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Freedom por sakuranbo_diru5

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Notas del capitulo:

¡Segundo capítulo!

A ver...antes de que os dé un ataque de risa. Una verga, además del slang de lo que nos viene primero a la cabeza, es una parte de un barco. Es de donde cuelgan las velas. 

Y otro dato, el carajo es donde se coloca el vigía. 

-A ver si me ha quedado claro…-empezó Taeil.- Se queda con nosotros y lo primero que vamos a hacer es meterle en un barril.

-Eso es.-sonrió Zico satisfecho.

-Joder.-el mayor de los siete se acercó a Yukwon y le hizo una reverencia.- Ya lo siento ¿eh? Que conste que el cabra loca este va por libre.

-No me hagas una reverencia, por favor… Y no va por libre, es vuestro capitán.

-Touché.

-No me hagas la pelota.

-Sí, capitán.

-Uh.- exageró un escalofrío.- Que un miembro de la realeza me llame “capitán” como que me pone. Pongámonos serios, caballeros.-dio unas palmadas.- Una vez pasada la aduana estaremos en aguas interplanetarias y podrá andar tan campante por cubierta o por el palo mayor si quiere.

-¿Y qué si me ven los guardias dentro?

-No hay policía dentro.-le miró Jaehyo, sorprendido de que no lo supiera.

-¿Cómo que no hay?

-Es ciudad sin ley. Bueno, no. Impera la ley del más fuerte.

-Vas a ver que tu padre tiene la cabeza metida en el culo.-dijo el capitán, de brazos cruzados y la espalda apoyada en la borda. Lo miró por encima del hombro, con el viento meciéndole algunos mechones de pelo que caían sobre su frente.

-Eso ya lo sé.-le respondió con una mueca. Ese tipo seguía pensando que se había caído del almendro más próximo.

-Seguro que no te haces una idea de cuánto.

-Tenemos como dos días hasta llegar a allí ¿Cómo vamos a hacer para no toparnos con ningún control que le busque?-preguntó P.O, señalando a Yukwon.

Zico se encogió de hombros antes de dirigirse hacia los camarotes de nuevo.

-Habrá que buscar un barril lo antes posible.

Dicho aquello desapareció por las entrañas de la nave. El príncipe se quedó parado allí, mirando hacia la entrada y luego al horizonte. De pronto sintió una mano en el hombro y vio a Kyung observándolo, casi como si fueran amigos de toda la vida.

-Me odia.

-Sí, probablemente lo haga.-admitió Kyung.- Anda que menuda primera impresión nos has dado…Primero eres un pobre inocente vendiendo joyas robadas en el puerto y luego resultas ser un príncipe.

-Lo siento.-el otro le miró confuso.- Hubiera preferido ser tan sólo un pobre inocente y no haberos metido en todo esto.

-Bah ¿Qué es la vida sin un poco de acción?

-Una vida en palacio.

Kyung volvió a sonreírle. P.O se acercó entonces a ellos, a tiempo para que Yukwon pudiera reparar en que era bastante más alto que él y que no le resultaba difícil mirarlo de arriba abajo.

-¿Cómo no nos dimos cuenta antes? Si es que es guapo, joder.

-También hay príncipes feos.-le dijo Taeil, mientras Yukwon se rendía en su intento de disimular el rubor de sus mejillas.

-Coño, pero es que este tiene cara de príncipe.

-Ya se le pegarán nuestros aires de diablillos.-dijo Kyung con un gesto de la mano para quitarle importancia.- Ahora vamos a buscar un barril que te guste.

Fueron a la bodega donde tan sólo el día anterior estaba preso, pero su situación actual no parecía mucho más prometedora. Lo acompañaron Kyung y P.O, mientras el resto ocupaban sus respectivos puestos. Buscaron alguno lo suficientemente grande como para que no tuviera que partirse la columna para entrar. Al final dieron con uno, casualmente vacío, y se quedaron mirándolo.

-Bueno…Pues este es tu cuarto.

-Voy a estirar un poco antes.-dijo Yukwon.

-Sinceramente, no veo cómo te vas a meter ahí dentro. Ya puedes ser flexible de cojones o por lo menos de espalda.-Kyung observaba la escena de brazos cruzados, escéptico.

-¿Necesitas ayuda?

-Primero déjame probar fuera.-de pronto, ante los ojos de los otros dos se plegó sobre sí mismo. La espalda doblada y la frente tocando sus piernas, con las manos en los gemelos. Aguantó unos segundos y se volvió a poner recto.- Vale, ya he calentado.

Los otros dos se miraron.

-No serás parte de un circo también ¿no?-preguntó P.O con los ojos como platos, mientras le prestaba el brazo para que se apoyara al meterse en el barril.

Tras unos pocos intentos consiguió una postura lo suficientemente cómoda como para estar así un buen rato, en caso de que fuera necesario. Se volvió a poner de pies y suspiró con una pequeña sonrisa. Al menos algo salía bien.

 

Zico observaba al príncipe desde su camarote, por las imágenes que le proporcionaban las cámaras de vigilancia, a las cuales tenían acceso cualquiera del resto introduciendo su código personal en cualquiera de los ordenadores de la nave. Le vio en la bodega con los otros dos, probando el camuflaje en uno de los barriles y ahora le observaba trabajar junto a Minhyuk y Taeil, intentando seguirles el ritmo. Escuchó la puerta abrirse y al que había sido su mejor amigo desde siempre pararse a su lado.

-La verdad es que me ha sorprendido que le dejes quedarse. Siendo un príncipe y todo eso…-Kyung se sentó frente a él, al otro lado del escritorio.

-Si no fuera quién es no me molestaría. Uno más, ya ves. Tampoco es que seamos un clan o algo así. Ni siquiera sé si somos piratas propiamente dichos…La cosa es, que caerá bajo su propio peso.

-¿Tú crees?

-Sí. En cuanto vea lo que hay en la frontera se vendrá abajo y querrá que le llevemos de vuelta. Y si no es así, estaré genuinamente sorprendido y automáticamente cambiaré de opinión, pero no creo que pase.

-No sé.-se encogió de hombros.- A mí su posición me da respeto. No quiero que esto se acabe. Como vea aparecer a la armada por el horizonte me voy a cagar encima.

Zico se encogió de hombros.

-Ya.-jugueteó con el anillo con el sello real.

 

Yukwon se miró las manos, después de estar manipulando cabos toda la mañana. Las palmas estaban despellejadas  y le dolían por el roce; frunció los labios en una fina línea y siguió con las tareas.

-¿No quieres ocuparte de eso?-le preguntó Jaehyo.- Como se infecten dolerán más, te lo aseguro.

-Luego, puedo aguantar.

-Tú mismo.-se encogió de hombros, pero ambos pudieron ver cómo el cabo que pasaba por las manos de Yukwon salía ligeramente manchado de sangre.- Anda, no es azul…-le sonrió, pero no fue con sorna, sino con afecto.

Siguieron un rato en silencio, hasta que Taeil se descolgó de una de las vergas  y bajó por una escala con sorprendente agilidad. Yukwon se le quedó mirando. Ya sabía qué iba a hacer cuando no pudiera dormir.

-Oye…he estado pensando. Para querer venirte a este barco, realmente tenías que sentirte enjaulado allí.-el príncipe asintió.- ¿Cómo era? Quiero decir…¿No salías?

-No salía y nadie entraba. Nunca he ido a una escuela. Toda la educación era en casa y con un profesor particular. Al principio sí que estaba con mi hermano, pero después de los primeros meses no, porque él es mayor que yo y ya me había acostumbrado a lo que era ir a clase. Por llamarlo de alguna forma. Pero eso de ir con amigos a clase, jugar con ellos fuera…No. Nunca. Bueno, hay una clase que sí tenía con mi hermano, la de lucha. Me batía con él en esgrima, krav maga…

-¡Para el carro! ¿¡Krav maga!? ¿¡Para qué quiere un príncipe saber krav maga!?-Taeil notó que Jaehyo lo miraba curioso.- Este chaval, amigo mío, es una máquina de matar.

Entonces miró a Yukwon de arriba a abajo, quien se encogió de hombros.

-Por seguridad. Por si algún día intentan matarme o secuestrarme.

-Nosotros lo hicimos, en un principio.

-Ya, pero me dejé un poco y tampoco soy un experto.

Taeil y Jaehyo se miraron, con una pequeña y malvada sonrisa.

-Voy a por él.-el bajo echó a correr hacia dentro de la nave.

-¿A dónde va?-preguntó Yukwon.

-Vamos a entretenernos un rato.

Antes de que se pudiera dar cuenta estaba en mitad de cubierta, rodeado por el resto y enfrente tenía a Minhyuk.

-¡Queremos ver un combate!-gritaba P.O

-Ay Dios…-susurró Yukwon.

-He aprendido en la calle y en bares, pero sé defenderme.-aseguró el otro con una sonrisa de autosuficiencia.

-No creo que esto nos ayude a entablar relación.

-¡Al contrario!-Kyung estaba entre el público, por supuesto.- Es sólo un combate entre amigos.

Yukwon iba a rechistar de nuevo, pero Minhyuk se le lanzó encima. No le fue difícil esquivarlo porque cargó con demasiada fuerza, así que no le dio tiempo a cambiar de dirección.

-No, enserio. No creo que sea-…-pero no pudo terminar su frase, ya que un gancho del otro le alcanzó la mandíbula.

Todos se quedaron expectantes, atentos a la reacción del príncipe, quien aflojó la mandíbula para comprobar la dureza del golpe. Minhyuk intentó atestarle otro puñetazo, pero Yukwon se movió para que le diera en el hombro y así el impacto fuera menor, dándole opción a tomarle de la muñeca y propinarle un certero golpe con dos dedos en la parte interna del codo; aprovechó que se encogió por el dolor para cogerle del hombro, retorcerle la muñeca y empujarlo contra el suelo. Se separó de él, con intención de que fuera suficiente. Pero, oh no. Minhyuk se puso en pie y volvió a golpearle en el lado izquierdo, esta vez en las costillas. Yukwon se dobló sobre sí mismo sin ni siquiera pensarlo, por el puñetazo; aprovechó entonces y agarró al otro del brazo, una vez más, y tiró de él, girándolo hacia el costado derecho y haciéndolo caer al suelo. Sin soltar su brazo, le puso una rodilla en la espalda, inmovilizándolo.

-Ahora un golpe en la cabeza y ya está.-le soltó y se puso en pie, alejándose.

Pero el otro era pirata, no era su primera pelea, no iba a rendirse tan fácil. Se abalanzó sobre Yukwon, quien, harto ya, lo tomó otra vez del brazo y del hombro y de un rápido salto enganchó su cuello con las piernas, cayendo sobre su propia espalda y tirando al otro consigo. Giró sobre sí mismo, sin soltar el cuello de Minhyuk y paró justo antes de poder partirle el brazo. Se puso en pie de nuevo. Esta vez, con la respiración pesada, se quedó esperando el siguiente ataque.

-Joder macho…Dame cuartelillo.-le pidió el otro.

Pero todos sabían quién había ganado la pelea. Yukwon se llevó la mano al costillar en el momento que todos empezaron a aplaudirles y acercarse a ellos.

-Lo que te faltaba ¿eh, príncipe?-alguien le tomó de la muñeca, haciéndole voltear la mano. Miró y era el capitán.- Primero las manos y ahora la mandíbula y las costillas.

No obstante Yukwon sonrió al pensar en ello. Le había gustado. Llevaba tiempo sin entrenar y aquello casi se había sentido como un juego. Los golpes le parecieron incluso dulces.

-Bueno, creo que he dado un buen espectáculo.

-Sí, pero con esto infectado me vas a servir de aún menos. Venga, chicos, como descanso ha estado bien. Me lo llevo a curarle las manos de cachemir. –le sonrió son sorna y el príncipe no pudo evitar fruncir el ceño.

Fueron hasta uno de los baños –comodidades que ganaron con el avance de la tecnología, que prácticamente hacía de las naves casas flotantes- donde estaba el botiquín de primeros auxilios.

-Lávatelas primero.

-Sí, capitán.

-Me hubiera venido mejor un médico o similar ¿sabes, príncipe?-le dijo, mientras abría unas gasas.

-Lo sé, capitán.-prestaba atención a sus manos y a lo que le dolían.

-Pero rechístame o algo.

-Sí, capitán.

-Se está rifando una hostia y tienes todos los boletos.-dejó la pomada cicatrizante de un golpe en el lavabo y con una toalla le secó las manos, dando suaves golpes, pero sin tener ninguna piedad con las heridas.- Voltéalas.

Yukwon estuvo con las palmas hacia arriba, sobre el desagüe, para que Zico pudiera verter desinfectante en las heridas. Respiró hondo y se mordió los labios, pero no emitió ningún sonido de dolor y menos frente al capitán. El alto guardó el bote de nuevo y se lavó las manos, prolongando la agonía del otro, que seguía inmóvil; sonriendo sutilmente, tomándose su tiempo con el jabón. Después de secarlas aplicó la pomada, que enseguida calmó el dolor, sobre las heridas. Yukwon respiró aliviado y el capitán colocó unas gasas, vendando después las manos.

-Ponte unos guantes o unos mitones para que no se muevan y para no hacerte más averías, príncipe. Que tus manos no están acostumbradas al trabajo.-dijo con una sonrisa que más bien era una mueca.

-Ya, lo sé. Gracias, capitán.

De momento aguantaría todos los comentarios de Zico, porque sabía que le estaba poniendo a prueba y no le culpaba. Una vez hubiera cruzado la frontera, en cambio, se daría el lujo de contestarle cuando lo considerara conveniente. Aunque hubiera tenido el detalle de ayudarle con las heridas, estaba seguro que era para humillarlo un poco más, ya que podría haberlo hecho él más tarde.

-Podría haberlo hecho yo…-no obstante murmuró.

Zico alzó la mirada, estaba guardando las cosas.

-Es verdad. Es sólo que me ha parecido que lo has hecho muy bien arriba.

-Gracias, capitán.- esta vez lo dijo de corazón, con una pequeña reverencia.

-Y se me ha ocurrido cómo puedes sernos útil…-sonrió como un lobo.- Así que tengo que cuidar esas manos tuyas.

-¿En qué piensas, capitán?-su curiosidad le pudo.

-Peleas callejeras con apuestas. Puede que me hagas ganar dinero después de todo.

-Pero no soy el mejor luchador, ni mucho menos. Si me encuentro a alguien que también sepa luchar no puedo asegurarte una victoria.

-¿Quién ha hablado de que ganes todo el rato? A mí me interesan las apuestas ¿O acaso crees que alguien apostará por un enclenque con cara de niño como tú cuando tu contrincante sea una mole que se dedica a eso? Pero por lo que sé y he podido ver del krav maga, ese será su punto débil ¿Me equivoco?

-No, capitán. Pero no me gusta pelear.

-No mientas, príncipe. He visto tus ojos después del primer puñetazo.-clavó su mirada en ellos.

Tan sólo fue capaz de aguantarle la mirada unos segundos antes de observar sus vendadas manos.

-Es sólo que no me gustaría que la lucha fuera algo que me hace sentir vivo.

Zico guardó silencio unos instantes.

-Bueno.-le pasó un brazo por los hombros.- Entonces, tal vez una nave pirata no sea tu mejor opción.

-Es la única opción que se me ocurre.-seguía con la cabeza gacha.

-Probablemente no fue la lucha en sí, sino el chute de adrenalina. Prueba a colgarte y descolgarte de las vergas o por la borda, a ver qué pasa.

Yukwon sonrió ante el comentario y atesoró esos instantes de amabilidad por parte del capitán.

-La verdad es que tenía pensado hacerlo…Pero a la noche para que no me echaras la bronca.-admitió con una risa.

-A la noche se descansa, que luego no me rindes.-salieron al pasillo.

-Ya, claro, como que aquí todo el mundo duerme a las noches…-rodó los ojos.

-Calla y a tus cosas.-le alborotó el pelo y lo empujó hacia cubierta mientras él se dirigió a su camarote.

Siguió con las actividades típicas del barco, aunque la mayoría las hacían por pasar el tiempo, porque con el renovado diseño de los navíos no se necesitaban las velas, por ejemplo. Escuchó los consejos de Taeil para andar por el barco como si fuera un trapecista y se brindó unos momentos de silencio, sentado en la escala de la toldilla, en la popa, como si fuera un columpio. Observó el agua bajo sus pies, haciendo ondas según pasaba el barco, y disfrutó de los rayos del sol en el rostro.

-Mañana a esta hora estaremos ya en la frontera…-era la voz de Kyung que le hablaba desde arriba.

Sintió que el estómago se le encogía y no era por el balanceo.

-Bien, gracias.

El olor a mar le era nuevo, no le recordaba a nada que hubiera vivido antes, y decidió hacerlo suyo. Lo relacionaría con la libertad y con el trabajo duro, que parecían conceptos contrapuestos, pero en su mente encajaban perfectamente.

-Kyung ¿Cómo es viajar por el espacio en una nave de estas?

-Frío y silencioso. Aquí se oye el murmullo del agua o el viento, y ni te cuento cuando hay tormenta, pero allí arriba…-miró al cielo.- Nada de nada. De vez en cuando está bien, pero el silencio hace que tus pensamientos se oigan más altos. Supongo que no es un entorno agradable para todo el mundo.

Aun así Yukwon no podía esperar a estar allí fuera y explorar nuevos mundos. Tenía su escapatoria tan cerca, al alcance de la mano, que la espera se le estaba haciendo eterna por muy corta que fuera en realidad.

-No me acostumbro a que seas un príncipe…Pareces tan normal.

-¿Qué esperabas?-rió y Kyung se encogió de hombros.

-No sé…Que alguien como tú deslumbrara. Ni brillas ni hueles a perfume caro.

Se carcajeó con tanta fuerza que casi cayó al agua. A escasos metros de él estaba la ventana del camarote del capitán y su risa hizo que Zico levantara la vista de la pantalla.

-Creo que ese es el problema, que no eres el único que me tiene en alta consideración automáticamente sólo por mi linaje.

-Mira, tenemos que curarte esa habla que tienes.

-¿Te incomoda?

-Me hace querer ducharme y tomar té.

Yukwon volvió a echarse a reír y Zico, en su camarote, intentó no hacer lo mismo, cubriéndose el rostro por la estupidez de su mejor amigo.

 

Cuando quiso dormir aquella noche descubrió que estaba tan cansado que le dolía todo el cuerpo, al día siguiente casi seguro que no podría moverse en condiciones y le preocupó el asunto del barril. Se mordió el labio e intentó seguir durmiendo o al menos descansar, recostado sobre su lado derecho, por culpa de la pelea. Estupenda idea la que tuvieron, así seguro que le facilitaría el colarse dentro del tonel. Y no se había mirado al espejo en todo el día, pero apostaba a que tenía un moratón también en la mandíbula. Era consciente de que debería dormir, pero salió de su cama y fue a cubierta. Se quedó mirando al mar, negro como la boca de un lobo, salvo por unos brillos de luna. Pensó en la inmensidad que había bajo sus pies y sobre su cabeza; y también miró al horizonte, pero no se veía nada. La brisa le mecía algunos mechones de pelo, Minhyuk tenía razón, hacía frío ahora que no estaba el sol en lo alto.

-¿No puedes dormir si no es en tu cama, príncipe?

La voz del capitán le hizo dar un respingo y llevarse una mano al pecho.

-Me has asustado, otra vez…

-Sí, eso ya lo veo. –se apoyó a su lado en el borde de la nave. Sus ojos miraron el paisaje, ligeramente entrecerrados por su ceño fruncido.

-Me duele todo el cuerpo y eso no me deja dormir ¿Y tú qué haces aquí?

-Estoy nervioso por tu culpa.

Yukwon no necesitó preguntar el porqué de eso. No iba a reprocharle su actitud, con su llegada había visto peligrar todo lo que había conseguido hasta entonces.

-¿Alguna idea para llamar al sueño, capitán?

-Desde luego, quedarse aquí no nos hará dormirnos.

Yukwon se encogió sobre sí mismo, para guardar algo de calor.

-Tendré que buscarme ropa más abrigada si voy a quedarme por aquí…

-Pues ya estás atracando una tienda o algo, porque yo no pienso darte dinero para eso, príncipe.-se giró, dando la espalda al mar, apoyado en sus codos y cerrando los ojos.

-Tampoco te lo he pedido.

Zico sonrió de lado.

-Demuéstrame cuánto quieres quedarte. Hazlo bien mañana.

-No tenía pensado fallaros.

-Así me gusta.-le dijo tras unos segundos.

 

Notas finales:

¡Nos leemos!


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