo en su hombro dispuesto a llevárselo, cual saco de papas, en pleno centro comercial— Andando.
 
—¿Podrían bajarme? No es necesario hacer todo esto —Tsuna intentó bajarse. Estaba empezando a tener dolor de cabeza ya que la sangre estaba subiendo a ella.
 
—¡Esperen! ¡No pueden secuestrar al Décimo así como si nada! —La mala selección de palabras hizo que el público empezara a alterarse y que los oficiales del centro comercial se acercaran al par de gemelos que intentaba "secuestrar" al castaño.
 
—Joven, espere un… —Los guardias no terminaron de alcanzar a Tau, quien intentaba calmar a Tsuna para que fuera lo más “cooperativo” posible con su traslado a un lugar seguro; el menor de los gemelos, Tauri, se interpuso entre los guardias y los amigos de Tsuna.
 
—¿Sí, oficial? —La suave y melodiosa voz hizo que más de uno quedara prendado del hermoso trigueño de enigmáticos ojos verdes— ¿Necesita algo? —Tauri empezó a usar ese hermoso encanto que desprendía debido a su herencia materna.
 
—No, descuide. Pensamos que algo andaba mal, pero veo que está todo en orden —Su encanto estaba haciendo que varios presentes quedaran atontados por su sola presencia, olvidando que el gemelo mayor tenía a un castaño en su hombro.
 
—¡¿Cómo que todo en orden si se acaban de llevar al Décimo?! —Gokudera no sabía quiénes eran esos gemelos, pero le quedaba muy claro que estaban usando algún encanto para hacer que todos esos humanos dejaran en segundo plano el secuestro del Décimo.
 
—Gokudera, cálmate. Tal vez todo tenga una explicación lógica —Yamamoto intentó calmarlo.
 
—¡¿De qué hablas?! ¡¿No ves que este par está secuestrando a Tsuna?! ¡Y mientras éste los distrae él otro se lo está llevando!
 
—Joven, tranquilícese o me hará arrestarlo por alterar el orden público —La reprimenda del oficial hizo que a Gokudera empezaran a picarle las encías en un ansia por dejar salir sus colmillos. 
 
El aroma de Gokudera alteró a ambos lobos. Debían actuar pronto o el albino iba a hacer una escena que daría mucho de qué hablar en la cuidad.
 
—Yo seguiré a Tsuna, tú cálmalo —Fue la rápida respuesta de Enma a Yamamoto, quien no dudó ni un segundo en tomar a su pareja de los hombros e intentar sacarlo del centro comercial (antes de que agrediera a los oficiales y a ese misterioso chico).
 
Para Enma, la persecución no le fue del todo difícil. Probablemente su habilidad de rastreo no fuera la mejor —como la de los cazadores y rastreadores de su manada—, pero sí era lo suficiente para no perder el olor del castaño. No sabía quiénes o qué eran ese par de gemelos, sin embargo tenía muy presente que no podía dejar que se llevasen a Tsuna. Para los habitantes de Namimori era muy claro que el castaño era la pareja de Hibari, el jefe y dueño de la ciudad desde que se mudó a Japón hace algunos años.
 
Entre su persecución y tropiezos contra personas Enma logró sacar su celular y marcar el número de la oficina del vampiro.
 
—Comité Disciplinario de Namimori —Fue la voz de Tetsuya la que contestó.
 
—Habla Enma Simon, estaba con Tsunayoshi Sawada cuando fue… no sé si decir secuestrado por un extraño par de gemelos —dijo con dificultad—. Los estoy siguiendo y vamos a salir al distrito comercial del este que da a la autopista.
 
—Entiendo, estamos rastreando su llamada. Intente seguirlos pero sin exponerse, joven Simon, ya vamos en camino.
 
Enma dejó de prestarle atención a la voz de Tetsuya cuando, por un instante, le pareció perder la pista; pero el aroma del castaño le guió a uno de los callejones donde pudo percibir la voz de Tsuna intentando razonar con su secuestrador. 
 
—Déjame bajar, o por lo menos explícame que está pasando.
 
—Te llevaremos a un lugar seguro… o eso creo. Mantente fuertemente agarrado a mí, no soy bueno viajando entre planos llevando a otra persona.
 
—Espera —gritó cuando vio que el gemelo empezaba a hacer una especie de portal—. ¿A dónde crees que llevas a Tsuna?
 
—Para ser un omega eres bastante resistente y ágil. Felicitaciones. Ahora vete o quedarás enredado en un lío familiar que no es de tu incumbencia —Se quejó de tal forma que Tsuna no pudo negar que ese chico era hijo de Reborn.
 
—Jamás, Tsuna es mi amigo y no pienso dejarlo solo —Debía ganar tiempo para que el comité llegara hasta ellos. La vida de Tsuna estaba en riesgo y eso debía hacer que todos en el séquito de Hibari estuvieran en alerta máxima.
 
—¡Por esto es que no me gusta salir de Avalon! —Tau miró fijamente a Enma haciendo que el joven lobo se sintiera un poco intimidado, mas no cedió ni un poco su posición—. Hagamos algo, tú me dejas ir y yo me encargo de reunirte con ese músico que tanto te gusta. No es un mal trato, ¿verdad?
 
—No —Los colmillos de Enma bajaron y, de una forma amenazante, gruñó a ese misterioso para darle a entender que no cedería ante las palabras del chico.
 
—Eres un dolor de cabeza —La voz a su espalda le hizo saber que el otro gemelo había llegado—. Mejor nos llevamos a este también, no quiero estar en la calle cuando papá aparezca.
 
—Hecho.
 
—¡No le hagan nada a Enma! —Tsuna intentó defenderlo.
 
Enma esquivó el agarre del menor de los gemelos, saltando con increíble agilidad hacia un costado para poder tener en su campo de visión a ambos gemelos. Sin embargo, lo que no pudo esquivar fue ese dorado polvillo que Tauri sopló desde su mano derecha en su dirección. 
 
El polvillo entró en sus ojos de forma molesta, intentó limpiarse al restregar sus ojos con sus manos, la pesadez de sus párpados y el repentino sueño hicieron que poco a poco fuera cayendo en la inconsciencia; solo el fuerte agarre de Tauri al heredero de los Simon evitó que este se desplomara en el suelo. Ambos gemelos suspiraron cansados para poder encaminarse a su destino detrás de ese portal, dejando así un leve rastro de polvillo dorado y un celular con una conversación en línea.
 

 
 
Todos los miembros del Comité Disciplinario estaban nerviosos. Hibari había entrado casi al final de llamada, cuando Enma dejó de responder. La voz del castaño defendiendo al pelirrojo solo había hecho que los vampiros empezaran a temer el ser las víctimas de la ira de su líder.
 
—¿Qué están esperando herbívoros? ¿Quieren que los muerda hasta la muerte y que los cace en lo más oscuro del infierno solo para volverlos a morder hasta la muerte? Consigan a Enma Simon, pero sobre todo a Tsunayoshi Sawada o desearán estar en manos de los Vindice y los Vincet —Las mordaces y fuertes palabras de Hibari hicieron que más de uno de los vampiros saliera con su grupo de exploración a buscar el rastro de la pareja de su líder y del heredero de los Simon.
 
—Amo Hibari —Años se servicio habían hecho que Tetsuya no fuera abrumado por la presencia y estado de su líder.
 
—Habla de una vez o te morderé hasta la muerte, Tetsuya. Estoy molesto y muy irritado como para atender otra situación que no sea la desaparición de mi pareja y el chico de los Simon.
 
—Así que es cierto que mi joven aprendiz consiguió pareja —La voz del recién llegado hizo que Hibari gruñera antes de siquiera mirarle. 
 
Habían pasado algunos años pero, sin duda alguna, ante él estaba el heredero de la familia Cavallone, Dino Cavallone, apodado entre muchos como el “Bronco Dino” debido a su éxito como cantante de música de rock alternativo, metal y sinfónico. Con casi 300 años, era uno de los alphas más queridos entre los cambia formas lobo. Su carisma y buenas decisiones habían hecho que muchas manadas se unieran al tratado de “paz” y unión contra los Vindice y Vincet. Para muchos no era un secreto que los Cavallone eran una de las dos familias más influyentes en el mundo paranormal y se podía decir que eran uno de los primeros en prestar su ayuda a los Vongola.
 
Su cabello estaba un poco más largo que la última vez que lo había visto. En su cuerpo se podían ver más de esos tatuajes que ahora decoraban la bronceada piel que antes había besado; sus dos iris de color chocolate le hicieron recordar esas noches en las que ambos fueron amantes fortuitos. Pero todo eso era un fantasma del pasado ya que lo único que su mente podía ver era la pura —y algo temerosa— mirada de su herbívoro.  
 
—Si quieres puedo disponer de mis hombres para ayudarte a localizar a los cachorritos perdidos —Le dijo algo burlón. La presencia de Romario se hizo notar cuando carraspeó, llamando así la atención de Hibari y de su alpha.
 
—Lo que el alpha Dino quiere decir es que el heredero de los Simon es el hijo de Cozart Simon, un amigo muy querido de su padre y, antes de hacer que este secuestro agite a la comunidad paranormal, lo mejor es trabajar juntos.
 
—Trabajo solo —Les gruñó.
 
—Vamos, Kyoya. No seas terco y déjate ayudar.
 
—Mejor lárgate a uno de tus conciertos o te morderé hasta la muerte, potro.
 
Dino solo pudo sonreír, irritándolo.
 
—El pequeño Kyoya sigue siendo testarudo… Bien, nosotros buscaremos a Enma Simon y, si de casualidad conseguimos a tu pareja, te lo haremos saber. Vamos Romario.
 
El lobo asintió con la cabeza antes de hacer una reverencia y seguir a su líder.
 

Notas finales:

NOTAS ACLARATORIAS:

(1) Es el título de una canción, pero se usa como expresión en Venezuela para referirse que cada quien en lo suyo.

(2) Usagi (pronunciado usagui) significa “conejo” mientras que inu significa “perro”.

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Espero disfrutaran este nuevo capitulo. Es uno de los mas divertido que he escrito hasta ahora y en lo personal me gusto. 

Espero que las Fans del 8059 esten felices :3, se que si Len leyo este capitulo estara gritando de la emoción y dejando un super comentario por la aparición de Lambo xD, Legnal veamos si coincidimos en actulizacones otra vez. Las fans del Bronco pueden estar felices, por fin aparecio Dino y espero que les gustara su aparición, tendra un poco mas de protagonismo en el proximo capitulo.

No hubo 1827, pero es necesario explorar a las demas parejas y personajes de este macrofic -cuya historia esta tan fumada que ni la misma autora creyo escribir algo asi-

Ya dicho esto, les debo informa que los capitulo tardaran un poco mas en actulizarse, primero porque ya estan al día, no he podido terminar mas capitulos desde el robo y reescribir el noveno capitulo me ha sido dificil; lo segundo es que tarde mucho en actualizar porque estube bloqueada con una escena muy divertida pero que no sabia como hacerla fluir y por ultimo estoy escribiendo los capitulos mas largos.

Como siempre gracias por leer y a los 18247 lecturas. 

Besos y abrazo.

  P.D: Juego rapido. Si me adivinan ¿Quienes se besaran en el proximo capitulo? Se llevara una escena de fanservice de la pareja que quieran.


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