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NO PUEDO Y NO QUIERO OLVIDARTE... por karimYS

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Notas del capitulo:

Mil disculpas por la demora... espero que les guste el cap... en verdad la historia es muy bonita pero creo que no esta quedando como la imagine... mmm eso me pone triste... veo que no he recibido mas comentarios de nuevas lectoras... por otra parte agradezco muchisisisisiismo a las que me dejaron sus reviews-- GRacias....

mmm seguire pensando como reaccionara Saeng... por ahora se ve mas trama de la pareja MinJun y del puqueño bebe, aunque en uin principio no sabia que ellos aparecerian en mi historia pero ahora casi se han robado protagonismo de los primros caps... pero no desesperen las fans de la pareja HyunSaeng, ya prontito falta su consagrado amor... que sera tan bello y apasionado *lemonoso* XDXDXD  como la pareja...

Sin mas que decirles... espero sus ideas... y Kyucito pronto aparecera... asi que esperemoslo...

Saludos verdosos

CAPITULO XI

 

[Narración]

Hace 5 años… 2012

-  ¿Cuándo pensabas decirme que estaba casado y que mi esposo murió hace 3 meses? ¿Era otro de tus famosos planes, mamá? – la mirada del joven reflejaba el odio de haber sido engañado. – Y peor aún, mamá. – La exaltación podía denotarse a largas distancias, los labios totalmente fruncidos, el ceño profundo y el rostro sumamente enrojecido. - ¡¿CUÁNDO PENSABAS DECIRME QUE ESTABA ESPERANDO UN BEBÉ?!

-  Saengie, cariño. – la noble mujer había optado por reprimir enojo que ella misma sentía. – Cariño, yo. Yo sólo quería que no sufrieras. Todo esto, todo estaba mal desde un inicio. Jamás debiste involucrarte con este muchacho. ¡LO SABÍAS MUY BIEN! – la habitación era testigo del desfogue de ambas formas de pensar. El amor infinito de parte de una madre. Un amor fraternal el que solo una madre sería capaz de sentir hacia un hijo. Y por otro lado el amor pasional de un joven hacia el que había sido el  primer amor en su vida.

-  Jamás te creí capaz de hacer todo esto. – una sonrisa ladina y estrecha acompañaba el semblante del joven adolorido. – Pero, claro. Lo hiciste una vez. Podrías haberlo hecho una vez más.

-  Deja de decir eso. Te recuerdo Young Saeng, que sigues siendo mi hijo. Vives en mi casa.  Y aún dependes de mí. – respondía suave pero a la vez determinante. Queriendo ser dueña de la situación.

-  Ya no lo era más. Me fui a vivir con Hyun, muy lejos de ti. – aún con el dolor poseyendo aquel frágil cuerpo. Había pronunciado aquellas palabras dolorosas. – Te odio. – era casi un murmullo. Un suave pero entendible murmullo. – Te odio. ¡Y JAMÁS TE PERDONARÉ LO QUE INTENTASTE HACER! ¡LÁRGATE DE AQUÍ!

Sólo se había hecho presente el sonido de una puerta cerrándose, al no poder seguir escuchando las palabras más crueles en este mundo, aquella mujer había optado por retirarse del lugar.

Sombrío.

Dolor.

¿Amor?

Ello ya no era un hogar.

Horas antes…

 

El joven  menor  de la familia Heo, no poseía otra alternativa, solo esperaba que la reacción  de su madre sea la que él esperaba.

Una increíble historia.

Muy, increíble historia.

-   Mamá, yo… yo estoy. Estoy esperando un hijo – ¿Lloraba? Sí. Debía hacerlo. Kevin le había recomendado hacerlo. Debía ser lo más creíble posible.

-  ¿Qué? – el asombro había despertado el asombro de la madre Heo.

-  Mamá… fue horrible… -  se había lanzado a las piernas de su progenitora con el fin de sujetarlas  como si su vida dependiera de ello, había restregado miles  de veces  su rostro en aquel suave regazo.  -  Mamá. Yo, yo no puedo con este dolor.  – continuaba llorando mientras narraba la increíble historia. -  Sé  que debía decírtelo antes pero. Me violaron. –¡Increíble historia!

-  ¿Qué fue lo que pasó? ¿Dónde? ¿Conoces a la persona que lo hizo? Junnie, cariño. Dime. Tranquilízate. – la angustia había ocupado la mirada de la madre. La preocupación por el daño que había recibido su pequeño hijo.

-  Mamá. Yo, yo. – Debía continuar. – Fue… fue Jung Min.

-  ¿Jung Min? – incredulidad, asombro. Ninguno de ellos podía describir el rostro de aquella mujer.

-  Sí mamá. Fue él. – después de todo, no era mentira, sólo la situación era diferente.

-  Cariño. – mencionaba mientras soltaba el más pesado suspiro que podía emitir aquel frágil cuerpo. – Soy  tu madre. – de pronto se encontraba abrazando a su pequeño hijo junto a ella. - ¿A esto te referías Jung Min? – quizás el miedo y nerviosismo de la situación no le había permitido poder visualizar la figura que se encontraba apoyada a un costado de la enorme habitación.

-  Sabía qué harías algo así. Pero decir que te ¿Violé? Es, ¿en serio, Hyung Jun? – Jung Min por fin se había develado de cuerpo completo frente a la escena familiar. – Sí que debe gustarte mucho esas novelas tuyas. – era impresionante la tranquilidad que caracterizaba al muchacho de cabello castaño aquella noche. Muy tranquila actitud.

-  Mi amor. No me creas tonta. Conozco lo que sientes por Jung Min. – intentaba disculparse la mayor de ellos. – En verdad lo siento. Siento demasiado por lo que te hice pasar en este tiempo. – aún con las manos sujetando las de su hijo. -  Jung Min. – suspiraba quedamente. - Me pidió tu mano. Él se casará contigo.

La voz del joven Heo se había atascado en lo más profundo de su ser. No soltaba ningún tipo de respiración. Aunque pareciera increíble.

-  Aunque creas que soy de lo peor. – Había respondido el castaño.

Aquella situación era apremiante, vergonzosa. Muy vergonzosa.

Y lo que vendría después, sería demasiado para ellos.

Las amistades eran lo más importante en la vida de un joven, anhelante de información, vida social. Amores juveniles y todo ello que involucraba la adolescencia.

Ello había sucedido.

Hong Ki, había sido el mejor amigo de Young Saeng, buena postura, belleza desbordante y una peculiar astucia que lo había llevado a formar parte de los ganadores de becas del año pasado. Young Saeng tenía todas las mismas facultades para ello, solo que el hecho de haberse casado y los planes de formar una familia habían impedido aquel logro universitario. De hecho Young Saeng no lo había sentido lo más terrible del mundo. Amaba a Hyun Joong y ello era todo lo que necesita. Era el oxígeno que debía respirar. El sueño perturbador de tus noches. Todo ello y más significaba Hyun para él.

Había despedido a su amigo hacia casi medio año para reconfortante beca universitaria.

La vida universitaria que había llevado Hong Ki lo había desconectado de su mejor amigo, el desconocía de todo lo que había acontecido.

El matrimonio de Hyun  Joong y Young Saeng.

La muerte de Hyun Joong.

La amnesia de Young Saeng.

El embarazo de Young Saeng.

Todo ello era desconocido para el bello Hong Ki, quién llegaba luego del extenuante semestre del cual había sido participe.

Era obvio que al llegar se enteraría de la situación que había consumido la vida de su mejor amigo, y como tal sentía que debía reconfortarlo. Pedir perdón por no haber estado junto a él en aquél doloroso momento.

Sin embargo nunca pudo imaginar lo que desencadenaría luego.

Y es que Young Saeng sabría la verdad de lo que había ocurrido.

El timbre de la puerta una vez más era presionado con muchas ansias y desesperación. Esta vez el protagonista era una joven de fina complexión, cabellos rubios como los rayos solares. Y un bello rostro. Que había cautivado a más de una en cualquier situación.

- ¡Mamá! ¡Están tocando el timbre! ¡Ah! ¿No hay nadie? ¡Ya voy! – el sonido de tan extenuante ruido había despertado al joven embarazado, quien era víctima de los constantes malestares que producía su estado. - ¡Demonios! ¿Quién será? – soltaba un leve bostezo. – Tengo muchísimo sueño. –se dirigía hacia la puerta, sin sospechar que al verlo recordaría quien era.

-  ¡Cariño! ¿Cómo has estado? – el rubio no había demorado en plantarle un buen abrazo, un abrazo de hermandad y cariño fraternal. Y como no serlo, habían sido amigos desde que empezaron  a caminar. - ¡Te extrañé!

El joven castaño solo podía ser receptor de tan abrupto abrazo, los rostros que él veía a diario aún le eran desconocidos y este le era aún más.

-  ¿Di-disculpa? ¿Te conozco? – pregunta dolorosa para quien había sido su mejor amigo.

-  Saengie, cariño. – se había deshecho del abrazo, ahora sostenía los brazos del castaño aun lado, temiendo que se alejara. – lamento tanto no haber estado aquí contigo. – había ignorado las preguntas anteriores.

-  No te estoy entendiendo. – su rostro reflejaba la incógnita ante aquella pregunta. - ¿Me conoces?

-  Mira, sé que estás enojado porque no pude llamarte, pero pretender que no me conoces. Mira que es muy de mal gusto, amigo. – al parecer el joven rubio se encontraba algo irritado. Irritación que fue descartada por Saengie, que no entendía nada de lo que el menor decía.

-  No, no eso. Es solo que, no puedo entender nada de lo que me dices.

-  Cariño. Lo lamento tanto. – suspiraba quedamente. – Siento no haber estado contigo. En cuanto me enteré vine a verte. – sujetaba cariñosamente las manos del castaño. – Comprendo que debes extrañar a Hyun. Todos lo haremos.

Tan solo había bastado el mencionar un nombre.

Un corto sobrenombre en realidad para que en la memoria de Young Saeng se colmara de recuerdos innatos. Febriles caricias. Te amos sinceros.

Un amor imposible.

Un amor que salió adelante a pesar de la diferencia de edad que llevaban.

Como la condena hacia una triste y desventurada alma rumbo a cumplir una condena.

Aquella era la misma sensación que caracterizaba aquel amor.

Un amor que a pesar de haber perdido a uno de sus protagonistas aún se mantenían fuerte como el primer día de la declaración.

-  ¿Qué dijiste? – la incredulidad de tan sonora palabra ‘Hyun’ hacía eco en sus pensamientos. - ¿Hyun?

-  Saengie, ¿Te sucede algo? Cariño. Respóndeme.

¿Cómo había sido capaz de haberlo olvidado?

¿Cómo podría definirse asimismo si lo olvidó?

¿Qué clase de amante se consideraba?

¿Amante?

Claro que no.

Esposo. ¡Maldición! Estaba casado.

¿Qué clase de esposo era? El peor del mundo, de ello no cabía la duda.

-  Hyun… - sus labios de pronto había cogido el color acido de una cereza cerca  la putrefacción. Así se consideraba. - …Hyun… - aquello era grave. Demasiado.

5 meses se habían cumplido. Y era tiempo de que el hijo mayor de los Heo, supiera la verdad.

Así seria.

 


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