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Fotografía por Neko_Elle

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Notas del capitulo:

Hola!

Sé que no había actualizado en mucho tiempo, pero como pueden ver, lo prometido es deuda. He aquí el final de esta historia. Si les gustó denle oportunidad a alguno de mis otros escritos ºuº

EPÍLOGO

Era un día despejado, no hacía mucho que recibió las últimas entregas de aquel trabajo que había solicitado a inicios de semestre. Por una parte, estaba ansioso por ver qué habían hecho sus muchachos con los últimos trabajos, por otra, debía comenzar pronto a revisar o se le amontonaría una cantidad inmensa de trabajo. Como el día escolar había terminado, se dirigió con algo de parsimonia a su auto, llevaba muchas cosas en sus manos así que era algo difícil maniobrar.

- ¡Cuidado con el escalón, profesor!- gritó un chico pelirrojo desde lejos.

- ¡Agh!- exclamó, escuchando algo tarde la advertencia; tirando en el proceso, todo lo que llevaba en brazos. "Al menos no terminé yo en el suelo" fue el pensamiento que surcó la mente de ese hombre castaño.

Sin más qué hacer, fue lentamente agachándose a recoger la cantidad inmensa de sobres que llevaba, en eso, vio unos pies frente a él. Pronto vio que el muchacho dueño de ese par de pies, se puso en cuclillas a ayudarle a recoger todo ese desastre.

- Gracias- fue lo que atinó a decir el hombre al tiempo en que finalmente veía el rostro del joven. Sonrió.

- No hay de qué- dijo con una sonrisa cortés.

- No eres de esta escuela ¿verdad?- comentó, comenzando una pequeña conversación con él. Era muy extraño ver a ese chico tan blanco como la nieve, fuera de una fotografía.

- No- contestó con una sonrisa pícara. Limitándose a no decir más de eso.

- ¿Vienes a ver a alguien?- tanteó el castaño. El muchacho de nieve notó que aquel hombre tenía una cicatriz en sus labios, inmediatamente se preguntó cómo se la habría hecho, pero decidió no preguntar.

- Mmmh… -no estaba seguro si responder o no- Algo así.

- Descuida- le dijo tranquilizándolo, para después murmurar de forma casi inaudible- Estoy seguro de que también quiere verte…

- ¿Mmh? ¿Perdón? No le oí- trató de volver a escuchar.

- No, nada.

Terminaron rápidamente de recoger los papeles, puesto que nada se había salido de su sobre, así que solo los apilaron.

- ¿Necesita que le ayude a llevarlos?- inquirió aun cortés.

- No, pero agradezco tu oferta- dijo posicionándose para irse- Es gracioso hablar contigo, pero me dio gusto conocerte en persona, Makishima- le dijo mientras comenzaba a caminar.

- ¿Cómo…?- dejó inconclusa su pregunta. Fácilmente dedujo que él era el maestro de Kougami. Supuso que lo reconocería por las fotos, pero no sabía que Kougami también había puesto su nombre en los ensayos… para tener tantos alumnos, tenía una memoria admirable si se grababa incluso el rostro de alguien a quien ni siquiera conocía.

Observó la espalda de ese hombre que se despedía de él con un ademán de mano. Bufó. Si lo pensaba, lo de recién era un poco vergonzoso, aunque no estaba seguro de qué era lo que lo hacía sentir así. Caminó un poco por la escuela, y vio pasar a un muchacho que usaba lentes, era ligeramente más alto que él e iba en la misma dirección que el maestro de Kougami.

- Se parecen- murmuró.

Continuó su camino un poco más, pero no encontraba al moreno, a lo lejos vio a Akane y estuvo a punto de preguntarle, pero antes de hacerlo, sintió una mano en la parte baja de su espalda.

- Te tardaste- dijo Kougami- Quería que conocieras a alguien - El albino arqueó una ceja. No esperaba escuchar a Kougami Shinya decir algo como eso.

- ¿A quién?- preguntó curioso.

- Lo sabrías si hubieras llegado antes- le riñó con una sonrisa bellaca.

- No llegue tan tarde, además, tú también podrías ir a verme de vez en cuando- le devolvió con una sonrisa socarrona- Conocí a tu maestro, por cierto- dijo encaminándose ahora a la salida junto al moreno. Iban algo juntos, sus brazos se rozaban de vez en cuando, por lo que cualquier persona, podría decir desde lejos que se 'eran muy unidos'. Pudo sentir un par de ojos observándolo, probablemente Akane o Touma.

- ¿Dónde?- preguntó curioso y mejor aún ¿cómo sabía quién era su maestro?

- Aquí. Hace poco se fue- Fue su respuesta, ante la cual, el moreno bufó.

- ¿Y cómo supiste que era él?

- Me llamó por mi nombre y mencionó que era gracioso hablar conmigo en persona.

- Bueno, conociste a una de las personas que quería presentarte- le reveló al tiempo en que le revolvía un poco la capa más corta de su cabello, pero sin tocarle la nuca. El albino tuvo un ligero estremecimiento pero continuó con la charla.

- ¿En serio? ¿Y la otra quién era?

- Un amigo mío, pero ya lo conocerás otro día.

- ¿Y cómo planeabas presentarme?- comenzó a molestarle.

El moreno le tiró un mechón de cabello como respuesta. Desde el estacionamiento, el profesor Masaoka los observó mientras negaba con la cabeza al tiempo en que una sonrisa llena de complicidad lo acompañaba. Eran demasiado transparentes. Pronto subió a su automóvil junto a su hijo y se fue.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Estando ya en la habitación de Kougami, comenzaron a hablar de ciertas situaciones que habían ocurrido antes.

- Tu mamá ya sabe o al menos lo sospecha- le reveló sin rodeos, mientras jugaban ajedrez.

- ¿Qué? ¿Le dijiste?- Preguntó inmediatamente, desviando su mirada del tablero.

- Yo no- Mencionó, para después señalar la marca que le había dejado impresa el moreno en su piel- Pero quizá tu sí de forma indirecta.

- …- Luego de unos segundos de silencio, cerró los ojos con algo de fastidio y frunció los labios- ¿Y qué te dijo?

- En ese momento, nada. Solo se me quedó viendo al cuello y se rió. Pero ayer me la encontré en el supermercado y me dijo "Te encargo a Shinya"- le reveló, tratando de ocultar un sonrisa que se esmeraba por salir. Por su parte, el azabache sintió que una corriente eléctrica lo recorrió cuando escuchó su nombre de pila ser pronunciado por aquella voz aterciopelada. En sus labios, incluso su nombre tenía un sonido diferente, casi especial.

- Era cuestión de tiempo- aceptó sin muchas otras opciones, es decir, no tenía sentido armar un lío por eso- Al menos ya no temerá de que embarace a alguien. Por cierto… - inició al tiempo en que movía una de sus piezas- ¿Cómo está eso de que ayudabas a mi madre con las compras?

- ¿Eh?

- Me lo dijo ayer, que se habían encontrado en el supermercado y la ayudaste en variadas ocasiones a llevar las cosas a casa- Comentó con suspicacia. El diamante, por su parte, se limitó a encogerse de hombros y mover una pieza en el tablero.

- …

- Habla- le presionó. El copo de nieve sonrió y decidió contestarle.

- Ocasionalmente pasaba que la encontraba cuando iba de regreso de la biblioteca. Aunque se dio más en aquel periodo de tiempo en el que estabas escondiéndote de mí.

- ¿Me dirás que la ayudabas con la esperanza de verme? Vaya que te gusta mucho llamar mi atención- fue ahora Kougami quien le molestó. Después de todo, había aprendido bien de su…pareja… "Pareja" si lo pensaba no sonaba tan incómodo como creía al principio.

- ¿Tanto deseas escucharme decir algo así? Debes quererme mucho- le devolvió.

Los dos sonrieron y continuaron jugando. Luego de varias partidas, Kougami había ganado por un punto su pequeño torneo.

- Ganaste ¿qué querrás a cambio?- inquirió al tiempo en que se recostaba en la cama y descansaba la espalda. El colchón se sentía muy bien.

- …- no respondió.

Cualquiera que lo viera pensaría que lo estaba pensando mucho, pero Makishima de inmediato se dio cuenta: el azabache sabía qué era lo que quería, solo estaba dudando en decírselo. Se recostó al lado del albino y volteó a verlo por un momento.

- ¿Kougami?- insistió. Ambos pares de ojos se encontraron, pero el ónix cerró los ojos y desvió su rostro. De haber tenido los ojos abiertos, habría visto la expresión de decepción y fastidio que había puesto el muchacho de nieve.

- Te lo cobraré después- dijo con un ligero sonrojo. El copo se giró y se sentó a horcajadas sobre la cadera del moreno.

- Quieres que yo sea el pasivo ¿no?- preguntó con su usual sonrisa burlona.

- También- dejó salir, con sinceridad- Pero no es eso lo que quiero pedir.

El diamante comenzó a frotar sus caderas con las del azabache, al tiempo en que se agachaba un poco, sus largos cabellos acariciaron el rostro del cuervo, tentándolo a besarle. No queriendo oponer resistencia, colocó una de sus manos en la parte posterior de la cabeza de su acompañante, sin tocarle realmente, mientras su otra mano la posaba entre sus posaderas y el costado.

- Sé perfectamente que tienes botón de encendido- comentó al tiempo en que enroscaba una de las hebras plateadas y jugueteaba con ella con su dedo- Pero ¿no tienes botón de apagado?- dijo con una sonrisa, comenzando a atraerle hacia el para besarle. Al tiempo en que le ayudaba con su mano para mover la cadera y frotar ambos abdómenes.

- No, no tengo- exhaló sobre los labios ajenos. Cerró sus ojos y centró su atención en su sentido del tacto cuando la áspera mano del azabache le acarició la nuca. Juntó su cuerpo al ajeno lo más posible y lo besó con avidez.

A Kougami, le gustaba, no podía negar lo placentero que era recibir y ser participe de esos besos ávidos. Así que decidió dejarse llevar. Sería lo que tuviese que ser.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Por otra parte, el profesor Masaoka se encontraba en su estudio, viendo las colecciones y leyendo algunos de los ensayos. A su lado, estaba su hijo haciendo su tarea. No estaban hablando realmente, pero pese a que su relación estaba algo tensa desde que el señor Masaoka y la señora Ginoza se habían divorciado; ambos trataban de hacer algo juntos de vez en cuando, incluso si ese algo era solo estar en la misma habitación.

- Nobuchika- Le llamó- ¿Podrías pasarme uno de los sobres que están a tu izquierda?- Dicho esto, el moreno le entregó aquello que había solicitado.

- ¿Qué es?- curioseó.

- Es el proyecto de las fotografías.

- ¿Y encontraste algo interesante?- preguntó con algo de indiferencia.

- Sí- fue su sencilla respuesta mientras veía una a una las fotografías. Gracias a su respuesta sencilla y su evidente concentración, llamó la atención de su hijo.

- ¿Por qué te es tan interesante ser maestro?- inquirió con genuino interés. Por su parte, el castaño se sorprendió. Era raro que Nobuchika se interesara por sus cosas desde el divorcio, así que le respondió con una amplia sonrisa.

- Porque enseñándoles, aprendo mucho.

- ¿Aprendes enseñando?- repitió confundido. Pero al no obtener otra respuesta salvo un asentimiento de cabeza, decidió preguntar otra cosa- ¿De quién son esas fotografías?- preguntó asomándose- Esa está totalmente negra ¿así es o te dio la equivocada?- comentó poniéndose detrás de su papá. Masaoka se giró en la silla para quedar frente al moreno y le pasó la fotografía para que la viera mejor.

- Es de Kougami- le respondió- Pero guarda el secreto- Comentó al tiempo en que sonreía y colocaba su dedo índice sobre sus labios, en señal de silencio. Ese último comentario tomó por sorpresa al moreno, le hizo sentir feliz el hecho de que su padre compartiera un secreto con él, sin embargo, una parte de él se había molestado, aunque no entendía del todo por qué.

- ¿Qué hay de la confidencialidad entre alumnos y profesores?- murmuró. Su padre alcanzó a escucharlo y estuvo por responderle, pero el azabache no quiso darle oportunidad y procedió a preguntar- ¿Por qué te entregó una totalmente negra?- el castaño bufó ante el comentario de su hijo, parecía que sus emociones estaban muy divididas- Creo que él no se toma en serio las cosas- comentó mientras negaba con la cabeza.

Ciertamente Kougami era su amigo, pero a veces podía ser tan beligerante e insolente que no sabía si reírse o darle un puñetazo.

- La entregó así, justamente porque se toma más en serio las cosas de lo que parece- dijo mientras leía velozmente el ensayo sobre esa última fotografía.

- ¿Qué quieres decir?

- Eso será mejor que se lo preguntes directamente a él.

- Y eso que acabas de decirme que no le dijera a nadie.

Nobuchika chistó molesto. Muchas veces sentía algo de celos de su amigo, parecía entenderse mejor con su padre que él mismo e incluso podía meterse entre los secretos que compartían. Se paró ya de mal humor de la silla y salió de la habitación por algo para beber. Al cabo de unos minutos volvió con una bebida para él y otra no solicitada para su padre.

- Muchas gracias- le dijo sonriente.

- ¿Aún no terminas con el trabajo de Kougami?

- Dijo viendo la fotografía en negro.

- Esta es de Tsunemori- rectificó.

- ¿Los dos entregaron una fotografía en negro?- se preguntó más a sí mismo que a su padre.

- En realidad, es la tercera que recibo- le reveló con una sonrisa divertida.

- ¿Qué?- Eso había llamado su atención, hacía tiempo que no veía esa sonrisa en su papá. Una sensación extraña le invadió, algo similar al alivio pero sin alejarse totalmente del resentimiento.

- Un chico con el corazón roto también me entrego una así.

- ¿Y los ensayos de los otros dos tienen una buena razón para ello?- preguntó sumamente curioso. Masaoka se giró en su silla para responderle, pero por accidente tiró las fotografías, que se dispersaron en el suelo.

- ¡Ah, que torpe!- exclamó el castaño. Nobuchika se hincó para recogerlas una a una y las fue observando.

- ¿Este es…Kougami?- dijo alzando una ceja.

- Sí- fue la respuesta sencilla de su padre, fue entonces que el más joven se dio cuenta que había tirado las fotografías a propósito. Por su parte, el castaño recordó que no hacía mucho, había estado charlando con Kougami sobre cómo decirle a Nobuchika sobre Makishima, ahora que ya se había decidido a iniciar una relación con él.

- Y este es el que va a verlo a veces…- volvió a comentar. Por su parte, el castaño solo estaba en espera de una reacción por parte del menor- Eso explica algunas cosas.

- ¿Lo sabías?- inquirió el mayor.

- Sí, bueno… No, pero como que lo sospechaba. Es que algo era…diferente. Además de que escuché cierta conversación entre él y Tsunemori- por unos segundos guardó silencio, pero como su padre notó que aún no terminaba, esperó- Me sorprende más que no me haya dicho nada- terminó de decir con suma molestia.

- No creo que su intención haya sido ocultártelo- intervino, antes de que su hijo hiciera una tormenta. No convivían mucho, pero lo conocía lo suficiente como para saber que se molestaría por una situación como esta- Más bien, que ni él mismo estaba al tanto de lo que pasaba- completó, recordando los ensayos que había estado entregando su alumno, parecía un niño muy perdido y confundido en sus escritos.

- Pues estas fotografías son muy claras- contradijo su hijo.

- Solo imagínate qué tan negado estaba a darse cuenta- se burló el mayor- Recuerda que yo leí sus ensayos- bromeó.

- No es bueno burlarte de tus alumnos- dijo suprimiendo una risa, pero no pudo evitar sonreír, hacía tiempo que no se divertía junto a su papá- Ahora lo recuerdo, él mencionó que quería que conociera a alguien, supongo que era él…- una vez que se había calmado, concluyó que su padre podría tener razón- Ya me lo presentará el lunes.

- ¿Y qué harás?- inquirió su padre con interés.

- Pues no hay nada que hacer en realidad- comentó desconcertado- Supongo que desearle lo mejor.

- Vaya que las cosas han cambiado, sonrió- Todavía hace algunos años este tipo de cosas no eran bien vistas. Pero me alegra ver que ya no es el caso. Estoy orgulloso de tu forma de pensar, Nobuchika.

- ¿Por qué?- su desconcierto aumentó.

- Porque eres un buen chico- su respuesta fue breve, pero suficiente para que su hijo entendiera algunas cosas.

- Gracias- respondió más tranquilo.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Había removido la camisa del cuerpo blanco, nuevamente se deleitó con la vista que estaba a su merced. Ya habían jugueteado en ocasiones pasadas e incluso se habían masturbado juntos, pero en esta ocasión, ambos querían consumar el acto.

- ¿Quieres que yo…?- dejó inconclusa la pregunta mientras sujetaba el rostro ajeno y le tentaba con sus labios. Terminó de unir sus labios con los pálidos del joven de nieve y le empujó, posicionándose sobre él. Se alejó ligeramente y cuando estaban por volver a juntar sus bocas, escucharon que alguien tocaba la puerta.

- Shinya- se escuchó al otro lado. Con un suspiro de exasperación, el moreno se puso de pie. Shougo se apuró a ponerse la camisa, no la cerró, en cambio se recostó dando la espalda a la puerta. Entonces Shinya finalmente se permitió abrirle a su madre.

- ¿Sí?- preguntó lo más calmado que pudo.

- ¿Va a quedarse Shougo a cenar?- preguntó ella asomándose. En la habitación, vio al copo de nieve recostado en la cama, durmiendo.

- Lleva un rato dormido, probablemente si lo hará- respondió Shinya, pensando en lo mentiroso que era el albino.

- De acuerdo. El otro día platicando con él, me comentó que no come carne, así que ya ideé que cenaremos. Estoy segura de que le gustará

- ¿Cuándo te dijo eso?- la mujer le acarició el rostro.

- El otro día en el supermercado.

- Se ven seguido ¿no?- dijo con cierta molestia. La mujer bufó.

- Despiértalo hasta que sea hora de cenar- le parecían tiernos y a su vez, graciosos los celos de su hijo. Dicho eso, la mujer se retiró.

Shinya cerró la puerta y volvió a ponerle el seguro. Tan pronto se acercó a la cama, se dio cuenta que el albino se quedó realmente dormido. Chistó molesto. Se recostó frente a él y cerró los ojos.

Más tarde, alrededor de veinte minutos después y ambos despertaron. O más bien, Shinya fue despertado por la mirada intensa de Shougo.

- ¿Eres un acosador?- preguntó cansado. Mientras se medio incorporaba.

- ¿Seguro que quieres entrar en ese terreno?- inquirió haciendo lo mismo.

- Pedí permiso y dijiste que sí. ¿Quién es el más raro de los dos aquí? Además, tú te dormiste primero- dijo frustrado.

- Tienes un buen punto- dijo con una sonrisa- Lo siento- su disculpa, a oídos del ónix, sonó sarcástica- Por cierto ¿no ibas a mostrarme las fotografías?

Shinya suspiró. Simplemente era difícil tratar con ese chico, pero lo malo en todo caso es que no le disgustaba del todo. Se levantó y se dirigió a uno de sus cajones. Seguido de eso, le entregó al albino un sobre con las fotografías. Shougo ensanchó su sonrisa y abrió el sobre con parsimonia. Comenzó a pasar las fotografías una a una.

- ¿Qué pensaste cuando me tomaste la primera?

- Dije que te mostraría las fotografías no que podrías hacer preguntas.

- Tampoco dijiste lo contrario, además ya me llevaste a la cama, así que, creo que podrías contestarme- le respondió. Shinya bufó molesto.

- No te llevé a la cama aun- se defendió malhumorado, pensando en que en realidad aun no consumaban el acto precisamente porque el albino se había dormido.

- ¿Y en dónde estamos ahora?- dijo con esa expresión zorruna y burlona que le caracterizaba.

- Cállate- le avergonzaba saber que aun podía hacer que se sulfurara con facilidad. Pero pronto se calmó, sintió que el albino entrelazó una de sus manos con la suya y se dio cuenta que no tenía sentido apresurar las cosas, y menos si su madre estaba a algunos metros de distancia. Se concentró en sentir el agradable contacto y se decidió a responderle- Nunca había visto a nadie convivir así con una mariposa- fue una razón sencilla en su opinión, pero era la verdad- Me gustó como te veías y el hecho de que sus alas eran blancas, como tú- Se ruborizó.

- Mmm…

- ¿Qué?

- Nada, nada- dijo con una sonrisa- ¿Y qué hay de esta? – se la mostró. La segunda foto.

- Con esa fue más un accidente- aceptó.

- Sí, recuerdo tu cara de desconcierto cuando me viste- comentó riendo.

- Me llamaron la atención los girasoles y el fondo blanco que daba tu camisa. Detrás de ti el día estaba despejado, así que podríamos decir que fue una buena combinación de colores.

- Y con esta, déjame adivinar. Pensaste que era el diablo invitándote al pecado ¿no?

- En realidad te imaginé más como Eva- confesó, tratando de molestarle.

- ¿Me imaginaste desnudo? –bufó- Vaya, no pierdes el tiempo.

- ¡No seas torpe!- le calló.

- Esta me gustó- dijo de inmediato- Fue un buen día.

- Terminamos empapados, pero fue un buen día- comentó en tono sarcástico.

- No engañas a nadie, se bien que te gustó.

- Sí- admitió, sorprendiendo un poco al joven de nieve, pero decidió ya no hacer comentarios al respecto. Aquel día, había sido muy agradable, se viera por donde se viera. Fue el primer día en el que Kougami había podido saborear la libertad de respirar y el primer día en el que Makishima había podido disfrutarla con alguien más.

- ¿Esta es mi mesa?

- …

- ¿Es del día en que te corrompí con tus primeras drogas legales? Eres inesperadamente romántico.

- Lo dice el que no para de ver fotografías de nuestras citas.

- Entonces ¿admites que eran citas? ¡Entonces yo estaba en lo correcto! ¡Caíste por mí desde el primer día!

- …

- ¿No lo negarás? Wow- Ya no comentó más al respecto. Sintió mucho calor en su rostro, su comentario lo había avergonzado incluso a él mismo.

- En esa me gustó como los dos parecían estudiarse- decidió explicar antes de que el albino le preguntara- Ese gato y tú se parecían mucho.

- El gato negro también se parecía mucho a ti.

- Sí…- recordó por un momento que ese día, Shougo le había robado un beso por primera vez.

- ¿Fotografiaste también a mi Doraemon?

- Creo que es obvio si estás viendo la fotografía.

- ¿Por qué a Doraemon?

- ¿Y por qué no? Es genial- mintió. No quería decirle que fue por el recuerdo de lo que había pasado ese día en su habitación. En aquella ocasión, aunque estaban ebrios, pudo desinhibirse lo suficiente como para besar a sus anchas al joven de mármol. Shougo, aceptó dicha respuesta, ya que el sí pensaba eso del gato cósmico, así que no ahondó más en la situación. Aunque llegó a él un fugaz recuerdo y pasó a la siguiente fotografía.

- ¿Qué estabas pensando cuando tomaste esta foto?- preguntó, mostrando la ventana del moreno, afuera se notaba que estaba lloviendo, pero lo más interesante, era que el rostro del moreno se reflejaba en el cristal y su expresión, era francamente, un poema.

- No es asunto tuyo- le respondió incómodo.

- Puedo seguir molestándote hasta que me digas- dicho esto, unió su boca con la del moreno, quiso profundizar el beso, pero Shinya le separó antes de lograrlo.

- No voy a decirte- declaró [Es obvio que pensaba en cuál era nuestra relación]

- Bien- aceptó. Tenía pensado averiguarlo después, así que solo era cuestión de tiempo.

- …- Le pareció extraño que no le presionara más, pero decidió no quejarse. Probablemente ese era el plan de Makishima.

- ¿De verdad entregaste esta foto de mi haciendo esto?- le preguntó burlón al tiempo en que mostraba aquella foto que le tomó en el restaurante. En ella salía él jugando con su mano y un cuchillo.

- Se disparó solo y necesitaba algo con que rellenar- mintió de nuevo.

- Dijiste que tenías que hacer ensayos al respecto ¿qué escribiste en este?

- Que estabas en tu momento más filosófico del día- repitió las mismas palabras de aquel día.

- Mientes- le confrontó.

- Creo que es obvio- Aceptó.

- Es bueno que lo admitas. Pero lo haces no para darme la razón, sino para distraerme y evitar precisamente que siga preguntando. Tratando de hacer que te fastidie y me vaya por las ramas- ambos guardaron silencio, enfrentando sus miradas cristalinas- ¿Tanto querías llamar mi atención ese día?

- Sí- respondió. No era del todo mentira, pero tampoco era toda la verdad.

- Algo estás omitiendo ¿qué es?- insistió.

- Quizá que quiero llamar tu atención ahora- mintió de nuevo.

- Mientes de nuevo.

- ¿Cómo puedes saberlo?

- Solo tengo que verte.

- Quería romper el hielo- confesó.

- Tuviste éxito. Después de todo, en ese entonces la situación era incómoda.

- ¿También lo era para ti?- fue ahora el ónix el que preguntó entre sorprendido y aliviado.

- Sí- respondió.

- Cínico- le criticó.

- ¿Por qué lo piensas?

- Por la evidente mentira. Ese día no estabas incómodo o nervioso, estabas tendiéndome una trampa.

- Lo haces sonar como algo muy sucio.

- Tuviste éxito- le devolvió. Ambos se sonrieron.

- Una fotografía totalmente negra ¿es para representar lo que sucedió en aquella exhibición?- preguntó en tono burlón.

- Sí- dijo simple.

Con reticencia en sus ojos se puso de pie y tomó su teléfono móvil. Seleccionó una de las herramientas y del aparato salió una luz negra. Bufó.

- ¿La compraste después de la exhibición?

- Sí- admitió de nuevo. Estar con ese chico era ser un libro abierto. Era como si pudiese verlo todo de él y al mismo tiempo no pudiera vislumbrar nada. Sentía que se entendían muy bien y al mismo tiempo que ninguno de los dos entendía para nada al otro.

- Vaya…

- ¿Qué?- se puso de pie mientras le arrebataba la fotografía.

- No, nada- para variar, esta vez fue Kougami quien le presionó con la mirada para que le revelara algo- Por primera vez en mi vida no sé qué decir- empezó a reírse.

- Entonces solo cállate- dicho esto le sujetó el rostro y le plantó un beso en los labios.

- Shinya, bajen a cenar- escucharon ambos chicos que les llamaban desde el piso de abajo. Se separaron en consecuencia.

- Tiene una sincronización perfecta – comento nuevamente molesto.

- Es hora de bajar- anunció- …Por cierto, nunca me dijiste que es lo que querías por ganar la partida de ajedrez.

El moreno se acercó a él, le acomodó algunos mechones platinados detrás de la oreja y se susurró su petición al oído. El albino sintió el aliento tibio acariciar su piel y sintió como si se le erizaran los vellos del cuerpo. Apenas Shinya le terminó de decir su petición y se dispuso a caminar hacia el comedor.

- ¿No vienes?- inquirió, disfrutando de la expresión que tenía el albino en su rostro.

- Tienes una mente más interesante de lo que pensé- sonrió cómplice.

- Eso quiere decir que ¿lo harás?

- Parece ser que alguien quedó muy aficionado a las cámaras- le comentó.

- No creo ser el único.

- ¿Y las fotografías de Tsunemori?- recordó de pronto.

- ¿Realmente necesitas verlas? Estuviste ahí- rebatió. El albino bufó.

- Cierto, estuve ahí.

Notas finales:

Aquí tienen el epílogo este fic. Personalmente disfruté mucho escribirlo. Les agradezco mucho a todos aquellos que leyeron hasta aquí y que siguieron mi historia, pese a los periodos largos en los que me tardaba en actualizar. Gracias a quienes me escribieron y retroalimentaron este escrito.

Si se preguntan qué fue lo que Shinya le pidió, les daré una buena noticia: Habrá un cap especial, pero al no pertenecer a la colección de fotografías, por eso lo publicaré como un fanfic a parte, digamos que seguirá dentro de este universo que creé. Habrá quienes hubiesen querido una escena con sexo, pero no quise poner más de lo que hubo en esta historia, porque el centro de esta historia no era el interés pasional o sexual que he explorado en algunas otras. Pero para quienes se descepcionaron con eso, permitanme decirles que en la siguiente historia de este mismo universo, lo incluye. Creo que les gustará, constara d caps. Espérenla!

Me despido de ustedes de momento. Aun sigo trabajando en el capitulo de las aves, y el nuevo fic (continuación de este) también está en el horno.

ciao!!


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