Capítulo 2
---…Así que… ¿me sacaste del trabajo para una pendejada así?--- Crocodile ya había pasado el límite de paciencia hace mucho, de paso decir que él ni siquiera quería ir ahí, pero los ruegos del flamenco asegurándole que iba a ser genial salir un viernes temprano y tomarse un descanso, le ganó.
---Vamos, Croco-chan. Sea verdad o no seguro que nos vamos a divertiiiir~ Como cuando éramos adolescentes y jugábamos a la mamáaa y al papáaa~…---- el de la cicatriz sobre su nariz le dio un fuerte golpe en la cabeza.
---¡¿Qué flashás, idiota?! ¡Eso nunca pasó! Además, ¡¿qué tiene que ver eso?!---
---¿Cómo que nunca pasó? Si yo era el papá que volvía a casa cansado del trabajo y vos eras la mamá que me esperaba cachonda después de cocinarme mi comida favorita…--- otro golpe.
---¡Te dije que te callaras, mierda!---
---¡Aayyy, Croco-chan! ¿Por qué te enojas? si es más o menos lo que hacemos ahora--- enfurecido, Crocodile entro a la camioneta dando un portazo. ---Bueno, ya terminamos nuestra escenita. Podes seguir, Shanks-chan.--- el chillón cedió la palabra sobándose los golpes.
---Bueno, lo primero que hay que hacer…--- había empezado, pero Mihawk lo cortó.
---Es ir a la “mansión” a ver si sí hay una caja fuerte que abrir--- incluso Crocodile lo veía extraño desde el auto. ¿Olía a que alguien quería aventura? ---¿Qué? ¿Qué sentido tiene una historia si no tiene argumento?--- se defendió.
---No, no, no, no, no, Mihi--- regañaba descaradamente Luffy, que hacía un ademán negativo con el dedo índice al tiempo que negaba con la cabeza como si estuviera retando a un nene chiquito. ---Una aventura es una aventura, no importa si tiene o no eso que dijiste.--- sentenció. Los presentes quedaron viéndolo aún más extrañados.
---¿Cómo me llamaste, mocoso?--- el vampiro ya estaba rojo de furia, más por la acción que por lo que había dicho. Shanks le hacía señas negativas al enano para que no conteste… Señas que Luffy, obviamente, no comprendió.
---Mihi. ¿Por qué? Shanks siempre te dice así, ¿no, Shanks? Shishishishi~--- el pelirrojo se sobresaltó al ver la expresión del ojimiel que giró torcidamente para verlo con su más temible gesto.
---No es lo que parece…--- trató de defenderse nervioso.
---Sí, y así se me fueron dos días de grabación: uno y medio con la explicación de Akagami-ya y lo que sobra con su numerito…--- al ojeroso parecía importarle otras cosas.
-- -¡Uy, qué exagerado…!--- pensó en voz alta Kid, ganándose el odio del otro.
---Bien, --– tomó la palabra Marco. –--primero vamos a la mansión a verificar si sí hay “una-caja-fuerte-para-que-la-historia-tenga-argumento”…--- mirando a Mihawk. ---y después vamos por la aventura.--- mirando a Luffy. ---¿Qué les parece?---
Al estar todos de acuerdo se separaron en dos grupos: los que cuidaban las cosas, o mejor dicho, los que no querían ir a encontrar el argumento porque tenían toda la paja; y los que fueron a la mansión. Los que fueron a la mansión eran: Mihawk (para comprobar con sus propios ojos el “argumento”, no vaya a ser que estos idiotas le chamuyen), Shanks, Doflamingo, Zoro, Marco, Sanji, Ace, Law (por obligación, ya que él tenía la cámara) y, obviamente, Luffy. El resto se quedó a hacer flojera, según el futuro cirujano.
Doflamingo había entrado en un dilema: quería que su cocodrilo fuera con él pero el otro estaba muy enojado de verdad y él tenía mucha curiosidad por ver la mansión, así que tuvo que decidir entre quedarse o marcharse. Eligió dejar descansar un poco su pasión e ir solo.
Mientras el grupito se fue a la mansión, los que se quedaron también se separaron. El cocodrilo y Humitos se quedaron descansando de verdad dentro de la camioneta, mientras que Kid daba vueltas por las cercanías. Bueno, con el bosque enjaulado no podía ir muy lejos…
X
No era mucha la distancia del punto de encuentro, donde se encontraban los vehículos, a la mansión por lo que resolvieron ir caminando.
En el transcurso, Luffy iba delante de todos corriendo una extraña cosa que se arrastraba, hasta que Marco advirtió que era una víbora haciendo que Ace se turbara. Éste alcanzó al menor para sermonearlo por lo peligroso que era lo que estaba haciendo.
---Tranquilo, Ace. Ya no es un niño, sabe que si la agarra lo va a morder.--- el fénix se acercó al pecoso para tranquilizarlo.
---Sí, ya sé, pero es que a veces es muy descuidado.--- Marco lo agarró de la mano para seguir caminando. Sobra decir que después de hacer morritos el enano salió corriendo tras lo primero que se llevó su atención.
Más atrás, Sanji ya había encendido un cigarro. Ofreciéndoles a los mayores, aunque estos se negaron.
---No deberías fumar siendo tan chico--- comentó el flamenco.
---¿No tenés ni la más mínima idea de lo que es el libre albedrío, no?--- contestó tajante. Era sabido que el rubio menor odiaba al otro. ¿La razón? La respuesta a esa pregunta era otra pregunta: ¿por qué carajos no podía ser un hermano normal? Sí, ellos eran hermanos. De diferente madre pero hermanos.
---Fufufuf~ Yo sólo decía, vas a terminar como Humitos-chan si seguís así…--- se encogió de hombros con una sonrisa y se adelantó con las manos en los bolsillos.
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En el punto de encuentro, Smoker estornudó fuertemente, acto que sobresaltó al hombre que estaba acostado en la parte de atrás.
---¿Salud?--- preguntó con curiosidad incorporándose. Nunca había escuchado a alguien estornudar así.
---Gracias… creo que alguien está hablando de mí…---
---Sí, debe ser…--- el cocodrilo volvió a recostarse poniéndose de costado con sus manos bajo un lado de su cabeza, meditando. Smoker, por su parte, bajó del vehículo para llegar al otro. Tras revisar y revolver durante media hora encontró lo que buscaba: el juego de mate y el termo con agua caliente. Regresó a la camioneta y se lo mostró al cocodrilo, este esbozó una sonrisa.
---Me leíste la mente.--- comentó agarrando el juego y volcando la yerba en el mate.
Se había hecho un tiempo de silencio en el que Crocodile preparaba las cosas y el otro miraba por la ventana, hasta que el azabache habló.
---¿Qué vas a hacer con Luffy?--- el otro tardó en contestar, lo había tomado por sorpresa.
---¿Qué querés que haga? Todavía es menor, por lo menos le saco diez años…--- un amargo sabor invadió su boca. Se llevó una mano a la cara tapándose los ojos y masajeándose las sienes en lo que hacía un claro gesto de resignación y respiraba profundo.
---Pero lo amás, ¿o no?--- detuvo lo que estaba haciendo y lo miró. ---No puedo imaginar que esté con otra persona que no seas vos…--- dejó que el otro se tranquilizara un poco y retomó el trabajo. Escuchó un suspiro y vio como se acomodaba en el asiento del copiloto volteándose.
---No voy a dejar que alguien que no sea yo lo toque.--- dignándose a mirar a los ojos al cocodrilo siguió. ---Posta que hoy se lo digo.--- decretó.
---¡Hahahahaha! ¡Calmate, bro! No es necesario que te apures. Sólo me sorprende que aún no lo hayas hecho.--- le dedicó una gesto de complicidad sirviéndole el mate.
---¿Eh? ¿Qué decís? No sos el más indicado para decirme nada.--- agarró el mate y lo sorbió. El rostro de Crocodile cambió a uno serio.
---posta… por más nena que suene, estoy enojado con él y lo va pagar caro…---
---¡Hahahahha! Bué, ¿por qué así? ¡Pobre flamenco! ¡Él que se desvive por vos y vos que lo haces sufrir!--- olvidando el asunto Luffy por un momento se dedicó a distraerse a costa del otro.
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---¡Achú! ¡Salud, gracias!--- ya habían llegado al gran portón de la mansión cuando el extravagante estornudó. Los que lo rodeaban lo miraron raro.
---¿No estás grande para hacer eso?--- preguntó el Marimo.
---¿Eh? Yo también digo eso cuando estornudo…--- comentó Shanks. A los otros se les resbaló una gotita detrás de sus cabezas.
El ruido de las grandes rejas abriéndose solas los sacó de sus pensamientos.
---oh…--- la profunda exclamación de sorpresa salió de Mihawk. Los demás sólo se quedaron mirando el enrejado.
---¡Bueno, entren, mierdas!--- gritó Sanji, que iba atrás de todo.
Entraron a paso lento, con precaución. ¿Qué clase de reja se abría sola? Siguieron por el caminito deteniéndose a observar la mansión. Habían tenido la sensación de que era más grande, pero sólo tenía dos pisos y en el frente se alcanzaba a ver tres enormes ventanales, subdivididos en cinco ventanas cada uno, una abajo y dos arriba.
Cuando se hallaron frente a la puerta doble de madera maciza, degradada por el tiempo, Marco fue el valiente en tomar el picaporte derecho para abrirla. La puerta no quería dar paso, por lo que tuvo que aplicar todo su peso en la maniobra, consiguiendo un casi resbalón al fin abrirla.
Una vez dentro de la mansión un perturbador estremecimiento los envolvió. El raro de Doflamingo iba complacido con todo lo que lo rodeaba: después de cruzar la reja, que debía admitir que dio chucho cuando se abrió sola, vieron un jardín echado a perder e invadido por malas yerbas y plantas secas, una fuente inactiva entre las enredaderas, efigies de ángeles bebé, al fondo el bosque que rodeaba tétricamente la mansión, la puerta que tenía adornos de laureles en el contorno del marco y los picaportes de bronce; y, al entrar, ver la alfombra bordó sucia que llegaba hasta el fondo del pasillo, pasando el recibidor y llegando a lo que seguramente fue el living. A las paredes le faltaban partes de pintura y material. Las escaleras estaban maltratadas y negruzcas por la humedad. Arañas de velas gigantes de bronce y plata adornaban el techo. Y telarañas y arañas vivas también, dándole una imagen todavía más escalofriante.
---Escuchen…--- Dofla paró y miró hacia arriba.
---¿Q-qué es eso…?--- en algún momento el rubio menor se había aferrado fuertemente del brazo de Zoro. Este último no se percató de ello hasta que Luffy los señaló a los dos con el dedo y formó un corazón con las manos. El peliverde se puso como tomate, pero no alejó al rubiecito que iba con los ojos cerrados de miedo.
---Se oye como… ¿alguien llorando?--- dudó Law.
Shanks volteó y gritó, y de un salto llegó a los brazos de Mihi, sobresaltando a todos.
---¿Qué?!--- se alarmó el vampirito. El pelirrojo sólo señaló el techo: tres cuerpos blancos medio transparentes desaparecieron en dirección al segundo piso.
----…---- se quedaron mirando esa dirección en silencio, con cara de bobos hasta que la gritona voz de Luffy llamó desde el descanso de la escalera.
---¡Eu! ¡Miren, chicos! ¡Encontré a alguien! Es muy divertido~ shishishishi~--- ¿en qué momento ese enano había subido las escaleras? El Mugiwara ya había terminado de subir cuando Ace, como siempre, lo siguió preocupado, y este fue seguido a la vez por Marco a quien le parecían chistosos los problemas en los que se metían por el menor.
---¡¡Luffy!! ¡¡No corras!--- vió a su hermanito perderse en el pasillo al pisar el último escalón, al mismo tiempo la escalera tembló un poco y se empezó a derrumbar. Él llegó justo a agarrarse para evitar caer pero Marco no estaba ni cerca. ---¡Marco!--- angustiado, giró rápidamente buscando con la mirada al rubio. Al ver que se sostenía de la barandilla a medio quebrar de la escalera trató de ayudarlo. Estaba a punto de tocar la mano del otro cuando el grito del de sombrero de paja lo sacó del esfuerzo.
---¡¡Waaaaaa!! ¡¡Ace, ayudamee!! ¡No me quiere soltar!--- los chillidos de terror de Luffy lo confundieron dejándolo inmóvil. Calculando qué sería lo mejor: salvar a su hermano o ayudar a su amado.
Continuará…